ciudades, pueblos y ordenación del territorio en la provincia de cádiz.

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I Congreso de Ciencia Regional de Andalucía: Andalucía en el umbral del siglo XXI
PONENCIA
CIUDADES, PUEBLOS Y ORDENACIÓN DEL TERRITORIO EN LA
PROVINCIA DE CÁDIZ.
JUAN MANUEL SUÁREZ JAPÓN
Universidad de Cádiz
Contrariamente a lo que pudiera pensarse, la Ordenación del Territorio no es aún una disciplina con la
suficiente precisión terminológica o conceptual, ni tampoco una práctica político-planificadora que sea
comúnmente entendida y aplicada. Cierto es que el término alude claramente a formas de percibir y de
gestionar la realidad territorial y a la contrastada capacidad del hombre para intervenir, alterar o
componer con sus decisiones los rasgos básicos que componen esa misma realidad. Pero también es
notorio el hecho de que "como en otras materias que tienen propósitos comprehensivos o globalizadores,
es frecuente el uso ambiguo de grandes palabras y de expresiones ampulosas con escasa significación
real"(Zoido,1996).
No obstante, debemos constatar cómo desde mediada la década de los años ochenta el conjunto de las
preocupaciones sobre la Ordenación del Territorio han avanzado extraordinariamente, tanto en el seno de
los planteamientos de aquellas disciplinas que tienen al territorio como el referente esencial de sus
elaboraciones, como también en el apartado de las acciones institucionales, responsables e impulsoras de
iniciativas que por su proyección en hechos de incidencia territorial devienen en factores básicos para la
comprensión de sus dinámicas y problemas.
Es así mismo importante señalar -siquiera sea en el marco de estas breves reflexiones introductoriascómo la aparición y, en su caso, el afianzamiento de los niveles políticos y de gestión de ámbito regional,
especialmente en el seno de la Unión Europea, han constituido un impulso decisivo para el actual
desarrollo de los planteamientos de la Ordenación del Territorio (Hildebrand, 1996) y por ello mismo en
su incorporación al corpus temático de aquellas disciplinas que se ocupan de los análisis territoriales en
este referente que es, precisamente, la adecuada escala regional y en las que se incluyen desde las
cuestiones relacionadas con la planificación física hasta los planteamientos de orden económico. En
efecto, "son cada vez mas las regiones que consideran como una de las expresiones mas genuinas de su
autonomía política su potestad en materia de desarrollo regional y Ordenación del Territorio para
diseñar, a través de políticas propias, el modelo de desarrollo territorial y económico del espacio
regional"(Hildebrand,96).
Los reconocidos avances que vienen produciéndose, como ya se ha señalado, no excluyen del propio
concepto de Ordenación del Territorio elementos de complejidad y ambivalentes contenidos, derivados,
entre otras cosas, de que, como ya recogía la Carta Europea de Ordenación del Territorio (CEMAT.
Torremolinos (Málaga),1983), se trata a un tiempo de "una disciplina científica, una técnica
administrativa y una práctica política". La Ordenación del Territorio es, por tanto, tanto un adecuado
enfoque y una certera manera de conocer e interpretar la realidad territorial de un modo sistémico, cuyos
elementos -especialmente aquellos dotados de una mayor capacidad estructurante- están solidariamente
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PONENCIA
interconectados, como, por ello mismo, y desde esta misma visión sistémica de la realidad territorial, una
vía eficaz e insustituible para intervenir, desde la planificación y la gestión, en la misma. Es por ello que
aceptamos a Hildebrand cuando insiste en que "la tarea de la Ordenación del Territorio consiste en
establecer una serie de criterios territoriales para las políticas de incidencia territorial... ...para
conseguir que las actividades humanas se desarrollen de manera ordenada, coordinada y
compatibilizadas" (Hildebrand,96,33).
Y en evidente que en la práctica estos criterios se han de aplicar sobretodo a aquellos elementos del
sistema territorial que contengan una mayor capacidad y potencialidad estructurante, como ya hemos
varias veces indicado. Así pues, el análisis de cualquier realidad espacial o geográfica, desde esta
perspectiva de la Ordenación del Territorio, requerirá primariamente obtener un adecuado conocimiento
de cuales son y cómo se configuran estos referidos elementos estructurantes, que esencialmente son a) el
Sistema de ciudades y de asentamientos de cada territorio; b) el Sistema de conexiones o tensiones
dinámicas que en el mismo se desarrolla, y que obviamente incluye los elementos del sistema
económico; y c) el creciente papel que como estructurante de los territorios juegan ya hoy los llamados
Sistemas ambientales, (especialmente referidos a las redes de Espacios Naturales Protegidos),
especialmente en la medida en que estas exigencias han ido incorporándose como componentes
conceptuales de lo que pudiéramos llamar el bienestar social, que es, no lo olvidemos, el objetivo final
buscado a través de estas políticas ordenadoras de la realidad.
Desde estas perspectivas parte esta ponencia, que ha de ceñirse ahora a la presentación, dentro del marco
espacial de la Provincia gaditana, de los rasgos de uno de estos elementos estructuradores de nuestra
realidad, a saber, el Sistema de Pueblos y Ciudades, su disposición espacial, el orden de sus relaciones y
dependencias mutuas, sus respectivas capacidades de articulación territorial, etc. Bien se entiende, sin
embargo, que la completa comprensión de los procesos de incidencia territorial en este espacio
provincial solo puede obtenerse con las aportaciones derivadas del estudio de los otros elementos
estructurantes, pero, como ya indicamos, esta ponencia va a centrarse en el análisis de solo uno de ellos.
LOS RASGOS DEL SISTEMA DE ASENTAMIENTOS EN LA PROVINCIA DE CÁDIZ.
De forma general el concepto de "asentamiento de población" puede entenderse de modos muy diversos,
aspecto éste que a su vez explica la existencia de una rica terminología para designarlos (pueblo, aldea,
caserío, entidad menor, etc.), cosa que mas viene a confundir que a aclarar, pues no siempre quedan
claras las citadas categorías geográfico-administrativas con las citadas designaciones. Esta cierta
confusión no impide destacar la claridad y generalidad con que se asocia el vocablo pueblo con la
presencia de un núcleo de poblamiento concentrado que, además, ostenta la cabecera del municipio, y a
éste como el elemento esencial y básico en la fragmentación administrativa del territorio.
Habría pues que comenzar este análisis del sistema de asentamientos de la provincia de Cádiz separando
estas dos primarias categorías, es decir, por un lado el mero asentamiento o núcleo de población, de
dimensiones variables, siempre considerados a partir de unos mínimos de concentración (Zoido, 1996) y
de otro, aquellos que poseen la cualidad derivada de ser las cabeceras administrativas del municipio, los
pueblos, en el sentido en que son comúnmente designados. Basándonos en los datos aportados por el
Nomenclátor correspondiente al año 1991,la provincia de Cádiz cuenta con un total de 178
asentamientos o núcleos de población, entendidos en el sentido amplio antes citado. A su vez, todos ellos
están distribuidos en 44 espacios municipales o términos, cifra ésta que resulta destacable en el sentido
de ofrecer para el espacio gaditano un grado de fragmentación notablemente inferior al que aparecen en
las demás provincias andaluzas. Esto, a su vez, nos explica la frecuencia en la provincia de diversos y
muy amplios términos municipales (Jerez de la Frontera, con mas de 1,100 klmts2, uno de los mayores
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de España, y Arcos de la Frontera, Jimena de la Frontera, Medina Sidonia, Alcalá de los Gazules todos
ellos con extensiones superiores a los 400 klmts.2), espacialmente ubicados en los territorios interiores
de las campiñas, hecho éste que, -como en tantos otros que tienen que ver con la organización territorialrequiere para su adecuada comprensión y explicación una detenida mirada retrospectiva al proceso de
instalación de los hombres sobre el espacio. De tales cuestiones me ocupé ya en otras ocasiones (Suárez
Japón,1991) y,así mismo, a tal efecto resultan del mayor interés las recientes investigaciones de Cabral
Chamorro (1995,1996) sobre las ocupaciones, roturaciones y repartimientos de tierras en el espacio
gaditano entre los siglos XVI y XIX.
La situación general de estos núcleos no cabeceras de municipios, en los que residen un 15'13 % de la
población provincial, reproduce, en líneas generales, las que F.Zoido (1996) otorga a estas mismas
tipologías de asentamientos a escala regional, es decir, la percepción de un menor nivel de inversiones
públicas sobre ellos, lo que ha motivado unos "niveles de bienestar inferiores", lo que por otra parte
permite entender la frecuencia con que en los mismos se manifiestan tensiones segregacionistas que en
Cádiz han tenido una amplia presencia y que han producido en los últimos años la aparición de dos
nuevos municipios, Benalup y S. José del Valle, a partir de los municipios matrices de Medina Sidonia y
Jerez de la Frontera respectivamente.
El conocimiento de los contenidos demográficos de estos núcleos permite también avanzar en la
delimitación de los caracteres del sistema de los Pueblos y Ciudades gaditanos y sus respectivos papeles
como estructurantes del territorio. La población que se concentra en los núcleos capitales de los
municipios representa un 84'87 % del total, lo cual nos ha de permitir destacar el carácter nítidamente
concentrado del sistema de asentamientos provincial y a apoyar a partir de este dato básico el resto de
nuestras consideraciones.
Dos rasgos, nítidamente interrelacionados entre sí, sirven para definir el modelo de poblamiento
gaditano; de una parte, se trata de una estructura polinuclear, es decir, un sistema en el que no existe un
núcleo único centralizador y vértice jerárquico de todo el conjunto; de otra, los elevados grados de
urbanización de dicho poblamiento y, en consecuencia, el relevante papel que juegan en el mismo las
llamadas ciudades media. Ambos rasgos, conjuntamente considerados, dotan a este sistema de
asentamientos gaditanos de unos caracteres diferenciados e individualizadores respecto a los modelos
que aparecen en las restantes provincias de Andalucía. De estas características del poblamiento derivan,
obviamente, dinámicas también peculiares que hacen compleja la realidad geográfico-territorial gaditana,
dotada de numerosos elementos de interés.
A) Una estructura polinuclear.
Contrariamente al modelo mononuclear, polarizado, del sistema urbano que presentan las otras
provincias gaditanas, en este espacio aparecen hasta tres núcleos que superan los 100,000 habts. y que
ocupan repartidamente el rango superior del sistema. Nos hallamos ante un espacio en el que se integran
3 de los 10 centros subregionales que se distinguen en la propuesta de Sistema de Ciudades de
Andalucía (1983) y es esperable que de este hecho deriven realidades territoriales significativas. Jerez de
la Frontera y Algeciras, junto al núcleo capital de la provincia, ciudades cada una de ellas con sus
respectivos ámbitos de influencia en la organización territorial, componen la característica medular del
sistema de Pueblos y Ciudades gaditano; un sistema tripolar sin parangón alguno en los otros modelos
tanto regionales como nacional. Un dato sirve, por otro lado, para destacar la importancia que tal
fenómeno encierra, así entre estas tres ciudades del rango superior del sistema albergan al 40'21 % del
total de la población provincial.
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También al conocimiento del por qué de esta estructura ha de llegarse a través del recorrido de los
procesos generadores. Esto nos llevará a precisar que la definitiva consolidación de estos tres niveles
superiores del rango urbano gaditano -en los términos en que actualmente se presenta- es algo
relativamente reciente, en el sentido de que Algeciras no ha llegado al superar ese nivel de 100,000
habts. que le cualifica como centro subregional, hasta el comienzo de los actuales años noventa, pero, no
obstante, es cierto que el espacio comarcal campogibraltareño siempre ha funcionado en la provincia
como un subsistema urbano que dispuso en cada momento de un núcleo rector (Gibraltar, La línea,
Algeciras, sucesivamente) que venía a completar al tradicional sistema bipolar que para el resto de la
provincia componían la dualidad entre Cádiz y Jerez de la Frontera. Por ello, podemos decir que este
modelo policéntrico es una constante en la historia del poblamiento gaditano (Suárez Japón,1991), pero
que se ha acentuado y perfilado en sus características a lo largo de los últimos decenios.
Así, si nos situamos en el análisis del proceso desde el mas cercano tiempo de la actual centuria veremos
que en 1900 el sistema urbano de Cádiz ya ofrecía claramente esa bipolaridad, con la capital (69,382
habts.) como rango 1, inmediatamente seguida de Jerez de la Frontera (63,473 hbts.). No obstante
conviene señalar que esta situación ya expresaba la consolidación de unas tendencias, desarrolladas a lo
largo del siglo XIX, que eran de claro estancamiento y crisis regresivas en el caso de Cádiz (Perez
Serrano,1992), que no era capaz de superar ni siquiera el impulso que para la ciudad supuso su condición
de capitalidad, y que en el caso de Jerez de Frontera representaba la consolidación de un crecimiento que
a lo largo de la centuria supuso un incremento del 39'4 %.
Todavía Algeciras (13,302 habts.) no era el centro que polarizaba el subsistema campogibraltareño, que
gravitan en torno al foco de La Línea (31,862 habts.), tercero en los rangos urbanos gaditanos, centro
que pese a lo reciente de su propia existencia (Tornay, 1981) ya había alcanzado esta notable nivel de
presencia y de capacidad funcional, al amparo de las permanentes tensiones geopolíticas mantenidas con
Gibraltar y que tan notables repercusiones han propiciado, tanto en el campo de la geoeconomía, en
general, como en el de la configuración de este sistema urbano comarcal en particular (Suárez
Japón,1988).
Ya en 1950 el modelo tripolar da un paso mas en su configuración. Jerez de la Frontera se coloca como
primero en el rango de las ciudades, superando en número de habitantes (107,770 habts.) a la propia
capital de la provincia (100,249 habts.), situación que va a ser ya una constante característica del sistema
urbano gaditano. En la zona campogibraltareña Algeciras (52,732 habts.) se iguala prácticamente con La
Línea, bipolarizando claramente el sistema comarcal que, también ahora, sigue funcionalmente actuando
como un subsistema con dinamismo propio y bastante al margen de las tensiones generales que regulan
el sistema provincial. También aquí estos dos centros ofrecían tendencias que no harían sino acentuarse
en el curso de las décadas siguientes, especialmente desde final de los años sesenta: el estancamiento de
La Línea sobretodo tras la crisis geopolítica de 1969 (cierre de la frontera con Gibraltar) frente al auge de
Algeciras a la que, por el contrario, las nuevas coyunturas geoeconómicas que afectaran a la comarca
(instalación del foco industrial y paralela revitalización de su sistema portuario) asegurarán una
continuidad en el crecimiento que culmina con su actual situación como centro subregional y foco básico
del sistema urbano de aquel extremo sur de la provincia.
Desde el final de los años cincuenta la provincia gaditana verá gravitar sobre ella un conjunto de
fenómenos de gran proyección en la estructura general de su poblamiento y de su organización
territorial, a saber: la aparición de actividades industriales, muy particularmente en el seno de las dos
bahías; la emigración, capaz de afectar a amplias capas de sus poblaciones, especialmente en sus ámbitos
mas interiores; y la generalización de unas prácticas de turismo masivo, de sol y playa, que se proyectará
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en ocupaciones intensivas de sus litorales. En conjunto han propiciado el desencadenamiento de
dinámicas centrípetas en la población que han concluido con la consolidación de los rasgos actuales del
sistema de Pueblos y Ciudades de Cádiz. Así, las ciudades cabeceras del sistema, Jerez de la Frontera,
Cádiz y Algeciras, han crecido hasta convertirse en los actuales centros subregionales que ya hemos
citado y polarizan distintos y complementarios ámbitos territoriales del espacio gaditano, dotando a éste
de una mayor complejidad.
Como veremos mas adelante estas mismas dinámicas centrípetas son las que nos ayudaran a entender y a
explicar los otros rasgos caracterizadores del sistema urbano gaditano, a saber: a) los altos índices de
concentración y de urbanización de la población provincial, con el consiguiente papel relevante otorgado
a las Ciudades Medias; y b) la fuerte y creciente ocupación de los ámbitos litorales y los vacíos
ocupacionales del interior. De ello ya nos ocuparemos. Volvamos ahora de nuevo a precisar algunos
elementos de esa tripolar cumbre del sistema urbano gaditano.
En efecto, conviene señalar que la situación, funcionalidad y proyección territorial de estos tres centros
subregionales no son del todo semejantes. Así, Jerez de la Frontera se implanta en el centro de un amplio
espacio de influencias que se extiende claramente hacia el NE. a través del eje del Guadalete, con Arcos
de la Frontera y Villamartín como centros intermedios: hacia el S., por las campiñas de Medina Sidonia,
Alcalá de los Gazules y Benalup; y por el N. y NW., hasta el límite del Guadalquivir y el mar, hasta la
confluencia con el ámbito urbano de la bahía gaditana. Su papel funcional de centro ordenador se define,
pues, con nitidez y sus relaciones jerárquicas respecto al resto de los núcleos se establecen así mismo con
claridad.
En cambio, la situación de Cádiz y Algeciras es diferente, al ser ambas ciudades los centros de complejos
sistemas urbanos comarcales, donde esa jerarquización no es tan clara, pero donde en cambio las
recíprocas relaciones y dependencias son muy intensas. Cádiz comparte y centraliza un conjunto de
cinco núcleos (Chiclana, Puerto Real, Puerto S• María, S. Fernando y Rota) todos los cuales superan los
20,000 habts., y tres están por encima de la cota de 50,000. En total suman el 37'45 % de la población
total de la provincia. Algeciras, por su parte polariza parcialmente otro conjunto de cuatro núcleos, tres
de los cuales superan los 20,000 habts. En conjunto representan el 18'06 % de la población provincial. A
ellos habría que añadir tres núcleos mas, bajo la influencia de la ciudad algecireña y formando parte de
su hinterland comarcal interior. Como puede observarse, la suma de ambos conjuntos urbanos de las
bahías representan a mas de la mitad de la población de la provincia gaditana (55'51 %).
En ambos casos, tanto en el subsistema gaditano como en el algecireño, esta concentración urbana y las
altas densidades de ocupación -industrial, turística y urbana- sobre espacios reducidos y de naturaleza
frágil, crean situaciones que exigen urgentes decisiones en el ámbito de la Ordenación territorial y de la
Planificación, que al mismo tiempo prevean soluciones estructurales a sus necesarias conexiones internas
y a sus integraciones respectivas en los niveles provinciales, regionales y nacionales. A tal objeto
responden los reiterados intentos de conformación de estructuras de tipo Metropolitano sistemáticamente frenadas por las complejidades administrativas y las indecisiones políticas
municipales- planteadas en ambas áreas y mas recientemente la puesta en marcha, desde la
Administración regional, de Planes Subregionales de Ordenación del Territorio, planteados en el marco
del desarrollo de la Ley de Ordenación del Territorio de Andalucía, de 1994.
B) Los altos índices de urbanización: las ciudades medias gaditanas.
Uno de los indicadores mas inmediatos y directos para conocer el grado de urbanización de una
población y de un territorio es el que apuntar la cantidad de habitantes que se residencia en núcleos
urbanos, que vive en ciudades. No está carente de aspectos conflictivos tal aseveración pues tras su
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aparente simplicidad surge la inevitable necesidad de definir previamente qué debemos entender por
ciudades o por núcleos urbanos, definición que, como se sabe, constituye una vieja polémica no siempre
bien resuelta dentro del campo de los estudios geográficos.
Si aceptamos los planteamientos que a tal respecto se defienden en la propuesta del Sistema de Ciudades
de Andalucía (1983-86) consideraríamos como núcleos urbanos a aquellos centros que superan los
20,000 habts., en los cuales habría que distinguir, sin embargo, entre los llamados centros subregionales,
con poblaciones superiores a 100,000 hbts. (las ocho capitales de provincia mas Jerez de la Frontera y
Algeciras) y los llamados centros intermedios o básicos, las también llamadas "ciudades medias",
terminología ésta de creciente utilización y que viene a representar muy acertadamente las realidades a
las que designa (VVAA.1992). Advirtamos que dicha propuesta de Sistema de Ciudades andaluzas
incluye también dentro de esta tipología de Ciudades Medias a centros con poblaciones inferiores a
20,000 habts., pero que sin embargo presentan unas capacidades de ordenación territorial y de
funcionalidad semejante a aquellas.
El Sistema Urbano andaluz, así planteado, se compondrá de 10 centros subregionales, como hemos
señalado y de 51 centros calificados de intermedios, que llegarían hasta una cifra ligeramente superior al
centenar si se incluyeran los centros de poblaciones inferiores a 20,000 habts. pero dotados de tal
cualificación funcional. De esos 51 núcleos claramente ubicados dentro de la categoría de medios, 10 se
localizan en el espacio provincial gaditano, lo que describe una intensidad de presencia que solo se ve
ligeramente superada por la provincia de Sevilla, con 13 (aunque con una superficie del doble de
extensión y una población también considerablemente superior). Estos 10 centros intermedios acogen al
59'78 % del total de la población provincial, lo cual es un claro indicativo de su alto grado de
urbanización, conclusión que se vería fuertemente reforzada si además recordamos que existen esos tres
centros subregionales: si sumamos las poblaciones residentes en ambas tipologías urbanas llegaremos a
un valor casi sorprendente, el 90'67 %, es decir, que 9 de cada 10 gaditanos vive en un núcleo urbano.
Esta realidad se percibe también de un modo nítido si señalamos que de esos 10 centros intermedios, 5
superan los 50,000 habts., situación ésta del sistema urbano gaditano que no encuentra parangón en
ninguna otra de la realidad urbana regional, ni siquiera en Sevilla, con sólo 2 centros de esta tipología o
Málaga, que tiene 3. En el territorio gaditano estas tipologías de ciudades juegan un papel esencial y
albergan a una población que supone el 29'42 % del total provincial. Lo notable de estas presencias dotan
al análisis de las realidades urbanas gaditanas de un interés añadido, configurándose esta provincia
como "un ámbito de ciudades medias" cuyo conocimiento tiene gran importancia en orden a la
comprensión de las dinámicas espaciales y de la ordenación del territorio provincial. El gráfico I nos
muestra las dimensiones del grado de urbanización de la población gaditana en razón de las distintas
tipologías de los asentamientos. De igual forma, la gráfica II, en la que mostramos la aplicación del
índice Rango/Tamaño a los núcleos gaditanos (población correspondiente al año 1994) deja ver con
claridad cómo son los tramos vinculados a estos niveles medios y medio-altos de los rangos ahí donde se
produce con mas claridad la separación entre los valores esperados y los observados.
El fenómeno no puede por menos que demandar una explicación que aquí, obviamente, sólo podemos
apuntar de forma sucinta. En efecto, los rasgos actuales del poblamiento de los distintos espacios
gaditanos muestra la pervivencia de procesos de ocupación que condujeron al nacimiento de estos
centros, muchos de ellos cabeceras de Señoríos, o centros comarcales de importancia, a partir de los
cuales se organizaban los territorios, especialmente en las zonas interiores de la provincia. (Suárez Japón,
1991 y Cabral Chamorro, 1996). Estos núcleos de población han sido -y algunos siguen siendo- las
conocidas "Agrociudades" de tan notoria importancia como caracterizadores de los poblamientos
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andaluces (López Ontiveros,1994). No obstante, la mayor parte de las mismas ha sido objeto de
importantes transformaciones a lo largo de las dos últimas decadas.
Estas transformaciones experimentadas por las ciudades medias gaditanas y andaluzas son, a su vez,
explicables a la luz de los cambios socioeconómicos y de modelos de desarrollo producidos en estos
últimos años.En este sentido, particularmente por el desencadenamiento de prácticas descentralizadoras
del desarrollo económico, o por la proyección sobre ciertos espacios, especialmente los litorales, de un
conjunto de actividades de fuerte impacto, como las agriculturas intensivas o los crecientes
asentamientos turísticos, que han venido a introducir elementos nuevos de clara capacidad
transformadora para estos núcleos. De modo tal que dentro de las ciudades medias gaditanas -como para
las andaluzas en general (92)- habría que distinguir entre tres tipologías devenidas a partir justamente de
estos mecanismos trnasformadores; aquellas que siguen vinculadas a su condición de centros comarcales
y economías rurales, con escasas medificaciones sobre sus esquemas funcionales tradicionales (Arcos de
la Frontera); las que por su ubicación litoral experimentan las presiones proyectadas sobre estos espacios
(Sanlúcar de Barrameda); o en fin, aquellas cuyas transformaciones se vinculan a su incorporación a
conjuntos urbanos con caracteres metropolitanos (S. Fernando, Puerto de Santa Maria o Puerto Real). El
análisis de cómo se ha ido produciendo estos procesos excede, obviamente, los contenidos planteados en
este estudio.
C) La intensa ocupación de los bordes litorales.
Los anteriores análisis sobre los aspectos caracterizadores del sistema de ciudades de la provincia de
Cádiz nos llevan hasta esta nueva realidad del poblamiento gaditano: la existencia de claros
desequilibrios entre la ocupación intensa de los bordes litorales y las menores presencias de población en
los núcleos del interior, así como un menor grado de urbanización en los mismos.
Cualquier apoyo cuantitativo que manejemos sirve para describir en términos precisos esta realidad; así,
los datos que ya hemos conocido acerca de la ubicación espacial de los grandes centros urbanos y de las
ciudades medias gaditanas nos han permitido ver cómo aquellos tienen un emplazamiento litoral (salvo
el caso ya referido de Jerez de la Frontera) y cómo éstas son tambien de asentamientos periféricos
costeros, salvo en el caso de Arcos de la Frontera, único centro con población superior a 20,000 hbts. que
se localiza en las áreas interiores, justamente en el eje del Guadalete que enlaza la bahía de Cádiz, a
través de Jerez, con las campiñas y sierras del NE. y que constituye un eje secundario de poblamiento
dentro del marco espacial de la provincia.
Este hecho es, por otra parte, una de las mas claras constantes históricas del poblamiento gaditano
(Suárez Japón, 1991), derivada de la sucesión de coyunturas geohistóricas que han ido gravitando sobre
este territorio, de posición periférica, cuyos litorales han jugado siempre un esencial papel en las
dinámicas humanas, internas y externas, de este ámbito final del occidente ibérico que ha sido tambien,
al mismo tiempo, puntos de contactos recíprocos con las vecinas realidades africanas y con los lejanos
ámbitos americanos, cuya aparición vino a condicionar de forma tan directa las dinámicas
geoeconómicas y territoriales de la provincia. En contraposición, las áreas interiores han sido
históricamente menos ocupada, lugar de seculares situaciones fronterizas o de paso, dominios histórios
de extensos señoríos, en las que se habían consolidado situaciones de perpetuación de estructuras
agrarias poco evolucionadas y en las que, por último, las corrientes migratorias de nuestra centuria han
producido fuertes impactos claramente negativos para su población y su poblamiento.
Así, sobre los términos municipales litorales de Cádiz, que representan una superficie del 32'31 del total
provincial, se localizaban ya en el año 1900 algo mas de la mitad de toda la población de la misma (57'08
%), situación ésta que no ha hecho sino aumentar a lo largo del tiempo, pasando a ocupar estos espacios
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el 62'35 % en 1950, el 64'57 % en 1970 ( los efectos de la emigración del interior y las corrientes hacia
un litoral revitalizado por las dinámicas económicas), y acentuándose en los últimos años: el 68'32 % de
la población provincial se asentaba en estas áreas litorales en el año1996 (IEA.96), evidenciando así de
forma clara la presencia de este desequilibrio que es, por si mismo, generador de conflictos territoriales
de signos diversos que deben ser atendidos con respuestas desde las prácticas de la Ordenación del
Territorio.
De forma mas inmediata estas respuestas han de atender a las situaciones producidas en estos litorales
que se sobreocupan demográficamente y por la yuxtaposición de actividades y demandas de usos muy
diversos, todos ellos de clara proyección e impactos territoriales, en un medio de gran fragilidad. No es,
pues, indiferente que en la actualidad sean ya tres los Planes Subregionales de Ordenación del Territorio
que se estan planteando en este espacio provincial gaditano (los dos ya conocidos en las Bahías de
Algeciras y Cádiz mas el planteado para la comarca del NW.), todos ellos referidos a estas situaciones de
conflictos territoriales de las áreas costeras.
REFLEXIONES FINALES.
Como hemos señalado al principio, el Sistema de Ciudades que se asientan sobre un territorio es uno de
los elementos fundamentales para conocer y aplicar medidas concretas de ordenación territorial. No es el
único de los Sistemas a tener en cuenta, pero es indudable su peso cualitativo en este conjunto de
cuestiones, pues no cabe duda que la tipología de las redes de estos asentamientos, sus grados de
vinculación jerárquica, el conocimiento de sus dotaciones de equipamientos y, por tanto, de sus
capacidades potenciales de ejercer sus funcionales de centralidad a diversas escalas espaciales, y su
conexión con los focos de actividad económica son el punto de partida para la interpretación de una
realidad territorial y, como decíamos, para el esbozo de cualquier programa de intervenciones en la
misma.
En el caso gaditano, ya hemos visto que este Sistema urbano es complejo, con subsistemas dotados de
gran capacidad de autonomismo económico y fuerte peso demográfico (Jerez y su entorno; bahía de
Algeciras, había de Cádiz, esencialmente), que con frecuencia plantean incluso competencias derivadas
de la presencia de intereses contrapuestos. La vertebración interna de este conjunto, la suma de sus
respectivas capacidades y potencialidades, la preservación de los espacios mas demandados y la de
aquellos que conservan específicos valores naturales, la recuperación con nuevos usos de aquellas zonas
hasta ahora no del todo integradas en el general sistema económico, así como la mejora en las
conectividades del territorio gaditano con los ámbitos regionales y nacionales, son algunas de las tareas
pendientes para consolidar y mejorar las condiciones generales de vida en este espacio común que es la
provincia de Cádiz.
Véase ANEXO en el directorio MEP6
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