ARCO IRIS LATINO – DICIEMBRE DE 2010 UN MINISTERIO VIRTUAL DE LA Metropolitan Community Church of New York VISITA EL ARCHIVO DE PUBLICACIONES O SUBSCRÍBETE Aquí ÍNDICE DE REFLEXIONES: Día Mundial del VIH y sida – 1 de diciembre La Declaración Universal de los Derechos Humanos – 10 de diciembre Tonantzin – Guadalupe – 12 de diciembre Día Internacional de las Personas Migrantes – 18 de diciembre DÍA MUNDIAL DEL VIH Y SIDA – 1 DE DICIEMBRE POR ALBERTO NÁJERA FLORES – MANAGUA, NICARAGUA Dijo Jesús a sus discípul@s: “Les aseguro que si dos de ustedes se unen en la tierra para pedir algo, Dios que está en el cielo se lo concederá. Porque donde hay dos o tres personas reunidas en mi nombre, yo estoy presente en medio de ellos y ellas”. Mateo 18: 19-20 El escenario del VIH y sida es un tema que nos desafía profundamente a tod@s a que seamos una verdadera Iglesia cristiana que se muestra en obras. La pandemia del VIH es cada vez más desgarradora y nos reta a que como líderes e iglesias dejemos nuestra comodidad y actuemos en virtud del hermano y la hermana; es un tema que reta nuestros miedos y nuestras exclusiones y prueba si somos fieles a las enseñanzas de Cristo. En muchas épocas históricas – incluyendo el tiempo en que Jesús vivió en la Palestina – era común excluir a individuos por el simple hecho de vivir con una enfermedad; se les impedía ejercer plenamente derechos civiles y religiosos porque las enfermedades revelaban impurezas. Cuando colocamos Mateo 18:19-20 – y su contexto más amplio, versos 15 al 20 – en la perspectiva del Reino de Dios nos damos cuenta que el texto es también acerca la defensa y la protección de los más vulnerables. Su intención es encontrar formas para que las personas no sean fácilmente excluidas en el diálogo. ¿Qué tal si leemos el texto como un llamado a que nos reunamos con las personas y los grupos en situación de vulnerabilidad al VIH y sida? Recordemos que el llamado del Reino que Jesús predica nos invita a tratar a todas aquellas personas estigmatizadas por leyes de pureza – enfermos, eunucos, samaritanos, mujeres, recolectores de impuestos – como compañeros y compañeras de mesa, comidas y oración. En definitiva, puedo transformar este texto de terrible exclusión en un texto de escandalosa inclusión; un valor fundamental de las Iglesias de la Comunidad Metropolitana. Hermanos y hermanas tomemos el significación profundo de la palabra “pandemia” (παν pan = todo, δήμος demos = pueblo) y cerremos la brecha que separa a la iglesia del mundo en el que está presente. En este Día Mundial del VIH y sida debemos renovar nuestro compromiso de movilizar nuestros liderazgos y comunidades y como dijo Jesús “Les aseguro que si dos de ustedes se unen en la tierra para pedir algo, Dios que está en el cielo se lo concederá.” LA DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS – 10 DE DICIEMBRE POR MARGARITA SÁNCHEZ DE LEÓN – LONDRES, REINO UNIDO Quizás uno de los conceptos más difíciles de definir dentro de la Declaración Universal de los Derechos Humanos es la expresión del primer artículo del documento: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos…” Podríamos comparar esta expresión con aquella declaración de Jesús en el evangelio de Juan: “He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia.” Al correr del tiempo hemos separado esta expresión de posibles significados terrenales, aquí y ahora. Sin embargo Jesús, tenía mucha preocupación por el aquí y ahora: alimentar, sanar, proteger a los vulnerables, y tocar son acciones de un Jesús preocupado por el aquí y ahora. Cuando hablamos de vida plena, de dignidad y libertad, estamos hablando de cosas muy concretas. Todas las personas deben tener acceso a lo que necesitan para vivir: comida, vivienda, salud, educación. Todas las personas deben ser respetadas en su identidad y valoradas en esa identidad. Entender que los derechos humanos son de todos y todas ha sido una lucha dura, aún después de 1948, momento en que se aprueba de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Aún quedan muchos grupos que deben ser debidamente protegidos por los derechos humanos; todavía hay gobiernos, grupos e instituciones que por razones políticas religiosas, culturales o de otra índole niegan derechos a sectores de la comunidad. Ante un mundo tan lacerado por la pobreza, la discriminación, la violencia, vale la pregunta: ¿serán los derechos humanos un imposible? La promesa de Jesús de una vida plena, ¿será una expresión para un futuro no terrenal? Los derechos humanos son una meta hacia donde caminar, del mismo modo la promesa de Jesús irrumpe en este mundo ahora, a través de los que luchan y viven para que todos/todas alcancemos la dignidad. TONANTZIN – GUADALUPE – 12 DE DICIEMBRE POR HÉCTOR GUTIÉRREZ – GUADALAJARA, MÉXICO La Virgen de Guadalupe es símbolo de la religiosidad mexicana; en ella se funden dos tradiciones que forman parte de la idiosincrasia de México. Su imagen evoca el sincretismo entre la deidad de los antiguos mexicanos, Tonantzin, y María, la virgen madre de El Redentor, de la religión católica. En la cosmovisión precolombina, Quetzalcóatl-Cihuacóatl representan el origen de la vida y de todas las cosas. En el pasado, Quetzalcóatl y Cihuacóatl son inseparables, aparecen ligados como las dos caras del principio dual, hembra y macho, creador universal. Tonantzin representa la parte femenina, la madre. Ella es Cihuacóatl (mujer de la culebra) del mismo modo que la Virgen de Guadalupe representa a la Virgen María del Cristianismo. Los nativos de esta tierra venían a rendirle culto en el cerro del Tepeyac a la diosa Cihuacóatl, llamada también Tonantzin que, según Fray Bernardino de Sahagún, significa “nuestra madre”. Los testimonios de los misioneros del siglo XVIII dan fe de esto. Después de la aparición de la Virgen a Juan Diego, la casa de Tonantzin se convirtió en la casa de la Guadalupana, lo que con el tiempo hizo que también se convirtiera en “nuestra madre”. Y poco a poco Tonantzin y Guadalupe se fundieron en una sola. Durante el proceso de adoctrinamiento, los evangelizadores construyeron templos católicos sobre los que ellos consideraban paganos, utilizaron las mismas costumbres paganas con fines de devoción cristiana. Así, los lugares de peregrinación se conservaron y solamente sustituyeron la imagen pagana por una cristiana haciendo que los iconos fundamentales se adaptaran a la nueva visión del mundo. Un ejemplo de ello es el color verde-azul del manto de la Virgen de Guadalupe, idéntico al azul jade de Quetzalcóatl y color fundamental de la religión mexicana. La imagen de la Virgen María de Guadalupe, se convirtió en objeto de devoción oficial y popular en la Nueva España. El hecho de que se le hubiera aparecido a un indio, representa la dignificación e incorporación de esa raza, excluida por los recién llegados a la Nueva España. Así, personas criollas, mestizas e indias se unen y la devoción común ayuda a limar las diferencias de casta mientras los une el mismo fervor religioso y nacional frente a los agentes de la dominación peninsular. La Virgen de Guadalupe se convirtió en la representación colectiva del pueblo mexicano y también en símbolo de independencia sobre España y sus representaciones sagradas. La historia nos indica que ninguna religión es una tradición “pura” sino una amalgama de tradiciones, devociones populares, símbolos y narrativas que ofrecen algún sentido a la vida. Desde esta perspectiva, cabe preguntar, ¿cuáles son las devociones que fomentamos en nuestras comunidades y que se han convertido en símbolos de libertad y dan sentido a la vida de l@s creyentes? DÍA INTERNACIONAL DE LAS PERSONAS MIGRANTES – 18 DE DICIEMBRE POR MARGARITA SÁNCHEZ DE LEÓN – LONDRES, REINO UNIDO En las narrativas del Pentateuco, primeros cinco libros de las Escrituras Hebreas, se recuerda con frecuencia que el antiguo pueblo hebreo fue llamado de Egipto, en donde eran migrantes y sufrían condiciones de penuria y opresión. No es pura casualidad que mucha de la literatura profética se refiera a la protección de los extranjeros. La migración es fenómeno universal desde inicios de la humanidad. La búsqueda de mejores condiciones de vida, la huida ante situaciones de riesgo y violencia, son algunas de la razones que fuerzan a millones de seres humanos a migrar. De acuerdo a datos de las organizaciones de protección de los derechos humanos, unos 150 millones de mujeres, hombres y aun niños, que representan alrededor del 3% de la población mundial, han abandonado su suelo natal y viven como extraños en el país en que residen. No hay ningún continente ni región del mundo que no albergue migrantes en su seno. Todos los países son hoy lugares de origen, tránsito o destino de migrantes; muchos de ellos, las tres cosas a la vez. Las personas migrantes constituyen un grupo particularmente vulnerable; son muchas veces los “chivos expiatorios” ante las crisis económicas o de otra índole; son víctimas de la xenofobia y de la exclusión. Desafortunadamente la xenofobia se extiende aceleradamente a lo largo del mundo. En la actualidad son muchos los políticos y gobiernos que llegan al poder mediante discursos populistas contra los migrantes. Sin embargo, las personas migrantes pueden ser parte de la riqueza de los países de destino por su aporte como trabajadoras. Además las remesas que envían a sus familiares mantienen un delicado balance en medio de las profundas desigualdades económicas. En el discurso llamado “el juicio de las naciones” (Mateo 25:31-46) Jesús dice “fui forastero y me recogisteis…”; esas serán las medidas de juicio para cada nación, gobierno y persona. No en el futuro sino ahora, pues la violencia y la exclusión tiene consecuencias inmediatas. Entre tanto, Dios camina con el pueblo errante, sufre con ellos, trabaja con ellas y muere con ellos.