Intr oducción - Instituto de Estudios Fiscales

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Intr oducción
(Planteamiento y objeto de la investigación)
Actualmente la importancia y las funciones que desempeñan los bosques no admi­
te la más mínima discusión1. Sin embargo, sí que se debate, y no poco, acerca de qué
hacer para conservarlos2, y de cómo generar los mecanismos adecuados para impulsar
su uso racional como parte de un recurso renovable que quizás no pueda satisfacer
nuestras actuales ni futuras necesidades3.
Por tanto, resulta relevante analizar el papel de los bosques, analizar el deterioro que
están sufriendo y las posibles soluciones para lograr la tan ansiada protección del recur­
so forestal, y su valor como recurso económico. En otras palabras, es importante con­
seguir el equilibrio entre preservación y explotación económica, a través de buenas
prácticas ambientales. Y esto desde la imprescindible doble perspectiva tanto del bene­
ficio inmediato, como del beneficio lejano. Para conseguir este equilibrio es necesaria la
colaboración de los diversos sectores del ordenamiento que inciden sobre los bosques.
Entre ellos, representan un papel destacado las normas fiscales, de las que nos ocupa­
mos en este trabajo.
Abogar por una actividad forestal sostenible significa ser conscientes de que las
actividades forestales presentan características especiales, tales como riesgo no infre­
cuente de incendios, plagas, inundaciones, períodos de tiempo bastante prolongados
para su adecuada explotación. Esta afirmación general debe concretarse también en el
ordenamiento tributario. Nuestro objetivo principal reside en determinar si las peculia­
1
Para DE VICENTE, la preocupación por los montes no necesita de muchas justificaciones, pues «los
beneficios que la riqueza forestal reporta a la sociedad son tan variados y tan necesarios, que el estudio de
las cuestiones que les afectan siempre requiere una atención permanente». Y añade: «la nueva sensibilidad
de la realidad forestal no es un vago sentimiento colectivo, o un fenómeno presente en la opinión públi­
ca», sino que «hay elementos suficientes para hablar de un régimen forestal ambiental que intenta dar res­
puesta a los interrogantes, carencias y problemas que dicha riqueza plantea». Cfr. R. DE VICENTE DOMIN­
GO: Espacios forestales, Civitas, Madrid, 1995, págs. 17 y 104.
2
Un debate que no debemos centrar en controversias alarmistas o catastróficas, sino en la búsqueda de
equilibrio entre el desarrollo económico y la preservación de nuestros recursos naturales. En esta línea, J.
M. CASTELLS ARTECHE nos lleva a reflexionar desde la óptica del derecho. El autor sostiene que «nuestros
esfuerzos, como modestos juristas profesionales, debían, de forma prioritaria, dedicarse a encontrar sali­
das a ese «impasse» partiendo de la particular «adaptabilidad del derecho»», y, agrega: no deja de ser una tre­
menda paradoja, y un claro perjuicio para la propia sociedad y para el mismo ordenamiento jurídico, el dedicar nuestro
esfuerzo a montar reglas de apoyo para evitar que las ramas del árbol del huerto ajeno no lesionen, aunque sea a la vista,
el huerto propio. Tomado del prólogo de la obra de D. LOPERENA ROTA: El derecho al medio ambiente adecuado,
Civitas, Madrid, 1998, pág. 12.
3
Tan preocupante es la situación que hay autores como MORENO MOLINA que han señalado que el talón
de Aquiles medioambiental de nuestra sociedad es el alarmante agotamiento de los recursos renovables.
Cfr. J. A. MORENO MOLINA: La protección ambiental de los bosques, Marcial Pons, Madrid, 1998, pág. 22.
19
La fiscalidad de los bosques
ridades de los actuales regímenes fiscales aplicables a la actividad forestal como activi­
dad económica, responden o no a las exigencias de justicia tributaria y de protección
del medio ambiente.
Para ello, desarrollaremos la exposición a través de cuatro capítulos y de unas con­
clusiones y propuestas. En el primero, desarrollaremos algunas consideraciones gene­
rales sobre la importancia de los bosques desde el punto de vista ambiental. Resaltare­
mos su multifuncionalidad, estudiaremos las vigentes políticas forestales para la con­
servación y mejora del recurso, y el deterioro a que están sometidos, ya sea por causas
naturales, ya como consecuencia de las actividades humanas. Y es que siguen siendo
éstas las que más merman los bosques a causa de los incendios forestales, intenciona­
dos o no, la tala indiscriminada y selectiva o –en especial en el ámbito latinoamericanola agricultura migratoria.
En el segundo, tercer y cuarto capítulos, estudiaremos los tributos que recaen sobre
la actividad forestal en España tanto estatales (directos e indirectos) como locales (la
imposición autonómica se limita básicamente a los impuestos estatales cedidos). No
pretendemos realizar un estudio completo de las diversas figuras tributarias, sino, más
bien, destacar qué peculiaridades contemplan en materia forestal y determinar si cada
una de tales especialidades son o no adecuadas desde la doble perspectiva de la justicia
tributaria la protección ambiental. Para concluir, sintetizaremos el estado de la cuestión
y formularemos propuestas de reforma.
En España no existen tributos forestales de carácter específicamente ambiental, Ni
siquiera se ha desarrollado una política sistemática de incentivos en los tributos «ordi­
narios», aunque sí existen algunos beneficios fiscales e, incluso, algunas normas que
anuncian el deseo de potenciarlos. Así la Ley de Montes menciona que las Administra­
ciones públicas regularán los mecanismos y las condiciones para incentivar las externalidades positivas
de los montes ordenados4. En este contexto, no se indican explícitamente los mecanismos a
utilizar, aunque sí se señalan como parte de los incentivos las subvenciones vinculadas
a las actividades de gestión de los montes5.
También, en los últimos años, la normativa sobre exenciones, bonificaciones y
deducciones ha incrementado el uso del tributo como instrumento en la lucha contra
la degradación del ambiente. Todo ello será analizado a continuación.
4
Art. 65.1 de la Ley 43/2003, de 21 de noviembre, de Montes. El monte ordenado es aquel que dispo­
ne de al menos un instrumento de gestión forestal vigente.
5
Artículos 63 al 66 de la Ley de Montes, Ley 43/2003, de 21 de noviembre.
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