Neo-Mercantilismo: una enfermedad social crónica

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EL NEO-MERCANTILISMO... Enfermedad social
crónica del pueblo hondureño (1)
Por: Lic. Carlos A. Urbizo Solís
Introducción
1.
Una falacia o mito perverso (por lo que los hay también
benignos y virtuosos) que ha prevalecido en la sociedad
hondureña en particular, y en el tercer mundo en general
(aunque algunos del “primer mundo” también lo comparten,
notablemente en Japón), es que nuestro sistema polìticoeconòmico es capitalista, o como es el término de moda
neoliberal, y que clásicamente se conoció como liberal o
libertario.
2.
Tampoco es comunista o socialista... a pesar que tiene
características comunes con todos esos sistemas o modelos.
3.
Técnica,
teórica,
o académicamente hablando, nuestro
sistema polìtico-econòmico
es mercantilista, enfermedad
social crónica que confío habrán ustedes reconocido e
identificado en el transcurso de esta conferencia.
4.
Concluirán que lejos de ser técnico, teórico, o académico, es
plenamente práctico, real... y dañino.
5.
Y de repente les parecerá como una revelación, o un
descubrimiento /conciencia (tal vez porque así me pareció a mí
en su tiempo) de por qué el nivel y calidad de vida del
hondureño se ha empeorado por 500 años! Sí, 500 años ... o
si prefieren, 192 años desde el año de “Independencia”, 1821
(que más da, al fin y al cabo tal vez lo que cuentan son los
últimos 70 años que afectan a todos los que estamos vivos
hoy.)
6.
Seguidamente, como el caso de cualquier mal o enfermedad,
comprenderán que no es posible su cura (transformación o
reforma), si se ha hecho un diagnóstico totalmente equivocado
de ella.
(1) Conferencia a la Cámara de Comercio e Industrias de Choloma, junio 26 2013
2
7.
Resulta que el liberalismo o neoliberalismo (y es Karl Marx
quien se consagró acuñándolo como “capitalismo”), fue
derrotado en Honduras, y en el tercer mundo, sin que en
realidad haya existido.
8.
Qué tragedia! se ha derrotado a un fantasma!!
9.
Y por eso seguimos igual o peor... estancados y pobres,
invirtiendo grandes esfuerzos, luchando unos contra los
otros, atacando, defendiendo, y “modernizando” (capitalismo
con rostro humano) un sistema polìtico-econòmico que no
existe.
10.
Este derroche de recursos en todas sus presentaciones
(tiempo, dinero, polémicas estériles, angustias, odios, violencia
y hasta muertes) ha causado, y sigue causando, pobreza en
nuestras sociedades.
Gobiernos Intervencionistas
11.
Por intervención directa, activa, y hasta inconsulta del
gobierno / (estado), a nuestro degradante sistema, que se le
ha confundido con el capitalismo (neoliberalismo), se le ha ido
pegando una serie de parches (reformas
“heroicas
y
patrióticas tomadas con alta responsabilidad”,
según los
políticos de turno) convirtiéndolo en
un sistema social
inoperante, mezquino, contraproducente, y apto generador de
pobreza y miseria), que no resiste más parches.
12.
Desde luego, estos parches (reformas) no funcionarán porque
no atacan el mal de fondo o en sus raíces  es decir, el
mercantilismo.
13.
Si bien es cierto que el sector privado es una contraparte
responsable e indispensable en este oprobioso sistema, es
más cierto que el sector público (el gobierno) es el factor
determinante.
14.
Es
el gobierno el que aprueba las leyes, reglamentos,
boletines, circulares, ordenanzas, etc. a través de sus tres
poderes y de un gran número de otras entidades
descentralizadas o desconcentradas que los complementan.
3
15.
De esta forma crea o establece el sistema macroeconómico y sus parámetros o alcance, es decir, la forma en
que vamos a vivir y trabajar.
16.
El resultado calamitoso, y cruel, es el mercantilismo que
prevalece en nuestro país, y en muchos otros del tercer mundo.
17.
Es un sistema actualizado, pero no menos mercantilista, el
que heredamos de España, sistema que fue contrario a la
creencia de muchos, criticado y condenando ardiente y
apasionadamente por Adam Smith, el padre de la ciencia
económica moderna.
18.
Friedrich A. Hayek, premio nobel de economía 1974, y
socialista en su juventud, posteriormente escribió su famoso
libro, “Camino a la Servidumbre,” y en el sentencia:
“¿Quién podrá poner seriamente en duda que el
poder de un millonario sobre mí, así sea
él
mi patrón, es muchísimo menor que
el
que
posee el más insignificante
burócrata que,
por disponer de la autoridad
coactiva del estado, puede, a discreción resolver
como se me permita vivir o trabajar?” (Pag.7)
19.
¿Qué les parece esta caracterización?
20.
Bien podemos identificarnos con ella a pesar que Hayek se
refirió a los regímenes socialistas, pero es igualmente aplicable
al mercantilismo prevaleciente en Honduras!.
21.
Por su parte, nuestro propio sabio valle, refiriéndose a las
leyes mercantilistas prevalecientes se su tiempo, se lamentaba:
“[Esas leyes] que dificultan la circulación de [la
propiedad] poniendo trabas que embarazan su
giro; las que no franquean igual protección a la de
todos, sino parcial a la de algunas clases
[aranceles, estatutos, leyes con dedicatoria para
ciertas actividades]…. las que por esta protección
parcial en vez de dejar al comercio en libertad
para celebrar sus pactos sin otra garantía que la
buena fe de quien los firma, lo comprometen a
4
mendigar en todas sus negociaciones la
autoridad de un escribano…. las que arrancan al
propietario del seno de su misma propiedad para
mantenerle ociosa en una oficina; o le obligan a
que fie sus poderes y secretos a personas que no
conoce; las que para declarar sus derechos
exigen tantos memoriales,
tantos decretos,
tantos notificaciones
y en el
transcurso
dilatado de tantos días… las que en vez de
formar un sólo sistema de contribución
establecen métodos diversos de impuestos,
multiplican las
exacciones que podrían ser
reducidas a una, aumentan el número de
exactores, hacen enredoso lo que podía ser
sencillo, y afligen al contribuyente más con el
método que con la misma contribución….” (Pag.
207)
22.
En otras palabras, la ley no se ve, ni se usa, como instrumento
para facilitar la producción de riqueza, cuya distribución,
entonces, correspondería pacifica, voluntaria, y sabiamente a
todos los factores (capital, ingenio, trabajadores) que la han
hecho posible de acuerdo con el valor que cada quien ha
contribuido.
23.
Nuevamente recurro a Valle,:
“La riqueza de un país es producto simultaneo de
las investigaciones del sabio,… de los planes del
empresario que aprovecha la observaciones
del sabio… y del trabajo de los operarios
que ejecutan los planes del empresario.
“Para que una nación llegue al “máximum” de
sus riquezas, es necesario que el gobierno
respete en los sabios la facultad de pensar, en los
empresarios la de especular, [arriesgar su capital
o recursos con el propósito de tener un beneficio
o ganancia], y en todas las clases la de trabajar
[no estatutos, ni gremios, ni leyes de colegiación
obligatoria, etc.]” (Pag.290)
5
24.
Refiriéndose a esa función del gobierno, Hernando de Soto, en
su increíblemente elocuente
e inquietante libro, “El otro
Sendero” (1986), se pregunta con asombro, frustración, y casi
desesperación, en el contexto peruano, que podría ser el
hondureño:
“¿Por qué nuestro derecho nos empobrece?
¿Por qué obliga a buena parte del país a
trabajar en la informalidad e impone a la
formalidad costos muy altos y
requisitos
absurdamente complicados? ¿por qué carece
de un criterio económico que incentive a los
ciudadanos a tomar decisiones que permitan
aprovechar las oportunidades económicas y que
facilite la especialización e interdependencia de
hombres y recursos?”
25.
Estoy plenamente seguro que estas son las interrogantes que
cualquiera de nosotros se hace en honduras, aunque no las
pueda articular tan clara y brillantemente como lo ha hecho
Hernando de Soto!
26.
La propuesta de “redistribución de la riqueza” no es tampoco
ningún fenómeno nuevo, o que haya aparecido con el
movimiento socialista iniciado por Karl Marx, y puesto en
vigencia a la fuerza, por excelencia, en la Unión de
Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) a principios del
siglo XX.
27.
Bajo ese régimen, el estado, a través del gobierno, y a la
fuerza, se apropió de los medios de producción, y al
concentrar
y
centralizar todos los poderes políticos y
privados, hizo innecesaria la colusión entre gobierno y
sector privado, es decir, abolió el mercantilismo de un
plumazo.
28.
El uso del derecho para redistribuir la riqueza y conceder
privilegios, data posiblemente tan atrás como el siglo XV
(tal vez época en que se inicio el capitalismo/liberalismo
sustituyendo paulatinamente al feudalismo y al mercantilismo).
29.
A principios del siglo XIX, Friederic Bastiat, un filósofo y
escritor
francés, alcanzó una gran popularidad con sus
6
artículos repletos de sátira ridiculizando la promulgación de
leyes mercantilistas propias de esa época.
30.
Escribía Bastiat:
“El hombre no puede vivir y disfrutar sino por medio de
una perpetua aplicación de sus facultades a las
cosas, por el trabajo.
De ahí, emana la
propiedad.
“Pero también es cierto que el hombre puede vivir y
disfrutar, apropiando y consumiendo el
producto
de
las
facultades de sus
semejantes. De ahí emana la expoliación.
“Hay dos clases de expoliación: la extralegal... robo,
estafa, la que define, prevé, y castiga el código
penal. y la legal ... y basta pues que la ley
ordene y consagre la expoliación, para que
ésta aparezca justa y sagrada para muchas
conciencias.
“¿Cómo reconocerla? es muy sencillo. Hay que
examinar si la ley quita a algunos lo que les
pertenece para dar a otros lo que no les
pertenece.
“Hay que examinar si la ley realiza en provecho de un
ciudadano y en perjuicio de los demás un
acto que aquel ciudadano no podría realizar por
sí mismo sin incurrir en criminalidad.”
31.
Leyes de este tipo deben ser derogados de inmediato, sostenía
Bastiat, aunque el mismo reconocía que:
“Sin
duda
alguna el beneficiario chillará;
invocará derechos adquiridos. Dirá que el
estado debe protección y fomento a su
industria; alegará que es bueno que el estado lo
enriquezca, porque siendo rico, gastará más,
derrochando así una lluvia de salarios sobre los
obreros pobres.”
7
32.
¿Suenan estos argumentos familiares y conocidos en nuestra
Honduras?
33.
Sofisma de entonces hace más de 150 años, y sofisma
hoy.
34.
Por eso al inicio me he referido a este sistema como una
enfermedad
social, siendo que las enfermedades tienen
iguales características en cualquier parte del mundo y en
cualquier época.
35.
Y también, como enfermedades, han sido ya erradicadas en
otras sociedades que ahora gozan de muy buena salud...
política, económica, y social.
36.
No estamos, pues, necesariamente condenados para
siempre cuando se trata de enfermedades sociales.
37.
Su erradicación en nuestro pueblo dependerá del liderazgo
en los sectores público y privado, definiendo liderazgo
como la capacidad, la creatividad, la sensibilidad, y la
voluntad de cambiar el status quo (para el mayor bienestar
del mayor número de personas posible, por supuesto...
pues cambio también puede ser para peor!)
38.
Si la expoliación legal, o redistribución de riqueza en todas sus
variantes, prevalece en una sociedad, lógico y natural es que en
ella prevalezca también la formación de grupos para acceder al
poder gubernamental que legislará en su favor.
39.
Y así en ese orden de cosas, terminamos viviendo y lidiando
con un sinnúmero de asociaciones o agrupaciones industriales,
comerciales, laborales, gremiales, sociales, políticas, religiosas,
locales, nacionales, regionales, y mundiales o globales que
pasan cabildeando favores del gobierno con el consecuente
desperdicio de recursos humanos y materiales.
40.
Este enorme desperdicio de recursos, incluyendo, desde luego
la corrupción que invariablemente le acompaña casi por
naturaleza propia de la gestión, conduce a una gran ineficiencia
o inoperancia del sistema económico cuyo resultado lógico y
palpable es la profunda pobreza en que vive la gran
mayoría del pueblo hondureño (y del tercer mundo).
8
41.
“La consecuencia es,” concluye Hernando de Soto, “que el
estado peruano [hondureño, o tercer mundista] en lugar de
hacer de nosotros una ‘democracia de derecho’, nos ha
convertido en una ‘democracia de grupos de presión.’ así,
por ejemplo, en el caso de las empresas, estas enfilan su
natural afán de competencia hacia el acercamiento al poder
político y burocrático, y no hacia una contienda por servir
mejor a los consumidores.”
42.
Que radiografía social más fiel de la enfermedad hondureña (y,
por cierto, del tercer mundo).
43.
A esta altura, podemos vernos ya retratados en estos relatos de
Hernando de Soto, y en los conceptos planteados por Friederick
Bastiat, que son el fondo y forma del mercantilismo  el
fondo son los intereses creados (personales o individuales o
de grupo), y la forma son la promulgación de las leyes que
conceden privilegios y monopolios.
¿Qué es el mercantilismo?
44. Contrario a lo que cree la mayoría, el mercantilismo no es
comprar barato y vender caro; ni es comercialismo o pensar
siempre en función de negocios y dinero. Parafraseando la
definición del a UNESCO en su Diccionario de Ciencias
Sociales:
El modelo o estado mercantilista parte de la
creencia que el bienestar económico del pueblo
sólo puede lograrse a través del gobierno por
medio de políticas nacionalistas, restrictivas,
proteccionistas o paternalistas.
45.
Una extensión de este sistema es la oferta y demanda de
privilegios, subsidios, monopolios, u oligopolios obtenidos y
otorgados por el gobierno.
46.
Por el lado de la oferta, los políticos con el afán de obtener
votos, y/o aun de buena fe creyendo que el gobierno tiene la
función de redistribuir la riqueza, proponen al pueblo, en su
mayoría muy pobre, aliviar su condición a través de leyes con
esos fines.
9
47.
Por el lado de la demanda, el pueblo acostumbrado a la
demagogia y populismo de los políticos e ideólogos, también
clama porque el gobierno le conceda beneficios y subsidios
especiales a cambio de su voto.
48.
Se lamentaba Ramón Rosa en su obra inconclusa
“Morazán, Historia de un Benemérito”, escrita hace unos 120
años:
“Nosotros tenemos pueblo en el sentido vulgar de
la palabra; pero no en la acepción política
…como una entidad nacional…capaz de dirigir
sus destinos…en vez de esa entidad nacional,
tenemos masas dispersas, colonos a la española,
que olvidados de sus derechos, bajo el peso de la
anarquía o de la dictadura, ven en el gobierno
por diabólico que sea, una divina providencia,
y trabajan y obedecen, y gimen a hurtadillas, o
bien aplauden delirantes a sus propios
tiranos, porque el poder es todo, y el pueblo
nada.”
49.
Y aun ante ese clamor de Ramón Rosa, nos atrevemos a
insistir que tenemos un pasado, una herencia, una huella
histórica gloriosa y digna como pueblo, confundiendo lo
que fueron nuestros grandes próceres o héroes, su ilustrado
y sabio pensamiento, con las batallas ideológicas, y hasta
militares, que libraron y perdieron ante los mercantilistas de
aquellas épocas.
50.
Batallas que seguimos librando y perdiendo!
51.
En términos de teoría económica, el mercantilismo se
caracteriza por ser un sistema bajo el cual, contrario al
capitalismo que tiene fines de lucro (utilidades) a través de
satisfacer necesidades y deseos de los clientes en un
ambiente de competencia, busca beneficios (rentas en
términos de teoría económica) a través de la influencia política.
52.
Charles Wilson, citado por Hernando de Soto, lo describe así:
10
“El sistema mercantilista estaba compuesto por
todos
los
recursos
legislativos,
administrativos y reglamentarios, por los
cuales sociedades predominante agrarias
buscaban
transformarse
en
sociedades
comerciales e industriales… para lograr sus
objetivos, el estado mercantilista concedía
privilegios a productores y consumidores
favorecidos por medio de reglamentaciones,
subsidios, impuestos y licencias”.
53.
De esta suerte, se obtienen permisos o licencias para la
explotación de negocios, subsidios, regulaciones y leyes
que benefician a los influyentes y que pueden perjudicar a los
marginados,
desinteresados, renuentes o incapaces de
acceder al poder, o impotentes para oponerse a dichas
leyes.
54.
Leyes que muy a menudo se emiten sin el conocimiento de la
gran mayoría del pueblo independientemente de su status
social, económico, y hasta político.
55.
En palabras de nuestro propio José Cecilio del Valle:
“Bajo este sistema el individuo debe ser víctima
de las trabas, reglamentaciones, y monopolios
aconsejados por la secta mercantil [de ahí su
nombre mercantilismo] y erigidos en ley por los
gobiernos. No es libre,” continúa Valle, “De
exportar su dinero a donde vale más,” (como es
nuestro caso actual a través del control de divisas
obligando a sus dueños legítimos a venderlos al
precio que fije el Banco Central de Honduras).
56. Dato histórico curioso --y lamentable en la realidad actual--, es
que hace más de 160 años el general Francisco Morazán
sancionó un decreto en Costa Rica en el cual se manifestaba
“que el aumento de precio en el de la moneda (refiriéndose al
precio por onza de oro acuñado) es una operación que no
corresponde a los gobiernos, sino que debe ser el resultado
del valor convencional que se les dé en el comercio
para
su circulación y cambio...
por ser sumamente
perjudicial al comercio y riqueza del mismo estado.”
11
57. ¿Estaban
equivocados Morazán y Valle, o eran menos
patriotas o sensibles que los gobernantes de hoy en día?
58. En consonancia con lo anterior, el mismo Valle se quejaba
que la economía era “Una ciencia donde un sofisma
elevado a ley, y armado de la fuerza de ésta, puede arrasar
los campos, cerrar los talleres, paralizar el comercio.”
59. Qué sentencia!
cierta en aquella época y cierta hoy que la
vemos y sufrimos a través de las leyes que emite
constantemente el gobierno.
60. Leyes que impiden la producción y obstaculizan del comercio
en respuesta a las peticiones y amenazas simultáneas de
los grupos de interés, o sencillamente para pagar favores
políticos, o bien aprovechar el poder y caudales del estado
para beneficio de los funcionarios públicos y de sus
secuaces, partidarios, y del sector privado con quienes se
confabulan.
61. Eso es el mercantilismo, no el neo-liberalismo o capitalismo,
como veremos más adelante.
62. Refiriéndose a la época mercantilista de Inglaterra en el siglo
XVII, relata Hernando de Soto en su libro ya citado que
“Para proteger sus monopolios, así como para asegurar la
estabilidad laboral [según el sofisma del día], los ingleses
llegaron... a prohibir el uso de las primeras máquinas de
coser, y ordenaron la destrucción de todas sus agujas.”
63. A pesar que desde antaño han existido reglamentaciones
minuciosas
en
una sociedad, la
particularidad
mercantilismo,
explica de
Soto,
es
que
reglamentaciones actuales son emitidas o promovidas
consulta con los grupos económicos o mercaderes
gozan de privilegios especiales.”
64. Puesto
del
las
“en
que
en nuestro contexto hondureño, ese proceso
consiste en “consensuar”, “conciliar”, “concertar”, o “converger”
sobre una ley o reglamentación promovida por intereses
especiales o que los afectan.
12
Nuestra experiencia mercantilista
65. Así las cosas, con esta mentalidad se va creando, como
criticaba,
reprochaba y condenaba Valle, una “masa de
leyes de distintas especies, formadas por distintas manos,...
hacinadas unas sobre otras sin formar un todo organizado;...
que retardan la marcha del hombre dirigida siempre a la
riqueza.”
66. Un ejemplo patente y patetico de esta mentalidad, se refleja en
la legislación que se promulga a favor de médicos, químico
farmacéuticos, y abogados, entre otros, como también a favor o
en contra de algunas actividades como la maquila, la cafetalera,
y la bananera para mencionar algunas.
67. Estas leyes demuestran claramente que no existe “igualdad
ante la ley” ya que no hay estatutos para carpinteros,
plomeros, secretarias, y cientos de otras profesiones,
oficios, y actividades económicas que también satisfacen
necesidades y deseos, generan empleo, y son fuentes de
ingresos (impuestos) para el estado.
68. Ni
tampoco es que todos deben tener su estatuto o ley
especial.
69. Tal
condición es obviamente ni posible, ni práctico, ni
deseable, pues conduciría a lo que Valle sentenció... “Paralizar
el comercio”.
70. Y no es posible ni práctico, primero, porque no se sabe a
ciencia cierta cuantas profesiones, oficios, y actividades
economicas distintas existen para emitir una ley para cada
quien; y en segundo lugar, porque aun sabiéndolo, el
volumen de leyes que se requeriría emitir y mantener
actualizadas sería tan enorme que ningún congreso legislativo
es suficientemente sabio (superhombre en palabras de
Bastiat) para desempeñar esa tarea oportunamente y con
justicia.
71. Por lo tanto, si no es posible conceder privilegios para
todos, no deben concederse para nadie  por eso existe el
13
código de trabajo, y el código de comercio, y el código civil,
entre otros, que son de aplicación general.
72. Los “privilegios” o beneficios adicionales deben ganarse, es
decir, deben obtenerse por mérito y a través de contratos
individuales o colectivos negociados en paz y libertad por las
partes interesadas sin la intervención nociva del gobierno de
turno.
73. Como escribía Bastiat, “Tal como la fuerza de un individuo no
puede legítimamente atentar contra la persona, la libertad, o
la propiedad, por la misma razón la fuerza común no puede
aplicarse legítimamente [a través de una ley] para destruir la
persona, la propiedad, o la libertad de individuos o de clases.”
(nótese la no tan sutil distinción entre lo legal, lo legítimo, y lo
justo.)
su ya célebre en cíclica ”Centésimus Annus”, y
refiriéndose al totalitarismo, que bien es aplicable al concepto
de la “democracia dogmática”
(la mayoría mecánica es
omnipotente y siempre tiene la razón), el Papa Juan Pablo II
sostiene que:
74. En
“La raíz del totalitarismo moderno hay que verla,
por tanto, en la negación de la dignidad
trascendente de la persona
humana, imagen
visible de Dios invisible y, precisamente por esto,
sujeto natural de derechos que nadie puede
violar: ni el individuo, el grupo, la clase social,
ni la nación o el estado. No puede hacerlo
tampoco la mayoría de un cuerpo social [el
congreso legislativo, por ejemplo], poniéndose en
contra de la minoría, marginándola, oprimiéndola,
explotándola o incluso intentando destruirla.”
75. Este juicio religioso del Papa es totalmente congruente con el
juicio político, económico, y social que sostenemos los que
abogamos por los derechos naturales del hombre  vida,
libertad, y propiedad.
76. Juan Bautista Alberdi, padre de la constitución Argentina, y
un gran campeón de la libertad, postuló que “la libertad
14
individual es el límite sagrado en que termina la autoridad
de la patria. Todos los crímenes públicos contra la libertad
del hombre,”
nos enseñó Alberdi, “han podido
ser
cometidos, no sólo impune, sino legalmente, en nombre
de la patria omnipotente [bien común], invocada por su
gobierno omnímodo [totalitarismo, democracia dogmática,
mayorías mecánicas].”
77. Por su parte, Friedrich Hayek, abogado, sociólogo, filósofo,
Premio Nobel de Economía 1974, en su famosa obra
“Camino a la Servidumbre” planteo que “otorgando al estado
poderes ilimitados, las disposiciones arbitrarias pueden
convertirse en legales, y de esta suerte una democracia
puede perfectamente erigir el más completo de los
despotismos.”
78. El mercantilismo, enfermedad social, crónica como me he
referido a ella, es la funesta herencia de la corona española
desde la conquista hace 500 años.
“La corona administró sus colonias en
Latinoamérica a través de la casa de indias, la
cual ejercía un poder monopólico, omnímodo en
materia económica y comercial, con facultades
para emitir y aplicar leyes
y
regulaciones.
era,
pues, “juez, parte, y ejecutor / verdugo,”
escriben Paul Craig Roberts y Karen Lafollete
Araujo en su libro “The Capitalist Revolution in
Latinoamérica.”
79.
La investigación de estos autores revela que para facilitar
la administración de las colonias y asegurarse los ingresos
reales, la Casa de Indias subastaba los cargos de
administración
real
(pública)
como las alcaldías, las
regidurías, el tesorero, y hasta los jueces!! Así las cosas, los
cargos públicos
se volvían
“propiedad
privada”
y,
consecuentemente, no eran cargos para servir a la
comunidad sino una inversión para lucro personal, revendible
y heredable, por cierto.
80.
Hoy en día estos cargos no se subastan abiertamente, desde
luego  se asignan de acuerdo con la “contribución” a las
15
campañas políticas o por “herencia” o antojo de los caudillos a
sus parientes, correligionarios, y amigos.
81.
Esta cultura en la conducción de la administración
real
(pública), y la conducta y actitud propia de los funcionarios
de aquellos tiempos, es la que vemos reflejada hoy en la
administración pública y funcionarios actuales con pequeñas
variaciones de forma pero con el mismo fondo.
82.
Al final del día, el efecto es la pobreza de nuestros
pueblos, y la causa es ese oprobioso sistema polìticoeconòmico en todas sus variantes  el mercantilismo o neomercantilismo para usar un prefijo en boga.
83.
De manera que la lucha no es realmente contra la pobreza  el
reto, la lucha es, o debe ser, contra ese sistema polìticoeconòmico que nos empobrece…. el mercantilismo.
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