Método de análisis controversia de responsabilidad civil extracontractual I. Exponer el deber jurídico o reconocido 1) Primeramente debe comenzarse en la discusión y análisis exponiendo la norma o derecho aplicable. Algunas veces la norma de cuidado está expuesta en alguna ley, regla o reglamento. Sin embargo en otras la norma de cuidado surge de la interacción del Art. 1802 y Art. 1057 del Cc. -Art. 1802 Cc: “El que por acción u omisión causa daño a otro, interviniendo culpa o negligencia, está obligado a reparar el daño causado. …” -Art. 1057 Cc: “La culpa o negligencia del deudor consiste en la obligación de aquella diligencia que exija la naturaleza de la obligación y corresponda a las circunstancias de las personas, del tiempo y del lugar. Cuando la obligación no exprese la diligencia que ha de prestarse en su cumplimiento, se exigirá la que correspondería a un buen padre de familia.” 2) Es importante destacar que no en todas las ocasiones el deber jurídico lo encontramos en lo contenido en una ley. En esas instancias entonces debemos acudir a la norma de responsabilidad relativa expuesta en el Art. 1057 del Código Civil de Puerto Rico. Esto conlleva examinar las circunstancias-tiempo, lugar y persona- para determinar cuál era la conducta esperada que para una persona prudente y razonable previsiblemente hubiera evitado el daño. Por tanto se será responsable cuando una persona causa una lesión por cualquier acto que este en conflicto con la conducta que debe observarse por las personas en la comunidad. 3) Dos casos que nos ayudan a identificar el deber jurídico. En el primero el Tribunal Supremo establece que el deber jurídico surge de la ley y el reglamento aplicable. Véase, Consejo de Titulares v. Klare y otros, 169 DPR 643 (2006) En el otro el deber surge del estándar de persona prudente y razonable acorde con la amplitud del Art. 1802 del Cc, ante y el Art 1057 del Cc, ante. Véase, López v Porrata Doria, 169 DPR 135 (2006) II. Antijuridicidad o Ilicitud 1) Se debe considerar lo siguiente: a) la existencia o inexistencia de un deber jurídico de actuar por parte del alegado causante del daño y b) si de haberse realizado el acto omitido se hubiera evitado el daño o sea, si la conducta u omisión del alegado causante de un daño quebrantó un deber impuesto o reconocido por ley. 2) Debe hacerse el análisis con cada co causante o co autor imputado. 3) Determinar si se quebranta un deber jurídico impuesto y reconocido por ley que el causante del daño debe ejercer como lo haría una persona prudente y razonable, con el grado de cuidado, diligencia, vigilancia y precaución que las circunstancias exigen. 4) Apartarse de los deberes de corrección social o de conducta correcta. 5) Es la falta de debido cuidado o diligencia. 6) No anticipar y prever las consecuencias racionales de un acto u omisión que una persona prudente habría de prever en las mismas circunstancias. 7) Examinar si hay causas eximentes de antijuridicidad. Ejs. inmunidad, legítima defensa, estado de necesidad, consentimiento, pacto excluyente de responsabilidad, caso fortuito, emergencia súbita, entre otras. 8) La norma se va atemperando según las circunstancias de los casos. Véase el caso discutido en clase de Gierbolini v. Employers Fire Insurance Co., 104 D.P.R. 853 (1976) 9) El Tribunal Supremo reconoció la amplitud y elasticidad del Art. 1802 del Cc acorde con los tiempos lo fue el de López v Porrata Doria, 169 DPR 135 (2006). III. Evaluación de los daños reclamados A) Concepto de los daños 1)Daño es todo aquel menoscabo material o moral que sufre una persona, ya en sus bienes vitales naturales, ya en su propiedad o en su patrimonio, causado en contravención a una norma jurídica, y por el cual ha de responder otra. García Pagán v. Shiley Caribbean, 122 DPR 193 (1988) 2) La responsabilidad civil es precisamente el deber de resarcir al damnificado, otorgándole un valor económico al daño sufrido. 3)El resarcimiento o indemnización pecuniaria consiste en atribuir al perjudicado la cantidad de dinero suficiente para compensar su interés perjudicado. 4)Es una subrogación real en que el dinero ocupará el lugar de los daños y perjuicios sufridos. Es una atribución pecuniaria que crea una situación patrimonial que equivale a la destruida por el daño causado." 5)Se reconocen dos tipos de daños: Los daños generales o morales y los daños especiales. A) Los daños generales o morales son los que lesionan la personalidad, pues afectan las creencias, los sentimientos, la dignidad, la estima social o la salud física o psíquica del perjudicado. Se exteriorizan por el sufrimiento, el dolor y la humillación. El daño moral lesiona los bienes no económicos de la persona pero, a pesar de no recaer directamente sobre el patrimonio, indirectamente podrían repercutir en éste, causando una perturbación anímica en su titular. Son ejemplos de daños generales las lesiones físicas, el dolor, las incapacidades resultantes, las angustias mentales, el daño a la reputación Por su naturaleza, para su evaluación hay que recurrir a la sana discreción del tribunal, pues no pueden probarse matemáticamente. B) Los daños especiales, es la pérdida que recae sobre bienes objetivos que se pueden probar a base de cantidades más o menos exactas. Ejemplo de ellos son los daños físicos, patrimoniales, pecuniarios o económicos. Estos daños que daños admiten valoración económica por impactar directamente el patrimonio del perjudicado. Rivera Colón v, Díaz Arrocho, 2005 TSPR 116 1)Ejemplos de daños especiales son los gastos médicos, de hospitalización y de medicinas y equipo para tratamiento; la pérdida de ingresos y el lucro cesante; los probables gastos futuros en que tenga que incurrir una persona para atenderse determinada condición; los daños a propiedad, pérdida de uso, depreciación; etc. Los daños especiales deben ser alegados específicamente en la demanda, o se renuncian. Regla 7.4, Reglas de Procedimiento Civil de 2009; Díaz v. Marshak Auto Dist., Inc., 95 DPR 690 (1968). 2) La reparación puede ser: (1) natural (in natura) o reintegración especifica que implica devolver la cosa a su estado anterior, o (2) la indemnización en dinero o equivalente; alternativa cuando el restablecimiento al estado original o natural es imposible. Rivera Colón v, Díaz Arrocho, 2005 TSPR 116 B) Valoración de los daños: 1) Pérdida de ingresos y lucro cesante El lucro cesante se defina como la disminución, interrupción o pérdida, total o parcial, permanente o temporeramente, de la capacidad productiva de una persona como consecuencia de un acto u omisión dañoso originado en culpa o negligencia. El término se refiere a los ingresos o ganancias futuras que era de esperarse con razonable probabilidad que la persona devengase. Supone que la persona ha tenido ingresos previos derivados de su trabajo o actividad lucrativa. Rodríguez Báez v. Nationwide, 2002 TSPR 52. En el caso de una persona que se incapacita para producir ingresos, el lucro cesante pertenece a la persona incapacitada, o a la sociedad de gananciales de que es miembro si está casada bajo el régimen de gananciales. Cuando se trata de una persona que ha muerto el lucro cesante a su óbito pertenece a quienes dependían de dicha persona al momento de ocurrir su muerte. La reclamación por lucro cesante al óbito del causante pertenece a las personas que dependían económicamente del fallecido al momento de la muerte. Los dependientes tienen que demostrar que sufrieron una interrupción efectiva de los ingresos provenientes del patrimonio del causante. En resumen, el lucro cesante no forma parte de la herencia. Está vinculado al criterio de dependencia económica al momento de la muerte. Sucn. José A. Pacheco Otero v. Eastern Medical Association, Inc., 135 DPR 701 (1994); Pate v. U.S.A., 120 DPR 566 (1988); Zurkowsky v. Honeywell, Inc., 112 DPR 271 (1982). El critrio es uno de dependencia y no de herencia. La ex cónyuge de una persona fallecida puede reclamar por su lucro cesante si era su dependiente. El lucro cesante no pertenece a la sociedad de gananciales, pues ésta se extingue con la muerte de uno de los cónyuges. Franco v. Mayagüez Building Inc., 108 DPR 192 (1978); Sucn. José A. Pacheco Otero v. Eastern Medical Association, Inc., supra. No hay regla fija para estimar el concepto de la disminución en la capacidad productiva. Al estimar o valorar la partida de lucro cesante el criterio que debe guiar es la razonabilidad. Rodríguez Báez v. Nationwide, 2002 TSPR 52. Cuando menos se requieren tres determinaciones básicas: (a) la extensión de la mengua en la capacidad productiva, que ordinariamente se establece mediante una comparación de la habilidad para obtener ingresos antes y después del accidente; (b) la determinación de los efectos de la disminución, si transitoria o permanente; y (c) la fijación de la suma que compensa por esta disminución, considerando tanto su extensión como sus efectos, incluyendo la actualización de la pérdida (present net worth). No es necesario que la prueba demuestre con precisión matemática los daños causados por este concepto; basta con que se ofrezca una base razonable que permita hacer una determinación prudente; y no hija de la especulación y la conjetura. Rodríguez v. Ponce Cement Corp., 98 DPR 201, 219 (1969); Ruiz Santiago v. E.L.A., 116 DPR 306 (1985). En cuanto a la forma de computar el lucro cesante el primer caso que el tribunal enfrentó ese asunto fue el de Viuda de Seraballs v. Abella, 90 DPR 368 (1964). Este caso es un buen ejemplo de como computar el lucro cesante al caudal del causante. El tribunal indicó: . . . Las partes han admitido que el estimado de vida del causante es de 38 años y que ganaba $6,500 anuales más las ganancias del negocio en que el causante tenía una participación de $60,000. Estas ganancias pueden estimarse en unos $3,600 al año. A esto debe restársele la contribución sobre ingresos que en un caso como éste debe estimarse en unos $1,035.20. Del remanente de $9,064.70 debe deducirse una tercera parte como los gastos propios del causante, o sea que la cantidad atribuible al sostenimiento de las recurridas era más o menos, la suma de $6,042.87 anuales que en 38 años asciende a $229,529.06. . . . Para determinar el valor actual de esta cantidad no procede multiplicar la misma por el factor de .1092, como sostiene el recurrente, pues así sólo se obtiene el valor actual de una suma que no se recibe hasta pasados 38 años, cuando en este caso se recibía un ingreso anual estimado en un neto de $6,042.87. Por lo tanto, para calcular el valor actual de la referida cantidad en este caso debemos multiplicar el ingreso anual de $6,042.87 por el valor de un dólar por año (pagadero al final de cada año), durante 38 años, tomando, a los efectos de este caso, el valor menor en la tabla actuarial que es a base del 6%, o sea, por 14.846, lo que arroja un resultado de $89,712.45, como valor actual de los referidos daños materiales. Si añadimos a esto la cuantía de los otros elementos de daños sufridos por las recurridas, es forzoso concluir que la determinación hecha por el tribunal de instancia al efecto de que los daños en este caso ascienden a $100,000, es justa y razonable y debe confirmarse. . . . En Rodríguez v. Ponce Cement, 98 DPR 201 (1969), el tribunal aclaró y dejó sin efecto la obligación de deducir lo que debió pagarse por concepto de contribución sobre ingresos.En Sánchez v. Liberty Mutual Insurance Co., 100 DPR 1 (1971), el tribunal reafirmó que la expectativa de vida útil de una persona asalariada será hasta cumplir 65 años. También en Mestre Dorsal v. Dorsal Escandón, 2008 TSPR 20 el tribunal reafirmó que los factores que inciden sobre la expectativa de vida útil de una persona son múltiples y variados, lo que impide que se designe una edad fija de antemano o se establezca una fórmula rígida a ser aplicada en todo caso. El estado de salud de la persona, su idiosincrasia, sus hábitos de trabajo, la ocupación que ostenta o naturaleza del trabajo que desempeña, el sexo, son sólo algunos de los factores que influyen en esa determinación. Un caso importante es el del abogado Suro. En el caso de Suro vda. de García v. E.L.A., 111 DPR 456 (1981) el tribunal añade al análisis que en la situación de una persona para el cual la ley ya previamente ha establecido una fecha para la jubilación la tarea resulta ser más sencilla y precisa. En estos casos la vida útil estará predicada en la fecha de jubilación. No obstante en el caso de un abogado o persona que laboraba por su cuenta el tribunal estimó la vida útil de este abogado que tenía 48 años a la fecha de su muerte y se dedicaba a la práctica privada sería hasta los 70 años. En Rodríguez Báez v. Nationwide, 2002 TSPR 52, el tribunal resolvió que en la determinación de lucro cesante de una persona que trabaja por cuenta propia, ejemplo, un vendedor de seguros, debe tomarse como base el ingreso neto de la industria o negocio, no el ingreso bruto. O sea, aquella porción que redunda en su beneficio o el de la familia, que es el ingreso luego de deducido los gastos de operación. No obstante, en los casos de asalariados o personas que devengan un sueldo fijo, el lucro cesante se valorizará tomando como base el ingreso bruto devengado como fruto del trabajo. Rodríguez Báez v. Nationwide, 2002 TSPR 52. Además el tribunal expresó que los tribunales en cuanto al incremento anual promedio experimentado en Puerto Rico, pueden utilizar los informes preparados trimestralmente por el Departamento del Trabajo de Puerto Rico. Señala que el ingreso personal ha tenido una tendencia a aumentar en Puerto Rico y es un factor a considerar. 2. Menoscabo del potencial de generar ingresos en el futuro Aplica a los casos de menores que no han devengado ingresos ni los devengaban al sufrir el accidente. La partida de daños que distingue del lucro cesante. Ruiz Santiago v. E.L.A., 116 DPR 306 (1985) Los factores para determinar el menoscabo del potencial de generar ingresos futuros no son ni pueden ser los mismos que para determinar el lucro cesante, toda vez que en este segundo caso no hay ingresos previos. A tal efecto, el Tribunal adopta el siguiente listado de criterios: "tipo de núcleo familiar, grado de estabilidad del hogar, edad, condición de salud física y mental previa, inteligencia, disposición, educación alcanzada, hábitos de estudio, habilidad en la escuela, intereses específicos, entretenimientos y destrezas desarrolladas, grado de madurez, grado de experiencia, leyes de salario mínimo, promedio de ingresos en las variadas ocupaciones, guías susceptibles de indicar mejores oportunidades para alcanzar destrezas o educación más avanzada, los sistemas de retiro y la edad promedio de retiro". Por la misma razón que excluye que el lucro cesante se herede, también se excluye como herencia el menoscabo de generar ingresos futuros al óbito de un menor de edad. Pate v. U.S.A., 120 DPR 566 (1988). 3. Pérdida de beneficios prospectivos En Travieso v. Del Toro, 74 DPR 1009 (1953) se reconoció otra partida de daños, que no es lucro cesante ni menoscabo de generar ingresos futuros. Se reconoció que un padre que no recibía alimentos en forma real y efectiva al tiempo de la muerte de su hijo, pierde los beneficios prospectivos y potenciales inherentes a la relación de padre e hijo. La relación en sí daba lugar a una esperanza razonable de alimentos y beneficios futuros. En Zeno v. Vázquez Rosario, 106 DPR 324 (1977) se reafirmó. Un joven soltero de 21 años de edad murió instantáneamente al ser arrollado por un vehículo. El padre y dos hermanos demandaron por sus daños. Ellos no dependían de él. El Tribunal Supremo resuelve que al determinar la cuantía de la pérdida económica de los padres no se debe tomar como base la expectativa de vida del hijo. Dice que el lucro cesante no es un bien patrimonial transmisible por la muerte del hijo. La acción es una en resarcimiento de daños, por lo que la cuantía de los mismos ha de determinarse tomando en cuenta la productividad y expectativa de vida de la víctima y del beneficiario que le sobrevive, limitando la indemnización que a éste corresponde en proporción al tiempo de su probable supervivencia. 4. Regla de la fuente colateral a)Como como regla general esta doctrina impide al causante de un daño deducir del importe de la indemnización de la cual responde, la compensación o beneficios que haya recibido el perjudicado de una tercera persona o entidad, esto es, de una fuente no relacionada con el demandado, denominada 'collateral source rule'. Nieves Cruz v. UPR, 151 DPR150 (2000). Goose v. Hilton Hotel, 79 DPR 523 (1946). b)Bajo esta regla el demandante recibe un doble pago. Se aduce como justificación que el demandado no debe beneficiarse de la liberalidad de otros para con el demandante o de las primas que éste ha pagado. c)En Futurama Import Corp. v. Trans Caribbean Airways, 104 DPR 609 (1976), el Tribunal Supremo resuelve que la regla de la fuente colateral no aplica a ingresos provenientes de un seguro de cosas. Se justifica que así sea a base de que en la práctica las primas de dicho seguro se pasan al consumidor como parte de los gastos de producción. Además, ha señalado el Tribunal Supremo que la doctrina no debe aplicarse mecánicamente debiendo examinarse en cada caso el origen y propósito del beneficio colateral al decidir si se debe deducir o no la indemnización que se le imponga al causante del daño. Nieves Cruz v. UPR, 151 DPR150 (2000). En dicho caso el tribunal resolvió que los beneficios que reciba una persona como parte de una política pública estatal que persigue ayudar a cualquier discapacitado por su condición le es aplicable la doctrina de fuente colateral. Razonó el Tribunal que se tratan de beneficios de duración incierta que dependen de fondos que el Estado tenga disponible y de la voluntad pública de continuar otorgándolo. a) En Selosse v. Fundación Ana G. Méndez, 122 DPR 534 el Tribunal Supremo aclaró que en la adjudicación de los daños económicos en un caso de discrimen procede el descuento de los salarios devengados en otros trabajos durante el periodo de la litigación del caso. b) También procede el descuento de las indemnizaciones concedidas por la ACCA en los casos de accidentes automovilísticos. Véase, Canales Velásquez v. Rosario, 107 D.P.R. 757 (1978); Zeno v. Vazquez, 106 D.P.R. 324 (1977); Miranda v. E.L.A., 137 D.P.R. 700 (1994) 5. Daños punitivos a)No procede la imposición de daños punitivos en casos de responsabilidad bajo el art. 1802 del Código civil. Como tantas veces se ha señalado, este Art. establece la obligación de reparar el daño causado, no de castigar al que lo causa. Carrasquillo v. Lippitt & Simonpietri, Inc., 98 DPR 659 (1970). b)Pero existen leyes especiales donde se ha establecido la obligación de imponer el pago de daños punitivos. Ejemplos son, la Ley de reclamaciones de salarios, 29 L.P.R.A § 246, que impone la obligación de pagar una suma igual a la adeudada por concepto de salarios adeudados y no pagados; la Ley antimonopolios, 10 L.P.R.A. § 268, que también establece la penalidad de triple daño por competencias injustas, desleales o métodos monopolísticos; y la Ley de derechos civiles y antidiscrimen, que imponen como penalidad el pago de una suma adicional igual a la concedida como valor de los daños. 6. Mitigación de daños a) Implica que si una persona se cruza de brazos y nada hace para proteger su propiedad contra daños, sea por deterioro (Fresh-O-Baking v. Molinos) o por actos vandálicos (Soc. Gananciales Valdejulli v. Jerónimo Corporation), es decir, que no ejerce sobre ella el cuidado que es de esperarse de un buen padre de familia, no tendrá derecho a recobrar por todos los daños sufridos por dicha propiedad.Véanse Soc. Gananciales Valdejulli v. Jerónimo Corporation, 103 DPR 127 (1974); Fresh-O-Baking v. Molinos de Puerto Rico, 103 DPR 509; y Selosse v. Fundación Educativa, 122 DPR 534 (1988). b) De proceder la doctrina la indemnización a que tuviere derecho se reducirá tomando en consideración el deterioro o daño que se debió a la desidia y falta de diligencia por parte de su dueño. c) En los casos de despido por discrimen el trabajador (a) tiene el deber de buscar trabajo y realizar las gestiones afirmativas correspondientes. De lo contrario aplicará la doctrina de mitigación de daños. Odriozola v. Superior Cosmetic Distribuitors Corp., 116 D.P.R. 485 (1985); Selosse v. Fundación Educativa, 122 DPR 534 (1988) 7. Deberes de los tribunales en la valoración de los daños Deben examinar el caso de Rodriguez Ramos y otros v. Hospital Susoni y otros, 2012 TSPR 150; 186 DPR __. Estos deberes aplican también y se adoptan por referencia al tema de la nivelación que expondremos en la sección IX B, infra. Así que recomendamos a los estudiantes que hagan la interacción entre ambos temas correspondientes. Los deberes que expone el caso son: -Debe incluir en su sentencia la porción de responsabilidad de todas las partes demandadas. -Hay que hacerlo aunque algunos codemandados hayan llegado a una transacción confidencial con los demandantes. -De igual forma, de concluirse que alguno de los codemandados no tiene responsabilidad, también debe hacerse constar. -Cuando un demandado que permanece en un pleito de daños y perjuicios interesa que se revisen los efectos de un acuerdo de transacción confidencial que relevó a otros deudores solidarios, debe tomar acción conforme a las Reglas de Procedimiento Civil, 32 L.P.R.A. Ap. V, antes de que la sentencia de desestimación advenga final y firme. -El que varios codemandados transigieran el pleito, en un acuerdo que los relevó de su responsabilidad interna y externa, no implica que se obvie el hecho de que pudieron ocasionar parte de los daños. -La porción de responsabilidad de todos los originalmente demandados debe detallarse en la sentencia. -Si se concluyera que alguno de los codemandados no incurrió en responsabilidad, debe hacerse constar también en la sentencia. -En US Fire Insurance v. A.E.E., 174 DPR págs. 690-691, se estableció que la determinación judicial de responsabilidad debe indicar la porción exacta que corresponde a cada cocausante o, de lo contrario, se impondrá responsabilidad en cuotas iguales. -El TPI debe seguir como guías los precedentes anteriores del TS -No obstante se deben actualizar las mismas al valor presente aplicando el cambio que ha tenido el poder adquisitivo del dólar a través del tiempo, que se basa en el índice de precios al consumidor, para obtener el ajuste por inflación. -La actualización se realizará acorde con el Indice de precios del DTRH, 2009 -Véase http://www.estadisticas.gobierno.pr/iepr (Véase,http://www.estadisticas.gobierno.pr/iepr/Estadisticas/Basesdedatos/Econom( 5 de junio de 2012.) - En el caso se hace una recopilación de casos donde se hace la revaloración al valor presente. Otros casos importantes son: Herrera, Rivera v. S.L.G. Ramírez-Vicéns, 179 D.P.R. 774, 784 (2010)y Rodríguez Ramos y otros v. Hospital Susoni y otros, 2012 TSPR 150; 186 DPR __ 8. Tributación de las indemnizaciones en daños El caso normativo es el de Baltazar Ortíz Chevere y otros v. Juan C. Puig, Secr de Hacienda, 2012 TSPR 151; Este caso revocó al de Orsini García v. Secr. De Hacienda, 177 DPR 596 (2009). En este caso se resolvió lo siguiente: -No tributan las compensaciones por lesiones físicas o enfermedad física o incapacidad ocupacional o no ocupacional. -Si tributan las compensaciones por los daños morales. La razón es que la Ley de la Justicia Contributiva de 2006, 13 LPRA Sec. 8422 (b) (5) cambió el concepto de la exclusión de la definición de ingreso de lesión personal que establecía la anterior por el de lesión física. Por lo tanto las indemnizaciones de los daños morales y la indemnización de la mesada tributan acorde con el estatuto contributivo vigente. Es importante destacar que las leyes contributivas deben interpretarse restrictivamente. IV. Evaluación de la relación causal o nexo causal A. Causa adecuada Para que exista responsabilidad por parte de una persona que actúa culposa o negligentemente y surja obligación de reparar un daño, es necesario que exista relación causal entre la acción u omisión culposa o negligente y el daño. El acto u omisión tiene que ser una causa, no necesariamente la causa, porque se puede ser responsable por la concurrencia de causas, es decir, si hay más de una causa. La causa, en el derecho angloamericana se denomina causa próxima, es lo que se acepta como causa legal, concepto que significa "hasta donde la consecuencia dañosa puede considerarse imputable al actor" y que en Derecho civil se denomina "causa adecuada". La doctrina moderna se pronuncia en términos de que el actor negligente no responde de daños que no son razonablemente previsibles. No se responde por consecuencias no usuales ni probables, cuya posibilidad de ocurrir sea remota, que un hombre prudente y razonable no las habría previsto. La previsibilidad va unida al criterio de "consecuencias naturales y probables del acto negligente". Se puede prever aquello que es natural o probable que ocurra. La mera posibilidad es insuficiente. "Un daño parece ser el resultado natural y probable de un acto negligente si después del suceso, y mirando retrospectivamente el acto que alegadamente es negligente, tal daño aparece como la consecuencia razonable y ordinaria del acto". Torres Trumbull v. Pesquera, 97 DPR 338 (1969). B. Causalidad alterna. Hay causalidad alterna si una persona sufre daños causados por una persona entre dos o más posibles actores que actúan concurrentemente e independientemente, y no está claro cuál de ellos es el responsable se traslada el peso de la prueba a cada uno de los posibles causantes del daño para que demuestre que su conducta no fue la causa. De no ser posible establecer cuál fue el causante, responden todos. C. Causa concurrente En primera instancia debemos definir lo que es causa concurrente. 1)Se define lo que son causas concurrentes cuando dos o más personas actúan culposa o negligentemente y la culpa o negligencia de ambos es causa del daño. 2)La regla en este caso es la de responsabilidad solidaria frente a la víctima. El perjudicado puede dirigirse contra todos los cocausantes del daño simultáneamente o contra cualquiera de ellos, mientras no resulte cobrada la deuda. Art. 1097 del Código Civil. 3)Igualmente, el acreedor puede reclamar la totalidad de la deuda a cualquiera de los deudores o sólo una parte de ésta, coincida o no dicha parte con la que, según la relación interna, corresponda al deudor reclamado. 4)Entre los cocausantes se distribuye la responsabilidad a base del por ciento de negligencia de cada cual y, el que paga más de lo que corresponde a su por ciento de responsabilidad tiene a su favor la acción de nivelación, para exigir del otro lo que él pagó de más. Blas Toledo v. Hosp. Nstra. Sra. Guadalupe, 2006 TSPR 47 Por otro lado varias reflexiones se pueden colegir de esta doctrina. Véamos: 1)Un daño puede ser el resultado de la culpa o negligencia de dos o más personas. 2)También puede deberse a la conducta culposa de una persona que concurre con la conducta inocente de otra o con un factor de fuerza mayor. 3)En cualquiera de estos casos responde del daño solamente quien culposa o negligentemente lo causó. 4)Cuando la causa concurrente corresponde a la negligencia del reclamante, caso de negligencia comparada, no se desestimará la acción sino que meramente se reducirá la indemnización que le corresponda al demandante en proporción a su negligencia. Colón Santos v. Cooperativa de Servicios Múltiples, 2008 TSPR 32 5)Nuestro ordenamiento jurídico reconoce que la insolvencia de uno de los deudores solidarios no afecta la acreencia del demandante, pudiendo éste dirigirse contra los demás codeudores, quienes responderán por el restante de la parte adeudada por el insolvente. Art. 1098 del Código Civil. Éstos, en su relación interna, serán responsables de dicha parte a prorrata de sus deudas. Blas Toledo v. Hosp. Nstra Sra. Guadalupe, 2006 TSPR 47 5)En Merced v. Gobierno de la Capital, 85 DPR 552 (1962), se establece que la persona que por su culpa o negligencia causa una lesión física a otra viene obligada a resarcirle el daño causado y además cualquier agravación de dicha lesión física causada en el tratamiento, no importa que hubiera o no negligencia o culpa en la agravación. La víctima puede reclamarle al causante de la lesión física original la reparación de ese daño y el valor de la agravación, o puede reclamarle por la agravación al que la causó si incurrió en culpa o negligencia. El causante de la lesión original tendrá siempre el derecho de reclamarle al causante de la agravación lo que hubiere pagado por ese concepto. Es una especie de nivelación en un caso en que no hay responsabilidad solidaria. D) Causa interventora La causa interventora es también una defensa afirmativa en los casos de daños y perjuicios. Está íntimamente relacionado con el de previsibilidad. No hay que prever exactamente los hechos que ocurren para que pueda exonerarse a la parte demandada. La jurisprudencia aplicable ha expuesto lo siguiente: 1)En Ginés v. Autoridad de Acueductos, 86 DPR 518 (1962), se definió causa interventora como aquella que participa activamente en producir el resultado después que ha ocurrido la negligencia u omisión del actor. Se expuso que ordinariamente un demandado no queda relevado de responsabilidad por una causa interventora que razonablemente pudo ser prevista, ni por una que sea un incidente normal del riesgo creado. Por el contrario, y como principio general, un demandado será relevado de responsabilidad por una causa interventora imprevisible y anormal que produce un resultado que no pudo ser previsto. El mero hecho de que haya un acto de un tercero interventor, no convierte la actuación del actor en una causa remota, si éste pudo o debió haber previsto esta intervención. El tribunal determinó que para que aplique la defensa de causa interventora y exonere a una parte tiene que tratarse de una fuerza nueva imprevisible que rompa la cadena de causalidad. Así, cuando el acto voluntario de una persona responsable se interpone entre la conducta negligente del demandado y el daño sufrido por el demandante, el problema de previsibilidad es el mismo y puede servir de medida para determinar si la conducta del demandado es una de las causas próximas del accidente. En el caso el demandante huía de un atacante que estaba armado de un cuchillo. Mientras huía tropezó con un contador de agua de la Autoridad de Acueductos que sobresalía 7 pulgadas sobre la superficie. El Tribunal resolvió que hay responsabilidad cuando de un acto negligente se pueden prever en forma general consecuencias de determinada clase, a saber, que alguien podía tropezar con el contador. El ataque con el cuchillo era causa interventora que no relevó de responsabilidad a la Autoridad porque esta podía prever lo que sucedió. 2)Otro caso importante es el caso de Elba A. B. v. Universidad de Puerto Rico, 125 DPR 294 (1990). En este caso una estudiante fue violada por una persona extraña a la universidad. El tribunal responsabilizó a la institución por los daños sufridos por la estudiante. Las circunstancias del caso revelan que era previsible para la Universidad que hechos como ese podían ocurrir y no tomó adecuadas medidas para evitarlo. El acto delictivo del atacante de la estudiante fue una causa interventora que no relevó de responsabilidad a la Universidad. Ello no rompió el hilo de causalidad. En cuanto a previsibilidad de la universidad desfiló prueba a los efectos de que había una alta incidencia de criminalidad en los predios del campus. La noche de los hechos dos guardias se ausentaron y la institución no tomó las medidas pertinentes para mantener unas protecciones razonables. 3)Véase además y repasen el resúmen de los casos del repaso examen parcial en cuanto a la norma de cuidado de los establecimientos comerciales. Parte IV, B, casos Estremera v. Inmobiliaria Rac, Inc., 109 DPR 852 (1980); J.A.D.M. v. Centro Comercial Plaza Carolina, 132 DPR 785 (1993); Santiago Colón v. Supermercado Grande, 2006 TSPR 12; Tormos Arroyo v. Departamento de Instrucción, 140 DPR 265 (1996), entre otros.