Rx 12 años y medio es la edad promedio de la llegada de la menstruación en las jóvenes venezolanas. Pubertad De niña a mujer Modelo Sofía Esteller De Vincenzo Entre los 9 y los 16 años el cuerpo femenino crece y cambia para dar paso a la fertilidad. Ese despertar hormonal y emocional se puede asumir con tranquilidad si tanto la joven como los padres conocen lo que está por suceder / Teresa de vincenzo fotografía roberto mata 29+SALUD Rx pubertad Si bien desde el momento de la primera menstruación las chicas son fértiles, sólo después de siete años de la menarquia se considera que las jóvenes tienen madurez ginecológica El pecho infantil luce dos incipientes protuberancias, el olor del sudor es más intenso, el pubis muestra un fino vello, el zapato no calza y las emociones están a flor de piel. Ha llegado la pubertad. La menarquia alude a la aparición del primer período menstrual, pero antes de ese momento la niña ha pasado por un intenso proceso de transformación física y hormonal. La edad de la llegada de la primera regla depende de una serie de factores: genéticos (el patrón de menstruación de la madre y la abuela puede repetirse), nutricionales (una alimentación deficiente puede retrasar el proceso) y de la presencia o no de alguna enfermedad (especialmente endocrina). Todo el proceso de desarrollo femenino –desde la irrupción del botón mamario hasta la aparición del período– puede durar hasta cinco años y ocurre generalmente entre los 9 y 16 años. Alicia García de Córdova, especialista en ginecología infanto-juvenil, compara el desarrollo con una carrera, en la que todas las chicas salen juntas, pero llegan a la meta en tiempos diferentes. En algunas niñas, el período entre el comienzo de la pubertad y la primera regla es de sólo dos años, y en otras puede tomar hasta tres. Esas diferencias son normales. Cuando la menarquia ocurre antes de los 9 años se considera precoz y si sucede después de los 16 se denomina tardía: ambos casos requieren evaluación médica. 30+SALUD Simultáneamente, se produce un crecimiento acelerado –o estirón– que puede llegar hasta los 9 centímetros en un año. Algunas partes del cuerpo crecen más rápido que otras: el tronco y los pies experimentan, al inicio de la pubertad, mayores cambios de talla. Finalmente, llega la regla. Este sangrado indica que todas las partes del aparato reproductor están funcionando en conjunto y que la niña ya es fértil. El desarrollo no termina ahí. La joven seguirá madurando fisiológicamente hasta cerca de los 17 años, aunque su estatura registrará un crecimiento moderado. Estímulo hormonal Todos los cambios de la pubertad son provocados por las glándulas suprarrenales y la hipófisis –la glándula endocrina más importante del organismo–, que al inicio del desarrollo estimula los ovarios para que produzcan las hormonas denominadas estrógeno y progesterona, responsables de generar los caracteres sexuales femeninos. Estas dos hormonas hacen posible el crecimiento de los senos, la pigmentación del pezón, la expansión de la pelvis, la aparición del moco vaginal, el aumento de la masa corporal (que se manifiesta en las curvas) y la maduración del endometrio y de los óvulos (para generar el ciclo menstrual). El estímulo hormonal suprarrenal también afecta las glándulas sudoríparas e induce los cambios en el olor del sudor y los genitales. Cambios a millón Calmar las emociones Cuando brota el botón mamario los padres piensan que la primera regla está por llegar. Sin embargo, ése es sólo el indicador del inicio de la pubertad. El sangrado suele aparecer dos o tres años después. La próxima señal es la salida de vello en el pubis y las axilas. Al principio es claro y escaso y en pocos meses se torna rizado, grueso y oscuro. También se presentan secreciones vaginales transparentes y sin olor. Ante el proceso de desarrollo –y por la misma influencia hormonal que impulsa los cambios corporales– las niñas pueden experimentar angustia, ansiedad o exceso de sensibilidad. Algunos comentarios –“pronto serás una mujer”– pueden provocarles miedo (les asusta la posibilidad de poder quedar embarazadas), vergüenza (no les gusta su nuevo cuerpo) o resistencia a los cambios (piensan que no podrán jugar más). Rx pubertad Cuidar la higiene • Al llegar la menarquia es útil anotar en un calendario las fechas de cada regla (ayuda en caso de presentarse algún retraso u adelanto). • Es conveniente presentarle a la niña los tipos de productos para la protección femenina: externos (toallas que se adhieren al puente de la ropa interior y absorben el flujo menstrual) e internos (tampones que se insertan en la vagina). • En el caso de los tampones (un tema que puede resultar difícil de abordar), se sugiere leer con la joven las instrucciones de uso y sugerirle probar introduciendo su dedo meñique en la vagina. La ausencia de dolor o molestia es una señal de que lo puede tolerar. • Es preciso recordarle a la chica que tanto las toallas sanitarias como los tampones deben cambiarse, como mínimo, tres veces al día, al igual que la ropa interior cada vez que se manche. También se le puede recomendar tomar más de un baño diario durante el período. • Para controlar el olor corporal es preciso el uso de un desodorante antitranspirante. La pubertad también puede hacer sentir inseguras a las chicas, porque cada niña es diferente mientras se desarrolla y todas se comparan entre sí: las hay flaquitas, gorditas, pequeñas, muy altas, con senos voluminosos o muy planas. García de Córdova recomienda a los padres conversar con sus hijas y transmitirles seguridad y confianza. “Las niñas deben saber que vienen cambios corporales”, subraya la especialista, al tiempo que recuerda la importancia de explicarles que se trata de un proceso hormonal normal que influirá en su apariencia física y determinará su futuro fértil. Durante los primeros años de la pubertad un porcentaje importante de las niñas presentan irregularidades en su período menstrual: ciclos anovulatorios –menstruaciones sin ovulación–, ausencia de regla por uno o varios meses, y mayor o menor cantidad de sangrado. La especialista adjudica esas alteraciones a la inmadurez del eje hipotálamo-hipófisis-ovarios, y precisa que durante los primeros dos años, luego de la menarquia, no hay que esperar reglas regulares. En ese sentido, recomienda a los padres llevar a la niña a una evaluación ginecológica –para descartar patologías– y observar el proceso de desarrollo. Una vez regularizado, el ciclo menstrual debe durar entre 21 y 35 días. Si bien el flujo varía en cada joven, se considera normal entre 3 y 7 días de sangrado totalmente rojo y hasta 10 días con manchas marrón. En cuanto a la cantidad, usar hasta 6 toallas diarias –completamente mojadas– está dentro del rango. Modelos Sofía Esteller De Vincenzo / Teresa de vincenzo Alcanzar la madurez 31+SALUD Rx pubertad ¿Y si duele? La dismenorrea o menstruación dolorosa puede afectar a más del 50% de las mujeres durante los primeros años de la adolescencia. Sin embargo, ese dolor abdominal o pélvico que aparece pocos días antes de la menstruación o coincidiendo con ella tiende a disminuir con los años y después de un embarazo. Síntomas. Dolor en el abdomen y en la parte baja de la espalda (en algunos casos leve y constante y en otros breve e intenso),calambres en las piernas, náuseas, dolor de cabeza. Causas. Se cree que el malestar es provocado por la liberación durante la menstruación de las prostaglandinas. Tratamiento. Los analgésicos de venta libre, un baño tibio y la práctica regular de ejercicio pueden aliviar el malestar. Si los episodios son agudos, lo más recomendable es acudir al ginecólogo. Si bien desde el momento de la primera menstruación las chicas son fértiles, sólo después de siete años de la menarquia se considera que tienen madurez ginecológica: todos sus órganos se han desarrollado lo suficiente como para enfrentar un embarazo. La primera consulta Contrario a lo que sucedía hasta hace pocos años, cada vez son más los padres que toman conciencia sobre la importancia de la primera visita al ginecólogo en la pubertad. García de Córdova considera que las niñas y adolescentes deben acudir a la consulta del especialista –acompañadas de su representante– en dos momentos específicos: ante la aparición de los primeros cambios hormonales (botón mamario, olor axilar y vello pubiano) y cuando llega la menstruación. Ambos controles permiten valorar el peso, la talla y el comportamiento de los caracteres sexuales 32+SALUD Con naturalidad • Hable de la pubertad antes de que se inicie. Hacerlo permitirá a su hija sentirse más cómoda con los cambios que percibe en su cuerpo. • Explique el proceso de la menstruación con palabras sencillas y frases cortas que faciliten la comprensión. Recuerde que si bien es un tema rutinario para la mujer adulta, para la niña es toda una novedad. • Si se expresa de la menstruación en términos de “tragedia” o “fastidio”, la niña podría hacerse una idea negativa de la experiencia. Es preferible hablar de la regla como un episodio normal y conversar sobre la forma de manejar los malestares. • El tema del período se debe hablar, igualmente, con los hijos varones, quienes también sienten mucha curiosidad. secundarios. En la primera cita es posible predecir cuándo se producirá la menarquia, y durante la segunda se abunda en recomendaciones sobre cómo manejar el ciclo menstrual. Después de la primera regla es obligatorio el control ginecológico anual. En la consulta se le enseña a la niña a palpar sus mamas, se evalúa su crecimiento y se pueden tomar muestras vaginales con un hisopo, a través del orificio del himen (es permeable) y sin comprometer la virginidad (no se usa espéculo). La especialista subraya que esas primeras visitas contribuyen a que la niña las asuma como una rutina saludable para su vida. • F u e n t e s c o n s u lta d a s º Alicia García de Córdova, ginecólogo. Especialista en ginecología infanto-juvenil. Clínica Leopoldo Aguerrevere. º Coralia González, ginecólogo-obstetra. Policlínica Metropolitana. º Manual Merck de Información Médica para el Hogar. Merck Sharp & Dohme. Editorial Océano. España, 2007. º www.gineconet.com / familydoctor.org / www.kidshealth.org.