¿El sistema electoral proporcional alienta la corrupción?

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Excusas
para no
pensar
LOS LECTORES PREGUNTAN
A EDUARDO PUNSET
¿El sistema electoral
proporcional alienta
la corrupción?
H
ace casi 30 años
publiqué el libro La
España impertinente,
en el que clamaba por
una reforma a fondo del sistema
electoral. ¿Por qué olvidan todos
los que hoy protestan contra la
corrupción que esa corrupción
se explica, precisamente, por
nuestro sistema electoral?
Recuerdo muy bien los gestos,
las palabras y los argumentos de
los políticos que protagonizaron
la Transición a la democracia. Se
eligió el sistema proporcional
porque cualquier otro habría
dejado fuera del Congreso
a representantes de fuerzas
minoritarias, a quienes nadie
había consultado durante
la dictadura franquista.
Se aplazó la verdadera
reforma porque no había,
en verdad, partidos políticos
después de 40 años de
dictadura y era evidente que
había que darles, de momento,
todo el poder necesario para
fortalecerlos; incluido, y sobre
todo, el de nombrar, en lugar
de los ciudadanos, a sus
representantes en el Congreso.
Tengo la edad suficiente
para haber sido testigo
de que la gran mayoría de
los políticos aceptaron esa
dejación solo condicionada a
XLSEMANAL 17 DE FEBRERO DE 2013
un plazo razonable. Una vez
se hubiera consolidado el
sistema democrático se podría
volver, se debería volver, a
dar al pueblo el poder político
que se le había usurpado.
Los años pasaron sin que
nadie recordara lo prometido,
salvo algunos testigos.
¿Por qué ha sido esa
reforma la fuente inevitable
de la corrupción, frente a la
que todo el pueblo ha dicho
basta? Porque la gente ha
seguido sin elegir a sus propios
representantes; porque concedió
un poder sobredimensionado a
las oligarquías de los partidos,
porque afectaba a la esencia
misma del mercado político y
alejaba irremediablemente a
los ciudadanos del ejercicio real
de la democracia a la hora de
elegir a sus representantes.
Ningún sistema electoral
está a salvo de las distorsiones
provocadas por los abusos de
poder cometidos por los líderes
sin escrúpulos o los aparatos
de los partidos excesivamente
empeñados en la supervivencia
de las propias burocracias
internas. Ahora bien, el sistema
electoral que mejor se adaptaría
a las circunstancias específicas
de la historia reciente de España
sería un modelo de elección
proporcional personalizada,
similar al que existe en Alemania.
Ese sistema combina el
principio decisorio de la elección
MARINA CANO
PABLO RODRÍGUEZ BAZÁN. CORREO ELECTRÓNICO
"Consolidada
la democracia,
se debería haber
devuelto el
poder político
al pueblo"
mayoritaria con el modelo
representativo de la elección
proporcional. Cada elector
dispone de dos votos: uno para la
elección directa de un escaño en
las circunscripciones por mayoría
relativa, y un segundo para votar
por una lista cerrada y bloqueada
de partido a escala nacional.
Así se daría en España justa
satisfacción a las ansias –hoy
todavía no satisfechas– de los
españoles de poder elegir a
sus representantes en lugar
de a unas siglas de partido; y a
estos, el sistema les permitiría
reforzar las débiles estructuras
heredadas de la etapa anterior
mediante la utilización de
listas cerradas y bloqueadas.
El sistema contaría
entonces con un elemento
de concurrencia entre los
comportamientos vinculados al
atractivo y valía personal, por una
parte, y la defensa, igualmente
necesaria, del poder de los
partidos políticos, por otra.
Se abriría un esquema que
actualmente está cerrado
sobre sí mismo, se rompería
el monopolio político ejercido
por las burocracias internas
de los partidos; los ciudadanos
recuperarían el derecho, al
que jamás debieran haber
renunciado, de ser ellos mismos
y no las cúpulas de los partidos
políticos exclusivamente quienes
eligieran a sus representantes.
¿Les puedo desvelar a mis
lectores un secreto? Todo lo
anterior está copiado, palabra por
palabra, de una reivindicación
escrita hace casi treinta años
en La España impertinente, de
Eduardo Punset. Por favor, que
alguien me explique por qué
se han dejado transcurrir tres
décadas sin hacer nada, cuando
estaba claro que habíamos
aprobado un sistema con la
condición de que fuera solo
por un tiempo. Todos sabíamos
que, de seguir así, la corrupción
acabaría por corroer todos
los soportes democráticos. Q
Si quiere participar en la sección, envíe sus preguntas a
[email protected] o a XLSemanal. Excusas para no
pensar. Calle Juan Ignacio Luca de Tena, 7. 1.ª. 28027 Madrid.
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