Discursos, ponencias y entrevistas Ideas que propiciaron nuevas realidades (discurso al recibir el nombramiento, por segunda ocasión, de presidente de la Asociación de Banqueros de México) Manuel Espinosa Yglesias Autor: Manuel Espinosa Yglesias Tipo de documento: Discurso Titulo: Ideas que propiciaron nuevas realidades (discurso al recibir el nombramiento, por segunda ocasión, de presidente de la Asociación de Banqueros de México) Fecha: mayo de 1971 Lugar: sin especificar Audiencia: reunión de la Asociación de Banqueros de México Fuente: Revista Nuestro Sistema Bancomer, mayo de 1971 Clave de clasificación: II.A.3.a/1971-7 Caja: 39 Palabras clave: sistema financiero, desarrollo económico, crédito, campo, intervención del Estado en la economía. Por segunda ocasión, nuestro Director General, Don Manuel Espinosa Yglesias, ha sido designado Presidente de la Asociación de Banqueros de México. Privilegio que implica una responsabilidad, afirmo Don Manuel al iniciar sus funciones. Es cierto. Pero también responsabilidad que implica, que asegura un sólido beneficio para el desarrollo de la economía nacional. En el discurso que nuestro Director General pronunció al recibir el nombramiento aparecen ya ideas y proyectos nuevos que habrán de convertirse, paso a paso, en nuevas realidades. Reproducimos en seguida, íntegramente, la importante alocución. Mucho aprecio y agradezco, en verdad, el honor que los miembros de la Asociación de Banqueros de México me ha conferido, al designarme su Presidente por segunda vez. Es un privilegio y una responsabilidad, y me comprometo a dedicarle lo mejor de mis esfuerzos a lo largo de los próximos doce meses. Me anima la convicción de que la banca tiene un papel fundamental en la tarea de modelar un México más prospero. Ayudar a desempeñar esta función más adecuadamente será uno de los objetivos principales de mi gestión. Y no es que la Presidencia de la Asociación de Banqueros entrañe responsabilidades de mando. El presidente representa a la banca, no la dirige. Sin embargo, persuadiendo, orientando, aprovechando lo mucho que han hecho mis predecesores, creo que hay un margen muy amplio para mejorar el funcionamiento del sistema bancario mexicano. Tengo varias ideas. Se me ocurre, por ejemplo, que podría haber una mayor colaboración entre los miembros de la Asociación. Las instituciones que hubieren alcanzado niveles más elevados de desarrollo tecnológico podrían transferir sus experiencias y sus adelantos a las organizaciones que los pudieran usar con provecho. Esto contribuiría a agilizar ay perfeccionar el servicio al público, al tiempo que se incrementaría la productividad general del sistema bancario. Estoy enterado, por otra parte, de que la Asociación ha hecho validos estudios en relación con el crédito agrícola. Es necesario evitar que estos esfuerzos se malgasten. Nuestro campesino merece un apoyo más decidido de los bancos. Apoyo que sea, no sólo financiamiento, sino también información, sugerencias y auxilio técnico. Es indispensable que más dinero al campo, pero sobre bases firmes. Con la idea de que el atraso de grandes áreas rurales no es sólo un problema de crédito. Fundamentalmente es una cuestión de eficiencia. Mejorar la imagen de los bancos es otro aspecto que mucho me preocupa. El hecho de que manejemos dinero nos hace muy vulnerables a la crítica, especialmente en un país con las carencias del nuestro. No obstante, lo que público no ©Centro de Estudios Espinosa Yglesias • Discursos, ponencias y entrevistas Ideas que propiciaron nuevas realidades (discurso al recibir el nombramiento, por segunda ocasión, de presidente de la Asociación de Banqueros de México) • Manuel Espinosa Yglesias • 10 de abril d 1970 fácilmente reconoce, casi siempre por falta de información es que buena parte de la estabilidad económica de cualquier nación radica en la antipatía con que los bancos manejen los fondos que el público les encomienda. Debemos enterarlo, entre otras cosas, de que los tipos de interés que se pagan a la clientela y, por supuesto, correlativamente los que se cobran, están determinados, no por los banqueros, sino por las autoridades. Casi todos los bancos respetan, por fortuna, estas disposiciones, pero el público debe poder evaluar las implicaciones de las infracciones. Quien paga más intereses, además de violar la ley, tiene por fuerza que cobrar más. Esto, usualmente, entraña correr riesgos desproporcionados: por regla general, como todos bien lo sabemos, sólo los que son sujetos de crédito dudosos, o francamente malos, pagan intereses por encima de lo que se cobra en el mercado bancario. Al final de cuentas, lo que se pone en peligro es la solidez misma de las instituciones infractoras. En la banca no cabe el arrojo irreflexivo, la aventura. Hay que ser cautos. Precisamente cuidar los ahorros del pueblo mexicano y darles la utilización más productiva posible. Con ellos tenemos que ayudar a abrir nuevas tierras de cultivo o usar las existentes en una forma más adecuada. Debemos contribuir a levantar fábricas, a darles vivienda a los compatriotas, a perfeccionar los sistemas de contribución, a financiar los movimientos de inventario, a levar las ventas de los establecimientos comerciales. Si el sistema bancario funciona bien —y esto lo digo profundamente convencido— será una gran ayuda para que la nación siga progresando. La decisión gubernamental de auxiliar financieramente a determinadas instituciones que venían encarando problemas, aunque esencialmente correcta y justificada, lo único que significa es desviar parte de los escasos recursos oficiales a actividades que no tienes por qué recibir este apoyo. Entraña descuidar obras de infraestructura, de avance tecnológico, de mejoramiento del aparato burocrático. Convengo en que hay que proteger al ahorrador —y en este término incluyo al depositante y al inversionista— pero con ciertas modalidades. Las personas de escasos recursos, que poco a poco han podido integrar un pequeño patrimonio en una institución de crédito, deben ciertamente tener alguna defensa contra la insolvencia del banco en que hayan depositado sus fondos. Pero esto puede lograse con mucha más eficiencia, si se instaura un seguro que garantice la recuperación de los depósitos hasta una cantidad determinada. Este procedimiento cumpliría la función de proteger al pequeño ahorrador. Además, induciría a las personas de recursos a seleccionar con mayor cuidado las instituciones financieras a las que vayan a confinar sus fondos. No es justo para el país que el gobierno nos sirva de bordón. Ni tiene la obligación, ni es su función. El Estado tiene sus responsabilidades. Los banqueros, junto con los industriales, los comerciantes, los agricultores, los ganaderos y todos aquellos que formamos el llamado sector empresarial, trabajando con lealtad y pujanza, debemos cumplir con las nuestras. La banca, en particular, firme en sus dos pies y marchando continuamente hacia delante, debe seguir siendo la punta de flecha de nuestro desarrollo. Con más oficinas, con un esfuerzo más decidido de parte nuestra para capacitar mejor a nuestro personal, utilizando procedimientos más avanzados, con equipo más moderno, continuaremos a la vanguardia. Lo hemos hecho en el pasado y lo haremos en el porvenir. ©Centro de Estudios Espinosa Yglesias • Discursos, ponencias y entrevistas Ideas que propiciaron nuevas realidades (discurso al recibir el nombramiento, por segunda ocasión, de presidente de la Asociación de Banqueros de México) • Manuel Espinosa Yglesias • 10 de abril d 1970 Abrigo la esperanza de que los miembros del Consejo Directivo me brindaran su apoyo para implementar proyectos de esta naturaleza y me congratulo, en especial, de que un apersona del calibre del Licenciado José Cuarón haya sido designado Vicepresidente. Tengo una gran confianza en la Comisión Ejecutiva y en los comités permanentes, así como en la Gerencia de la Asociación. Todos ellos, estoy cierto, me proporcionarán un auxilio invaluable. No quiero terminar, sin un respetuoso saludo a las autoridades. Un saludo al señor presidente de la República, cuyo ejemplo será una motivación poderosísima para trabajar más arduamente. Un saludo al señor Secretario de Hacienda y Crédito Público, que tanto tino ha revelado en los pocos meses que lleva en su gestión financiera. Un saludo al señor director General del Banco de México, por cierto, Residente Honorario de es Asociación de Banqueros. Un saludo, en fin, a todos los funcionarios y empleados, del sector público que, en forma tan eficaz y desinteresada, hacen posible la labor diaria de las instituciones financieras mexicanas. A todos ellos, y a todos ustedes, señoras y señores, muchas gracias.