“Echa mano de la vida eterna” 1 Timoteo 6:6-12 ¿Cómo echar mano de la vida eterna? C uando Dios hizo el huerto de Edén, dice la Biblia que “Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal”. (Génesis 2:9) Y le dijo a la pareja: “De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás”. Ellos de todo árbol del huerto podían comer incluido el árbol de la vida que estaba en medio del huerto. Pero no del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal. Ellos podían elegir si obedecer a Dios o no. De elegir de cual fruto comer. ¿De cual fruto eligieron? ¿De cual fruto echaron mano? ¿Del árbol de la vida o del árbol de la muerte? Exacto. Ellos echaron mano no de la vida, sino de la muerte. Hoy le queremos animar a que usted también eche mano no de la muerte que eligieron Adán y Eva, sino de la vida. Pablo aconsejo al joven Timoteo: “Echa mano de la vida eterna” Así que de eso hablaremos este día. Equivale a: Escapa por tu vida. Que ninguno tome tu corona. No perdáis tan grande galardón. I). Huyendo. A. De la tentación. 1 Timoteo 6:9 “caen en tentación y lazo” Aunque Pablo esta hablando de algo especifico, yo quiero hablarles de la tentación en general. La tentación es la experiencia común de toda la humanidad. Pablo escribió: “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana” (1 Corintios 10:13) Nadie se ha escapado de ella. Ni Adán y Eva en su santidad primitiva, ni aun el mismo Jesús que descendió del cielo se escaparon de ella. Todo cristiano sincero debe admitir que se ha enfrentado a ella. No importa si somos cristianos maduros o recién convertidos. No importa si somos cristianos o incrédulos. Pobres o ricos. Todos pisamos el mismo suelo de la tentación. La única diferencia que existe entre el creyente y el incrédulo en esto de la tentación es: que el creyente esta sabido que será tentado y el incrédulo no. Como dice el rey Salomón: “El avisado ve el mal y se esconde; Mas los simples pasan y reciben el daño”. (Proverbios 22:3) La tentación es el cebo, la carnada del diablo para que nosotros podamos picar, es decir, caer en la tentación. No empecemos a decir: “Es que Dios me puso esta tentación y por eso caí” Santiago 1:13 dice: “Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie” Si la tentación no viene de parte de Dios, entonces viene de parte de Satanás. Y las tentaciones de Satanás son siempre atractivas. Echemos un vistazo a la tentación de Eva. Génesis 3:4-5 dice: “Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; 5 sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.”. El pan, los reinos del mundo y las alabanzas de los hombres fueron cosas agradables con las que Satanás tentó a Jesús. Satanás nunca nos presentará algo feo o que nos de temor. Solo cosas agradables. Caer en las tentaciones es también caer en el “lazo” del diablo. Es decir, caemos en una enredadera, en una telaraña de la cual nos será muy difícil salir. Pero debemos huir de la tentación como lo han hechos los grandes hombres de Dios en el pasado: 1. José. Que huyo de la seducción de la esposa de su patrón. Génesis 39:12 2. Moisés. Que huyo de los deleites temporales del pecado de Egipto, teniendo mayores riquezas el vituperio de Cristo. Hebreos 11:24-26 3. David. Que huyo de la tentación de matar a Saúl cuando estaba en la cueva, aun cuando sus siervos le insistían que lo hiciera. 1 Samuel 24:4 4. Daniel. Que huyo de los apetitosos manjares del rey pagano porque sabia que era comprometerse con el. Daniel 1:8 5. Pedro. Que huyo de la tentación a la adoración de Cornelio, diciendo: levántate yo soy hombre como tu. Hechos 10 El himno 66 que el Sr. H. R. Palmer escribió en 1868 dice: “Tentado, no cedas, Ceder es pecar; Más fácil seráte Luchando triunfar. ¡Valor! pues, gustoso Domina tu mal; Jesús librar puede, De asalto mortal...” B. De las codicias. La codicia es el deseo ferviente de tener aquello que otros tienen. No solo esta hablando de dinero, sino de todo aquello que otra persona tiene. Por eso la ley decía: “No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo”. (Éxodo 20:7) El codicioso quiere tener aquello que desea no importando si se lastima a si misma o si lastima a alguien mas. Tan grave este problema de codiciar que Pablo utiliza 2 calificativos para describirla: 1. Necias. Es decir, insensatas, irracionales, tontas. La codicia es necia porque quien codicia no piensa con claridad. Piensa que al poseer aquello que desea estará tranquilo y no será así. Porque siempre deseara otra cosa y nunca estará satisfecho. La felicidad le durara muy poco. 2. Dañosas. Porque el codicioso no tiene paz. Se vuelve ansioso, temeroso, irritable. Pierde amigos y se hace de muchos enemigos. A veces pierde su propia salud y al final pierde su propia alma. Alguien dijo: “La codicia rompe el saco”, ya que a veces se pierde una ganancia segura por la ambición de conseguir otra mayor. Ilustración de codicia: Era la esposa de un rey que observo que su marido el rey, muy entristecido y enojado en su casa, no quería comer. Y le pregunta: ¿porque estas tan triste y no quieres comer? Le responde, que no le quisieron vender una viña que el quería. Y ella le dice: “¿Eres tú ahora rey sobre Israel? Levántate, y come y alégrate; yo te daré la viña de Nabot de Jezreel” Ella abusando por ser la esposa del rey, mando cartas acusando al dueño de la viña de que había blasfemado en contra de Dios y le puso testigos falsos y mando que lo sacaran del pueblo y lo apedrearan hasta morir. De eso es capaz una persona codiciosa, de hacer las más bárbaras atrocidades para conseguir lo que quiere. La mujer se llamaba Jezabel. Que al final fue comida por los perros. (1 Reyes 21) C. Del amor al dinero. Hay algunas frases famosas que tiene que ver con el dinero: 1. Poderoso caballero es don dinero 2. Con dinero baila el perro. 3. El dinero no es nada, pero mucho dinero, eso ya es otra cosa. 4. El dinero no lo es todo, pero... ¿quién quiere todo? 5. El dinero no lo es todo; pero como ayuda. 6. Dime cuánto dinero tienes… y te diré cuánto vales… Nótese que Pablo no dice que el dinero es la raíz de todos lo males, sino el amor al dinero es la raíz de todos lo males. Tampoco dice que el amor al dinero es la única causa del mal. Porque los males de Adán y Eva no fue ocasionada por el amor al dinero. Tampoco el Job. Es una de las muchas raíces que acarrean males. Normalmente las raíces están ocultas, no se ven pero allí están. El amor al dinero es la raíz de muchos males porque hay gente que esta dispuesta a: 1. Mentir. 2. Cometer fraudes. 3. Vender a su familia. 4. Divorciarse. 5. Enviciarse en el juego apostando. 6. Cometer asesinato. 7. Prostituirse. 8. Asaltar. 9. Secuestrar. 10. Narco traficar. 11. Hacer la guerra. 12. Vender su alma al diablo. Por amar al dinero sobre todas las cosas. Todas estas cosas no solo son males para ellos mismo, sino también para todos nosotros. Por eso debemos aprender que en lugar de amar al dinero uno debe amar a Dios y a los nuestros. Así que debemos ir de todas estas cosas, porque eso es lo que hacen los hombres de Dios y porque solo así se puede echar mano de la vida eterna. II). Siguiendo. A. La justicia. De dikaiosune, y esta a su vez viene de la raíz dike, que significa, costumbre, uso; vino a denotar lo que es recto. De allí que dikaiosune vino a significar “el que acciona correctamente”, Para con los demás como para con Dios. Jesús ilustra perfectamente esta idea. En una ocasión le preguntaron a Jesús si era lícito dar tributo al Cesar, es decir, si es correcto pagar impuestos, a lo que Jesús contesta: “Dad a Cesar lo que es de Cesar, y a Dios lo que es de Dios” (Marcos 12:13-17) Eso es justicia, dar a cada quien lo que merece. Tomás de Aquino (siglo XIII) repetía, con una fórmula del pasado, que justicia es “la voluntad perpetua y constante de dar a cada quien lo que es suyo por derecho”. Debemos dar lo que al hombre le pertenece y a Dios lo que le pertenece. En otras palabras debo cumplir con mi prójimo y debo cumplir con Dios. Eso debemos seguir. B. La piedad. Del griego eusebeia, eu, bien, y sebomai, ser devoto. Literalmente ser bien devoto. El que es bien devoto no se cansa, no se aburre, no se queja de Dios ni de las cosas. Porque es bien devoto de Dios. El que es devoto no toma vacaciones de Dios. Quizás hemos escuchado que algunos se quejan diciendo que para que tanta iglesia, la verdad es que ellos no son piadosos. Un ejemplo muy sonado ha sido el de Cornelio que era “piadoso” (Hechos 10:2). Aunque no es el único. Al ser piadosos estamos fomentando nuestras relaciones con Dios. Estamos en una comunión continua con el. Eso debemos seguir. C. La fe. La fe es la convicción o creencia de las realidades eternas. Lleva la idea de confianza. Podemos obtener esta fe de dos maneras: Oyendo la palabra de Dios (Romanos 10:17), y Leyendo las Sagradas Escrituras. (Juan 20:30.31) La verdadera fe no es pasiva, sino activa. Siempre va acompaña de obras. (Santiago 2:10) Esta fe nos capacita para hacer lo que le agrada a Dios. (Hebreos 11:6) Eso debemos seguir. D. El amor. Amor es una palabra tan corta, contiene solo 4 letras, pero con un significado muy profundo, hay quienes consideran que el amor es el don Divino más preciado aun que la vida misma. Porque muchos han dado su vida por amor. Todos los seres humanos hemos sido provistos con la sublime capacidad de amar. Pablo habla del amor “ágape” Amor incondicional. Es el amor "a pesar de" y "por encima de" lo que sea. Se refiere al amor libre de egoísmo y que tiene la capacidad de dar sin esperar nada a cambio. Este amor valora sin ser valorado, sirve sin ser servido, ama sin ser amado. Note como se ilustra este amor en las Escrituras: Para con el prójimo, lea Lucas 10:25-37. La parábola del Buen Samaritano. Para con Dios. Lea Juan 3:16. El texto que es el corazón de la Biblia. Este amor debemos seguir. E. La paciencia. Paciencia viene de “jupomone”. Que combina dos palabras: jupo, bajo; y meno, permanecer. Literalmente “permanecer bajo”. La paciencia es la capacidad de soportar dificultades y pruebas sin perder la fe. Este es el propósito de aquellos que quieren echar mano de la vida eterna, ser leal a Cristo a pesar de las dificultades. Algunos les pasa lo que le sucedió a la plantita del segundo terreno en la parábola del Sembrador, que salió la plantita, pero no tenia profundidad y salido el sol que son las pruebas, se murió. (Mateo 13:1-9, 18-23) Así que la clave para poder soportar cualquier prueba que nos acontezca en el camino cristiano es, tener profundidad en Cristo. Esto es lo que uno debe seguir. F. La mansedumbre. Muchos han confundido la mansedumbre con debilidad, cobardía, falta de iniciativa, falta de voluntad para cumplir algo. Pero no es así. Nosotros conocemos mucho la palabra manso, haciendo una referencia a un caballo. Decimos que el caballo es manso porque no es violento, sino obediente a su amo. Pues eso es lo que es mansedumbre, alguien que no responde a la violencia, sino que es obediente para con Dios. Es sinónimo de dominio propio. El rey Salomón dijo: “Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; Y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad”. Eso es mansedumbre. Eso uno debe seguir. (Proverbios 16:32) III). Peleando. A. Peleamos contra el mal. Pablo escribió: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”. (Efesios 6:12) Luego dice: “con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno” (Efesios 6:16). Queda claro que no se trata de pelear con las personas ni de andar haciendo enemigos. Tampoco se trata de pelearnos los unos con los otros, sino contra la maldad del diablo. Nuestro enemigo es el diablo no las personas. B. Peleamos equipados por Dios. No se trata de equiparse de cuchillos, pistolas, o bombas. Eso seria un equipamiento humano hecho por el hombre. El equipamiento de Dios es diferente. El apóstol Pablo llama a este equipamiento la armadura de Dios. Efesios 6:13-17 1. El cinturón. ceñidos vuestros lomos con la verdad, = Rodear, ajustar o apretar la verdad hacia nosotros mismos para que no se nos caiga. El enemigo solo se vence con la verdad. Las mentiras no consiguen victorias. Proverbios 23:23 dice: "compra la verdad y no la vendas". 2. La coraza. Vestidos con la coraza de justicia. = la coraza era algo de metal que se ponía sobre el pecho que cubría del cuello a la cintura, cubriendo así el corazón y los órganos vitales de cuerpo. Así debemos ponernos la justicia cerca del corazón, para que obremos justamente para con todos los que nos rodean. 3. El calzado. y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. = Es decir, que el cristiano debe estar siempre listo para llevar el mensaje de paz a la gente. Y además el evangelio debe ser su sólido cimiento sobre el cual se mantiene de pie. “Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!” (Romanos 10:15) 4. El escudo. tomad el escudo de la fe. = La fe es el escudo del cristiano para apagar los dardos de fuego que arroja nuestro enemigo el diablo. La fe es un requisito para ser soldado de Cristo. “Porque sin fe es imposible agradar a Dios” (Hebreos 11:6) Batallas han sido perdidas porque el cristiano va a la batalla sin el escudo de la fe. 5. El yelmo. Y tomad el yelmo de la salvación. = El yelmo es el casco que protege la cabeza. La salvación debe estar en nuestra cabeza. Porque si la salvación la tenemos en la cabeza, vamos a pensar como salvos, hablar como salvos, actuar como salvos, a vivir como salvos y morir como salvos. Nuestra salvación debe estar entre ceja y ceja. Con ella en la cabeza el diablo no podrá sembrar dudas. 6. La espada. y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios = El único instrumento de ataque que tenemos los cristianos es, la Palabra de Dios. La Biblia. No los puños, sino la Biblia. Porque el diablo no se vence, sino con la palabra de Dios. C. Peleamos por una buena causa. 1. Por la fe. Pelea la buena batalla de la fe. No peleamos por orgullo herido, por ofensas personales u ofensas imaginarias. Sino que peleamos por la fe. Nótese que no dice, “por fe” sino “de la fe” es decir, del evangelio. (1 Timoteo 6:10) En medio de mucha corriente de información incorrecta sobre la religión, el cristiano defiende el evangelio de dos maneras: Primero, con su vida. Viviendo una vida recta delante de todos en todo lugar. Segundo, con su predicación. Predicando la sana doctrina que Cristo enseño. 2. Para agradar a Cristo. “Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel (Cristo) que lo tomó por soldado”. (2 Timoteo 2:4) Estamos en la guerra, en la batalla para agradar a nuestro superior. Al Señor de señores y Rey de reyes. (1 Timoteo 6:15) Debiéramos querer lo que Jesús quiere para poder agradarle. Conclusión Hemos visto como podemos “Echar mano de la vida eterna”, huyendo, siguiendo y peleando. ¿Esta usted echando mano para que nadie le gane su lugar en la vida eterna? Sino, necesita enlistarse en el ejército de Cristo que se hace a través de las aguas del bautismo, para que pueda empezar su batalla cristiana. De esta menara le estará asegurada su lugar en la gloria. Pero es algo que usted tiene que hacer. Usted tiene que echar mano de su vida eterna que Dios ha preparado. Así esta invitado. Que Dios los bendiga. Juan Ramón Chávez Torres E-mail: [email protected] http://chaveztorres.wordpress.com/ Apartado Postal 681. H. Matamoros Tam.