La urgencia del psicoanálisis aplicado

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Octubre / Noviembre - 2008
SEMINARIO DE PSICOANÁLISIS APLICADO
La urgencia del psicoanálisis aplicado
Ricardo D. Seldes
Los coordinadores de esta noche de la EOL, Mónica Torres, Ricardo Seldes y Jorge Chamorro,
en nombre del Consejo Estatutario, han convocado a los miembros de la Escuela a llevar a cabo
a lo largo del año un trabajo de elaboración provocada en torno al psicoanálisis aplicado a la
terapéutica, ya sea en lo institucional como en el consultorio privado de los practicantes. Aquí
podrán leer los tres textos con los que se inició el trabajo de estas noches.
Mi propuesta para estudiar el psicoanálisis aplicado a la terapéutica es ubicar el proceso que comporta la entrada en un
dispositivo hasta su conclusión. El dispositivo en cuestión, variado, implica la puesta en acto del discurso analítico como
la respuesta de un analista a una demanda, la respuesta a una urgencia en tanto modalidad temporal que responde a
la inserción de un trauma[1].
Introducir el discurso analítico es la propuesta de incluir el tiempo, no sólo una duración. La acción analítica
apunta a provocar una decisión, la principal es que para que se produzca alguna mutación subjetiva es preciso el
consentimiento.
La primera decisión, que cae del lado del analista, es la de producir un encuentro que puede tener variados nombres,
consulta, primera entrevista, admisión, y no es indiferente que se lo designe de una manera u otra. Anticipan algo de
lo que advertidamente o no, se pondrá en juego como política. Hay prolegómenos al encuentro, llamados de diversos
órdenes, propios o por terceros, inmediatos o no, pero luego, en todos los casos, es preciso el encuentro con el analista,
es decir una cita, una cita de cuerpos en presencia.
Hubo una disrupción, un acontecimiento, una situación, un evento, un pensamiento, que hizo que lo que funcionaba
con cierta homeostasis deje de hacerlo. Lo que permitía decidir por un sentido para el sujeto deja de marchar. La
urgencia subjetiva es, como el trauma, lo que agujerea el funcionamiento, es el agujero que contacta con lo real.
Consideremos que el sujeto es como una variable del sentido, susceptible de tomar varios valores y de modificarse. Como
función el sujeto es opuesto a la vertiente de lo eternizado, de lo que se repite siempre de la misma manera. Cuando captamos
lo variable del sujeto también entendemos que hay una constante que es la fuerza pulsional. El sujeto como lo variable
quiere decir que es influenciado por la palabra. Es lo que de la marca de la lengua en el parlêtre permite mutaciones.
Hay un tiempo cero de un proceso más o menos duradero, con un momento de conclusión, que podrá también ser
más o menos perdurable. Un tratamiento rápido (hablamos de la duración) es algo que pareciera ir a contrapelo del
tiempo que se precisa para que se produzca una mutación del inconsciente, los efectos de inconsciente-sujeto cambian
de estatuto, son interpretados, se acumulan, se constituyen en saberes y eso requiere tiempo. Y sin lugar a dudas el
psicoanálisis se experimenta bajo el modo de la sesión, que es el espacio donde el analista da su garantía real a la
transferencia, tal como plantea Lacan al final del seminario X.
¿Cual es el tiempo que interesa en la sesión, en la serie de sesiones?
En un tiempo 1 hay una espera, la espera de transformar las dificultades súbitas o constantes en algo diferente, la espera
de ubicar los datos iniciales en Otra cosa: construir un problema. Eso ya pone en el horizonte la dimensión del supuesto
saber una solución. Nos preguntamos cual el uso de la transferencia que conviene a ese sujeto de la espera. Esto incluye
hacer existir dispositivos como PAUSA en los que es fundamental permitir que el sujeto haga un cálculo de esa espera,
es decir que transforme su sufrimiento en demanda, y que ésta sea administrada en una experiencia que implique la
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puesta en forma significante de lo real de su goce repetitivo. Subjetivar una urgencia es en primer lugar hacerla pasar
al estado de sujeto para luego, dependiendo de las estructuras, obtener una puntuación, aislar los puntos de certeza del
sujeto para que encuentre un alivio.
¿Coincide el primer encuentro con la entrada en el dispositivo del que se trata?
El primer encuentro con el analista, aunque sea el único, implica un tratamiento del goce. Las “modulaciones del
tiempo” para retomar la expresión de Lacan, implican la inmixión del tiempo con la erótica. Nuestra política nos indica
una compresión de los tiempos, desde el momento en el que afirmamos que no hay contraindicación al encuentro con
un analista. Ya el primer encuentro en la urgencia es inaugurar un tiempo de ver, proponer una pausa de trabajo que
permitirá, si se consiente a ello, a un tiempo de comprender para quién está en un momento de concluir apresurado.
Por lo tanto, se trata de apostar de entrada a la construcción de un síntoma, para lo cual tenemos que aclararnos cual es
el problema a trabajar, ponerlo a hablar, hacer existir un antes y un después, tiempo propio de la urgencia. Apuntamos
a producir, a aislar un significante privilegiado que aparece en el decir, algo ilegible que comienza a hacerse legible. La
condición es que a partir de esa lectura se pueda hacer una experiencia diferente con la palabra.
Durante el rápido tratamiento en la urgencia surge lo imprevisible, el inconsciente como sujeto, disruptivo como el
fenómeno que lo trajo, pero con el sello del analista que autoriza a su despliegue. La fugacidad de su producción
implica ya un modo de crear la versión terapéutica de la precipitación. Nuestra hipótesis se centra en ubicar la urgencia
subjetiva como el tiempo característico del psicoanálisis aplicado, en tanto momento posterior a la urgencia pura y
simple y el consentimiento responsable del sujeto a toda elaboración posible de la precipitación primera. Se trata de la
apertura a la contingencia, tal como entendemos de la propuesta de J-A Miller de estar atentos tanto a lo que reenvía a
la verdad, en una precipitación lógica, como a la precipitación en la mentira que la verdad puede vehicular.
Quedaría entonces para otra oportunidad ubicar las modalidades de concluir una urgencia, especialmente cuando se
demuestra que en una mayoría de casos ésta se transformará en el prolegómeno de una demanda de análisis.
1- Miller, J-A. Curso inédito del.
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