DERECHOS COLECTIVOS BÁSICOS DE LOS QUE SON

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DERECHOS COLECTIVOS BÁSICOS DE LOS QUE SON
TITULARES LOS TRABAJADORES AUTÓNOMOS EN EL
DERECHO ESPAÑOL
MARÍA DOLORES RUBIO DE MEDINA
Doctora en Derecho
Funcionaria Cuerpo A11. Junta de Andalucía
Componente grupo investigación PAI-SEJ 447 Universidad de Sevilla
PALABRAS CLAVE: trabajadores autónomos, sindicatos, asociaciones empresariales,
asociaciones profesionales, derechos colectivos básicos
ÍNDICE:
I. Introducción .................................................................................................................. 2
II. Derecho de los trabajadores autónomo a afiliarse a un sindicato o a una asociación
empresarial........................................................................................................................ 4
III. Derecho a afiliarse y fundar asociaciones profesionales específicas de trabajadores
autónomos ......................................................................................................................... 9
IV. Derecho a ejercer la actividad colectiva para la defensa de los intereses
profesionales ................................................................................................................... 14
V. Bibliografía ................................................................................................................ 14
DERECHOS COLECTIVOS BÁSICOS DE LOS QUE SON
TITULARES LOS TRABAJADORES AUTÓNOMOS EN EL
DERECHO ESPAÑOL
MARÍA DOLORES RUBIO DE MEDINA
I. Introducción
Los derechos colectivos básicos de las personas trabajadoras autónomas son objeto de la
atención en el Título III de la Ley 20/2007, de 11 julio 2007, del Estatuto del trabajo
autónomo (BOE núm. 166, 12.7.2007), apartado que, en palabras de su preámbulo,
“regula los derechos colectivos de todos los trabajadores autónomos, definiendo la
representatividad de sus asociados conforme a criterios objetivos, establecidos en el
artículo 21 y creando el Consejo de Trabajo Autónomo como órgano consultivo del
Gobierno en materia socioeconómica referida al sector en el artículo 22”. Entre esos
derechos colectivos destaca el derecho de asociación del que son individualmente
titulares los trabajadores autónomos como se reconoce en el apartado primero del art. 19
de la Ley 20/2007, los cuales pueden ejercer tal derecho a través de distintas
modalidades asociativas: sindicatos, asociaciones empresariales o asociaciones
profesionales de trabajadores autónomos, a éstas últimas se refiere el art. 20 de la Ley
20/2007 y a las que se les atribuye la titularidad de los derechos colectivos a que se
relacionan en el apartado segundo del art. 19 anteriormente citado, siendo éstos los
siguientes: “a) Constituir federaciones, confederaciones o uniones, previo el
cumplimiento de los requisitos exigidos para la constitución de asociaciones, con
acuerdo expreso de sus órganos competentes. Asimismo, podrán establecer los vínculos
que consideren oportunos con organizaciones sindicales y asociaciones empresariales.
b) Concretar los acuerdos de interés profesional para los trabajadores autónomos
económicamente dependientes afiliados en los términos previstos en el artículo 13 de la
presente Ley.
c) Ejercer la defensa y tutela colectiva de los intereses profesionales de los
trabajadores autónomos.
d) Participar en los sistemas no jurisdiccionales de solución de las controversias
colectivas de los trabajadores autónomos cuando esté previsto en los acuerdos de
interés profesional”.
A tenor de lo expuesto, dentro de los derechos colectivos de las personas trabajadoras
autónomas habrá que diferenciar aquéllos cuya titularidad se atribuye individualmente a
cada trabajador autónomo y aquellos otros cuya titularidad corresponde a las
asociaciones de trabajadores autónomos que este colectivo constituya; siendo el
objetivo de este breve estudio especificar el derecho colectivo de los trabajadores
autónomos a constituir o formar parte de una asociación (sindical, empresarial o
asociación profesional específica de trabajo autónomo) desde el punto de vista estatal,
principalmente, sin incidir en profundidad en las normas de las Comunidades
Autónomas que tienen competencias en esta materia dentro de su ámbito territorial de
actuación1 y a ejercer la actividad colectiva en defensa de sus intereses profesionales.
Para concretar este grupo de derechos se deberá de tener en cuenta las disposiciones
reglamentarias que complementan la Ley 20/2007, siendo éstas: el Real Decreto
197/2009, de 23 de febrero, por el que se desarrolla el Estatuto del Trabajo Autónomo
en materia de contrato del trabajador autónomo económicamente dependiente y su
registro y se crea el Registro Estatal de asociaciones profesionales de trabajadores
autónomos (BOE núm. 54, 4.3.2009); el Real Decreto 1613/2010, de 7 de diciembre,
por el que se crea y regula el Consejo de la representatividad de las asociaciones
profesionales de trabajadores autónomos en el ámbito estatal y se establece la
composición y el régimen de funcionamiento y organización del Consejo del Trabajo
Autónomo (BOE núm. 315, 28.12.2010); y la Orden TIN/449/2011, de 1 de marzo, por
la que se publica la convocatoria cuatrienal para la determinación de la
representatividad de las asociaciones profesionales de trabajadores autónomos en el
ámbito estatal (BOE núm. 54, 4.3.2011).
1
El art. 20.2 de la Ley 20/2007 establece al respecto que “Con independencia de lo previsto en el artículo
10 de la Ley Orgánica 1/2002, de 22 de marzo, reguladora del Derecho de Asociación, las asociaciones
profesionales de trabajadores autónomos deberán inscribirse y depositar sus estatutos en el registro
especial de la oficina pública establecida al efecto en el Ministerio de Trabajo y Asuntos Social [hoy
Ministerio de Empleo y de Seguridad Social] o de la respectiva Comunidad Autónoma, en el que la
asociación desarrolle principalmente su actividad. [...]”. Lo que viene a establecer la norma es un
principio de atribución de competencias en el marco territorial de actuación de la organización, cuando
una asociación tuviere un ámbito principal de actuación que no supere el territorio de dicha Comunidad
Autónoma, su inscripción y depósito estatutario deberá realizarse en el registro que ésta instaure; en el
supuesto de que el ámbito territorial de actuación de la asociación supere el ámbito territorial de una
Comunidad Autónoma, la competencia para inscribir y depositar los estatutos corresponde a los órganos
centrales del Estado, situados en la actualidad en el Ministerio de Empleo y Seguridad Social.
II. Derecho de los trabajadores autónomo a afiliarse a un sindicato o a una
asociación empresarial
El reconocimiento de las sindicatos y las asociaciones empresariales se realiza a nivel
constitucional en el Título Preliminar de la Constitución española de 1978, cuyo artículo
7 establece al respecto que “Los sindicatos de trabajadores y las asociaciones
empresariales contribuyen a la defensa y promoción de los intereses económicos y
sociales que les son propios. Su creación y el ejercicio de su actividad son libres dentro
del respeto a la Constitución y a la Ley. Su estructura interna y funcionamiento deberán
ser democráticos”; otorgándoles un lugar privilegiado dentro de la estructura de esta
norma; ya que el derecho de asociación, en general, se reconoce dentro de los derechos
fundamentales y las libertades públicas (art. 22 de la Constitución), estableciéndose al
respecto que se deberán inscribir en un registro a los solos efectos de publicidad;
precisión que el art. 7 de la Constitución no realiza para los sindicatos y las asociaciones
empresariales, para éstas dos últimas organizaciones, el depósito de los estatutos en la
oficina competente es requisito necesario para que puedan adquirir personalidad
jurídica, como se verá.
El art. 19.1.a) de la Ley 20/2007 establece el derecho de las personas trabajadoras
autónomas a “afiliarse al sindicato o asociación empresarial de su elección, en los
términos establecidos en su legislación correspondiente”; el análisis de este escueto
reconocimiento plantea varias cuestiones, de las que se reseñan cuatro muy evidentes:
1. Habrá que determinar a qué normativa se refiere. Al respecto, la legislación aplicable
a los sindicatos y a las asociaciones empresariales, siendo; por un lado, las disposiciones
legales que posibilitan que se constituyan, depositen e inscriban en las oficinas de
depósito los estatutos de un sindicato o una asociación empresarial; y por otro, que se
deberá de tener en cuenta, además, los estatutos de cada sindicato o asociación
empresarial que son las normas internas que concretan los requisitos que en cada caso
deberá cumplir cada afiliado para pertenecer a la organización, por ejemplo.
En lo que se refiere a las normas estatales, el art. 1.3 de la Ley Orgánica 1/2002, de 22
de marzo, reguladora del Derecho de Asociación (BOE núm. 73, 26.3.2012) aclara que
se regirán por su legislación específica los sindicatos y las organizaciones
empresariales, entre otras instituciones; estableciendo, sin embargo, en su Disposición
final segunda, su carácter supletorio respecto a las normas específicas para lo no
previsto en éstas.
Conforme a lo expuesto, la legislación específica aplicable a los sindicatos es la Ley
Orgánica 11/1985, de 2 de agosto, de Libertad Sindical2. Para las asociaciones
empresariales se aplicará lo dispuesto en la Ley 19/1977, de 1 de abril, sobre regulación
del derecho de asociación sindical y su normativa de desarrollo, el Real Decreto
873/1977, de 22 de abril.
Cuando se constituyen un sindicato o una organización empresarial, estas
organizaciones para poder adquirir personalidad jurídica deberán de presentar sus
estatutos en los oficina de depósito correspondiente para que los mismos sean
analizados por la autoridad competente; estamos ante un control formal realizado por la
persona encargada de la oficina de depósito, que no material del contenido de los
estatutos, pues éste último sólo corresponde a los tribunales competentes. La persona
encargada de la unidad administrativa correspondiente deberá de asegurarse que dichos
estatutos contienen los requisitos mínimos establecidos en la legislación aplicable,
siendo los establecidos en el art. 4.2 de la Ley Orgánica 11/1985 para los sindicatos y el
art. 3 del Real Decreto 873/1977 para las asociaciones profesionales, entre ellos se
incluyen los requisitos requeridos para afiliarse a la organización. Si la autoridad
administrativa competente estima que existen defectos, tendrá que requerir a las partes
interesadas para que procedan a realizar su subsanación, procediéndose a rechazar el
depósito de los estatutos en el supuesto que no fueren subsanados dentro de plazo
conforme a los preceptos legales. El mismo mecanismo se seguirá cuando se trata de
depositar los estatutos modificados de una organización ya registrada.
El rechazo del depósito, en las organizaciones que pretendan constituirse, conlleva la
consecuencia de que el sindicato o la asociación empresarial no podrá adquirir
personalidad jurídica, puesto que conforme a las normas respectivamente aplicables la
personalidad jurídica –a la que por cierto no se refiere el art. 7 de la Constitución- se
adquiere transcurridos 20 días hábiles a computar desde la fecha de admisión del
depósito de los estatutos. Si se tratase de una modificación estatutaria de una
organización ya inscrita y que es rechazada por irregularidad o no haberse realizado la
subsanación de las deficiencias observadas dentro de plazo, la organización tendría
personalidad jurídica, pero al rechazarse el depósito de los estatutos modificados por
2
Si se tratase de un sindicato de ámbito territorial inferior a una Comunidad Autónoma, tendrá que
aplicarse lo dispuesto en la normativa autonómica que le fuere de aplicación, por ejemplo, en el caso de la
Comunidad Autónoma de Andalucía, además de las disposiciones contenidas en la Ley Orgánica
11/1985, para depositar sus estatutos en las oficinas competentes se deberán de respetar las disposiciones
establecidas en el Decreto 14/1986, de 5 de febrero, por el que se regula el régimen de depósito de los
estatutos de los sindicatos de trabajadores en Andalucía (Publicado en BOJA núm. 22, de 15.3.1986).
entenderse que no cumplen los requisitos legales, se seguiría aplicando los últimos que
se hubieren aceptado en depósito.
2. Se establece el reconocimiento expreso de las personas trabajadoras autónomas a
formar parte –afiliarse o asociarse- a asociaciones sindicales o empresariales
constituidas y en funcionamiento3; es decir, a que cualquier autónomo pueda presentar
su solicitud de afiliación a un sindicato o una asociación empresarial conforme a lo que
indiquen los estatutos de cada una de estas organizaciones.
Una persona trabajadora autónoma en el caso de estar interesada en afiliarse a un
sindicato o una asociación empresarial deberá presentar su solicitud a la propia
organización de su interés conforme a lo que se indique en sus estatutos; recibida la
solicitud el sindicato o la asociación empresarial la analizará para ver si tal autónomo
cumple los requisitos estatutarios y admitirá la solicitud de la afiliación o no conforme a
lo que estimen los órganos encargados de analizar la misma. Con independencia de que
la persona autónoma pueda recurrir ante los órganos superiores de la organización el
rechazo de su afiliación (competencia que normalmente se atribuye a la Asamblea
General o similar), la negativa de la asociación empresarial o del sindicato a admitir a la
persona trabajadora autónoma que lo solicita podría vulnerar el derecho de asociación
de aquélla si la inadmisión no se encuentra debidamente justificado por los estatutos o
por la ley, dado que la estructura interna y el funcionamiento de estas organizaciones
deberán ser, necesariamente, democráticos; aspecto que viene igualmente confirmado,
por ejemplo, por el art. 2.1.b) de la Ley Orgánica 11/1985 que establece al respecto el
derecho de los trabajadores a afiliarse al “sindicato de su elección con la sola condición
de observar los estatutos del mismo o a separarse del que estuviese afiliado, no
pudiendo nadie ser obligado a afiliarse a un sindicato”.
3. No se establece expresamente en el art. 19.1.a) de la Ley 20/2007 el derecho de los
trabajadores autónomos a constituir directamente sindicatos o asociaciones
empresariales; es decir a ser fundadores o promotores de los mismos.
3
En este trabajo se analiza, exclusivamente, los sindicatos y asociaciones profesionales que tienen
personalidad jurídica, para adquirir la cual tendrán que presentar la documentación correspondiente en la
Oficina pública de depósito de los estatutos que corresponda conforme su ámbito territorial de actuación.
Esta personalidad jurídica se adquiere una vez transcurridos 20 días hábiles a computar desde la
aceptación del depósito de los estatutos por la autoridad registral competente. La consecuencia de esta
adquisición de personalidad jurídica e inscripción en las oficinas de depósito competentes se establecen
en el art. 10.4 de la Ley Orgánica 1/2002, de 22 de marzo, de Asociación que establece al respecto: “Sin
perjuicio de la responsabilidad de la propia asociación, los promotores de asociaciones no inscritas
responderán, personal y solidariamente, de las obligaciones contraídas con terceros. En tal caso, los
asociados responderán solidariamente por las obligaciones contraídas por cualquiera de ellos frente a
terceros, siempre que hubieran manifestado actuar en nombre de la asociación”.
En lo que se refiere a la constitución de sindicatos, esta cuestión es menos problemática,
puesto que expresamente es un derecho no reconocido por la Ley Orgánica de Libertad
Sindical, cuyo art. 1.2 establece que los sindicatos pueden ser fundados tanto por
“aquellos que sean sujetos de una relación laboral como aquellos que lo sean de una
relación de carácter administrativo o estatutario al servicio de las Administraciones
Públicas”, señalando su art. 3.3 que “los trabajadores por cuenta propia que no tengan
trabajadores a su servicio, los trabajadores en paro y los que hayan cesado su
actividad laboral, como consecuencia de su incapacidad o jubilación, podrán afiliarse
a las organizaciones sindicales constituidas con arreglo a lo expuesto en la presente
Ley, pero no fundar sindicatos que tengan precisamente por objeto la tutela de sus
intereses singulares, sin perjuicio de su capacidad para constituir asociaciones al
amparo de la legislación específica”; es decir, que en la Ley Orgánica de Libertad
Sindical a las personas trabajadoras autónomas que no tengan trabajadores a su cargo se
les está denegando la posibilidad de constituir sindicatos específicos, pero no de
afiliarse; negándose, incluso la afiliación, a los trabajadores autónomos que tengan
trabajadores a su servicio, junto con la posibilidad de constituir sindicatos como
fundadores o promotores. La negativa resulta lógica dado que como los trabajadores que
tienen contratados los trabajadores autónomos se encuentran, normalmente, dados de
alta en el Régimen de la Seguridad Social por cuenta ajena, se entiende que este
autónomo tendrá la consideración de empresario aplicando el contenido del art. 1.1 del
Real Decreto Legislativo 1/1995, de 24 de marzo, por el que se aprueba el texto
refundido de la Ley del Estatuto de los Trabajadores.
En lo que se refiere a la asociaciones empresariales, se obvia que el trabajador
autónomo que tiene trabajadores a su cargo es un empresario, existiendo un falta de
mención expresa que entra en contradicción con otras disposiciones, teniendo derecho,
en mi opinión a fundar asociaciones empresariales4.
4. Los trabajadores autónomos extranjeros ¿tienen el mismo derecho a afiliarse a las
asociaciones empresariales y o sindicales que los trabajadores autónomos españoles?
Tras la reforma introducida por la Ley Orgánica 2/2009, de diciembre (BOE núm. 299,
12.12.2009) a consecuencia de los recursos de inconstitucionalidad interpuestos contra
4
Esta hipótesis la desarrollo en el artículo: <<Los trabajadores autónomos y su derecho a afiliarse y a
constituir organizaciones empresariales, sindicales y profesionales>>. Revista del Ministerio de Empleo y
Seguridad Social. Núm. 96, 2012. (Págs. 125-145).
la Ley Orgánica de Extranjería, que fueron resueltos por las STC 236/2007, de 7 de
noviembre y la STC 259/2007, de 19 de diciembre5, el texto del art. 8 de la Ley
Orgánica 4/2000, de 11 de enero, sobre derechos y libertades de los extranjeros en
España y su integración social, establece que "Todos los extranjeros tiene derecho de
asociación en las mismas condiciones que los españoles”; en cuanto a la libertad de
sindicación, su art. 11.1 dispone que "Los extranjeros tienen derecho a sindicarse
libremente o a afiliarse a una organización profesional, en las mismas condiciones que
los trabajadores españoles”.
Así pues, reconocido el derecho en las mismas condiciones que los trabajadores
españoles, en lo que se refiere a las asociaciones empresariales habrá que estarse a lo
dispuesto en los estatutos de estas organizaciones, los cuales deberán contener, como
establece el art. 3.7 del Real Decreto 873/1977 “los requisitos y procedimientos para la
adquisición y perdida de la condición de miembro y sistema de constancia de los
asociados componentes, en garantía de los mismos”. Los estatutos, necesariamente,
deberán de recoger disposiciones que garanticen el funcionamiento democrático de la
asociación, en consecuencia, lo lógico es que exijan que se traten de trabajadores
autónomos y que las condiciones complementarias que impongan a los posibles
afiliados españoles –por ejemplo, estar dado de alta en el Régimen Especial de
Trabajadores Autónomos- sean idénticas a las que se exijan para las personas
autónomas extranjeras, so pena de violar el principio de igualdad. La mera exclusión de
una persona trabajadora autónoma por razones de nacionalidad sería causa de
discriminación prohibida conjuntamente por los arts. 7 y 14 de la CE.
Igualmente, para obtener la afiliación de un autónomo extranjero a un sindicato, deberá
de estarse a lo dispuesto en los estatutos de cada sindicato. En el momento que tal
trabajador autónomo tenga un trabajador a su cargo, adquirirá, a efectos de la Ley
Orgánica 11/1985 y aplicando el contenido del art. 1.1 del Estatuto de los Trabajadores,
la posición de empresario, por tanto no podrá fundar ni afiliarse a un sindicato; y ello
con independencia de que se sea español o extranjero. Conviene precisar que la STS
2.3.2007 (Sala de lo Social) confirmó el criterio seguido por un Registro de
Asociaciones Empresariales que se había negado a aceptar el depósito de los estatutos
5
Reforma realizada tras la STC 259/2007, de 19 de diciembre, que reconoce que las exigencias que la ley
de extranjería imponía “a los extranjeros para el ejercicio de los derechos fundamentales de reunión,
asociación, sindicación y huelga, de que tuvieran residencia legal en España, constituía una restricción
injustificada y, por tanto, contraría a la constitución, ya que según la misma, los indicados derechos
alcanzan a todas las personas por el mero hecho de serlo.
de una organización constituida por organizaciones empresariales y organizaciones
sindicales; interpretando que se trataba de una asociación de naturaleza mixta, integrada
por organizaciones que tenían una distinta posición institucional, tutelando cada una de
ellas intereses distintos, lo que supone, en definitiva, que las organizaciones admitidas
con esta naturaleza mixta serían conflictivas puesto que se encontrarían frente a los
derechos empresariales los derechos de los trabajadores que no son empresarios.
III. Derecho a afiliarse y fundar asociaciones profesionales específicas de
trabajadores autónomos
En este supuesto, el art. 19.1.b) de la Ley 20/2007, que establece que los trabajadores
autónomos tienen derecho a “Afiliarse y fundar asociaciones profesionales específicas
de trabajadores autónomos sin autorización previa”, reconoce dos derechos
completamente distintos, por un lado el derecho a afiliarse a organizaciones ya
constituidas; y, por otro lado, el derecho a fundarlas conforme a lo establecido en el art.
22 de la Constitución.
El derecho a fundar asociaciones profesionales específicas se concreta a través de las
vías indicadas en el art. 20 y la DT 1.ª de la Ley 20/2007. Se plantea la cuestión de si el
derecho de afiliarse y constituir este tipo de asociaciones se reconoce también a los
extranjeros, dado que el art. 1.4 de la Ley 20/2007 establece que la misma será e
aplicación a los trabajadores autónomos extranjeros que reúnan los requisitos
establecidos en la Ley Orgánica 4/2000, de 11 de enero, de derechos y libertades de los
extranjeros en España y su integración social; evidentemente se trata de una referencia
expresa al Capítulo III del Título II de dicha Ley Orgánica en lo que se refiere a las
autorizaciones de trabajo por cuenta propia para los extranjeros. En definitiva, la
aplicación del art. 7 de la Ley Orgánica 4/2000 para los extranjeros supone su
equiparación con los nacionales, puesto que su apartado 1 establece que “para a
realización de actividades económicas por cuenta propia habrá de acreditarse el
cumplimiento de todos los requisitos que la legislación vigente exige a los nacionales
para a apertura y funcionamiento de la actividad proyectada, así como los relativos a
la suficiencia de la inversión a potencial creación de empleo, entre otros que
reglamentariamente se establezcan”.
Volviendo al art. 20 de la Ley 20/2007, éste establece el derecho a constituir
asociaciones profesionales del trabajo autónomo con las siguientes puntualizaciones:
1. Se constituirán y regirán conforme a la Ley Orgánica 1/2002, de 22 de marzo,
reguladora del Derecho de Asociación y sus normas de desarrollo6, con las
especialidades previstas específicamente en la Ley 20 /2007. Aunque la Ley Orgánica
1/2002, de 22 de marzo, se desarrolla en el Real Decreto 1497/2003, de 28 de
noviembre, por el que se aprueba el Reglamento del Registro Nacional de Asociaciones
y de sus relaciones con los restantes registros de asociaciones, la normativa a aplicar
cuando el ámbito territorial de actuación de la asociación supera una Comunidad
Autónoma es el Real Decreto 197/2009, de 23 de febrero, por el que se desarrolla el
Estatuto del Trabajo Autónomo en materia de contrato del trabajador autónomo
económicamente dependiente y su registro y se crea el Registro Estatal de asociaciones
profesionales de trabajadores autónomos (BOE núm. 54, 4.3.2009).
2. En su denominación y estatutos tendrán que hacer referencia a su especialidad
subjetiva y de objetivos; en lo que se refiere a la denominación, la exigencia del art.
20.2 de la Ley 20/2007, alcanza pleno sentido cuando la ponemos en relación con el
contenido del art. 8 de la Ley Orgánica 1/2002, que establece que “la denominación de
las asociaciones no podrá incluir término o expresión que induzca error o confusión
sobre su propia identidad, o sobre la clase o naturaleza de la misma, (...)”, ocurriría,
por ejemplo, cuando se pretendiera inscribir conforme a la Ley 20/2007 y la Ley
Orgánica 1/2002 una organización denominada “Sindicato de Trabajadores
Autónomos”, puesto que a tenor del nombre estamos ante una entidad de naturaleza
sindical y a tenor de la normativa aplicable ante una asociación profesional de trabajo
autónomo, siendo exclusivamente los sindicatos los titulares del derecho a la libertad
sindical, no las asociaciones profesionales, lo que les otorga distintos derechos.
3. La finalidad de estas organizaciones, siendo uno de los requisitos que el art. 7.1.d) de
la Ley Orgánica 1/2002 exige que deberán de contener los estatutos, al establecerse que
deberán de constar de forma expresa “los fines y actividades de la asociación de forma
precisa”, las cuales de forma concreta deberán tender a “la defensa de los intereses
profesionales de los trabajadores autónomos y funciones complementarias, pudiendo
desarrollar cuantas actividades vayan encaminadas a tal finalidad” –art. 20.3 de la
LETA-.
6
La norma de desarrollo estatal es el Real Decreto 1497/2003, de 28 de noviembre, que se aplica cuando
las organizaciones tienen un ámbito de actuación nacional; dentro del ámbito de actuación de cada
Comunidad Autónoma hay que aplicar las disposiciones autonómicas; así, por ejemplo, en Andalucía, el
Decreto 152/2002, por el que se aprueba el Reglamento de Organización y funcionamiento del Registro
de Asociaciones de Andalucía –BOJA núm. 69, de 13.6.2002-.
El régimen de su actividad está encaminado a la defensa de los fines que se establezcan
en los estatutos, ateniéndose de forma concreta a la normativa específica que regule
tales actividades, tal como establece el art. 13.1 de la Ley Orgánica 1/2002.
En la práctica, a la hora de plasmar los objetivos y los fines en los estatutos de las
organizaciones profesionales del trabajo autónomo se detecta que toman como modelo
los objetivos de las asociaciones empresariales y/o culturales y/o de los sindicatos, con
lo que se produce un desfase en cuanto a que los fines no van en relación con el
contenido de la Ley 20/2007, obviándose de forma expresa, en muchos casos, algo tan
importante como la facultad para negociar los Acuerdos de Interés Profesional a los que
se refiere el art. 13 de la Ley 20/2007, o la defensa de los derechos profesionales de los
trabajadores autónomos a los que se refiere el art. 4 de la Ley 20/2007.
4. No podrán tener ánimo de lucro, con lo que se reitera lo establecido en la Exposición
de Motivos de la Ley Orgánica 1/2002 que aclara expresamente que la misma
“siguiendo nuestra tradición jurídica, limita su ámbito a las asociaciones sin fin de
lucro, lo que permite dejar fuera del ámbito de aplicación de la misma a las sociedades
civiles, mercantiles, industriales y laborales, a las cooperativas y mutualidades, y a las
comunidades de bienes o de propietarios, cuyas finalidades y naturaleza no responden a
la esencia comúnmente aceptada de las asociaciones, sin perjuicio de reconocer que el
artículo 22 de la Constitución puede proyectar, tangencialmente, su ámbito protector
cuando en este tipo de entidades se contemplen derechos que no tengan carácter
patrimonial”.
La mejor forma de dejar constancia de esta ausencia de ánimo de lucro es haciéndolo
consignar en los estatutos de la asociación, debiendo tenerse en cuenta que para
garantizarse esta ausencia de ánimo de lucro:
a) Los beneficios que se obtengan por las asociaciones, a consecuencia de las
actividades que tuvieren reconocidas, tendrán que destinarse de forma exclusiva al
cumplimiento de sus fines; es decir, a perseguir los fines y objetivos marcados en los
estatutos que se encuentren en vigor; en ningún caso se permitirá respecto a dichos
beneficios, tal como se establece en el art. 13.2 de la Ley Orgánica 1/2002, el reparto
entre los afiliados, entre sus cónyuges o personas que convivan con ellos con análoga
afectividad o relación de afectividad. Tampoco cabrá la cesión gratuita a personas
físicas o jurídicas con interés lucrativo.
b) No existe ánimo de lucro en los casos de recuperarse la aportación inicial en la
separación voluntaria de los afiliados, dado que los estatutos pueden establecer, como
específica el art. 23.2 de la Ley Orgánica 1/2002, la participación patrimonial inicial que
hubiere realizado, y siempre que no se incluyan las cuotas de pertenencia a la asociación
que se hubieren abonado, con las condiciones, alcances y límites que se fijen en los
Estatutos y cuando dicha reducción patrimonial no implique perjuicios a terceros.
5. Estas entidades asociativas gozan de plena autonomía en su funcionamiento tanto
frente a las Administraciones públicas como frente a otros sujetos públicos y privados.
Con la finalidad de garantizar la autonomía asociativa el art. 20.5 de la Ley 20/2007, en
línea con el art. 22.4 de la Constitución y el art. 17.1 de la Ley Orgánica 1/2002,
establece que estas entidades sólo pueden suspenderse o disolverse mediante resolución
firme de la autoridad judicial fundada en el incumplimiento grave de las leyes.
6. Deberán inscribirse y depositar los estatutos en el registro especial de la oficina
pública que se establezca en el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales –hoy
Ministerio de Empleo y Seguridad Social- o de la correspondiente Comunidad
Autónoma en la que la asociación desarrolle principalmente su actividad. Este registro
se define como específico y diferenciado de otras organizaciones sindicales,
empresariales o de otra naturaleza que puedan ser objeto de registro en esa oficina
registradora.
El Registro Estatal de Asociaciones Profesionales de Trabajadores Autónomos se ha
desarrollado mediante el Real Decreto 197/2009, de 23 de febrero –arts. 12 al 20-; al
margen de este Registro, cada Comunidad Autónoma tendrá plena libertad para definir
su modelo; y éstas, conforme a la DA Sexta de la Ley 20/2007, dentro de su ámbito
territorial, crearán el registro especial al que se refiere el art. 20.3 de la Ley 20/2007; es
el caso, por ejemplo, de la Comunidad Autónoma de Andalucía, que ha desarrollado su
propia normativa de promoción del trabajo autónomo, dentro del respecto a los cauces
legales, la Ley 15/2011, de 23 de diciembre, Andaluza de Protección del Trabajo
Autónomo (BOJA núm. 255, 31.12.2011) y el Registro de Asociaciones Profesionales
del Trabajo Autónomo de Andalucía, adscrito funcionalmente al Consejo Andaluz de
Relaciones Laborales mediante el Decreto 362/2009, de 27 de octubre, por el que se
crea el Registro de Asociaciones Profesionales del Trabajo Autónomo de Andalucía y
se aprueba su reglamento de organización y funcionamiento (BOJA núm. 220,
11.11.2009).
7. Podrán obtener la declaración de “utilidad pública” mediante el mecanismo y con los
derechos y obligaciones previstos en los arts. 32 al 36 de la Ley Orgánica 1/2002; que
se ha desarrollado mediante el Real Decreto 1740/2003, de 19 de diciembre, sobre
procedimientos relativos a asociaciones de utilidad pública.
Una vez plenamente constituidas este tipo de organizaciones, las mismas son titulares
de los derechos establecidos en el art. 19.2 de la Ley 20/2007 y que ya se mencionaron
en la introducción; incluso podrán obtener la condición de asociaciones profesionales
más representativas, para lo cual deberán seguirse las directrices establecidas en el art.
21 de la Ley 20/2007, teniendo la consideración de más representativas aquellas
Asociaciones Profesionales de Trabajadores Autónomos que demuestren suficiente
implantación en el ámbito territorial en el que actúen.
Obtener la calificación de asociación más representativa da entrada a nuevos derechos,
tales como:
a) Formar parte del Consejo del Trabajo Autónomo7, que funciona como órgano
consultivo del Gobierno en materia socioeconómica y profesional del trabajo autónomo
(art. 22 de la Ley 20/2007). Los pasos que se han dado para tratar de poner en marcha
este organismo, así como para determinar la representatividad de las asociaciones, se
han realizado mediante la aprobación del Real Decreto 1613/2010, de 7 de diciembre,
por el que se crea y regula el Consejo de la representatividad de las asociaciones
profesionales de trabajadores autónomos en el ámbito estatal y se establece la
composición y el régimen de funcionamiento y organización del Consejo del Trabajo
Autónomo, dado que el art. 22.6 de la Ley 20/2007 previa el desarrollo reglamentario
del mismo. La primera convocatoria de representatividad se ha realizado mediante la
publicación de la Orden TIN/449/2011, de 1 de marzo, por la que se publica la
convocatoria cuatrienal para la determinación de la representatividad de las asociaciones
profesionales de trabajadores autónomos en el ámbito estatal.
b) Gozar de una posición jurídica singular, que les otorga capacidad para actuar en
representación institucional de los trabajadores autónomos ante las Administraciones
Públicas o entidades u organismos similares, bien sean estatales o autonómicos; ser
consultadas por las Administraciones Públicas sobre las políticas que incidan sobre el
trabajo autónomo; gestionar los programas públicos dirigidos a los trabajadores
autónomos en los términos que se designen legalmente; así como representar al
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Al margen del Consejo del Trabajo Autónomo estatal, cabe la posibilidad de constituir Consejos de
Trabajo Autónomo de carácter autonómico, cuya composición y funcionamiento serán regulados por las
respectivas Comunidades Autónomas en el supuesto que los instituyan; igualmente, les corresponde a
estas Comunidades determinar la representatividad de las Asociaciones Profesionales de Trabajo
Autónomo en su respectivo ámbito territorial.
colectivo de los trabajadores autónomos en cualquiera otras materias que se reconozcan
legal o reglamentariamente.
IV. Derecho a ejercer la actividad colectiva para la defensa de los
intereses profesionales
Podrán ejercer la actividad colectiva en defensa de sus intereses profesionales –art.
19.1.) de la Ley 20 /2007; la doctrina (Lousada Arochena) ha reconocido al respecto que
estamos ante una “una alusión genérica que, aunque no menciona ninguna medida de
acción colectiva, tampoco descarta ninguna”; hasta el punto de que llega a plantearse si
entre estos se incluye el derecho a la huelga, al entender los argumentos utilizados por la
jurisprudencia constitucional sobre la exclusión del derecho de huelga de los
trabajadores autónomos, estos no resultan válidos respecto a los trabajadores autónomos
económicamente dependientes, los cuales son directamente reconocidos por la Ley
20/2007.
V. Bibliografía
Lousada Arochena , José Fernando: <<Los derechos colectivos del trabajador
autónomo>> , Aranzadi Social, núm. 21/2007.
Rubio de Medina, María Dolores:
- Manual para el registro, depósito y la publicación de los estatutos de las Asociaciones
Empresariales. Instituto Andaluz de Administración Pública. Sevilla, 2008. 92 págs.
Premio Accesit Blas Infante del Instituto Andaluz de Administración Pública en 1997.
- El Estatuto del trabajo autónomo y su reglamento. Editorial Bosch, Barcelona,
septiembre 2009.
- <<¿Impugnación de estatutos sindicales o de acuerdos congresuales?>>, Aranzadi,
Social núm. 17/2010.
- <<Asociaciones empresariales, sindicatos, asociaciones profesionales del trabajo
autónomo y el derecho de asociación de los extranjeros”, Temas Laborales, 105/2010.
(Págs. 163-180).
- <<Las asociaciones profesionales de trabajadores autónomos y la exigencia registral
de comunicar los datos personales de los afiliados>>. Aranzadi Social núm. 5/2011
(Estudio). Págs.163-184.
- <<Los trabajadores autónomos y su derecho a afiliarse y a constituir organizaciones
empresariales, sindicales y profesionales>>. Rev. M.º Empleo y Seguridad Social. Núm.
96, 2012. (Págs. 125-145).
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