La lectura de estudio y de documentación La razón principal de toda lectura es producir significados, crear sentidos y generar conocimientos. Claro está que esto depende de varios factores como, por ejemplo, el propósito que se haya fijado el lector al emprender la lectura, el tipo de discurso y la trama que predomine en éste, entre otros. Resulta que el lector puede tener variados propósitos al momento de iniciar una lectura: Distraerse, pasar un rato agradable, entretenerse sin la preocupación de tener que aprender algo del texto o responder a una asignación académica; a esto se le conoce como lectura recreativa. En otros momentos su interés sea tal vez conocer lo que pasa en el mundo, en su país o región, lo que puede lograr leyendo revistas y periódicos, ya sea en formato impreso o digital; en este caso acude a una lectura informativa. En muchas oportunidades una persona lee porque necesita comprender e interpretar un tema específico, es decir, adquirir y dominar un conocimiento determinado; a este tipo se le conoce como lectura de estudio. También es común que el lector necesite investigar y extraer ideas, explicaciones, puntos de vista y argumentos para organizar una exposición, para participar en una clase con conceptualizaciones válidas o para escribir un trabajo académico; a ésta se le denomina como lectura de documentación. Por último, cuando el lector pasa a la fase de escritura y produce algún discurso escrito, requiere releer lo escrito ya sea para evocar las ideas o para revisar la estructura, las ideas, la sintaxis, la ortografía, la presentación formal, en fin; en este caso aplica una lectura de revisión. Como se puede observar, en el ámbito universitario lo normal es realizar los tres últimos tipos de lectura mencionados. Las labores propias de un estudiante/lector le exigen realizar lecturas de estudio, de documentación y de revisión. La lectura de estudio es clave porque el estudiante debe dominar las nociones y conceptualizaciones propias de los discursos que hacen parte de su área específica de formación así como de nociones humanísticas y de cultura general. Un estudiante que no apropie y profundice tales nociones y conceptualizaciones seguramente no rendirá académicamente y quizá no se destaque en el desempeño profesional. Ya hemos anotado que la lectura de textos escritos es la mediación más importante para adquirir nuevos conocimientos. Particularmente la lectura de estudio exige capacidad de análisis, de reflexión y de síntesis. Por su parte, la lectura de documentación también se conoce como lectura de investigación porque es completamente necesaria para escribir ensayos, artículos, informes de investigación y, en general, todo tipo de trabajo académico. Es una lectura en la cual se debe leer con un propósito definido, tener en cuenta la intención del autor e interactuar con el pensamiento del escritor, apropiar las ideas principales y aplicar lo que Paul y Elder (2003) llaman niveles de lectura cuidadosa, cuya aplicación es básica para alcanzar una lectura crítica, tema que ampliaremos en la segunda unidad. Paul, Richard y Elder, Linda (2003). Lectura crítica. Recuperado de http://www.eduteka.org/pdfdir/LecturaCritica.pdf Considerar el propósito del autor e interactuar con su pensamiento implica conocer su perspectiva teórica y epistemológica, leer otras de sus obras, ubicar los recursos textuales recurrentes en su discurso, identificar su ideología, su punto de vista sobre el tema, si afirma o si niega, si está resaltando una idea o la está censurando, si está invitando a asumir una postura o si busca disuadir.