En la Huerta cuento_poroto

Anuncio
En la Huerta cuento
13/1/04
16:43
Página 22
Poroto corrió hacia su mamá. Quería decirle algo muy importante.
“¡Mamá, mamá!”, gritó Poroto.
Mamá Poroto estaba demasiado ocupada para escucharlo. Estaba
preparando a Porotito para la siesta.
“Ahora no, Poroto, ven más tarde”.
“¡Pero mamá, es muy importante!”,
dijo Poroto. “Estoy segura
de que puede esperar”,
respondió su madre. Poroto
bajó la cabeza, triste y
se fue. “Porotito es más
importante que yo.
Mamá nunca me hace caso”, pensó. Poroto se sentía triste y enojado.
22
En la Huerta cuento
13/1/04
16:43
Página 23
“Haré que me eche de menos. Me voy a escapar de la casa”, pensó.
“Me llevaré a Samuel conmigo y me voy a ir a la casa de Haba”.
Samuel era el pez rojo de Poroto.
Poroto no se iría nunca sin él.
Poroto estaba seguro de que
todo sería diferente en casa de
Haba. La mamá de Haba era
muy buena con él y
escuchaba todas sus historias.
Sin embargo, al poco rato de estar en
casa de Haba, Poroto empezó a
sentirse mal. Todo lo que había en
casa de Haba era mucho más grande
que en la suya.
La silla donde estaba sentado era
demasiado grande y la mesa
demasiado alta.
23
En la Huerta cuento
13/1/04
16:43
Página 24
Entonces, después de la comida, Poroto pidió una galleta.
“No comemos galletas después de la comida”, dijo mamá Haba.
“¡Oh!”, exclamó Poroto, que empezaba a
extrañar su casa. Echaba de menos a su
mamá y a su papá. Incluso echaba de menos
a Porotito.
“Va a ser la hora de acostarse”,
dijo mamá Haba. “Vas a tener tu
propia pieza”. “No, gracias. Creo que
voy a volver a mi casa”, dijo Poroto.
“¿Por qué?”, preguntó Haba, sorprendida.
“A Samuel no le gusta estar aquí”, respondió Poroto, echándole la culpa
a su pez. Poco tiempo después, Poroto tomó el camino a su casa.
“En mi casa no se está tan mal, después de todo”, pensó. Cuando llegó a
la puerta, su madre lo estaba esperando. “Es muy tarde”, le dijo. “¿Dónde
estuviste?” .
“Sólo fuí a la casa de Haba”,
dijo Poroto. Mamá Poroto sabía
que Poroto había querido
escaparse y estaba bastante enojada.
“Bueno, de ahora en adelante me
tienes que decir a dónde vas a ir y
a qué hora vas a volver”. “De acuerdo”,
dijo Poroto, que había empezado a llorar.
Mamá Poroto lo abrazó. “Estoy contenta de que hayas vuelto”, dijo.
“Entra a casa y te daré una galleta”.
24
Descargar