DOPAJE GENETICO. La elucidación completa del genoma humano permite considerar en el futuro toda una gama de nuevas metodologías para la diagnosis y tratamiento de una gran variedad de enfermedades. La terapia genética es un emocionante y prometedor paso adelante en la investigación médica, pero su mal uso para aumentar la capacidad deportiva supone una grave amenaza para la integridad del deporte y para la salud de los deportistas. Como cualquier otro tipo de dopaje, el “dopaje genético” es una trampa en la que cae el deportista dopado, que miente al resto de sus compañeros con el fin de conseguir un rendimiento deportivo superior por una vía más sencilla, rápida, con menor esfuerzo. Aunque en muchos casos se ponga en juego la salud del propio individuo y en grave riesgo la supervivencia de la disciplina deportiva. Para el deportista manipulador, el problema del consumo de EPO y otros muchos productos dopantes, es que al tratarse de sustancias semisintéticas, su estructura química no es exactamente igual que la natural, por ello, con mayor o menor dificultad, son detectables en los controles antidoping. Por el contrario el dopaje genético implica ir un paso más allá, por ejemplo en el caso de EPO; “se inserta el gen de la EPO en el músculo, junto con un switch genético que lo activa cuando los niveles de oxígeno muscular son bajos, esto lleva a un aumento endógeno de la EPO (fabricada por el propio cuerpo) indetectable por los métodos de control normales”. La aplicación de los productos se efectúa normalmente a escala local, razón por la cual ni en la orina y sangre del atleta “dopado” aparecen restos indicativos de la “trampa”, solo la posible biopsia muscular de la zona de aplicación permitiría la detección directa. Evidentemente la administración de medicamentos de origen genético, provocan toda una serie de modificaciones en el metabolismo del individuo que mediante la monitorización longitudinal individualizada de toda una serie de parámetros fisiológicos podría permitir correlacionar de un modo directo el tratamiento genético con la alteración observada. El principio de la terapia genética se basa en la introducción de un gen terapéutico en el interior de una célula en la que su DNA carece del gen o esta dañado. El material genético puede ser introducido en la célula mediante diferentes metodologías, cada una de ellas con sus ventajas e inconvenientes, usualmente se emplean vectores que son virus modificados genéticamente para que sirvan de transportadores del material genético al interior del núcleo celular, pero que no sean capaces de regeneración replicarse. de la La células dañadas, se puede efectuar “in vivo”, dentro del propio organismo o “ex vivo” se extrae la célula, se repara, y se reintroduce. Hoy en día la terapia genética es una metodología experimental, de los primeros pacientes que han sido tratados ha habido “curas milagrosas”, pero también ha habido fracasos considerables con consecuencias letales que aun no han sido justificadas, por ello la aplicación de la terapia genética debe estar estrictamente regulada y su uso plenamente justificado. Al igual que ocurre la medicina actual la terapia genética puede llegar a ser utilizada fuera del contexto terapéutico por deportistas, que persiguen rediseñar su cuerpo para ser imbatibles en sus disciplinas deportivas. Potencialmente son muchos los genes que podrían ser utilizados para intentar mejorar fraudulentamente el rendimiento, el tiempo que puede llevar que las prácticas dopantes incluyan la terapia genética no es fácil de precisar, pero es evidente que es muy atractiva y estará necesariamente ligada a la velocidad que el tratamiento genético gane en solidez y se describa en profundidad. Los genes que pueden tener mayor interés son aquellos que permiten; Incrementar el nivel de EPO, promover factores de crecimiento o bloquear la producción de miostatina. La Agencia Mundial Antidopaje (WADA) Genético define el Dopaje como “El uso no terapéutico de genes, material genético y/o células que tienen la capacidad de incrementar el rendimiento deportivo”.