“La propiedad intelectual es un medio para generar riqueza … a partir de la riqueza de ideas” IPFrontline.com, agosto 26 de 2010 La Declaración Universal de Derechos Humanos, de 1948, en el párrafo segundo de su artículo 27 establece que: “Toda persona tiene derecho a la protección de los intereses morales y materiales que le correspondan por razón de las producciones científicas, literarias o artísticas de que sea autora”. Por definición, estos derechos son fundamentales, inalienables e indisponibles1 por lo cual se requiere un instrumento que los haga enajenables y comercializables; esa es la función de la propiedad intelectual. Así, la concatenación, entre creaciones fruto de la creatividad y la imaginación humanas y sus posibilidades de aplicación material o comercial, como bienes intangibles en la industria y los servicios, la realiza la propiedad intelectual. Por ello, resulta inmejorable la frase en el epígrafe para ayudar a entender cuál es la función de la propiedad intelectual y, a su vez, permitirnos definir con holgura que la propiedad intelectual es el conjunto de normas establecidas para definir derechos comerciales sobre las creaciones intelectuales y para facilitar su transferencia o transmisión para su aplicación comercial. Existe, y seguirá existiendo, una vehemente discusión sobre la interacción entre propiedad intelectual y derechos humanos. No obstante, la comercialización de las creaciones intelectuales se desarrolla mundialmente sobre las reglas de la propiedad intelectual y solo el conocer esas normas y su aplicación específica permitirá establecer conclusiones sobre su bondad o maleficencia. En el epígrafe, merece especial consideración la frase final “a partir de la riqueza de ideas” puesto que es ella la base sobre la que se desarrolla la propiedad intelectual. Aunque en no todos los territorios se considere que una idea se patente o se plagie, en esencia toda creación comienza como una idea que se desarrolla en una creación o que se intenta encontrar cómo hacerla funcionar útilmente. Esta afirmación permite introducir las dos grandes áreas que conforman la propiedad intelectual: el Derecho de Autor y la propiedad industrial. El Derecho de Autor protege aquellas creaciones que se logran por el desarrollo de una idea. Tal es el caso de una novela, una pintura, una escultura, un video, una obra musical, una obra de teatro, 1 Seuba, X., 2006. Derechos de propiedad intelectual y derechos humanos, Universidad Pompeu Fabra Barcelona, España, http://www.descweb.org/files/cap12.pdf. una obra multimedia, un programa de computador y, en general, cualquier creación que puede ser fruto de la libre expresión del autor, aunque esto no sea aplicable en toda su extensión a aquellas obras que deben ajustarse a la lógica computacional. La propiedad industrial protege las creaciones que se pueden aplicar industrialmente, sin olvidar que el cine, la literatura y la cultura son industrias sin chimeneas. En este aparte de la propiedad intelectual las ideas deben encontrar el camino por el que han de hacerse realidad. Recordemos como ejemplo, las mil maneras que encontró Edison para “cómo no hacer una bombilla”2. Y, ante la diversidad de posibles creaciones útiles en la industria y los servicios: equipos electrónicos, procesos químicos, objetos de diversas formas, mejoras sobre creaciones existentes, o nuevas variedades de plantas, ha sido necesario definir patentes de invención y de modelo de utilidad, registros de diseños industriales y de circuitos integrados, y títulos para las obtenciones vegetales. Unas de las principales críticas a la propiedad intelectual son que restringe la creatividad y que privatiza el conocimiento. No se considera nada de ello entre sus fines y sus bases filosóficas, que pregonan a favor de la creatividad y la innovación, además, la posibilidad de aplicarla territorialmente ofrece posibilidades para que cada país, en el ejercicio de su soberanía, preserve y promueva las cualidades creativas de sus naturales. Pero la propiedad intelectual es sólo un paso en el proceso. No es suficiente con crear y lograr el reconocimiento por la obra. Es necesario que la creación cumpla un fin social y ese paso se denomina innovación. Su importancia está plasmada en la siguiente frase de la misma fuente: “value creation is not done by civil service, or banks, but solely by entrepreneurs” Dr. Magnus Tessner Interview on Innovation and Politics IPFrontline.com Mon, Nov 22, 2010 La lectura, traducción (opcional) y asimilación del mensaje corresponde a cada lector de esta introducción y constituye una invitación a elucubrar sobre lo planteado y a continuar conociendo sobre el tema, en este lugar o en el que encuentre adecuado. Ing. Jaime Hernando Mayorga Pinzón Asesor Propiedad Intelectual División de Investigación sede Bogotá DIB Coordinador Equipo Gestión en Propiedad Intelectual GPI 2 No me equivoqué mil veces para hacer una bombilla, descubrí mil maneras de cómo no hacer una bombilla Thomas Alba Edison