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¿Cómo se fabrica una moneda de cuño
corriente?
La Casa de Moneda de México, fundada en 1535, es la única institución
facultada por el Gobierno Federal para producir moneda metálica. Su
planta de producción se encuentra, desde 1983, en San Luis Potosí, en la
cual se produce dos tipos de moneda: de metales preciosos (generalmente
de oro o plata) y de cuño corriente, que son las monedas que utilizamos
de forma cotidiana.
Producción de monedas de cuño corriente
Las monedas de cuño corriente se acuñan de modo similar a las de
metales preciosos, pero con dos diferencias importantes: los materiales
usados en su factura son mucho más baratos y se producen en cantidades
muy grandes.
El diseño de las monedas actuales se llevó a cabo a principios de la
década de los noventa, cuando se cambió la unidad monetaria a nuevos
Pesos en 1993 y posteriormente a pesos, en 1996. En el diseño de estas
monedas, Casa de Moneda es muy cuidadosa en el diseño de estas
monedas, pues van a estar en circulación para todos los mexicanos por
muchos años. Es por ello que los motivos que se utilizan en ellas deben ser
compartidos por la mayoría de los mexicanos, por lo que generalmente
son expresiones de la cultura y de la historia mexicanas, de nuestras
raíces.
Una vez que se tiene el diseño, se fabrican gran cantidad de cuños (a
partir del llamado punzón principal, igual que en las monedas de metales
preciosos), los cuales servirán para formar las monedas.
Los cospeles son las piezas metálicas circulares que son la base de la
moneda, y sobre los cuales se acuñan los grabados. Para las monedas
de cuño corriente se utilizan metales industriales, tales como acero
inoxidable, bronce/aluminio, alpaca y cuproníquel. Los metales llegan a
la planta de San Luís Potosí en láminas enrolladas, las cuales se revisan
para comprobar que cumplan con las especificaciones requeridas.
Posteriormente los rollos se aplanan y se cortan los cospeles. Antes de
pasar a la acuñación, los cospeles son contados en máquinas que llenan
contenedores con la cantidad exacta de piezas de acuerdo a la capacidad
de acuñación de las prensas. El proceso de acuñación se lleva a cabo a
gran velocidad, en donde los cuños van formando las monedas una por
una, pero a gran velocidad, por lo que cada prensa puede producir miles
de monedas en una hora.
Por último, las monedas de cuño corriente se empacan en bolsas
de lona. Este proceso se hace con la ayuda de máquinas contadoras,
pero tanto la Casa de Moneda como el Banco de México realizan pruebas
para revisar que el contenido sea el indicado. De ahí se distribuyen a los
bancos y al público, donde servirán para que se puedan llevar a cabo las
transacciones cotidianas.
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