El nivel ibero-punico Alcudia de Elche (Alicante)

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ALEJANDRO RAMOS FOLQUES
El nivel ibero-punico
Alcudia de Elche (Alicante)
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INSTITUTO INTERNACIONAL DE ESTUDIOS
BORDIGHERA
1973
LIGURES
El nivel ibero - púnico
de la Alcudia de. Elche (Alicante)
El yacimiento de La Alcudia de Elche hállase situado a dos kilómetros
al sur de la actual ciudad y en él se conservan vestigios del eneolítico hasta
la época visigoda, ambas inclusive. De los árabes ya no hay indicio alguno,
y son los primeros pobladores del área que ocupa la actual ciudad de Elche.
El lugar de la Alcudia es un pequeño promontorio formado por aluvión.
Del norte venía un riachuelo que al llegar aquí se bifurcaba para unirse de
nuevo más al sur, por lo que constituía un lugar para establecer un poblado
con excepcionales condiciones de defensa: un foso natural amplio y h o n d o .
Completaban sus condiciones defensivas las marismas existentes desde la
Alcudia al Mediterráneo, las que dificultaban en gran manera, el paso de
los piratas, la gran amenaza en todas las épocas de la antigüedad.
Las continuadas excavaciones que desde hace muchos años vengo realizando en el yacimiento de La Alcudia de Elche, me h a n permitido ir conociendo las características del mismo, así como las de varias épocas en que
Fig. 1
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FOLQUES
2
estuvo poblado este lugar, a través de la estratigrafía observada en dicho
yacimiento.
Posiblemente, por estas razones de defensa antes dichas ya en el eneolítico, (época en que en el área que ocupa la parte moderna de la actual
ciudad de Elche existió un gran poblado formado por cabanas circulares
alienadas), se estableció en La Alcudia un poblado de esta época, y que
representa al poblado más antiguo.
También La Alcudia ha mostrado a través de los materiales descubiertos,
la existencia de u n poblado correspondiente a la Edad del Bronce.
A esta época suceden los estratos que yo denomino preibericos, a los
que sucede, con manifestación plena y definida el estrato ibérico, aquel en
que se hallan las magníficas esculturas ibéricas, cuya presidencia corresponde
bajo todos los aspectos a la Dama de Elche.
Seguramente la invasión de los cartagineses en el siglo I I I antes del
J. C. produjo la destrucción de este importante poblado, destruyendo y
destrozando todo cuanto en él había.
E n el mismo lugar fue levantado uno nuevo poblado, en el que por las
influencias cartaginesas en él observadas, denomino ibero-púnico.
El yacimiento de La Alcudia de
Elche siguió estando poblado hasta
la época visigoda inclusive, no encontrando vestigio alguno de la época
árabe.
Céntrase este trabajo en el estrato
ibero-púnico, al que doy esta denominación por las razones siguientes:
Porque en él han sido encontrados
unas asas de ánforas con estampillas
(fig. 2 y 3) de las que Sola (1), dice
que ce en La Alcudia aparecieron los
fragments de asas de ánforas con sendas estampillas, en las que se pueden
leer claramente tres letras púnicas ».
« La lectura sería: Ifrfo,
« Tanto el primer signo como el
último n o ofrecen dificultades de lectura. Mas difícil de identificar es el
segundo, que, si bien a nuestro entenFi g . 2
^er s e trataría de un NUN, también
(1) J. M. SOLA SOLE, De epigrafía, en Sefarad, XX, 1960, p. 283 y s.
3
EL NIVEL IBER0-PÜN1C0
DE LA ALCUDIA DE ELCHE
365
Fig. 3
pudiera ser leido, a causa de la estilización de su mitad inferior, como lamed ».
« De todas formas, tanto si partimos de una lectura ^5¡Dr , como si lo
hacemos (menos convenientemente) de ^ 0 , tal vez nos halláramos ante una
abreviación del nombre teofórico y neopúnico ,"Hp>Bc Melqart, empleado
como hipocorístico. En efecto, a través de nombres compuestos, tales como
Í1ÜT\ (por?) (fiftfppftPDH . Men CIS 177 (púnica de Cartago y ^pflDK (por
OTPtPl^BnfX') en CIS 1.561 (neopúnica de Cartago), parece serque la forma
Sits era una abreviación corriente por )T)pb* . Una acternacia
nûn/lamedh,
frecuente en púnico y neopúnico y posible ya en el nombre mismo de
Melqart (lo que hasta cierto punto nos ayudaría a explicar mejor la forma
Boncar, a partir de Bamilcar), aclararía tal vez la preferible lectura v S
de nuestra estampilla ».
Otra estampilla, también en asa de ánfora apareció así mismo en este
estrato. De esta dice dicho Sr. Sola Solé: « En esta marca se ven dos signos
que está al revés. Mirados a través del espejo, ambos aparecen como rO
fácilmente identificables ».
« Se trataría seguramente de la abreviación de un nombre p r o p i o ; pero,
como sea que no conocemos, por lo menos hasta ahora, ningún n o m b r e de
persona fenicio (púnico o neopúnico) o hebraico con lamedh inicial y heth
final, cabe preguntarse si no nos hallaríamos, en realidad, ante u n descuido
o impericia del grabador del cuño negativo, que hubiera invertido los caracteres sin cambiar su orden respectivo. En este caso se trataría de la abreviación ?H/, corrientemente usada para el conocido y famoso nombre púnico
?(VÏ5)Ï1, A n í b a l » .
Los Cartagineses, pueblo eminentemente comercial, al invadir la Península Ibérica, fueron portadores de varios artículos así como de sus costumbres
y religión, al propio tiempo que de nuestro pais llevaríanse todo aquello
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que según sus cálculos, pudiera traducirse por su mediación, en su beneficio.
Así pues, no es de estrañar que el llamado arte ibérico, en alguna de sus
manifestaciones, fuera llevado a Cartago, como ya insinuó Boseh Gimpera en
su « Problema de la cerámica ibérica » y que, recíprocamente, se ejerciese
una influencia entre ambos pueblos en cuanto a la forma y ornamentación
de algunos objetos. Y es probable que, como pueblo en contacto con civilizaciones mas adelantadas, nos fuera portador de útiles y objetos varios como
costumbres y cultivos ».
ce Es lógico suponer que la religión de Cartago debió ser la misma que
la de la importante nación fenicia. Y así, rendían culto a Tanit, privativo
nombre cartaginés, diosa virgan y madre que presidía la vida y la muerte,
con sus palomas como atributo. A Bes, con su figura grotesca y piernas cortas,
dios de la alegría y el baile, frecuentemente representado en dijes, que de
los egipcios pasa a varios paises, entre ellos, Cartago. Y la influencia egipcia
sobre estos pueblos ejercida, manifiéstase reiteradamente en su arte, presentándonos los animales simbólicos; el gavilán de Horus, la serpiente Uraeus,
y el escarabeo, entre otros.
Pues bien, estas representaciones las encontramos en los objetos procedentes de La Alcudia de Elche.
De allí son unos amuletos de tipo púnico que, más que objetos fabricados en Egipto o Fenicia para la exportación, son imitaciones realizadas
en Cartago o tal vez imitaciones locales, menos perfectas que los originales.
Estos objetos son de tipo y factura egipcia y debieron colaborar a mantener la influencia egipcia en el arte cartaginés puesto que como indica
Vives Escuero (1) el carácter talismánico de tales objetos era un motivo para
Fig. 4
(1) A, VIVES ESCUDERO, La necropolis de Ibiza, Madrid, 1917.
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EL NIVEL IBERO-PUNICO DE LA ALCUDIA DE ELCHE
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conservar su forma, creyendo que quizá en ello estribaría su virtud principal.
Uno de estos es u n escarabeo (fig. 4 y 5) de diaspro tal vez o jaspe verde
con entable en su base representando u n a figura sentada en el suelo, a
izquierda, de estilo egipcio, con las piernas cruzadas y una tabla sobre ellas,
ofreciendo la actitud de u n escriba. Sus dimensiones son: 1 1 x 9 x 7 m / m .
Este escarabeo corresponde al momento en que estos no parecen ser más
que la supervivencia de tradiciones supersticiosas. Algunos presentan todavía
escenas con carácter mítico, pero en casi todas las ocasiones reproducen u n
insecto globuloso, esquematizado y de pequeñas dimensiones (1).
Como dice Fletcher (2), estos escarabeos no sirven para establecer cronologías de los yacimientos donde h a n sido encontrados, como lo demuestra
el hallazgo de escarabeos en Alcacer do Sal (3), La Guardia (4), en la
necrópolis de Laurita (5), en el Cigarralejo (6), y en el Molar (7).
Otro es una figurita de coral de labra esquemática, de 39 m / m de altura,
representando a Bes. Ofrece un cuerpo rechoncho de cortos brazos y piernas,
y la cabeza tocada con una piel. Esta representación debe aludir a su condición de dios de la alegría y del baile (fig. 6 a).
(1) P. CINTAS, Amulettes puniques, en Institut des Hautes Etudes de Tunis, vol. I,
Tunez, 1946, pp. 5-27.
(2) D. FLETCHER, La necropolis de Solivella, en S. I. R., n. 32, Valencia, 1965, p. 54.
(3) M. L. COSTA ARTUR, Necropolis de Alcacer de Sal, en II Congreso Nacional de
Arqueología (Madrid, 1951), Zaragoza, 1952, p. 369.
(4) BLANCO FREIJEIRO, Excavaciones Arqueológicas en la provincia de Jaén, en Boletín
del Instituto de Estudios Giennenses, 22, Jaén, 1959, p . 89.
(5) M. PELLICER, Excavaciones en la necrópolis púnica Laurita del Cerro de San Cristobal (Almuñecar, Granada), en Excavaciones Arqueológicas en España, n. 17, Madrid, 1963.
(6) E. CUADRADO, LU fíbula anular hispánica y sus problemas, en Zephyrus, VIII, Salamanca, 1957, p. 5.
(7) SENENT IBAÑEZ, Excavaciones en la necrópolis de El Molar, en Memorias de la
Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades, n. 107, Madrid, 1930.
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Otro es una media luna de bronce con
taladro transversal. Mide 13 x 14 mm. En
un símbolo de divinidad en el Imperio Medio
de Egipto, símbolo que aparece luego en
Cartago (fig. 6 b).
Un amuleto falico, bastante realista, con
taladro en su parte superior para su suspensión. Mide 27 mm. de alto (fig. 7).
Parecido a este han sido hallados varios
en Ibiza (1).
También han sido encontrados otros
amuletos de este tipo, pero sencillos, en
forma de placa lisa, con taladro en su parte
superoir (fig. 7). De esta forma también han
sido hallados en Ibiza (2).
También han sido hallados en este yacimiento dos calcos de Ebusos con cabiro con
el brazo derecho levantado enarbolando un
martillo, en el anverso, y con toro embistlando a la izquierda en el reverso.
En este nivel, que es en el que aparece
la cerámica pintada más rica y típica de La
Alcudia de Elche, la de las figuras humanas
y animales, ha sido encontrado un peine de
marfil con púas en un solo lado y con decoración grabada en ambos lados de la parte
superior con las mismas figuras, la cabeza
de un ave muy estilizada, afrontada a otra
y con los picos casi juntos. En la parte superior dos muescas en forma de gran ángulo
obtuso, que delimita las dos cabezas de las
aves (fig. 8). Mide 70 mm. de ancho su parte superior, 80 mm. en la inferior
y 40 mm. de altura.
Peines de marfil en nuestra Península solo conocemos los encontrados
por Bonsor en la necrópolis de Carmona, ya que los hallados por Siret en
el « Oficio » son de madera y sin decoración, y por lo tanto, aunque de
gran antigüedad, no guardan relación con los de marfil, algunos de los cuales
tienen, como el de La Alcudia, dos pequeñas muescas laterales en la parte
media de las varillas. La zona maciza, en que se halla la decoración, enmar(1) ANTONIO VIVES ESCUDERO, La necrópoli de Ibiza, Madrid, 1917, lámina XXVIII.
(2) A. VIVES ESCUDERO, op. cit., lám. XXVII.
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EL NIVEL IBERO-PUNICO DE LA ALCUDIA DE ELCHE
369
Fig. 7
cada por una serie de lineas paralelas que llegan hasta el extremo de las
barras laterales. La decoración de los peines de Carmona es de u n dibujo
más perfecto y depurado que el de Elche y consiste uno de ellos en u n león
yacente, con dos aves, u n a de ellas sobre el lomo y la otra frente al león,
que tiene la boca abierta y la lengua colgante. La otra cara de este peine
presenta u n antílope o gacela yacente y también, como el león del anverso,
tiene u n ave sobre el lomo.
E n otro peine, también del sitio llamado la Cruz del Negro, y con grabados del mismo género, se nos ofrece el gavilán, tantas veces representado
en los monumentos egipcios.
Otro de los peines de la misma procedencia tienen en uno de sus lados
la representación de u n león en pie, poniendo su pata izquierda sobre el
lomo de u n antílope yacente y dos flores de p a p y r u s ; esta misma escena
se repite en el otro lado de esta pieza, pero con la variante de que hay, en
vez de una de las flores, un ave sobre el lomo del león.
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RAMOS
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••:
Fig. 8
En otros fragmentos de la misma procedencia las representaciones varian
de las anteriores y así vemos en uno de ellos un caballo paciendo y una
planta en su reverso, antílope en pie, dos flores y u n ave. En otro, dos
antílopes, pero con cuernos (cabras montesas?), yacientes y mirándoses, y
entre ellos una flor grande. Y en otro, esfinge con alas y en el dorso jinete
y hombre en pié, detras de él. Un fragmento de peine de hueso, sin decoración figurada, fue hallado en Puig Castellar, poblado en el que existen
restos ibéricos (1).
Al doctor K u k a h n debo la noticia de la existencia de otros peines en
Chiptre (The Swedish Cyprus Expedition I PL i 52,6 y PI. i 54), con representaciones de animales y dibujos geométricos.
También el reverendo padre Delattre cita otro peine con representación
de caballos (Musée Lavigerie de St-Louis de Carthage, I P l . 28, 2).
En la exposición o relación de dibujos en los peines de Carmona y Elche
podemos apreciar las grandes diferencias entre la decoración de unos y otros,
pero también la coincidencia de que en unos y otro se representa el ave, y
en cuanto a la forma del peine y la manera de ser decorados, parece ser
que el de Elche es imitación de los de la época de los de Carmona, y por
lo tanto, más moderno. Emilio Hübner (2) dice respecto a la cronología de
los peines y demás piezas encontradas en Carmona: « Aquellas cajillas, peines
y escudilla de marfil son, efectivamente, los primeros objetos de indudable
origen fenicio encontrados en el interior de la Peninsula. Los hallados de
La Punta de Vaca, en Cadiz, que hasta ahora eran los únicos de la misma
procedencia cierta, prueban solo la existencia de la colonia fenicia y su
(1) J. DE C. SERRA RAFOLS, El poblamiento
de La Maresma o cosat de Levante,
Ampurias,
IV, 1942.
(2) E. HÜBNER, Objetos del comercio fenicio encontrados
en Andalucía,
en R.
B. M., 1900.
en
A.
9
EL NIVEL IBERO-PUNICO BE LA ALCUDIA DE
ELCHE
371
duración hasta una época relativamente reciente, ya bastante conocida. Los
marfiles del señor Bonsor nos . enseñan como testimonios palpables que el
comerciante fenicio supo penetrar en el interior del pais, rio Betis arriba,
para cambiar o vender los « artefactos » de su comercio ». ce En cnanto a
su cronología dice que su época » no la han podido fijar con certidumbre
los conocedores de la cultura de los antiguos reinos del Oriente. Se ha pensado
generalmente en el segundo milenio antes de Jesucristo ».
Sobre este asunto García Bellido (1) nos dice : « Entre los objetos exóti- eos más interesantes hallados en esta necrópolis, por desgracia sin circunstancia conocidas, figuran unos peines numerosos de marfil con sus caras
grabadas, producto sin duda de comercio carthaginés, puesto que los enterramientos no son púnicos, según, todas las aparencias ».
Su carácter simbólico, en el que es evidente la idea del alma en lucha
contra el mal y defendida por un genio protector, explica su presencia en
estos enterramientos, en alusión a la vida de ultratumba y como objetos
apotropaicos. Ei grifo es la divinidad solar, cuyo signo aparece en sus flancos,
y el de las gacelas.
Respecto a la fecha asignable a los marfiles, que según algunos alcanzaría
el siglo X, hoy dia puede afirmarse que no pasa del VII siquiera y que lo
probable es que sea del VI o algo posteriores. Además, pese a la aparente
uniformidad del estilo, en los grabados, pueden distinguirse en ellos por lo
menos dos grupos que pudieron corresponder también a dos fechas distintas.
Objetos hallados en Carthago, semejantes a otros de Carmona, alcanzan incluso el siglo I I , si bien hay que reconocer paralelos más próximos entre
las piezas ebúrneas de Carmona y otras egiptizantes, de la primitiva Carthago.
De éstas es, por ejemplo, el peine en todo del estilo de los de Carmona,
hallados en una tumba de la colina llamada « de j u n o », que apareció con
material remontable al siglo VII-VIII.
El ajuar funerario, de origen exótico, hallado en las catorce tumbas
intactas exploradas por Merlin en dicho lugar, compónese de vasos corintios
de comienzos del siglo VII, y hasta una copa y unos skyphoi con motivos
propios de la cerámica protocoríntia, que alcanzan a pleno siglo V I I I . Del
mismo tipo son otros hallados en la propia Carthago, en Duimes y Dermech,
lugares que, con la colina de Juno y Byrsa, h a n suministrado las tumbas
púnicas más antiguas de Carthago.
Sobre su procedencia originaría se han manifestado las dudas de siempre.
Para unos son de fábrica fenicia, para otros carthaginesa y para otros en
fin, otra salida de talleres griegros de Egipto. La opinión de Poulsen es
tajante y la considera como productos puramente fenicios.
(1) A. GARCÍA Y BELLIDO, Fenicios y Carthagineses en Occidente, en C. S. I, C, Madrid,
p. 220 s.
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BAMOS
POLQUES
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El peine de La Alcudia de Elche es más reciente. P o r el estrato en
que fue encontrado, por los elementos que le acompañaban, por lo esquemático de su Aecoracióii y por el lema representado, creemos ver en el, u n
objeto del comercio cartaginés, de finales del siglo I I I o del siglo I I antes
de Jesucristo, criterio que corrobora el hallazgo de las asas de ánfora con
marca púnica y otros objetos ya mencionados.
El dibujo de este peine, así como los de los peines de Carmena, nos
encaminan a observar los dibujos que en color siena decoran la cerámica
pintada de Elche.
En los marfiles antes descritos y especialmente en los de Carmona los
motivos principales de su decoración son*, león, siempre con la boca abierta
y lengua colgando» ya esté el animal yacente o en p i e ; ave, ya suelta o sobre
el lomo del león o antílope o gacela; hojas y flores y mas raramente la
figura de caballo y la figura h u m a n a . Si ahora observamos la cerámica pintada de Elche, nos encontramos con que los motivos que integran su decoración son; el carnassier, animal cuadrúpedo con la boca abierta y lengua
colgando; ave, suelta, parada o con las alas explayadas en actitud de iniciar
el vuelo o sobre el lomo del cuadrúpedo; gacela o antílope; caballo y figura
humana.
Ahora bien, este paralelismo ¿es casual o por el contrarío responde a
un común origen de influencia artística? Nos inclinamos a esta última solución, ya que en los peines y marfiles de Carmona y otras localidades ya
mencionadas, es común su atribución al comercio de los indígenas con los
fenicios, y en La Alcudia los restos del comercio con los cartaginés son frecuentes, como lo muestran los objetos de que venimos ocupándonos.
Además de estos objetos, de reconocido carácter y estilo púnicos, nos
ofrece la cerámica de -este yacimiento elocuentes manifestaciones de tipo
cartaginés.
En u n fragmento de cerámica se representan las granadas, fruto del árbol
de procedencia púnica por cuya razón fue denominado por Linneo « púnica
granatum », tan cultivado todavía hoy en los campos de Elche, y la palmera,
cuyons frondosos huertos embellecen los campos illicitanos, muéstranse también en fragmentos cerámicos con la palma simbólica, la palmera y los
racimos de dátil, árbol traído a estos campos por fenicios o cartagineses,
ya que Plinio nos dice que la palmera existía en Illicí, si bien su fruto era
acerbo y áspero, tal vez por ser comido .antes de su madurez, l o que nos
demues tra que en la época-romana existía ya la palmera en Elche.
Entre las vasijas encontradas con decoración de figuras humanas y de
animales hay una en que sobre b a r r o amarillento se nos ofrece una figura
femenina tocada con largo vestigo, estando de frente y con la cabeza de
perfil. N o tiene " brazos y en lugar de estos presenta dos alas abiertas. So
vestido es de forma acampanada, que termina en su parte inferior en u n a
II
EL NIVEL IBERO-PUNICO DE LA ALCUDIA DE ELCHE
373
especie de fleco. A su izquierda y unida por tallos hállase un ave, gavilán
al parecer (fig. 9 y 10).
Otra vasija con la forma oenochoe nos ofrece su decoración dividida
en bandas. En la superior, que ocupa todo al cuello de la vasija, hállanse
dos figuras en pie, que tienen el cuerpo de frente, cubierto con largas vestiduras en forma de túnica, y las cabezas de perfil, enfrentadas, mirándose
una a otra. Tienen u n a sola mano y en ella una paloma, y a falta de la
otra mano, tiene un ala. Entre ambas figuras, hay u n carnero de perfil, y
sobre él una serpiente.
Interpretamos estas figuras como representaciones de la diosa Tanit y
de los animales sagrados que, procedentes de Egipto pasaron a los cartagineses, quienes traerían su culto a nuestra Península y particularmente al
poblado de La Alcudia de Elche, y que entre otras se manifiesta aqui de
esta manera, sin que por ello olvidemos la influencia que Grecia ejerció sobra
el pueblo fenicio, quien probablemente tomara de aquellos estas figuras
representativas de Tanit, inspiradas en la Kores griega (fig. 11 y 12).
Entre las construcciones de este estrato hay u n grupo de departamentos
Fig. 9
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A. RAÍMOS POLQUES
12
situado al N - 0 del yacimiento, en uno de los cuales (fig. 13) fueron encontradas
tres vasijas de formas y estilos diferentes. Las paredes de estos departamentos
son de piedra cogida con barro, sobre la cual se continuaba la pared con
adobes; el pavimento se halla empedrado con grandes piedras llanas. El
departamento que nos ocupa mide 4'25 por 1'80 m, y en ella fueron encontrados los tres objetos siguientes:
Aunque incompleto fue hallado un kernos (1) (fig. 14), cuya base es
un tubo circular de 65 mm. de diámetro interior 5 135 mm. de diámetro
exterior, siendo su altura máxima de 97 mm. Adosados a él hay cuatro recipientes, de distintas formas, por cuyos respectivos fondos se comunican con
el hueco del tubo que les sirve de base. El otro recipiente, en forma de
copa no está comunicado.
(1) « Llamase kernos a unos vasos múltiples, formados, por lo general, por un aro
o tubo circular al que están adheridos varios vasitos o recipientes. Este tipo de vaso se
conocía ya en la época Micénica ; el número de vasitos o componentes de los Kernos varia
mucho, 3, 7, 8, 10, 17, 20, 25 ; parecen tener aplicación a algún rito religioso o funerario ;
en los siglos IV y III tomaban parte importante en las ceremonias eleusianas, al parecer,
como vasos de ofrendas de primicias de los frutos ». Y añade: « No es probable que los
cartagineses conocieran el significado religioso de estos vasos, y es de creer que al adoptarlos
atendieran solo a la forma como modelo artistico ».
13
EL NIVEL IBERO-PÚNICO DE LA ALCUDIA DE ELCHE
375
Fig. 11
De estos vasos hay tres de forma de vaso, decorados todos en siena: u n o
de ellos, incompleto, solo conserva u n a simple decoración de trazos paralelos
o en ángulo una palma y puntos. Otro, al que solo le falta la boca, tiene
en la parte que da al centro del circulo u n a serie de trazos; a los lados
dos aves con las alas abiertas y al frente u n pez y u n a liebre sobre u n a roseta.
El otro vaso, del que solo se conserva una pequeña p a r t e , tiene en u n lado
decoración geométrica y en el otro una liebre de largas orejas de cuya boca
sale u n a línea ondulada.
Sobre una base que sirve de pedestal hay u n ánfora en postura de verter
su líquido sobre u n a gran copa. Esta base se halla decorada con u n ave con
las alas explayadas, y una liebre r a m p a n t e como queriendo comer una palma
y debajo u n a roseta. El ánfora tiene en su mitad superior una liebre cor r i e n d o ; debajo de ella unas matas y parte de una palma al frente; la mitad
inferior la decoran pequeños trazos horizontales formando series; y la boca
tiene pintados trazos en forma de dientes.
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A. RAMOS POLQUES
14
Fig. 12
Este ánfora se halla en actitud de verter su líquido sobre una gran copa
ricamente decorada. E n su exterior, con u n a liebre corriendo hacia la izquierda, un ave con las alas abiertas, a la que le falta la parte superior, y una
liebre rampante frente a una palma. Decora el centro de esta copa en su
interior un rostro de frente de ojos desiguales y coloretes en sus mejillas
al modo de las acróteras de cerámica pintada procedentes del templo etrusco
de Lamivium, en el Museo Villa Giulia de Roma, y otros; tiene el pelo como
si fueran bucles y de él y por los lados de las mejillas penden unos colgantes
ovoides; tal vez quiere representar también, que de las orejas penden unos
grandes pendientes de forma parecida. Sobre el pecho hay u n dibujo que
pudiera ser un collar o bien la parte superior del vestido. A su alrededor,
ocupando la pared del vaso hay u n pez en dirección al interior de la copa;
una liebre grande y otra pequeña, ambas corriendo, con los pies sobre el
borde del vaso; otro pez en posición horizontal, y otra liebre corriendo,
pero con los pies hacia el centro de la copa.
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EL NIVEL IBERO-PLNICO DE LA ALCUDIA DE ELCHE
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Fig. 13
El Profesor Antonio Beltrán (1), con motivo de haber encontrado varios
kernos en el poblado hallstático del « Cabezo de Monleón », ha hecho un
interesante estudio de estas vasijas, las que considera « proceden del Mediterráneo Oriental, en el área que comprende desde Persia, la costa de Siria
y Troya a las Cicladas, Chipre y Creta, con extensión a la Grecia insular
y continental, Egipto y, desde los puntos citados, al Cáucaso y al valle del
Danubio, que serán el punto de arranque de una difusión centroeuropea,
con ramas que penetran hasta el Sur de Italia y un extremo occidental que
corresponde a las invasiones europeas que llegaron hasta el valle del Ebro
y el resto de nuestra península ». Y más adelante añade: « Dentro de este
tipo general hay una serie de variantes, siendo las más importantes las que
están formadas por un recipiente anular, con hueco central y los kotiliskoi
surgieron verticalmente y, por lo tanto, con la comunicación realizada por
un orificio en su fondo; y las que no tienen agujero de paso entre el recipiente y los kotiliskoi, que se limitan a apoyarse sobre superficies más o
menos individualizadas. En todo caso, e independientemente de la forma que
(1) ANTONIO BELTRÁN, DOS notas sobre el poblado hallstattico del « Cabezo de Monleón », en Caesamugusta,
19-20, p p . 21-36, 21-22; Ibid., De nuevo sobre Kernoi, p p . 15-17,
23-24; Ibidem, Más noticias sobre Kernoi, p p . 115-116.
378
A. RAMOS POLQUES
16
Fig. 14
tengan, es evigente que se trata de cerámicas destinadas a un uso ritual
religioso y quizás funerario, cuyas relaciones con las mesas sepulcrales es
indiscutible. Estas mesas recibian ofrendas rituales dirigidas a una divinidad
chtónica, la Gran Madre minoica, protectora de las fuerzas vegetativas.
Considera dicho autor que « u n o de los puntos de arranque de estas
vasijas podría ser Siria, con los ejemplares de Beth Bean y de Meggido
que corresponden al tipo llamado de los « vasos anulares », es decir u n tubo
cerámico de sección circular, cerrado en circunferencia, al cual se abren diversos kotiliskoi de pequeño tamaño ».
Ejemplares de este tipo encontrados en España solo conocemos el vaso
votivo (kernos) con restos de pintura roja, formado por un t u b o circular del
que arrancan varios vasitos y recipientes. Lleva u n ciervo. Su altura es de
13 cm. Se conserva en el Museo de Mérida y procede de u n a h u e r t a contigua
al Alcazar.
17
EL NIVEL IBERO-PÚNICO DE LA ALCUDIA DE ELCHE
379
Otra pieza de esta clase " de kernos de vasos anulares es la procedente
de la sepultura número 29 de Las Corts, de la que nos dice Almagro (1)
que consiste en un tubo hueco de cerámica, de uso indeterminado que ofrece
en su parte superior unos vasitos abocinados. Su diámetro es de 135 m m .
Se conserva en el Museo de Ampurias.
Kernos de estos tipos, h a n «ido encontrados también en Cartago, y está
formado por un tubo sostenido por un pie redondo y ancho; sostiene siete
vasitos que se comunican por dicho t u b o ; tiene enfrente una cabeza de
Hathor, y delante de ésta u n a cabeza de vaca, en cuyo hocico está el taladro
de salida del líquido.
Otro kernos de forma circular con pie redondo, con siete vasitos y una
cabeza de carnero; es todo él macizo y, por lo tanto, de carácter representativo, de cerdeña y se guarda en el Museo de Cagliari.
Otros fragmentos en este tipo fueron hallados en Ibiza y otro kernos,
sobre u n disco circular que está sobre u n pie y tiene seis vasitos en rededor
de otro bastante mayor, procedente de Túnez (2) y está formado por un
t u b o sostenido por un pie redondo y ancho.
Keller (3), al descubrir las ruinas de Mari, siguiendo a Parrot, nos
dice que u n ala del palacio servia exclusivamente para las cerenomias religiosas. Allí estaba tanbién instalado el salón del trono, al cual conducía u n a
magnífica escalinata. Un largo pasadizo llevaba a través de muchas salas al
oratorio del palacio, en el cual existía la imagen de la diosa de la fecundidad,
que era objeto de culto. Del recipiente que tenía en sus manos manaba sin
interrupción «c el agua eterna portadora de la vida ».
Como ya hemos indicado, los kernos es evidente que son cerámicas
destinadas a un uso ritual religioso y el hecho de que el procedente de Elche
tenga un ánfora en posición de verter su contenido sobre una gran vasija,
nos hace suponer se trate de una vasija relacionada con el culto del agua
fecundadora.
Otra pieza cerámica encontrada en el mismo departamento del kernos
es una pieza de barro rojo claro (fig. 9) m u y compacta y dura, y de barro
fino. Sobre una base circular acampanada se eleva el cuerpo de este objeto
en el que hay abiertas tres ventanas cuadradas; entre las ventana* surgen
tres altorrelieves que representan tres cabezas de ángeles o querubines de
graciosas facciones, y debajo de ellos hay u n agujero redondo.
Todo el exterior de esta pieza se halla pintado de rojo, incluso los rostros
de los querubines, los que tienen los ojos pintados de blanco y las niñas en
negro, así como el cabello.
(1)
MARTÍN ALMAGRO,
(2) À.
Las necrópolis de Ampurias,
VIVES ESCUDERO, op.
cit.,
p.
Barcelona, 1953.
130.
(3) WERNER KELLER. Y la Biblia tenia razón, p. 59.
380
A. RAMOS
FOT.QUES
18
La superficie se halla pintada con bandas horizontales negras, Mancas,
rojas, violeta y marrón, y otras negras enmarcando las ventanas.
No está completo, faltándole la parte superior totalmente, n o siendo
posible por ello conocer si estaría coronado por algún vaso o con una simple cuello.
La presencia de este objeto cerámico en La Alcudia y en el nivel de
la cerániica ibérica figurada, es extraño. Lo es por la clase del b a r r o , de
tono rojo claro, muy fino y compacto y muy bien cocido y duro. Lo es
también por su policromía, que se aparta por completo de la decoración
monocroma en siena de la cerámica ibérica. Por la decoración cié querubines
y por la forma de la pieza.
La clase de barro y su color se ha manifestado en este yacimiento mediante algunos fragmentos en que su b a r r o es muy parecido sino igual, pero
su decoración es en rojo marrón o siena.
También he encontrado fragmentos con pintura roja como engobe del
vaso, parecido al rojo que cubre este objeto, pero en este caso el barro es gris.
La decoración polícroma recuerda en cierta forma los vasos policromados
de las islas fenicias, así como las cerámicas encontradas por Cintas (1) en
Ibel-Mlezza y en Mogador, pero son cosas diferentes.
Las cerámicas jónicas se hallan pintadas con colores rojo, negro y blanco,
pero ello n o es bastante para encuadrar entre ellas la pieza que nos ocupa.
P o r todo ello solo me atrevo a suponer que procede de Oriente, siendo
su cronología, probablemente, más alta que la que corresponde al lugar donde
fue encontrada.
Otro p u n t o a estudiar son los querubines, de buen arte, que también
considero extraños a Iberia, y bien pudiera ser que ejercieran influencia decisiva en los relieves de rostros de frente ibéricos, encontrados en este nivel
de La Alcudia.
En cuanto al destino que este objeto cerámico pudo tener, hemos de
recordar los tubos o cañón de chimenea, con aberturas triangulares encontrados en Ugarit, y así mismo las mesas sepulcrales a las que el principio
nos hemos referido.
Tal vez, los recipientes mencionados, sean complementarios el u n o del
otro para el uso ritual religioso que se practicaría en Elche en los siglos III-II
antes de Jesucristo.
En la referida estancia había un tercer vaso (fig. ó), también pequeño,
de 11 cm, de alto, de ancha panza, cuyo diámetro es de 10 cm. provista
de largo cuello que se ensancha en su boca. Se halla decorado con varias
series de líneas y bandas paralelas horizontales, entre las que hay dos zonas
(I) PIERRE CIINTAS, Contribution á l'étude de l'expansion carthaginoise au Maroc, en
Publications de l'Institut de Hautes Etudes Marocaines, 1954.
19
EL NIVEL IBERO-PUNICO
DE LA ALCUDIA DE ELCHE
381
Fig. 15
formadas, la superior, por eses enlazadas y la otra por una gruesa línea
en zig-zag. La forma del vaso manifiesta ser para contener líquidos, que tal
vez fueran destinados al rito mencionado.
Solo nos resta manifestar que en esta habitación o departamento no fue
encontrado objeto alguno además de los tres de cerámica mencionados.
El estrato en que han sido encontrados estos objetos es el en que aparecen
las cerámicas más bellas de La Alcudia, con dibujos en color siena. Uno de
estos vasos es el conocido con el nombre de « Tonta del Bote », así llamado
por la semejanza de sus rostros de frente con los que se anunciaba una
Fig. 16
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A. RAMOS
POLQUES
20
película cuando fue encontrado. Se trata de un Kalathos de 90 cm. de alto,
con pequeño borde ligeramente inclinado. Su decoración la forman varios
carnívoros y aves en diversas actitudes y debajo de sus asas, curvas y pegadas
al vaso nos muestra dos rostros de frente (fig. 17, 19).
Uno de estos rostros tiene el cabello dividido por mitad, cuyos extremos
cuelgan por las orejas, indicadas por simples arcos a distinta altura. Dos
trenzas penden a ambos lados del cuello, dispuesto de modo que, unido al
contorno de la cara, da al conjunto una forma ovalada, descansando sobre
una línea horizontal.
Del vértice del cabello y partiendo la frente verticalmente, una gruesa
línea con el extremo doblado en ángulo recto expresa la nariz, que separa
los ojos, constituidos a su vez por un glóbulo cobijado por doble ceja;
dos certas rayas paralelas repesentan la boca, debajo y a los lados de la
cual aparecen las dos roseolas de las mejillas.
El rostro que hay debajo de la otra asa es asimétrico, con trezas y dos
ojos, debajo de uno de los cuales se halla la nariz, de la misma factura que
la del rostro anterior, con las roseolas en las mejillas, como las de las acroteras
etruscas y la barba en ángulo, como la anterior.
En otro gran vaso, de 60 cm. de alto el tema es una ave con las alas
explayadas, tema muy frecuente en esta clase de cerámica en La Alcudia
de Elche (fig. 22).
Hay otro gran vaso, de 52 cm. de alto que nos muestra una figura de
frente, con alas, que con sus manos coge las riendas de sendos caballos que
Fig. 17
21
EL NIVEL IBERC-PU1V1C0 DE LA ALCUDIA DE
ELCHE
38:!
Fig. 18
también tienen alas, y que interpretamos como la diosa protectora de los
caballos (fig. 23).
También aparecen en este estrato los cubiletes de paredes finas, de barro
m a r r ó n decorados con puntitos a la barbotina, con dos líneas de punto paralelos a la boca y a partir de ellas se enlazan semicírculos de puntos formando
una especie de red (fig. 24).
Fig. 19
384
22
A. RAMOS P O L Q U E S
Fig. 20
Fig. 21
Mercedes Vegas (1)
y reseña una serie de
F. Benoit (2) siguió la
en Tuscania en vasitos
Fig. 22
estudia estos cubiletes de fondo plano y borde obliquo
estos vasos procedntes de diversos yacimientos. Ya
difusión de estos vasitos y su precedente se encuentra
del siglo III antes de Jesucristo.
(1) MERCEDES VEGAS, Difusión de algunas formas de vasitos de paredes finas, en Rei
Cretariae Fautorum Acta, V-VTI, 1963-64, p. 61 y s.
(2) F. BENOIT, L'épave du Grund-Congloué à Marseille, Suppl. 14 à Gallia, 1961,
p. 103 y s.
23
EL NIVEL IBERO-PÚNICO
DE LA ALCUDIA DE ELCHE
385
Fig. 23
En cuanto a la datación de estos vasitos dice Vegas: « Los ejemplares
de Ampurias son datados por M. Almagro en la primera mitad del siglo I
a. de J. C. Los ejemplares de Pollentia (ciudad y necrópolis) son posteriores
al 123 a. de J. C. El fragmento de Albintimilium
es fechado por N . Lam-
Fig. 24
Fig. 25
boglia en época de Cesar. El de Atenas, después de la destrucción de Sila.
Los vasitos de Entremont y del pecio del Grand Congloué pertenecen, según
Benoit, a la segunda mitad le siglo I I a. de J. C. Dado que en el Grand
Congloué se h a n encontrado también ánforas de Sestius, de la primera mitad
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A. RAMOS
24
FOLQUES
Fig. 26
del siglo I a. de J. C. yo creo que podemos fechar estos vasitos con decoración puntillada en forma de red en el último cuarto del siglo I I a. de
J. C. y el primer cuarto del siglo I a. de J. C. ».
Otra cerámica muy frecuente en este estrato es Ja campaniense A y B
de Lamboglia, así, aunque menos, la llamada de Gnathia, y menos frecuente
todavía la conocida con el nombre de Megara (fig. 25).
A.
RAMOS
FOLQUES
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