Efectos Sedentarismo y ejercicio físico

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Educación Física
Prof. Emilio Ruiz
IMPORTANCIA Y TRASCENDENCIA DE LA ACTIVIDAD FÍSICA EN EL
SER HUMANO. EFECTOS DEL SEDENTARISMO Y DEL EJERCICIO
FÍSICO SOBRE EL ORGANISMO.
En un tema anterior expusimos que la E.F. trata, fundamentalmente, de
convencernos de la importancia que la actividad física tiene para el desarrollo completo
de la persona en todo momento de su vida. Vamos a tratar de explicar ahora, más
profunda y claramente, porqué la actividad física es tan importante así como los efectos
que la práctica de ejercicio físico provocará en nuestro organismo. Así mismo, también
vamos a ver los efectos que la no práctica de ejercicio físico (sedentarismo) tiene sobre
nuestro organismo.
1. La importancia de la actividad física.
Ya dijimos también en otro tema anterior que el movimiento es necesario para la
salud del ser humano. Se entiende por salud un estado de bienestar general (y no sólo
una ausencia de enfermedades). La salud se apoya en cuatro pilares fundamentales
(pero no los únicos): adecuada alimentación (entendiendo por tal, en sentido muy
amplio, todo lo que aportamos a nuestro organismo), adecuado descanso (incluyendo,
evidentemente, el sueño), adecuada higiene (entendida en sentido completo, y no como
aseo corporal exclusivamente) y adecuada actividad física.
Esto lo vas a entender claramente si ponemos la siguiente comparación: la
actividad física es para el ser humano como el comer o el dormir; algo que nuestro
organismo necesita para su adecuado funcionamiento. Por tanto, la actividad física, al
igual que el comer o el dormir, es fundamental para nosotros; pero en exceso, o mal
hecha, es negativa; al igual que su carencia también lo es. Así que cada sujeto requiere
su “dosis” o “dieta” particular de actividad física en función de sus características y de
las circunstancias que en él concurran: no todo vale, no vale de cualquier manera y no
por hacer más es mejor. Ten esto siempre muy presente.
Así pues, la actividad física (junto con otros factores) es determinante para
alcanzar un adecuado nivel de salud. Y la salud es fundamental para que el ser humano
se encuentre en condiciones óptimas y pueda alcanzar su mejor estado a todos los
niveles: emocional, intelectual, físico y social. Ya hemos expuesto en alguna ocasión
que somos un todo y como tal funcionamos; por tanto, el estado en que nos
encontremos se manifiesta y nos afecta a todos los niveles.
Hace años, la actividad física estaba presente en casi todos los trabajos del
mundo laboral; por tanto, no era necesario preocuparse de esto en exceso. Hoy todo ha
cambiado mucho y la casi totalidad de los trabajos existentes en el actual mundo laboral
se caracterizan por un muy alto grado de sedentarismo; o sea, que pasamos un elevado
número de horas sentados en clase, en la oficina, etc...; nos desplazamos de un punto a
otro de nuestra ciudad en vehículos de motor; utilizamos modernos y cómodos
ascensores; nos sentamos delante de la televisión (casi siempre con el mando a distancia
para no tener que movernos).... En fin, que tenemos un panorama donde la actividad
física parece que no tiene cabida; por tanto, ahora sí se hace imprescindible
preocuparnos por realizar actividad física en el tiempo de ocio (o sea, fuera de nuestro
horario de trabajo, en nuestro tiempo libre), ya que es la única forma de proporcionar a
nuestro organismo esa dosis tan necesaria de actividad física Y para ello no es necesario
pagarse un buen gimnasio o gastarse una elevada suma de dinero en ropa y calzado
deportivo de moda, sino que realizar actividad física está al alcance de todo el mundo
sea cual sea su situación económica y el lugar en el que se encuentre. Por otro lado,
tenemos en la realización de actividad física una alternativa saludable y barata para
ocupar nuestro cada vez mayor tiempo de ocio y así evitamos otras alternativas menos
saludables y más costosas (sedentarismo, alcohol, tabaco, etc.). No hay excusa válida, si
no hacemos es porque no queremos; o, mejor dicho, porque no nos queremos, ya que si
nos quisiéramos, nos cuidaríamos como cuidamos a las personas y cosas que queremos.
De todo lo expuesto, podemos concluir la necesidad de mantener una actividad
física habitual por encima de los niveles de exigencia de la vida cotidiana (o sea, lo que
llamábamos ejercicio físico), recordando, una vez más, que nuestro cuerpo es para toda
la vida y que todas las atenciones que le prestemos serán pocas. Quedarnos quietos no
es la mejor forma de conservarnos bien (ya dijimos en alguna ocasión que no somos
como una figura de cristal o escayola).
Pero no para todos es así: hay personas que sí tienen presente el ejercicio físico
en su trabajo. Un ejemplo serían el descargador de mercancías, el repartidor de butano,
el acróbata, etc. así como todos los antiguos trabajos que exigían una alta actividad
física: minero, leñador, agricultor, pescador, etc. Un ejemplo extremo serían los grandes
profesionales del deporte. ¿Entraría en el equipo titular un futbolista que no entrenase
durante la semana?. ¿Obtendría el contrato con la casa comercial el atleta que no
mantuviese unos buenos resultados?. ¿Ganaría los torneos más importantes un tenista
que no se dedicase al tenis por completo?. Todas estas personas, y otras muchas, han
convertido el ejercicio físico en su profesión; por tanto, no precisan realizar actividad
física en su tiempo de ocio. Pero ¡cuidado!, quienes realizan trabajos físicos no
deportivos sí deben añadir cierta actividad física en su tiempo libre para compensar y
completar la que realizan en su trabajo (ya que no hay ningún trabajo extradeportivo
que contemple las capacidades físicas de forma equilibrada, o sea, de forma saludable).
2. Efectos negativos del sedentarismo.
Recordemos una frase de Hipócrates (médico griego de la época clásica): “Todas
aquellas partes del cuerpo que tienen una función, si se usan con moderación y se
ejercitan en el trabajo para el que están hechas, se conservan sanas, bien desarrolladas y
envejecen lentamente; pero si no se usan y se dejan holgazanear, se convierten en
enfermizas, defectuosas en su crecimiento y envejecen antes de hora”.
El sedentarismo produce una atrofia progresiva y una debilidad física
generalizada de todo el organismo, lo cual es especialmente acusado según avanza la
edad (existe la creencia errónea, por parte de muchas personas, de que esto es una
consecuencia lógica del aumento de la edad y no se detienen a pensar que se trata
únicamente de los efectos de una excesiva y prolongada carencia de la necesaria
actividad física).
Así el sedentarismo se ha relacionado con numerosos problemas de salud:
-Disminución de la capacidad o condición física, lo cual implica una disminución de la
salud física y, por tanto, de la salud integral (o sea, una disminución de la calidad de
vida, de la capacidad de rendimiento, de la capacidad de disfrute...).
-Disminución de la esperanza de vida.
-Aumento de la morbilidad.
-Aumento de enfermedades cardiovasculares (hipertensión arterial, hiperlipidemia,
arterioesclerosis, insuficiencia coronaria, infarto de miocardio...).
-Disminución de la calidad de la sangre y de su distribución o irrigación.
-Aumento del riesgo de desarrollar cáncer de colon.
-Aumento del riesgo de sufrir osteoporosis (especialmente a medida que se avanza en
edad y se llega a la vejez).
-Aumento del sobrepeso y la obesidad.
-Alteraciones posturales con repercusiones óseas, articulares y musculares
(fundamentalmente en la columna vertebral).
Aquí hemos de añadir que cuando pasamos cierto tiempo de inactividad física
obligada (reposo en cama por alguna enfermedad, alguna parte del cuerpo escayolada,
inmovilización de alguna articulación, etc.) también se producen en el organismo una
serie de efectos negativos que hemos de tener presentes: disminución de la capacidad
física, disminución de la mineralización del hueso, atrofia muscular, degeneración
articular, disminución de la irrigación sanguínea, etc. Por tanto, procederemos, en
cuanto sea posible y mediante la realización progresiva de una actividad física
adecuada, a una recuperación de la normalidad para mitigar tales efectos.
El sedentarismo es un hábito muy extendido en los países industrializados. Pero
es un hábito modificable; por ello hemos de insistir cuanto sea posible para
concienciarnos al respecto. Se trata de adquirir hábitos de vida saludables, que siempre
serán hábitos de vida activos (o sea, que incluyan el ejercicio físico). Referido a salud,
es mucho más importante el que una persona sedentaria pase a realizar alguna actividad
física que el aumento de actividad por parte de una persona que ya hace algún ejercicio
físico.
Para acabar este apartado podemos afirmar que la importancia del ejercicio
físico en el ser humano radica no sólo en lo que produce sino especialmente en lo que
evita.
3. Efectos positivos del ejercicio físico sobre el organismo.
Vamos ahora a concretar o profundizar un poco más y ver qué efectos positivos
produce en nuestro organismo la práctica habitual de un ejercicio físico adecuado a
nuestras necesidades.
3.1. Efectos sobre el sistema circulatorio.
Cuando realizamos ejercicio físico de forma continuada y en las condiciones
adecuadas, se producen en el sistema circulatorio unas adaptaciones que pasamos a
enumerar a continuación. Antes diremos que el mejor modo de lograr tales
adaptaciones es mediante el trabajo de la capacidad física resistencia en su versión
aeróbica. Dichas adaptaciones son:
-De inmediato se produce un aumento de la frecuencia cardíaca como respuesta a una
mayor demanda de oxígeno y nutrientes por parte del organismo para poder realizar un
mayor trabajo.
-Pero a largo plazo se producen otros efectos (que son los que realmente nos interesan):
1-Aumentan las cavidades cardíacas, permitiendo así al corazón recibir y
bombear más sangre (o sea, aumenta el volumen minuto).
2-Se fortalecen las paredes del corazón, lo cual permite impulsar mejor la sangre
en cada bombeo o sístole.
3-Disminuye la frecuencia cardíaca (como consecuencia de lo anteriormente
expuesto), lo cual permite al corazón realizar el mismo cometido o función
pero con un menor trabajo ya que descansa más entre sístoles.
4-Mejora la elasticidad de los vasos sanguíneos, lo cual facilita una óptima
circulación sanguínea al tiempo que influye directamente en la prevención de
la arteriosclerosis, la hipertensión (que son precisamente dos de los grandes
problemas de la vida sedentaria) y las varices.
5-Se amplía y perfecciona la red de capilares, lo que permite una mejor
irrigación sanguínea de todas nuestras células.
6-Aumenta la calidad de la sangre (p. ej. nº de glóbulos rojos) con lo que puede
transportar más y mejor el oxígeno y los nutrientes que requieren las células,
así como también retirar los productos de desecho que se generan (anhídrido
carbónico y otros).
7-Mejora la eficacia en el intercambio de elementos entre la sangre y las células,
lo cual permite, por ejemplo, una mejor oxigenación del organismo (así se
podrá trabajar más y en mejores condiciones).
3.2. Efectos sobre el sistema respiratorio.
Igualmente, cuando realizamos ejercicio físico de forma continuada y en las
condiciones adecuadas, se producen en el sistema respiratorio una serie de adaptaciones
que pasamos a enumerar a continuación. También aquí el mejor modo de lograr tales
adaptaciones es mediante el trabajo de la capacidad física resistencia en su versión
aeróbica. Dichas adaptaciones son:
-De inmediato se produce un aumento de la frecuencia y la profundidad de los
movimientos respiratorios con lo que la ventilación alveolar aumenta a medida que lo
hace el trabajo que efectúa el organismo (para así disponer de más oxígeno y eliminar
más anhídrido carbónico; si no fuese así, no podría aumentarse el trabajo).
-Pero a largo plazo se producen otros efectos (que son los que realmente nos interesan):
1-Aumenta la capacidad vital (volumen de aire existente entre una inspiración
máxima y una espiración igualmente máxima). Esto permite poder tomar y
expulsar más aire, lo que permite tomar más oxígeno y eliminar más anhídrido
carbónico.
2-Mejora la eficacia en el intercambio de elementos entre la sangre y los
alveolos pulmonares (mayor intercambio de oxígeno-anhídrido carbónico y en
menor tiempo); o sea, mejora la hematosis o difusión.
3-Aumenta también el espacio alveolar para realizar dicho intercambio de
oxígeno-anhídrido carbónico.
4-Si la práctica es continuada, se obtiene un efecto de “purificación” de los
pulmones (mayor eliminación de los residuos tóxicos que puedan albergar
como restos del humo de tabaco, de la contaminación ambiental, etc.).
5-Aumenta la eficacia y resistencia de los músculos respiratorios.
3.3. Efectos sobre el aparato locomotor.
Cuando realizamos ejercicio físico de forma continuada y en las condiciones
adecuadas, también en el aparato locomotor se producen una serie de adaptaciones o
efectos:
a. En el sistema muscular se producen las siguientes mejoras: aumenta el volumen
muscular (especialmente si se trabaja la capacidad física fuerza); aumenta la fuerza que
pueden ejercer los músculos; aumenta la eficacia de las células musculares (ya que
disfrutan de una mejor irrigación sanguínea, de una mejor estimulación nerviosa y de
una optimización de los procesos de creación de energía); aumenta la resistencia de los
músculos a la fatiga; aumenta la elasticidad muscular (siempre y cuando se trabaje la
capacidad física flexiblidad, especialmente a través de los estiramientos); y, por último,
se produce una mejora de la estructura y función de los tendones.
b. En los sistemas óseo y articular se producen las siguientes mejoras: aumento o
mantenimiento de la mineralización del hueso, por lo que el esqueleto se vuelve más
resistente a las enfermedades que pueden afectarlo en la madurez como la osteoporosis
y la artrosis (por tanto, la adecuada actividad física actúa como preventivo de estas
enfermedades; pero, ¡mucha atención¡: una incorrecta o exagerada actividad física,
multiplica las posibilidades de sufrir y agravar dichas enfermedades); asimismo, se
produce una mejora de la estructura y función de los ligamentos; y también se produce
una mayor amplitud de movimiento articular. (Nota: no confundas tendón y ligamento,
¿recuerdas?).
3.4. Efectos sobre el sistema nervioso.
La práctica continuada y adecuada de ejercicio físico favorece el correcto
funcionamiento del sistema nervioso. Así la velocidad de transmisión del impulso
nervioso es más rápida y exacta, con lo que se disfruta de mejor velocidad de reacción,
mejor coordinación y mejores reflejos. No olvidemos que el sistema nervioso regula
toda actividad que se produce en nuestro organismo; luego si cuidamos o mejoramos el
funcionamiento de dicho sistema, esto repercutirá sobre un mejor funcionamiento del
organismo.
3.5. Efectos sobre la estética o “silueta”.
El adecuado y continuo ejercicio físico contribuye de manera decisiva a alcanzar
y mantener una mejor silueta o figura. Por lo general, en nuestra cultura y en la mayoría
de los países occidentales se come más de lo que se necesita, o sea, más de lo que se
gasta; si estos excedentes no son “quemados”, se almacenan en forma de grasa, es decir,
engordamos. El ejercicio físico supone un gasto calórico extra que contribuye a que eso
no sea así. En otras culturas menos “occidentalizadas”, donde la actividad física forma
parte del modo de vida habitual de las personas, la obesidad es prácticamente
inexistente.
En la mayoría de los países occidentales la obesidad es un grave problema muy
extendido. Sin embargo, vivimos en una sociedad que rinde un auténtico culto al
cuerpo; la publicidad nos bombardea constantemente con imágenes de cuerpos que se
consideran estéticamente perfectos. Parece que estamos obligados o tener una figura
acorde con esos modelos. Tanto es así que hay mucha gente que realiza actividad física
sólo con la finalidad de mejorar o cuidar su figura; y cuando lo consigue (o se cansa)
abandona la actividad física. Lamentable error; siempre hemos de hacer actividad física,
sea cual sea nuestra figura. El cuidado o mejora de la silueta puede ser una razón
secundaria para la práctica de ejercicio físico pero nunca debe ser la razón
fundamental: la estética puede ser importante, pero la salud lo es mucho más. Primero
la salud, después la imagen (y no al contrario: sacrificar la salud a cambio de tener una
buena imagen).
3.6. Otros efectos (psicológicos, sociales...).
La práctica de ejercicio físico también facilita la:
-Liberación de energías y tensiones acumuladas (efecto “catarsis”).
-Eliminación o disminución del estrés (uno de los grandes problemas de las
“avanzadas” sociedades occidentales).
-Disminución de los niveles de ansiedad.
-Mejora de los estados de depresión.
-Mejora de nuestro estado emocional.
-Mejora del rendimiento intelectual.
-Mejora de la autoestima y autoconfianza de la persona, sintiéndose más a gusto
consigo misma y con los demás; o sea, sintiéndose mejor a todos los niveles. En
consecuencia, el ejercicio físico puede producir una sensación de bienestar y
satisfacción, tanto a corto como, especialmente, a largo plazo.
-Por otro lado, la práctica de un hábito saludable como es el ejercicio físico ayuda o
invita a llevar una vida más “ordenada” donde es más difícil que tengan cabida otros
hábitos no saludables (sedentarismo, tabaco, alcohol, otras drogas, etc.).
-La actividad fisico-deportiva también actúa como un factor de integración social,
ampliando y mejorando, a menudo, las relaciones con los demás. La práctica de
ejercicio físico suele llevarnos a conocer nuevas personas que coinciden con nosotros en
el gimnasio, en la pista, corriendo por el parque, etc. No hablemos ya de los “clubs” y
asociaciones deportivas, en los que los miembros llegan a establecer lazos de amistad
para toda la vida, aunque ese no sea el objetivo fundamental de la asociación o club.
Practicar ejercicio físico permite ampliar notablemente nuestro abanico de relaciones
personales. Surgen nuevas amistades fuera de la familia, de los vecinos o de los
compañeros de trabajo. Además, las situaciones que se producen en el juego o en el
deporte pueden hacer más intensas las relaciones y la comunicación entre las personas.
-El correcto ejercicio físico produce otros efectos beneficiosos sobre nuestro organismo
que aquí no vamos a exponer por ser de difícil comprensión para un nivel
correspondiente a 3º de E.S.O.
En resumen, el adecuado ejercicio físico, realizado de forma correcta y habitual,
mejora nuestra calidad de vida, permitiéndonos vivir mejor sea cual sea nuestra edad,
sexo, profesión, etc. ¡Qué más se puede pedir!.
¿AÚN NECESITAS MÁS RAZONES PARA CONVENCERTE DE LA
NECESIDAD E IMPORTANCIA DE UNA ADECUADA ACTIVIDAD FÍSICA?.
Pero no basta con estar convencido, hay que ponerse “manos a la obra”. ¡Ánimo y no
abandones nunca los buenos hábitos!.
4. Efectos negativos de un exceso de ejercicio físico o de un ejercicio físico
inadecuado o incorrecto.
El exceso de ejercicio físico (sea por cantidad, intensidad o ambas) no es bueno,
sino todo lo contrario. Igual ocurre con la práctica de ejercicio físico de forma
incorrecta; y también con la práctica de un ejercicio inadecuado para una determinada
persona (por enfermedad, lesión, falta de capacidad física y/o técnica, etc.).
Existe, en estos casos, grave riesgo de lesión deportiva, degeneración del aparato
locomotor, complicaciones cardiovasculares, agotamiento, estrés...
También el ejercicio físico realizado de forma prematura o desmedida en
personas con alguna enfermedad o lesión puede conllevar una serie de efectos negativos
si no se respeta el adecuado reposo que exija el periodo de convalecencia, la adecuada
progresión en la actividad física a realizar, la adecuada actividad o actividades elegidas,
etc. Pero si el reposo continúa y/o se establece el sedentarismo, entonces el problema,
lejos de resolverse, se agrava aún más. P. ej. tras un esguince de tobillo, lo mejor no es
dedicarse a reposo de la articulación y no hacer nada; es fundamental darle cierto
tiempo de reposo pero también es fundamental iniciar cierta actividad física en
determinado momento.
DESPUÉS DE TODO LO EXPUESTO TIENES QUE TENER MUY CLARO
QUE LOS EXTREMOS (escaso o nulo ejercicio físico / exceso o inadecuado ejercicio
físico) NUNCA SON BUENOS: LA VIRTUD SIEMPRE SUELE ESTAR EN EL
TÉRMINO MEDIO: ni poco ni mucho ejercicio físico; hecho con corrección y de
forma adecuada a cada persona.
5. Términos y conceptos que debes recordar y conocer para el estudio y la
comprensión de este tema.
-Volumen minuto (o volumen minuto cardíaco): Cantidad de sangre oxigenada que el
corazón es capaz de bombear en un minuto. En estado de reposo, el Vm es aprox. de 5
litros/minuto llegando a alcanzar durante un ejercicio intenso, en atletas entrenados, los
40 litros/minuto.
-Frecuencia cardíaca: Número de latidos o contracciones que da el corazón en un
minuto. La frecuencia cardíaca (F.C.) indica el nivel de esfuerzo que soporta nuestro
corazón (y organismo). Cuanto más intenso sea un trabajo, más alta será la F.C. Por eso,
para saber la intensidad de un esfuerzo o trabajo hemos de contar el nº de pulsaciones
por minuto.
La frecuencia cardíaca en reposo (F.C.R.) puede oscilar, según las estadísticas,
entre 50 y 100 puls/min. Hay deportistas que llegan a tener una F.C.R. de 35 puls/min.
o, incluso, inferior.
-Frecuencia cardíaca máxima: Número máximo de pulsaciones por minuto. La
frecuencia cardíaca máxima (F.C.M.) puede determinarse a través de una prueba física
de esfuerzo máximo; pero esto, si no se está acostumbrado a entrenar a un alto nivel, es
muy arriesgado. Por tanto, para una persona que no esté acostumbrada a realizar
ejercicio físico muy intenso, se aplica la siguiente fórmula:
F.C.M. = 220-Edad
Ésta es una regla o fórmula muy prudente; se aplica para evitar posibles
problemas o complicaciones (especialmente a nivel cardíaco) durante la realización del
ejercicio físico. Si no estamos acostumbrados al ejercicio físico habitual y muy intenso,
debemos respetar siempre esta F.C.M. Los deportistas de alto nivel, evidentemente, no
respetan esta fórmula ya que ellos sí que están acostumbrados al ejercicio físico muy
intenso.
-Algunos principios de la frecuencia cardíaca: La F.C. de un individuo se utiliza para
determinar la capacidad de trabajo del corazón (y, por extensión, del organismo). O sea,
la F.C. es un síntoma del nivel de condición física del individuo. Esto se basa en los
siguientes principios:
a. En general, cuanto más baja sea la F.C.R., más eficiente es el corazón (siempre y
cuando no exista ninguna patología).
b. Durante la realización de un mismo ejercicio físico, un corazón entrenado no
aumenta su F.C. tanto como otro no entrenado. Por tanto, ante un mismo trabajo, cuanto
menor sea la F.C., más eficiente es el corazón.
c. Durante la realización de un ejercicio de intensidad máxima, un corazón entrenado
puede alcanzar una F.C.M. superior a la de otro no entrenado (y con menores riesgos).
Por tanto, ante un trabajo máximo, cuanto mayor sea la F.C.M., más eficiente es el
corazón.
d. Tras la realización de un mismo ejercicio físico, un corazón entrenado recupera sus
niveles de reposo antes que otro no entrenado. Por tanto, tras un mismo trabajo, cuanto
antes se recuperen las condiciones de reposo, más eficiente es el corazón.
-Estímulos que consiguen entrenamiento: Para saber si una actividad física provoca
mejora en mi nivel de condición física, se emplea la fórmula del “Estímulo de
entrenamiento” (E.E.):
E.E. = (F.C.M. - F.C.R.) 60% + F.C.R.
o lo que es lo mismo:
E.E. = (F.C.M. - F.C.R.) 0.6 + F.C.R.
Esta fórmula sólo es válida si la F.C.M. se obtiene según la regla anteriormente
expuesta. Por tanto, no es válida para deportistas que obtengan su F.C.M. sometiéndose
a pruebas físicas de esfuerzo máximo.
El resultado obtenido con la fórmula del E.E. nos indicará el nivel al que, como
mínimo, esa persona habrá de elevar su F.C., durante la realización de un ejercicio
físico, si quiere que dicho ejercicio le provoque una mejora en su nivel de condición
física. Además, es necesario que en ese ejercicio se mantenga el E.E. durante 15-20
minutos como mínimo y que dicho ejercicio se repita, al menos, 2 ó 3 veces a la
semana. Los efectos de mejora aparecerán a las 8-10 semanas. Si se abandona la
actividad, esta mejora experimentada va disminuyendo hasta perderse completamente.
-Inspiración: Introducción de aire en los pulmones. El volumen de aire suele ser, según
la estadística, de 0´5 litros.
-Espiración (no confundir con expiración): Expulsión de aire de los pulmones al
exterior (también conocido como exhalación o exhalar). Lógicamente, el volumen es el
mismo que en la inspiración.
-Difusión o hematosis: Intercambio de oxígeno-anhídrido carbónico que se produce en
los finísimos capilares que pasan por los alveolos pulmonares.
-Frecuencia respiratoria: Número de inspiraciones-espiraciones que realizamos en un
minuto. La frecuencia respiratoria normal o media en reposo, según la estadística, es de
12-13 respiraciones por minuto.
-Capacidad vital: Volumen de aire que se introduce y expulsa en una inspiración y
espiración máximas. Suele ser, según la estadística, de aprox. 4 litros; pero en una
persona entrenada puede llegar a ser de 6´5 litros.
TEN MUY PRESENTES LOS ASPECTOS POSITIVOS QUE TIENE LA
PRÁCTICA DE UN ADECUADO EJERCICIO FÍSICO Y LOS ASPECTOS
NEGATIVOS QUE TIENE EL SEDENTARISMO. SÉ RAZONABLE Y ACTÚA EN
CONSECUENCIA. ¡ÁNIMO!.
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