JURISPRUDENCIA Contratos y documentos comerciales. Letra de cambio y pagaré. Moneda...

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JURISPRUDENCIA
Contratos y documentos comerciales. Letra de cambio y pagaré. Moneda extranjera. Librada en el extranjero
y pagadera en el país. Pesificación. Improcedencia. Jorcop S.A. c/Sanes S.A., C.S.J.N., 15/5/07.
Suprema Corte:
Los magistrados integrantes de la Suprema Corte de Justicia de la provincia de Mendoza, a fs. 68/76 vta. del
Expte. de los recursos ante ella tramitados 81.929 (foliatura a citar en adelante salvo expresa aclaración),
rechazaron los de inconstitucionalidad y casación interpuestos por la demandada contra el decisorio de la IV
Cámara de Apelaciones en lo Civil, Comercial, Minas, de Paz y Tributario que, a su vez, había desestimado
la apelación, confirmando la sentencia de grado que no hizo lugar a las defensas planteadas a fs. 33/34 vta.
del principal, en orden a la pesificación de la deuda, y ordenó proseguir adelante la ejecución hasta el pago de
la suma reclamada en dólares estadounidenses.
Se trata en autos de la ejecución de letras de cambio expresadas en dólares estadounidenses, libradas en
Guayaquil (Ecuador) y pagaderas en el país, que tienen su causa en un negocio internacional consistente en la
importación de bananas por parte del deudor domiciliado en la provincia de Mendoza (v. fs. 10/11, 14/15,
52/72 del principal).
Para decidir, como lo hicieron los jueces del Máximo Tribunal Provincial, consideraron que el núcleo
medular de la sentencia recurrida es el art. 1, inc. e) del Dto. 410/02, que excluye de la pesificación las
“obligaciones del sector público y privado de dar sumas de dinero en moneda extranjera para cuyo
cumplimiento resulta aplicable la ley extranjera”.
Se preguntaron a continuación qué ley debe aplicarse para determinar la moneda de pago de una letra de
cambio librada en Guayaquil, en dólares, pagadera en Argentina.
Luego de examinar la doctrina nacional al respecto, concluyeron que la Ley 22.691 ratificó la convención
interamericana sobre conflictos de leyes en materia de letras de cambio, pagarés y facturas de Panamá de
1975, por lo cual –prosiguieron– al menos parcialmente, esta disputa debería haber concluido entre los países
que la ratificaron, siendo Ecuador uno de ellos.
Entendieron que, a la luz de los textos de la ley citada, no existe error normativo en las sentencias recurridas.
Señalaron que el art. 3 establece la regla, esto es, que la obligación resultante de la letra se rige por la ley del
país donde se contrajo (en el caso, Ecuador). Indicaron que la convención estableció los supuestos en que
rige la ley del país de cumplimiento, juzgando que ninguna de las excepciones –que a continuación
detallaron- encuadra en la cuestión debatida, limitada a la moneda prevista en el título.
Contra este pronunciamiento, la accionada interpuso el recurso extraordinario de fs. 88/102, que fue
concedido a f. 131 y vta.
Sostiene que, en la materia, el principio universalmente aceptado, es el de la autonomía internacional
cambiaria, que significa que cada acto se rige por su propia ley, es decir que, a su criterio, la sentencia no
tuvo en cuenta la característica de abstracción de la letra de cambio y el principio “lex loci actus” adoptado
por la normativa internacional.
En lo referido a las disposiciones aplicables al pago de las letras de cambio, afirma que la Convención de
Panamá ha seguido tal principio, estableciendo que todo lo referente al mismo, se rige por la ley del lugar en
donde debe efectuarse. Así –prosigue– en el artículo de dicha convención, se ha establecido que “los
procedimientos y plazos para la aceptación, el pago y el protesto, se someten a ley del lugar en que dichos
actos se realicen o deban realizarse”, por lo que, surgiendo de las letras de autos, que dicho lugar se
encuentra fijado en la provincia de Mendoza, la ley aplicable es la argentina, es decir, la Ley 25.561, el Dto.
214/02, y la Ley 25.820.
Alega también que, en el caso, se configura la excepción prevista en el art. 11 de la Ley 22.691, en el sentido
de que la ley declarada aplicable por la convención podrá no ser aplicada en el territorio del Estado parte que
la considere manifiestamente contraria a su orden público.
Afirma que las normas que establecen la pesificación tienen carácter de orden público pues fueron dictadas
para conjurar la crisis existente en nuestro país, surgiendo dicha calidad expresamente del texto de cada una
de ellas, por lo que, la aplicación de los arts. 3, 4, 5, 6 y 7 de la Convención de Marras, afecta el orden
público del Estado argentino, al establecer una solución distinta a la dispuesta por las leyes de emergencia.
Debo señalar, en primer término, que el Tribunal tiene dicho que corresponde declarar procedente el recurso
extraordinario, si los argumentos aducidos en él, en cuanto se relacionan con la aplicación de las normas de
emergencia respecto de obligaciones expresadas originariamente en moneda extranjera, podrían, “prima
facie”, involucrar cuestiones de orden federal susceptibles de examen en la instancia del art. 14 de la Ley 48
(v. doctrina de fs. 327/516, entre otros). Ha establecido, asimismo, que lo atinente a la interpretación de
tratados internacionales –Ley Suprema de la Nación (art. 31 de la Constitución Nacional)– suscita cuestión
federal de trascendencia a los efectos de la habilitación de la vía del art. 14 de la Ley 48 (v. doctrina de fs.
315/1848, 318, 2639, 320/2948).
A partir de esta premisa, estimo que la normativa aplicable al caso, como bien lo expuso el “a quo”, es, por
un lado, el art. 1, inc. e) del Dto. 410/02 que dispone “ ... que no se encuentran incluidas en la conversión a
pesos establecida por el art. 1 del Dto. 214/02 (...) las obligaciones del sector público y privado de dar sumas
de dinero en moneda extranjera para cuyo cumplimiento resulta aplicable la ley extranjera”. Y por otro, los
textos pertinentes de la Convención de Panamá, ratificada por la Ley 22.691, que en su art. 3 establece que
“todas las obligaciones resultantes de una letra de cambio se rigen por la ley del lugar donde hubieren sido
contraidas”.
En consecuencia, si, como en la especie, la letra se suscribió en Guayaquil, Ecuador, la obligación (es decir,
su objeto, la prestación) debe regirse por la ley ecuatoriana y no por la argentina.
Por otra parte, como también lo expresaron los juzgadores, la convención determinó los supuestos
excepcionales en que rige la ley del país de cumplimiento, pero ninguna de esas excepciones encuadra en la
cuestión debatida (limitada a la moneda prevista en el título).
En efecto, no se encuentran en tela de juicio los procedimientos y plazos para la aceptación, el pago y el
protesto que, según el art. 6 se someten a la ley en que dichos actos se realicen o deban realizarse. Tampoco
se ha configurado el caso de robo, hurto, falsedad, extravío, destrucción o inutilización material del
documento, contemplados por el art. 7, ni se discute cuál es el tribunal competente (desde que, en
cumplimiento del art. 8, el juicio se ha interpuesto ante un Tribunal argentino). En virtud de lo expuesto,
contrariamente a lo postulado por el recurrente, no resulta aplicable en el caso el principio de la autonomía
internacional cambiaria.
En cuanto al agravio relativo al orden público, el art. 11 dispone que “la ley declarada aplicable por esta
convención podrá no ser aplicada en el territorio del Estado parte que la considere manifiestamente contraria
a su orden público” (el subrayado me pertenece). Una interpretación razonable del texto transcripto, impone
una aplicación restringida de esta excepción, pues, si la propia normativa de emergencia excluye del ámbito
de la pesificación a las obligaciones a las cuales cabe aplicar la ley extranjera, el argumento de la apelante
significaría dejar vacío de contenido al art. 1, inc. e) del Dto. 410/2002.
A mayor abundamiento, corresponde destacar que el decreto de Marras, es parte integrante del plexo
normativo de las denominadas leyes de emergencia, todas ellas de orden público.
En efecto, en los considerandos de este decreto de necesidad y urgencia, se expone:
Que la Ley 25.561 ha declarado la emergencia pública en materia social, económica, administrativa,
financiera y cambiaria, delegando facultades al Poder Ejecutivo Nacional, hasta el 10/12/03, a los efectos de
proceder al reordenamiento del sistema financiero, bancario y del mercado de cambios.
Que el Poder Ejecutivo Nacional, actuando dentro del marco de tal emergencia y en orden a las facultades
conferidas por el Honorable Congreso de la Nación, dictó, entre otros, los Dtos. 214/02, 260/02 y 320/02
estableciendo un vasto conjunto de disposiciones para modificar y reordenar la situación imperante.
Que resulta menester complementar y precisar aspectos y alcances de tales decisiones, en razón de posibilitar
el encuadramiento de diversas situaciones a los cambios normativos producidos a partir de la emergencia
pública.
Que en razón de la disposición genérica contenida en el art. 1 del Dto. 214/02, resulta necesario establecer las
operaciones que en razón de su propia naturaleza, se diferencian de aquellas alcanzadas por dicha norma, y
que por tal motivo, no corresponde que lamisca sea aplicable.
En relación con lo expuesto, cabe recordar, asimismo, que V.E. reiteradamente ha señalado que la
interpretación de las leyes debe practicarse teniendo en cuenta su contexto general y los fines que las
informan. Ello supone no sólo armonizar sus preceptos, sino también conectarlos con las demás normas que
integran el orden jurídico, de modo que concuerden con su objetivo y con los principios y garantías que
emanan de la Constitución Nacional (fs. 323/1374, 324/2153, entre muchos otros).
En este marco, resulta oportuno transcribir lo expuesto por el “a quo” al referirse al art. 1, inc. e) del Dto.
410/02, en orden a que “ ... el razonamiento de la sentencia es incontrastable pues, realmente, si casos como
el de autos no ingresaran al inciso contenido en la normativa que regula la emergencia, resultaría
extremadamente difícil encontrar casos que sí lo incluyan”.
Por todo ello,
DECLARA:
Procedente el recurso extraordinario y confirmar la sentencia apelada.
Buenos Aires, 7 de diciembre de 2006.
Esteban Righi.
Es Copia.
Buenos Aires, 15 de mayo de 2007.
VISTOS los autos: "Sanes S.A. en J. N° 80.702/28.396: Jorcop S.A. c/Sanes S.A. p/ej. camb. s/Inc. Cas.".
CONSIDERANDO:
Que las cuestiones propuestas por la apelante han sido objeto de adecuado tratamiento en el dictamen del Sr.
procurador general, a cuyos fundamentos y conclusiones corresponde remitir en razón de brevedad.
Por ello,
SE DECLARA:
Procedente el recurso extraordinario y se confirma la sentencia apelada. Con costas (art. 68 del C.P.C.C.N.).
Notifíquese y, oportunamente, remítase.
Dres.: Ricardo Luis Lorenzetti; Elena I. Highton de Nolasco; Juan Carlos Maqueda; E. Raúl Zaffaroni.
Es copia
Recurso extraordinario interpuesto por Sanes S.A., representada por el Dr. Valentín C. Barros, con el
patrocinio del Dr. Luis M. Sin traslado contestado por Jor Corp S.A., representada por el Dr. Facundo Díaz
Araujo, representado por el Dr. Matías José Iuvaro. Tribunal de origen: Suprema Corte de Justicia de la
provincia de Mendoza.
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