informe de coyuntura política

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INF O RME DE C O Y UNT URA P O L ÍT IC A N° 7
Noviembre / 2013
Este informe de coyuntura política es un producto mensual
del Taller del mismo nombre de la
Fundación Chile 21 y la Fundación Friedrich Ebert.
COMITÉ E DITORIAL:
María de los Ángeles Fernández
Jaime Ensignia
Gabriel Gaspar
RESPONSABLE DEL TALLER DE COYUNTURA POLÍTICA :
Gabriel Gaspar
SENSACIÓN TÉRMICA: EN LAS VÍSPERAS DE UNA
LA DERECHA Y SU OLLA A PRESIÓN
ELECCIÓN YA DEFINIDA
A
estas alturas la principal incertidumbre
no es quien va a ganar sino cuantos
doblajes lograra la oposición en las elecciones
parlamentarias. Asimismo esta la duda de quién
llegara tercero.
Como muestra del derrotismo de la derecha,
cabe señalar que su principal aspiración es llegar
a segunda vuelta. Ningún miembro del oficialismo
menciona la posibilidad de ganar.
¿Será la noche del 17 de noviembre una noche
de cuchillos largos en el oficialismo?
Quienes serán los culpables? una mala
candidata? Alamand y Ossandón? Piñera? los
coroneles de la UDI? Parisi? La derecha se
apronta a un ajuste interno de cuentas que no
será menor por los anticipos de estos días.
UN OFICIALISMO AUTISTA
El autismo se apodera de la Moneda y del
comando de Evelyn.
La Moneda pareciera estar convencida de que ha
hecho un gran gobierno. Asimismo, pareciera
que está en marzo de 2010, por el entusiasmo en
enviar proyectos al congreso, ahora es el caso
del llamado "Observatorio Judicial", como fiel
reflejo de su espíritu estatal, la Moneda pretende
entregar a una universidad privada el control del
poder judicial.
¿Estamos ad portas de un mega pato cojo?
El hiper activismo presidencial de estos días
resta protagonismo a su candidata y no asume
que más allá de la catarata de números y
estadísticas que entrega en sus presentaciones,
adolece de una sublime falta de credibilidad en la
población. Diga lo que diga, el gobierno y su
presidente se están quedando solos, la mayoría
de la gente no les cree como bien lo refleja la
encuesta CEP al medir los atributos de la figura
presidencial.
Los dos partidos de la derecha se encuentran
enfrascados en una poca disimulable guerra civil
en cada distrito a lo largo de todo el país. ¿Cuál
será la lectura que cada uno de ellos realizara la
noche del 17? ¿Será una lectura unitaria o cada
partido levantara su voz independiente? De la
lectura que se haga en RN y en la UDI
dependerá en gran medida la actitud y el futuro
frente al binominal.
Todo indica que al menos el relevo de una
generación se avecina en el actual oficialismo.
Cabe preguntarse si la noche del 17 de
noviembre será como la noche de la derrota de la
Concertación en diciembre del 2009.
Recordemos que en esa oportunidad, las cúpulas
partidarias se afirmaron en vez de encabezar la
renovación y con rapidez esgrimieron el discurso
de que la derrota se debía a la irrupción de
Marco Enríquez- Ominami.
En la actualidad tenemos muchos candidatos
para explicar la derrota oficialista, empezando
por un conato de candidata: si observamos
solamente el nivel de rechazo que muestra en la
última encuesta CEP, lo que refleja la perdida de
hegemonía de la derecha
Efectivamente, estamos ante una situación en la
que se hace evidente la incapacidad de dirigir
intelectual y moralmente a la sociedad por parte
del actual oficialismo. Así como antaño la
Concertación perdió la capacidad de transformar
el país, la derecha ha perdido en este gobierno
su credibilidad y ha quedado inutilizado su
discurso de orden, estabilidad y crecimiento. El
concepto de una sociedad erigida según los
moldes de Friedman y Hayeck, con los
conservadores elementos criollos de Jaime
Guzmán ya no seduce ni siquiera a toda la
derecha y frente a ello se ha alzado una
poderosa protesta social. La coyuntura de los 40
años del golpe militar termino por demoler lo que
quedaba de pinochetismo.
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Con dicho discurso la derecha chilena no puede
enfrentar la demanda de una sociedad que se
rebela contra el lucro como eje dominante en la
educación, la salud y la previsión, una sociedad
que protesta contra la desigualdad, y que padece
del incremento de la inseguridad ciudadana.
La Moneda, el presidente, la candidata, los
partidos oficialistas, convencidos que ha hecho el
mejor gobierno de la historia, parecieran vivir en
otra realidad, una realidad propia. Al final, algo
propio del autismo.
Pese a todo, el panorama no será tan
catastrófico para la derecha chilena. Con un
30% de los votos, gracias al binominal, puede
obtener el 50% de los congresistas. Que Evelyn
Mathei no haya despegado, no implica que la
derecha se haya reducido a un 12% como dice la
encuesta CEP, simplemente su candidatura, por
diferentes razones, demoro en partir y cuando lo
hizo, carece de rumbo y de perspectiva de
victoria. Es probable que la derecha obtenga
más votación en las parlamentarias que en la
presidencial. No es algo nuevo, en diciembre del
2009 Eduardo Frei obtuvo el 29% de los votos,
mientras que los parlamentarios de la
Concertación se empinaron arriba del 42%
Por su parte, el populismo de derecha ha sido
frenado, quizás no conculcado, pero resiente que
le sacaran todos los cadáveres que guardaba en
el closet. Parisi expresa más el malestar del
votante de derecha con el oficialismo que una
nueva y menos perdurable alternativa. Un dato
anecdótico: ¿será capaz Jocelyn- Holt de sacar
tantos votos al menos como las firmas que
reunió?
LA OPOSICIÓN
La Nueva Mayoría está instalada en el carril
ganador, Michelle Bachelet se despegó desde un
principio del pelotón y nadie la amaga. Al
contrario de lo que ocurre en el ciclismo, ella no
necesita de equipo que proteja al líder, corre
sola. Más bien, ella arrastra al equipo (si
consideramos el 20% de aprobación a la Nueva
Mayoría que registra la CEP). Será así en su
gobierno?
Es evidente que un gobierno de Michelle
Bachelet tendrá muchos desafíos, desde
enfrentar una sociedad con grandes expectativas
y una economía, no en crisis, pero lejos del
boom. Con un congreso donde la derecha,
aunque se divida, se parapetará. Tendrá solo
cuatro años y si descontamos los últimos meses
de la campaña del 2017, en realidad dispone de
poco más de tres años y medio.
La variedad de las fuerzas que la apoyan se
refleja en su programa, con no pocos desafíos a
su interior. Citemos al respecto que en el Partido
Comunista, leal adherente a la candidatura de
Michelle, se debate con fuerza si integraran o no
el gobierno, y a qué nivel. En cuanto a
contenidos, a modo de ejemplo, llama la atención
un tema poco incluido en el debate, pero
ampliamente discutido en las comisiones: la
política internacional. Si hubo un consenso
mayoritario en las comisiones fue la crítica a la
política mercantil que Piñera le imprimió a su
diplomacia. Paradojalmente en el texto que se
presentó, la foto que acompaña al texto muestra
un generoso grupo de contenedores, y el texto se
inicia colocando al fracaso de la ronda de Doha
como el principal hecho en materia de política
internacional.
Que poner de acuerdo a los partidos no es fácil lo
refleja la lista parlamentaria. Nadie puede dudar
que todos en la Nueva Mayoría están
convencidos de la necesidad de doblar en el
máximo de distritos y regiones. Sin embargo la
composición de las listas muestran varios casos
donde las disputas inter e intra partidarias hacen
muy difícil el doblaje: en Bio Bio la nueva mayoría
lleva dos candidatos a senadores del mundo
socialista, en la región de los lagos ningún
partido de la concertación quiso acompañar al
candidato socialista. En Arica, la oposición
podría doblar con facilidad, pero al final
proliferaron todas las opciones, y la lista es más
larga. Esta incapacidad de construir formulas
ganadoras revela la escasa ductilidad de las
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estructuras partidarias para confluir en un
esfuerzo generoso y unitario, quizás sea una
de las razones que explica porque muchos “la
quieren a ella, pero no a ellos”.
La Nueva Mayoría, y en especial su candidata
presidencial, detentan la hegemonía en el mundo
opositor. De las demás fuerzas opositoras
concurrentes a la elección, solo Marco y el PRO,
tienen opción de consolidar su fuerza y
transformarse en un actor político hacia el futuro,
en las encuestas más bajas alcanza un 7%, con
lo cual estaría obteniendo una votación más alta
que la que detentan el PR o el PC desde 1990 a
la fecha.
Así como en estos años vivimos un
presidencialismo de minorías, todo indica que
vamos hacia un presidencialismo carismático.
Desde las elecciones de 1993 –elección de
Eduardo Frei Ruiz Tagle- ningún candidato ha
logrado ganar en primera vuelta. Pero en aquella
ocasión, los partidos de la concertación aun
gozaban del poderoso impulso de la lucha social
y política por recuperar la democracia. En esta
oportunidad tendremos una presidenta con un
gran apoyo político electoral, un poderoso
movimiento social y un sistema de partidos muy
desgastado.
E L MOVIMIENTO SOCIAL
Decíamos en nuestra entrega anterior que la
campaña electoral cubre casi la totalidad de la
agenda, lo cual ha colocado en segundo plano a
los movimientos sociales.
A pesar de lo anterior tenemos dos síntomas
disímiles.
La huelga de los empleados municipales, con
tres semanas de duración, muestra la debilidad
de cualquier movimiento cuando la atención de la
sociedad –y de los medios- está en otra.
El otro extremo lo demuestran las elecciones de
la FEUC. Después de la primera vuelta, la
posibilidad de que el gremialismo recupere su
cuna original es alta.
Hasta la fecha hemos conocido de un
movimiento social con fuertes matices "de
izquierda", pero los movimientos sociales entre
otros temas, reflejan la incapacidad de los
partidos tradicionales de representar intereses de
la sociedad.
Eso también vale para la derecha, si la UDI y RN
no sirven. O son incapaces para responder a sus
intereses, es posible que la derecha busque
politizar gremios. Ya lo hizo en el pasado, si
recordamos a la propia FEUC, a los
comerciantes y a los transportistas, en tiempos
de la Unidad Popular.
En el mismo plano, llama la atención la inquietud
en los líderes políticos de la derecha respecto al
futuro, comparado con la relativa tranquilidad del
sector empresarial. En todo caso, tampoco sería
un caso muy original, para ver una experiencia
más cercana, cuando el entonces presidente del
Perú, Alejandro Toledo alcanzo la inverosímil
cifra de 6% de aprobación, y el país siguió
andando (y su economía creciendo) lo que
estaba en cuestión no era tanto la impopularidad
de la política, sino su irrelevancia frente a las
fuerzas vivas de la sociedad.
En otro ámbito, diversos ejemplos de la
resistencia mapuche en estos días, muestra que
las luchas étnicas, corren en “cuerdas paralelas”
al proceso político y electoral. No todo es
“Occidente” para algunos sectores de la sociedad
chilena.
C OLOFÓN
Ad portas de una elección con resultado
predecible, se percibe el inicio de un periodo de
transición.
El viejo gobierno no termina de morir, mientras el
nuevo no nacerá plenamente hasta marzo 2014.
El periodo amenaza con ser muy largo. El
gobierno se desangra cotidianamente de
ejecutivos medios y altos que han iniciado un
retorno a sus actividades privadas, mientras que
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su cúpula presenta entusiastamente nuevos
proyectos de ley, como si estuviese iniciando su
mandato.
En los meses que se vienen el gobierno deberá
tomar decisiones ineludibles: proponer jueces
para la Corte Suprema, directores de Banco
Central, designar al comandante en jefe del
Ejército, y sobre todo deberá asumir temas de
Estado, como el postergado fallo de La Haya.
Aunque es evidente que el gobierno de
Sebastián Piñera ha tratado por todos los medios
de evitar que el fallo se produzca en su periodo,
todo indica que será en enero. La hipótesis más
comentada es que el Tribunal toma en cuenta las
elecciones chilenas, y no quiere interferir, es
decir, toma en cuenta una razón no jurídica.
Otras versiones hablan de que los dos gobiernos
en disputa coincidieron en ese punto.
En suma, aunque sea un gobierno debilitado, y
más aún después de la presumible derrota
electoral, seguirá siendo el gobierno hasta marzo
del 2010.
En el largo plazo, lo que se abrirá desde la noche
del 17 es a lo menos un fuerte viraje en el
proceso político chileno. Tendrá muchos y aun
no predecibles capítulos, pero claramente estará
en cuestión el sistema de representación política,
en especial, el sistema de partidos actualmente
vigente.
En otras condiciones este nivel de incertidumbres
y expectativas crearía un nivel no menor de
temor y aprehensión. Sin embargo, ningún
síntoma de ello se vive hoy en día, lo cual
muestra un hecho no menor: Chile podrá tener
un gobierno débil, pero posee un Estado fuerte.
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