30 de enero de 2014 HERALDO DE ARAGÓN Artes & Letras 7 ● nicantes entre sus entradas, la exposición, que si bien cronológica, resulta crucial), que parece convertir en hecho empírico la invención más disparatada. Es la ficción (con el amor) la única norma que rige el funcionamiento del libro. Me atrevería, incluso, a extender esa declaración al conjunto de su obra. Por ello, la nimiedad personal que comúnmente puebla Facebook es aquí tan solemne como otro tipo de temas –la cultura popular, la política y su espectáculo, la formación de un canon cultural propio o, cómo olvidarla, la literatura. Porque, no lo olvidemos, es este un canto de amor a ella. Para dinamizar lo cotidiano, Vilas dinamita su amor por España a base de hipérboles. Esta explosión creativa, cuya calidad nos hace olvidar que el libro surgiese de sus publicaciones en Facebook, no se utiliza como evasión de lo que ocurre afuera, sino como un festivo método crítico. Para eso, Zaragoza o Internet son tan reales la una como el otro. Dada esta existencia en la que todo tiene la misma validez (por el simple hecho de haber sido creado), surgen las conversaciones del buen Vilas y Dios, motivo principal del libro. A lo largo de ellas, desgranan acontecimientos de los últimos años hasta convertirlos en anécdota, en excusa, para teorizar, con mayor o menor ligereza, sobre la naturaleza del hombre y su posición en esta tierra. Así, parece que la voz de Vilas clame a la inmortalidad, del mismo modo en que ella ha vuelto inmortales a sus ídolos. No obstante, estas conversaciones se vuelven continuamente un canto hacia el propio Vilas. Una celebración, la fiesta de la vida. «Orar es tratar a solas con quien sabemos nos ama», decía Santa Teresa. Y quién va a amar más a Vi- ● ● las que el mismo Gran Vilas. Este libro, que es tan hondo como entretenido, no hace sino recoger un amor desesperado. Por España, por Manuel Vilas, por la vida. Es una nueva mutación de su universo, al cual, libro a libro, nada parece servirle, pese a que en él todo merezca una fiesta. Vilas necesita nuevos cauces. debe crear nuevos cauces. Y los crea. «La historia no ha acabado. Va a mutar otra vez», nos alerta. Deben leer, porque serán felices, este libro. Y recuerden: los caminos de Vilas son inescrutables. ALBERTO ACERETE José Emilio Pacheco: ‘Garabato’. «Escribir / es vivir / en cierto modo. / Y sin embargo todo / en su pena infinita / nos conduce a intuir / que la vida jamás estará escrita» HISTORIA DE LOS EDIFICIOS PRECURSORES DE LA ARQUITECTURA RESIDENCIAL ACTUAL La casa como máquina para habitar E n las primeras décadas del siglo XX surgió una nueva corriente arquitectónica denominada Movimiento Moderno. Las nuevas ideas sobre el bienestar social y los cambios políticos que habían aparecido en ese periodo, comenzaban a transformar la sociedad. Nuevos grupos introducían conceptos originales sobre la arquitectura, el urbanismo y todos los campos del diseño. El Movimiento Moderno tuvo desde sus orígenes un carácter claramente contradictorio: innovador por su deseo de incorporar los avances tecnológicos y adaptar los principios estéticos a la arquitectura; y conservador porque rechazaba la desestabilización cultural y social provocada por el capitalismo industrial, aspirando a una armonía social precapitalista. La mayoría de arquitectos y de vanguardias estaban a favor de la ruptura con el eclecticismo previo y de la creación de una arquitectura conectada con esta nueva sociedad, caracterizada por una industrialización y un progreso material sin precedentes y a la vez por unas relaciones sociales muy inestables. La creencia de que una nueva arquitectura y una nueva sociedad felizmente conexionadas eran posibles, fue el motor principal de este movimiento. Es este el caldo de cultivo en el que florecen entidades como el Deustche Werkbund, asociación mixta de industriales, artistas y arquitectos, fundada en 1907 en Munich (Alemania) por Hermann Muthesius y precursora de la Bauhaus. Contaba con apoyo gubernamental para equiparar los oficios tradicionales con los procedimientos industriales de producción, mediante su desarrollo y mejora. Su lema era «desde los cojines de los sillones hasta la construcción de ciudades». Organizó en 1927 una exposición internacional de la vivienda, denominada Weissenhofsiedlung (asentamiento Weissenhof), bajo la dirección de Ludwig Mies van der Rohe en la periferia de Stuttgart (Alemania). Se incluyeron unas treinta actuaciones arquitectónicas con un cierto carácter experimental en la tipología de La Casa Soláns en la Avenida de Cataluña, una obra de Miguel Ángel Navarro de 1921. JUAN CARLOS ARCOS /HERALDO viviendas unifamiliares y en bloque, bien en hilera o pareadas. La actuación se enmarcó dentro de un programa intensivo de construcción de viviendas iniciado por la República de Weimar tras la estabilización del marco nuevo en 1923. Una de las casas fue realizada por Le Corbusier y su socio Pierre Jeanneret, concretamente la casa denominada 14/15. Le Corbusier en un artículo de la revista ‘L’Esprit Nouveau’ ya había reinterpretado la vivienda como «una máquina para habitar». La citada revista fue fundada por él y por Amédée Ozenfant para atacar los usos y tradiciones previos de la Escuela de Bellas Artes francesa dominante y principal centro de formación de los arquitectos de ese periodo y es desde donde ambos denuncian «la falsedad, el maquillaje y los trucos de los cortesanos, (...) las florituras vacías de sus planos, el follaje, las pilastras…» En su lugar plantean una declaración de principios: «Hemos adquirido un deseo de aire libre y plena luz del sol… La casa es una máquina para habitar, baños, sol, agua caliente y fría, temperatura que pueda Un edificio de Le Corbusier, moderno y premonitorio. ARCH. DOMÍNGUEZ La Casa Soláns es una mezcla de elementos clásicos y barrocos y un compendio de formas ser ajustada según sea requerida, almacenamiento de comida, higiene, belleza y proporciones harmoniosas. Una silla es una máquina para sentarse… Un lavabo es una máquina para lavarse... Con la excepción de la hora del té de tila o manzanilla, la vida moderna que es el mundo de nuestra actividad, ha creado sus propios objetos: la ropa, la pluma estilográfica, la máquina de escribir, el teléfono, el bonito mobiliario de oficina, la limusina, el transatlántico y el avión». El Movimiento Moderno despoja al edificio de artificios y des- plaza la arquitectura residencial en una nueva dirección, con cubiertas planas, líneas rectas y paredes de vidrio. El hormigón armado, la nueva perfilería metálica y el vidrio sustituyen a los materiales de construcción tradicionales. Se provoca así la comparación entre la casa como pieza arquitectónica y las eficientes máquinas ingenieriles de ese periodo: barcos y automóviles preferentemente. No parece haber nada novedoso o que llame la atención en la foto de la casa 14/15 de Le Corbusier, en el sentido de que se trata de una construcción que pertenece a la estética cotidiana actual de cualquiera de nuestras ciudades. En este edificio pretende aplicar las normas industriales de perfección y precisión del mundo mecanizado a la edificación residencial, normas que integraban las clásicas que habían permitido algunas obras maestras de la arquitectura como el Panteón de Fidias. Seis años antes, en 1921, Miguel Ángel Navarro Pérez había terminado en Zaragoza, la Casa Soláns en el número 60 de la avenida de Cataluña. La obra es una mezcla de elementos clásicos y barrocos y un compendio de formas y ornamentos de distintos estilos (cuando esto ocurre en arquitectura se dice que el estilo es ecléctico). Éste y otros ejemplos similares constituyen una manifestación de la forma en que la pujante burguesía zaragozana mostraba su posición económica y social. Ambos edificios constituyen dos maneras diferentes de habitar, de construir, de relacionar el edificio con la ciudad y la sociedad, ambas perfectamente válidas y traductoras de una misma época. No se trata de hacer una comparativa arquitectónica de ambos edificios, con ganadores y perdedores, sino de explicar por qué el edificio de Le Corbusier no fue sólo moderno sino premonitorio, ya que aventuró las formas de construir y de habitar de un mundo en un momento difícil y convulso, que casi noventa años después las sigue utilizando y tomando como referencia. JAVIER DOMÍNGUEZ HERNANDEZ