Deslizarse sobre los esquís por pendien

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Deslizarse sobre los esquís por pendientes nevadas llenas de montículos formados por los mismos esquiadores en sus
virajes se ha convertido en el juego-espectáculo de los años 70, al que los padres burgueses, que han cambiado el
palco del Liceo por un apartamento en
Baqueira, acompañan a sus hijas a lucir
el primer conjunto de pantalón-anorak
acolchado antideslizante aFusalp~.
El ritmo de los virajes y el movimiento
del cuerpo sobre los esquís tiene mucho
parecido con el baile. Al igual que el tango, el rock u otros bailes menos duraderos, como el twist, también el esquí
tiene sus pasos, que sucesivamente se
van poniendo de moda, como el Cristianía, luego el Wedel y más tarde el Jet,
y un código, no escrito pero muy escrupuloso, que los esquiadores conocen [que
establece desde cómo deben colocarse
los esquís sobre el coche y la posición
correcta de todas las partes del cuerpo
en el momento de tomar un viraje, hasta
la marca de crema de cacao con que hay
que protegerse los labios del sol y del
frío) y que sirve para distinguir los que
esquían mal de los que esquían bien.
Se ha convenido que esto sea lo más
importante sobre la nieve, lo que explica
que a todas las niñas les apetezca acostarse con los monitores que son los que,
según este código, mejor esquían.
A mí lo que más me divertiría escribir
sobre el esquí sería el diccionario de su
argot: atomic, blizzard, carlo-gruber, cristianía, dolomitte, erbasher, fusalp, godille,
heschung cuyos términos, además de
significar en su mayoría distintas marcas
de material deportivo, están llenos &
significados connotados que dan a este
argot una extraordinaria riqueza de matices. Así, entre dos esquís de fabricación
prácticamente idéntica (a base de metal
y plástico) como son el Rossignol Roc
550 y el Fritzmaier Competition (con rnayor número de primeros lugares en las
grandes competiciones internacionales
los Rossignol que los Fritzmaier), éstos
últimos son mucho más apreciados en
nuestras latitudes porque esta marca no
tiene representación comercial en Espa-
...
,
ña. Calzar un par de esquís Fritzmaier
en el Pirineo quiere decir haberlos comprado en el extranjero, y es como llevar
escrito con grandes caracteres en e
anorak .yo esquío en los Alpes como e
Sha de Persia~.
Pero como soy arquitecto, los amigos
que encuentro o he conocido en la nieve,
lo primero que me preguntan es qué opino de los apartamentos que Barbero proyectó en la Baqueira; después, si me gusta más la casa que Bohigas hizo para
Enrique Heredero (la única moderna del
Valle de Arán) o la que se hizo un señor
llamado Mauricio Heusch (que es como
un chalet suizo del Oberland Bernesl.
También, un día, Xavier Sust, desde Cuadernos de Arquitectura, me hizo algunas
de estas preguntas que se hacen a los
arquitectos sobre la nieve y este fue el
origen de mi artículo sobre la arquitectura en relación con el esquí.
Parques de nieve y estaciones de esquí
Los lugares acotados para esquiar responden básicamente a dos tipos distintos:
los parques y las estaciones de esquí.
Los parques de esquí surgen en zonas
próximas a los grandes núcleos de población, de cuyos esquiadores se nutren
los fines de semana. Estos parques consisten esencialmente en un inmenso parking, varios bares y restaurantes y muchos telesquís, que arrancan al pie de la
misma carretera. No suele haber en ellos
ni grandes hoteles ni bloques de apartamentos, ya que los esquiadores viven en
poblaciones cercanas, y toda la arquitectura, que queda abandonada durante el
verano, tiene un cierto aire de provisionalidad a medio camino entre el oeste
americano i los barracones que se construyen junto a cualquier obra pública importante. Entre los motivos de localización de un determinado emplazamiento
no suelen tenerse en cuenta los valores
paisajisticos, sino la facilidad de acceso.
A los americanos ni siquiera les importa
la existencia de nieve abundante, pues
si es necesario la fabrican artificialmente
y la lanzan con cañones e incluso la tiñen
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de distintos colores para señalar la mayor o menor dificultad de las pistas: Un
ejemplo próximo de parque de esquí es
Navacerrada, cerca de Madrid, y un mejor ejemplo, aunque más lejano, es el de
las pistas en los alrededores de Washington, en las cuales se esquía principalmente de noche, en pistas iluminadas y
vestidos de smoking a la salida de los
locales nocturnos de la capital U.S.A.
Las estaciones de esquí consisten esencialmente en un núcleo residencial [existente o de nueva creación) equipado con
todo tipo de aparatos de remonte mecánico. Se nutren de esquiadores con estancias más largas, y aunque es importante la existencia de buenos accesos
(la mayoría de estaciones disponen incluso de un pequeño aeropuerto), la distancia a los grandes núcleos de población
tiene mucha menos importancia que para
los parques de esquí. Para una estación
es fundamental la abundancia de nieve y
la extensión del área esquiable, así como
un variado apreski, pues a ellos acuden
esencialmente personas en vacaciones
que han recorrido muchos kilómetros
para llegar y, una vez en la estación,
quieren poder esquiar sobre nieves vírgenes, con un paisaje de fondo que no
sea la carretera y el inmenso parking.
paisaje habitual de los parques de esquí
a que nos hemos referido en primer lugar.
Los ejemplos más próximos a lo que es
un centro de esquí, aunque en su primer
estadio de desarrollo, los tenemos en
Formigal (Huesca) y en Baqueira-Beret
(Lérida), pero los verdaderos centros hay
que buscarlos lejos de nuestras fronteras: en los Alpes, en las Montañas Rocosas, en el Japón o en Nueva Zelanda.
Cada día es más clara la diferenciación,
incluso arquitectónica, entre los parques
y las estaciones de esquí. Las barreras
que empiezan a levantarse para dificultar
el acceso a las estaciones los fines de
semana y evitar las aglomeraciones acentúan aún más este proceso.
Paquito Fernández Ochoa, un mito
para nuestra nieve
En España ha habido siempre cierto pesimismo, al menos por parte de la administración, respecto a las posibilidades
del deporte del esquí en nuestro país.
Este hecho, unido a la lógica ausencia
de primeras figuras de nivel internacional
en el esquí de competición, ha retrasado
4a operación de lanzamiento de nuestras
estaciones, o al menos lo ha postergado
mucho respecto a las fuertes campañas
publicitarias destinadas a divulgar la imagen de la costa más allá de nuestras
fronteras.
La medalla de oro ganada en Sapporo por
Paquito Fernández Ochoa ha dado un
vuelco al pesimismo y, lo que es más
importante, ha creado el mito que le hacía falta a nuestra nieve para hacerla
atractiva, como ocho años antes hizo Toni
Sailer en Austria y, hace cuatro años,
Killy en Francia.
El boom del esquí ha llegado. Y la experiencia de las realizaciones hechas de
cara al esquí, especialmente en U.S.A. y
en los países alpinos, así como la propia
experiencia del turismo que invade nuestras costas cada verano, permiten afrontar el lanzamiento de nuestras estaciones, aunque con cierto retraso, con algunas ventajas respecto a nuestros compe-
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