TÍTULO XI. DELITOS CONTRA EL HONOR

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TÍTULO XI. DELITOS CONTRA EL HONOR
CAPÍTULO PRIMERO. DE LA CALUMNIA
Artículo 205
“Es calumnia la imputación de un delito hecha con conocimiento de su falsedad o temerario desprecio
hacia la verdad.”
COMENTARIO
Como complemento a la protección civil del derecho constitucional al honor, el código
penal ha venido recogiendo la figura de la calumnia, si bien hay que destacar que frente a la
clásica configuración de la misma, tal y como establecía el Código Penal de 1973, la reforma ha venido a ampliar por un lado, y delimitar por otro este delito. La ampliación se produce habida cuenta de que la imputación pude referirse a todo tipo de delitos, a diferencia
de la legislación anterior que restringía la conducta a los delitos públicos, los perseguibles
de oficio; la delimitación aparece vinculada a la exigencia de un elementos subjetivo, cual es
el conocimiento de la falsedad o el desprecio temerario a la verdad. Obviamente esta figura
delictiva al igual que la de injuria puede verse comprometida con el derecho a la información, debiendo hacerse un análisis exhaustivo en cada caso para no amparar situaciones
que supongan un ataque a la dignidad de los sujetos con la coartada de la información .
Del análisis del tipo pueden extraerse los siguientes elementos definidores de la conducta : primero, la imputación de un delito a una persona, lo que obviamente excluye las
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Comentarios al Código Penal
infracciones no penales y las imputaciones por falta; segundo, falsedad de la imputación,
faltando de forma mendaz a la verdad, con conocimiento de la misma; tercero, la imputación ha de ser concreta, referida a hechos determinados, no bastando afirmaciones
genéricas o abstractas; y cuarto, el ánimo de perjudicar el crédito del agraviado . Ya se ha
recalcado anteriormente el elemento subjetivo que incorpora la nueva redacción, lo que
desde el punto de vista de la culpabilidad excluye la imprudencia.
Respecto al sujeto pasivo del delito, no hay obstáculo alguno a incluir dentro del mismo
a las personas jurídicas, que como bien es sabido son merecedoras de la protección al honor, intimidad e imagen propios.
En cuanto al elemento objetivo, el hecho de verter la calumnia a través de una denuncia
o querella criminal, no impide a priori la posible comisión del delito. Debe rechazarse la
fraudulenta utilización de los medios legales que asisten a los ciudadanos, cuando la finalidad perseguida es distinta a la que prevé la norma. No obstante, a efectos prácticos no
puede negarse la dificultad de detectar la calumnia en estos supuestos, siendo en muchos
casos necesario que acabe el proceso con sentencia absolutoria o auto de sobreseimiento
para que pueda plantearse la realidad de una calumnia. Además debe tenerse en cuenta que
para que esta se de, ha de haberse denunciado guiado por el ánimo de calumniar faltando
a la verdad.
Por último, y además de admitirse la continuidad delictiva por el bien jurídico afectado,
puede afirmarse que en casi todos los supuestos habrá un concurso entre la calumnia y las
injurias que la acompañan, quedando subsumidas estas en la primera.
Concordancias: 18.1, 18.4 y 20.4 CE; Ley 1/82 de Protección al Honor.
Artículo 206
“Las calumnias serán castigadas con las penas de prisión de seis meses a dos años o multa de doce a 24
meses, si se propagaran con publicidad y, en otro caso, con multa de seis a 12 meses.”
COMENTARIO
Establece las penas en función de si el hecho se comete con o sin publicidad. A es-
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tos efectos el artículo 211 que será comentado posteriormente da una definición legal de
publicidad. La Ley Orgánica del Régimen Electoral General establece que las calumnias
hechas en campaña electoral se castigarán en el grado máximo.
Concordancias: 57 y 211 CP.
Artículo 207
“El acusado por delito de calumnia quedará exento de toda pena probando el hecho criminal que
hubiere imputado.”
COMENTARIO
Este artículo expresa la tradicional figura de la exceptio veritatis, que no puede ser considerada como una excusa absolutoria, sino más bien como una circunstancia que elimina
la tipicidad, y en consecuencia de ser ciertos los hechos que se imputan, la conducta es
atípica. No obstante, no debemos olvidar que para que alguien pueda ser castigado por este
delito, a la acusación corresponderá probar que tenía conocimiento de la falsedad, lo que
en la práctica provoca la falta de relevancia de esta figura .
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