Madame Bovary Gustave Flaubert Club de Lectura y Cine “Leer en imágenes” Biblioteca Pública de Mérida “Jesús Delgado Valhondo” Octubre de 2011 www.bibliotecaspublicas.es/merida http://clubdelecturaycine-merida.blogspot.com/ SOBRE EL AUTOR: GUSTAVE FLAUBERT Ruán, 1821 – Croisset, 1880. El escritor francés Gustave Flaubert inicia su carrera como escritor en el liceo de Ruán, donde era alumno interno. En esta época escribe cuentos como La peste en Florencia y Memorias de un loco. A los dieciséis años la revista Le Colibri publica su primer relato. En 1842 se traslada a París y se matricula en la facultad de Derecho, que abandonará dos años más tarde por motivos de salud; a partir de entonces se dedicará por entero a la literatura. En 1845 concluye la primera versión de La educación sentimental, que refundirá entre los años 1864 y 1869. Este hecho ejemplifica la tenacidad de Flaubert, su afán por construir la obra perfecta, que le llevará a reescribir dos e incluso tres veces algunas de sus novelas. A los veinticinco años, tras la muerte de su madre y de su hermana, se traslada con su madre y su sobrina recién nacida a la casa de Croisset, donde prácticamente transcurrirá el resto de su vida. En 1846 comienza sus relaciones con la poetisa Louise Colet, que se prolongarán durante nueve años. Entre 1849 y 1851 Flaubert viaja a Oriente Medio, Egipto, Grecia, Italia, Alemania y Bélgica. A su regreso a Francia empieza a escribir Madame Bovary, cuya redacción le llevará cinco años de trabajo. En esta época se entrega por entero a su labor como escritor, hasta que en 1870 los prusianos ocupan Croisset y Flaubert se traslada con su madre a Ruán. Pasa el año siguiente entre Bruselas y Londres, hasta que se instala en París y vuelve a escribir de nuevo. Arriba, retrato de Gustave Flaubert, realizado por Eugène Giraud. A la derecha, casa natal del autor, en Ruán, convertida hoy en museo. Madame Bovary 2 Empieza a padecer problemas de salud y sufre agobios económicos: en 1875 sacrifica su escasa fortuna para salvar de la bancarrota al marido de su sobrina. Sus amigos le ayudan a salir del mal paso consiguiéndole un cargo en una biblioteca. Flaubert sigue escribiendo hasta su muerte, en 1880, y deja inconclusa su última novela, Bouvard y Pécuchet, que se publica póstumamente. Además de las ya mencionadas, entre sus obras cabe destacar Salambó, La tentación de san Antonio y Tres cuentos. BREVE COMENTARIO Y ANÁLISIS DE MADAME BOVARY Madame Bovary le llevó a Gustave Flaubert más de cuatro años de exclusiva y penosa dedicación. Antes de adquirir su forma definitiva, la novela pasó por varios estadios intermedios. Se sucedieron esbozos, planes, pasajes desechados, varias “versiones primitivas”, antes de quedar acabada esa pieza maestra de la literatura universal, antes de quedar delineado ese personaje “de carne y hueso” hecho de puras palabras precisas. Flaubert nació en Ruán, el 12 de diciembre de 1821. Sus padres fueron Achille Flaubert, cirujano destacado y librepensador, y Caroline Fleuriot, hija de un médico. Su hermano mayor, Achille, también fue médico, y con Caroline, la hermana menor, le unió una íntima afinidad. En la clínica paterna descubrió las señales del dolor y de la muerte y atisbó los preparados anatómicos. No le gustaron ni la escuela ni el liceo de Ruán: “Allí –escribió en Memorias de un loco– fui ofendido en todos mis gustos: en clase, por mis ideas; en los recreos, por mis inclinaciones al salvajismo solitario. Desde entonces, me convertí en un loco”. También en un escritor porque sus ejercicios escolares son, ya, literarios. Entre 1835 y 1842 ensaya varios géneros: cuento histórico, fantástico, filosófico, psicológico; drama histórico, misterio medieval y relato de viaje. Se notan, allí, huellas de Balzac, de Nodier, de Hoffmann, de Mérimée, de Hugo. El año 1843 acarrea varias desgracias: muere su padre en enero y, dos meses después, su hermana Caroline, al dar a luz. En abril se recluye en Croisset, con su madre y su sobrina pequeña. El retiro, dedicado a la escritura, solo es interrumpido por viajes a Nantes Madame Bovary 3 para encontrarse con su amante, Louise Colet. Viaja a Oriente y, al regreso, en junio de 1851, comienza su novela consagratoria, Madame Bovary. Se ha dicho que el pueblo imaginario de Yonville-l´Abbaye, donde se sitúa la mayor parte de la acción de esta novela, corresponde exactamente al pueblo auténtico de Ry, donde vivió Delphine Delamare, una de las adúlteras desesperadas que inspiró el personaje de Emma. Eugéne Delamare fue un médico, discípulo del padre de Flaubert, que se instaló en Ry, a unos veinte kilómetros de Ruán, y que, viudo, se casó con una joven de diecisiete años, Delphine, que leía novelas románticas y escandalizaba a los lugareños con sus gastos, sus aires de grandeza y dos amoríos muy comentados. La chismografía local habría proporcionado a Flaubert los modelos de Emma, de su marido y de sus dos amantes e, incluso, el esquema argumental: una mujer joven que se casa con un médico mediocre y mucho mayor que ella y que, rebelde a su destino provinciano, sueña con amores y viajes, tiene dos amantes y después, ya sin amor y acosada por las deudas, se suicida. El marido –como Charles Bovary– muere al poco tiempo. Pero también, anota Henry Troyat en su biografía del autor, Flaubert se inspiró en otras mujeres, reales (por ejemplo, en aquel artículo que leyó en la adolescencia sobre el suicidio de una adúltera y que lo impulsó a escribir, en 1837, una prefiguración de Madame Bovary: el cuento Pasión y virtud) y ficticias: “Cuando escribe su novela, todas las mujeres que ha amado se apiñan en su cabeza y a cada una le roba un poquito de su sustancia. De una toma su cabellera, de la otra el matiz de su piel, de la tercera la coquetería, de la cuarta sus trajes y de la quinta sus sueños de esposa frustrada. Todo esto se conjuga en su mete hasta formar un personaje único que no se parece a ninguno de sus modelos sino a los nervios, la sangre y los impulsos del corazón de su autor. Sí, Flaubert tuvo razón al decir ‘la Bovary soy yo’.” Si bien Flaubert afirmó que Emma Bovary era él mismo, y que había aprovechado su experiencia para construir la novela, también se podrían citar sus negaciones: “Madame Bovary no tiene nada de real. Es una historia totalmente inventada. No he puesto nada de mis sentimientos ni de mi vida (…). El artista debe estar en su obra como Dios en la Creación, invisible y todopoderoso; que uno lo sienta en todo, pero que no lo vea”. Las dos cosas son ciertas: la novela está escrita –como dice Troyal– con los nervios y el corazón del autor pero también, al final, se emancipa de él y de sus fuentes. Antes de Flaubert, nadie se había atrevido a presentar una heroína de ficción tan rebelde a las convenciones, tan poco resignada con su destino provinciano y aburrido y tan decidida a hacer valer su derecho a la pasión. Madame Bovary es, en el Madame Bovary 4 fondo, una violenta réplica a toda la tradición de la narrativa sentimentalista y confesional y una declaración de principios antirromántica que abre una brecha de objetividad y previsión aprovechable, más tarde, por la escuela naturalista (si bien con mucho menos cuidado en lo estético que Flaubert). En la novela romántica, los héroes o los monstruos sobresalen, brillantes, por encima de la normalidad. Una multitud de personajes grises forma el telón de fondo contra el cual se dibujan los ademanes gráciles y “extraordinarios” del héroe: lo gris, lo mediocre, no existe más que como decoración y contraste, no como tema o sustancia. Por eso, dice Mario Vargas Llosa en su ensayo sobre Madame Bovary (La orgía perpetua), la obra de Flaubert es precursora de la novela moderna, con su interés por lo “ordinario” y su caracterización del antihéroe. El mundo excluido de la novela romántica asoma, con todos sus conflictos nuevos, en Madame Bovary. “Ese limbo intermedio –prosigue Vargas Llosa en su ensayo– pasa a ser metamorfoseado en “belleza” en Madame Bovary, donde todo equidista de aquellos extremos y corresponde a la existencia sin brillo, chata y triste de las gentes comunes (…). Es algo más ancho, que cubre transversalmente las clases sociales, lo que Madame Bovary convierte en materia central de la novela: el reino de la mediocridad, el universo gris del hombre sin cualidades”. Flaubert creía que la verdadera índole de lo humano es, justamente, la mediocridad y que, por esto, la novela –que solo puede hablar de lo humano– tenía que entrar a fondo en ese reino. Los personajes de la novela –un género burgués– no pueden ser ni héroes ni monstruos (“Nada de monstruos ni de héroes”, le escribió a George Sand en 1875) sino pobres diablos en lucha con la vida cotidiana y con sus sueños compensatorios. Convencido de que la desgracia está hecha de una acumulación de pequeñas calamidades, de que lo propio del hombre es la opacidad y no la gloria, compuso su obra maestra en base a la vida de una pobre mujer con sueños triviales y fracasados. Emma Bovary se enfrenta a su existencia mezquina y tediosa sin más armas que esas fantasías menores, alimentadas por la lectura de novelas “del corazón”. Cree concretar las fantasías a través de aventuras adúlteras con dos amantes sucesivos, de ropas de gala y de viajes furtivos, pero, al final, el abandono y las deudas acentúan su malestar y la llevan al horror final del suicidio. La penosa y larguísima agonía no es, tampoco, fuente de gloria trágica, a la manera de los héroes, sino de drama, de desvelamiento del secreto veneno que se filtra en las fantasías burguesas. Flaubert, decidido a hablar de temas que el romanticismo había considerado “plebeyos” (y que otros novelistas de la época frecuentaban con cierta mala conciencia, o acaso con el complejo de limitarse –al revés de los poetas o los trágicos– solo a “entretener” al lector de folletines), lo hizo, paradójicamente, con una de las mejores prosas –y tramas narrativas– Madame Bovary 5 de todos los tiempos. La “forma” fue, para él, el verdadero asunto; la razón de ser de todo lo demás. Con paciencia y pasión, escribía y reescribía, una y otra vez, como un poeta su verso: “Una buena frase de prosa –le confió a Louise Colet– debe ser como un buen verso, incambiable, tan rítmica, tan sonora”. A la vez que creaba, con el tema elegido, un nuevo universo novelesco, era el primero en plantearse la literatura como un puro problema de lenguaje. Cada palabra era cuestión de vida o muerte. Cada palabra tenía que ser irremplazable: ésa, no otra. No había aproximación posible: la palabra precisa, no otra. Madame Bovary apareció en La Revue de París, en seis números, a partir del 1 de octubre de 1856. Al año siguiente, Flaubert sufrió un juicio por inmoralidad. La época no pudo soportar un tema tan “plebeyo” como el adulterio. En las páginas anteriores, ilustraciones realizadas a partir de diferentes pasajes de la novela Madame Bovary. Fuente: Enciclopedia de “Historia de la Literatura” de Colección RBA Editores. Volumen V. Madame Bovary 6 MADAME BOVARY EN EL CINE Sobre la novela Madame Bovary se han realizado varias adaptaciones para el cine y la televisión: 1. Dirigida por Jean Renoir (1933) 2. Dirigida por Carlos Schlieper (1947) 3. Dirigida por Vincente Minnelli (1949) 4. Dirigida por Zbigniew Kaminski (1977) 5. Dirigida por Claude Chabrol (1991) 6. Dirigida por Tim Fywell (2000). Serie de la BBC. 7. Dirigida por Arturo Ripstein (2011) En concreto, en el club veremos, y posteriormente comentaremos, las adaptaciones realizadas por Vicente Minnelli (1949), Claude Chabrol (1991) y la serie de televisión de Tim Fywell (2000). TÍTULO ORIGINAL Madame Bovary AÑO 1949 PAÍS EE.UU. DURACIÓN 115 min. DIRECTOR Vincente Minnelli GUION Robert Ardrey (novela homónima de Gustave Flaubert) MÚSICA Miklós Rózsa FOTOGRAFÍA Robert H. Planck (B&W) REPARTO Jennifer Jones, Louis Jourdan, Van Heflin, James Mason, Alf Kjellin, Gene Lockhart, Frank Allenby, Gladys Cooper y John Abbott. PRODUCTORA Metro-Goldwyn-Mayer PREMIOS 1949: Nominada al Oscar: Mejor dirección artística (Blanco & Negro) GÉNERO Drama. Romance | Drama romántico. Siglo XIX SINOPSIS Basada en la novela del francés Gustave Flaubert, el filme es una crítica de los falsos valores de la burguesía rural francesa del siglo XIX. Minnelli introdujo un prólogo y un epílogo en el que el propio escritor, interpretado por James Mason, se convertía en el narrador de la historia. (FILMAFFINITY) CRÍTICAS Puntuación de los críticos de FilmAffinity: 7,1 “Maravilloso melodrama (...) Jennifer Jones supo darle la carga de encanto y desesperación que la historia requería. Muy buena” (Fernando Morales: Diario El País). Madame Bovary 7 TÍTULO ORIGINAL Madame Bovary AÑO 1991 PAÍS Francia DURACIÓN 131 min. DIRECTOR Claude Chabrol GUION Claude Chabrol (novela homónima de Gustave Flaubert) MÚSICA Matthieu Chabrol FOTOGRAFÍA Jean Rabier REPARTO Isabelle Huppert, Jean-François Balmer, Christophe Malavoy, Lucas Belvaux y Jean Yanne. PRODUCTORA MK2 Productions / CED / FR 3 PREMIOS 1991: Nominada al Oscar: Mejor vestuario 1991: Nominada al Globo de Oro: Mejor película de habla no inglesa GÉNERO Drama | Siglo XIX SINOPSIS Adaptación de la novela homónima de Gustave Flaubert. Emma Bovary es la insatisfecha mujer de un médico rural que ansía pertenecer a la alta sociedad francesa. Sus ambiciones y un apasionado affaire con un joven aristócrata la conducirán a una situación de trágicas consecuencias. La musa de Chabrol, Isabelle Huppert, encarna a la fatal heroína. (FILMAFFINITY) CRÍTICAS Puntuación de los críticos de FilmAffinity: 6,3 “Brillante adaptación de la novela” (Augusto M. Torres: Diccionario Espasa). Madame Bovary 8 TÍTULO ORIGINAL Madame Bovary (TV) AÑO 2000 PAÍS Reino Unido DURACIÓN 180 min. DIRECTOR Tim Fywell GUION Heidi Thomas (novela homónima de Gustave Flaubert) MÚSICA John Lunn FOTOGRAFÍA Chris Seager REPARTO Frances O'Connor, Hugh Bonneville, Eileen Atkins, Desmond Barrit, Keith Barron, Adam Cooper, Hugh Dancy, Marian Diamond, Claire Hackett, Jenny Howe y Barbara Jefford. PRODUCTORA Coproducción Reino (BBC) / WGBH GÉNERO Drama | Miniserie de TV. Siglo XIX SINOPSIS Miniserie de TV. Madame Bovary, en apariencia, una convencional historia de adulterio, logra convertirse en un profundo análisis de la humanidad y, en concreto, en un ataque a la monotonía y a las desilusiones de la vida burguesa. Emma Bovary, con la imaginación repleta de románticas ilusiones sobre el amor y la pasión, se topa con la realidad de un insípido matrimonio que la ahoga. Entonces busca las sensaciones y emociones, que cree que existen por haberlas leído en los libros, por medio de una serie de aventuras amorosas. Lo que ella ve y siente al principio como grandes pasiones, verá después que en realidad no son mucho más interesantes que su aburrida vida matrimonial. Gustave Flaubert refleja con gran acierto la tragedia de este personaje inolvidable y único de la literatura universal. CRÍTICAS Puntuación de los críticos de FilmAffinity: 5,6 Madame Bovary Unido-EEUU; British Broadcasting Corporation 9 Carteles e imágenes de tres de las adaptaciones al cine de esta novela decimonónica: Madame Bovary 10