"Si no veis señales y prodigios, no creéis"

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"Si no veis señales y prodigios, no
creéis"
2016-03-07- Columnas-VoxDei
Evangelio, Juan 4,43-54
"Vete, que tu hijo vive".
En aquel tiempo, Jess parti de Samara para Galilea. Jess mismo haba afirmado que un
profeta no goza de estima en su patria. Cuando lleg, pues, a Galilea, los galileos le
hicieron un buen recibimiento, porque haban visto todo lo que haba hecho en Jerusaln
durante la fiesta, pues tambin ellos haban ido a la fiesta. Volvi, pues, a Can de Galilea,
donde haba convertido el agua en vino.
Haba un funcionario real, cuyo hijo estaba enfermo en Cafarnam. Cuando se enter de
que Jess haba venido de Judea a Galilea, fue donde l y le rogaba que bajase a curar a
su hijo, porque se iba a morir. Entonces Jess le dijo: "Si no veis seales y prodigios, no
creis". Le dice el funcionario: "Seor, baja antes que se muera mi hijo". Jess le dice:
"Vete, que tu hijo vive".
Crey el hombre en la palabra que Jess le haba dicho y se puso en camino. Cuando
bajaba, le salieron al encuentro sus siervos, y le dijeron que su hijo viva. El les pregunt
entonces la hora en que se haba sentido mejor. Ellos le dijeron: "Ayer a la hora sptima
le dej la fiebre". El padre comprob que era la misma hora en que le haba dicho Jess: "Tu
hijo vive", y crey l y toda su familia. Esta nueva seal, la segunda, la realiz Jess cuando
volvi de Judea a Galilea.
Reflexin
Rev. D. Ramon Octavi Snchez i Valero
"Jess parti de Samara para Galilea"
Hoy volvemos a encontrar a Jess en Can de Galilea, donde haba realizado el conocido
milagro de la conversin del agua en vino. Ahora, en esta ocasin, hace un nuevo milagro:
la curacin del hijo de un funcionario real. Aunque el primero fue espectacular, ste es sin
duda ms valioso, porque no es algo material lo que se soluciona con el milagro, sino
que se trata de la vida de una persona.
Lo que llama la atencin de este nuevo milagro es que Jess acta a distancia, no acude a
Cafarnam para curar directamente al enfermo, sino que sin moverse de Can hace
posible el restablecimiento: "Le dice el funcionario: Seor, baja antes que se muera mi
hijo. Jess le dice: Vete, que tu hijo vive".
Esto nos recuerda a todos nosotros que podemos hacer mucho bien a distancia, es
decir, sin tener que hacernos presentes en el lugar donde se nos solicita nuestra
generosidad. As, por ejemplo, ayudamos al Tercer Mundo colaborando econmicamente
con nuestros misioneros o con entidades catlicas que estn all trabajando. Ayudamos a
los pobres de barrios marginales de las grandes ciudades con nuestras aportaciones a
instituciones como Critas, sin que debamos pisar sus calles. O, incluso, podemos dar
una alegra a mucha gente que est muy distante de nosotros con una llamada de telfono,
una carta o un correo electrnico.
Muchas veces nos excusamos de hacer el bien porque no tenemos posibilidades de
hacernos fsicamente presentes en los lugares en los que hay necesidades urgentes.
Jess no se excus porque no estaba en Cafarnam, sino que obr el milagro.
La distancia no es ningn problema a la hora de ser generoso, porque la generosidad
sale del corazn y traspasa todas las fronteras. Como dira san Agustn: "Quien tiene
caridad en su corazn, siempre encuentra alguna cosa para dar".
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