LA JUSTICIA ESPAÑOLA EN ESTADO CRÍTICO: MEDIDAS PARA EL RESCATE 1. Supresión de la Ley de Tasas por el ejercicio de la potestad jurisdiccional 2. Retirada inmediata del anteproyecto de ley de reforma de la Ley de Enjuiciamiento Civil que prevé la privatización privatización de determinadas actuaciones procesales 3. Asegurar la asistencia jurídica de quienes carecen de recursos económicos 4. Reforma de la ley reguladora del indulto 5. Refuerzo en tribunales con causas complejas 6. Dotación adecuada de personal y mecanismos racionales racionales de sustitución 7. Garantizar la independencia judicial con participación de la ciudadanía en el control de la judicatura 8. Reformas legislativas que garanticen la igualdad de todos ante la Ley y contribuyan a proteger los intereses generales de la sociedad sociedad y no solo los de las clases económica y políticamente más favorecidas. • Apéndice: el diálogo como instrumento de gobierno. Retirada del borrador de Ley Orgánica del Poder Judicial. Código Procesal Penal y Ley de Demarcación y Planta Judicial. • Introducción En noviembre de 2011, el Sindicato de Secretarios Judiciales hizo públicas sus “10 PROPUESTAS PARA CAMBIAR LA JUSTICIA”. Este documento, además de ofrecerse a todos los interesados en su página Web, fue remitido a todas las organizaciones políticas con representación parlamentaria. Aquel comunicado recogía alguna de las necesidades reales demandadas por el conjunto de la sociedad desde hacía tiempo, por eso no nos sorprendió la buena acogida que tuvo entre algunas de aquellas organizaciones políticas, políticas, quienes incluso han incorporado a su discurso buena parte de aquellos postulados. Sin embargo, después de casi dos años de aquellas propuestas el balance no puede ser más desolador. Porque no sólo se han desatendido todas y cada una de ellas, sino que las actuaciones llevadas a cabo por el Gobierno desde entonces han agravado considerablemente los problemas de la Justicia, añadiendo a las viejas carencias otras nuevas que, si cabe, son aún más graves. Con este nuevo documento no se trata de aparcar las “10 propuestas”, cuya vigencia continúa intacta, sino de priorizar otras actuaciones sobre lo que consideramos, a día de hoy, son los problemas más urgentes de la Justicia, respondiendo a la visión que la ciudadanía tiene sobre ella. Porque nuestra experiencia iencia en el trato diario con los ciudadanos nos permite afirmar que la percepción que estos tienen sobre el servicio público de la Justicia responde a alguna de las siguientes impresiones: - No todos tenemos derecho a la Justicia. - La Justicia no es igual para pa todos. - La Justicia permanece, hoy, a espaldas de la realidad social. Y lo cierto es que a la crisis económica se ha sumado una crisis institucional que pone en grave riesgo, no sólo los cimientos del Estado Social, sino al Estado de Derecho. Hay una sensación ensación generalizada de que las leyes no se aplican a todos por igual, ni sirven para priorizar en los aspectos más relevantes de que adolece la sociedad. Si la Justicia no está a la altura que requiere el contexto socio-político socio 2 actual, si no supera el nivel ivel de descrédito al que han llegado otras instituciones del país, el resultado será mucho más grave del que nadie habría imaginado hace apenas unos meses: la crisis del Estado de Derecho. Porque si los tribunales no cumplen con la función tutelar de nuestro nuestro ordenamiento jurídico, o mejor de la tutela de los ciudadanos y de las instituciones en ese mismo marco, habrá desaparecido el modelo de convivencia en sociedad que hoy conocemos como Democracia. El objetivo de este documento es doble. Por una parte denunciar denunciar la grave situación que vivimos en estos días, de las causas que la han generado y las inevitables consecuencias a que conducen, a menos que se haga algo urgentemente. Por otro lado, proponer medidas que entendemos servirían para evitar aquel resultado resul indeseable. Insistimos: no abordamos ahora los problemas estructurales, de los que trataban nuestras “10 propuestas”, sino que recomendamos la adopción medidas urgentes que sirvan para rescatar a la Justicia española tras las nefastas decisiones políticas políticas adoptadas en la presente legislatura. Desgraciadamente, el proyecto de Ley Orgánica del Poder Judicial que ha hecho público el Gobierno se sitúa en las antípodas de lo que proponemos a continuación. • Primera medida: la supresión de la Ley de Tasas por por el ejercicio de la potestad jurisdiccional El derecho a la tutela judicial efectiva, el derecho a la Justicia,, constituye uno de los pilares básicos sobre los que se asientan los derechos fundamentales que recoge nuestra Constitución. El acceso a los tribunales tribunales se convierte en la principal (si no en la única) vía que realmente permite garantizar la aplicación efectiva del resto de los derechos. Por eso se ha dicho, y con acierto, que sin Justicia no hay derechos. 3 Así, cualquier decisión de los poderes poderes públicos que, directa o indirectamente, ponga trabas al ejercicio de aquel derecho debe ser rechazada de plano. Y en esta línea de actuación se sitúa la vigente Ley de Tasas por el ejercicio de la función jurisdiccional aprobada por Ley 10/2012. Esta Ley, Ley, aprobada con la oposición de todos los grupos políticos con representación parlamentaria, a excepción del Partido en el Gobierno, y lo que todavía es más significativo, en contra de la opinión de la práctica totalidad de los operadores jurídicos que la consideran injusta e injustificada, ha marcado un hito que, para desgracia de todos, deja a buena parte de la ciudadanía indefensa frente a los abusos de quienes tienen más poder, ya sea éste institucional o económico. Rechazamos la llamada “tasa judicial” porque, de entrada, coloca en peor situación a quien tiene menos recursos económicos frente a aquellos para quienes su pago no constituye problema alguno. Además, la generalización que recoge la Ley 10/2012 impiden que un gran número de ciudadanos pueda permitirse el “lujo” de acudir a los tribunales. No dudamos en que, tal vez ese sea el propósito del Ministerio de Justicia, de quien partió el proyecto normativo, pero se nos ocurren otros mecanismos menos expeditivos para ayudar a la descongestión judicial, judici algunos de ellos ya apuntados en las 10 propuestas para cambiar la justicia. Pero la aparición de las tasas judiciales no sólo está afectando seriamente al ejercicio de derechos individuales, sino que produce una reacción inmediata en el ámbito de las relaciones sociales y económicas. Nos referimos a las consecuencias que está teniendo también para muchos pequeños empresarios o trabajadores autónomos que no pueden reclamar ante los tribunales frente a los impagos porque carecen de recursos para abonar las tasas. Para ellos la única salida termina siendo el cierre de su actividad, con las consecuencias económicas y sociales que acarrea esta solución tanto a ese nivel particular como en el interés general. Por todo ello, se propone como medida urgente la inmediata derogación de la Ley de Tasas por el ejercicio de la potestad jurisdiccional. 4 • Segunda medida: retirada inmediata del anteproyecto de ley de reforma de la Ley de Enjuiciamiento Civil que prevé la privatización de determinadas actuaciones procesales sales En nuestra historia reciente, nunca han tenido tanta relevancia los recursos económicos para alcanzar la Justicia en condiciones de igualdad. La privatización de los servicios públicos, públicos, aplicada al ámbito de la Administración de Justicia a través de diversos instrumentos legales de reciente creación, evidencia que más pronto que tarde el clásico reproche de que hay dos tipos de Justicia, una para los ricos y otra para los pobres, será una realidad (si no lo es ya). El Ministerio de Justicia está inmerso inmerso en un constante proceso de reformas normativas que, en esencia, confirman la tendencia hacia esa privatización. Una de las más recientes se refleja en el anteproyecto de reforma de la Ley de Enjuiciamiento Civil.. Según éste texto, se pretende ampliar ampliar las atribuciones de los Procuradores de los Tribunales habilitándoles para realizar todos los actos de comunicación, determinados de ejecución, así como otros de cooperación y auxilio que hasta ahora se vienen realizando funcionarios de la Administración de Justicia. Eso sí, para dejar bien claro que se trata de una opción personal, “a cuenta” de quien prefiere la mediación de aquellos profesionales (de pago) frente a la del personal que presta sus servicio dentro de la Administración (gratuita), mantiene mantien el régimen vigente en cuanto a la ausencia de repercusión en costas de aquella intervención. Pues bien, esta solución ofrece la siguiente dicotomía: - Quien disponga de recursos económicos optará por la intervención de los Procuradores para la realización realizaci de todos esos actos. - Quien no disponga de tales recursos tendrá que acogerse, a la vía que se le ofrezca desde una mermada Administración de Justicia. 5 Desde el SISEJ nos oponemos a cualquier intento de privatización parcial de la justicia, que abre las puertas a su privatización global. Frente la apuesta privatizadora defendemos un sistema público de calidad que, a través de la implantación de la Nueva Oficina Judicial,, desarrolle las políticas de consenso desarrolladas en las últimas legislaturas. En ese modelo de organización se prevé la constitución de servicios comunes que, sin estar integrados en un órgano judicial concreto, constituyen organizaciones que asumen labores centralizadas de gestión y apoyo en actuaciones derivadas de la aplicación n de las leyes procesales. Por lo tanto, su creación y la dotación de los recursos imprescindibles para su adecuado funcionamiento constituyen un elemento clave para garantizar el servicio público de la Justicia en las condiciones que demanda la sociedad. Pese a ello, en estos casi dos años del actual Gobierno el Ministerio de Justicia ha optado por ralentizar hasta prácticamente neutralizar su puesta en funcionamiento (sólo están previsto para las ciudades de Ceuta y Melilla) y, en todo caso, restringir al máximo la creación de servicios comunes. Por toda alternativa se ofrece, de manera sorprendente, porque no recoge el parecer de ningún otro colectivo, salvo el de los propios procuradores, la “externalización” de parte de la actividad que, de otro modo, se centraría en aquellos servicios comunes. Se dirá que esa externalización no supone la supresión del sistema público, pero lo cierto es que con ella se favorecen las condiciones para la reducción de los medios destinados para hacer éste efectivo. Privatizar Privatizar otorgando funciones a los procuradores es la justificación para infradotar de recursos materiales y personales la justicia. El resultado que se persigue es una Justicia de dos velocidades: velocidades la rápida,, la que tendrán quienes puedan pagar a un procurador procurado que gestione aquellas intervenciones; y la lenta,, recurso de quienes no puedan pagarse estos servicios. 6 Por todo ello, se propone como medida urgente la inmediata retirada del Anteproyecto de Ley de reforma de la Ley de Enjuiciamiento Civil que prevé la atribución de funciones a los procuradores que en la actualidad desempeñan funcionarios al servicio de la Administración de Justicia. • Tercera medida: acciones para asegurar la asistencia jurídica de quienes carecen de recursos económicos El equilibrio entre quienes litigan ante los tribunales es un elemento fundamental para poder hablar de Justicia, en el más amplio sentido de la palabra. Uno de los principales instrumentos para corregir las desigualdades que, en el curso de un proceso judicial, pudieran pudieran darse entre las partes por razón de su situación económica es el derecho a la asistencia jurídica gratuita para quienes acrediten insuficiencia de recursos. Las últimas reformas de la Ley reguladora del derecho a la asistencia jurídica gratuita, lejos de e asegurar que nadie pueda verse privado de su derecho a acudir a los tribunales por falta de recursos económicos, sólo son golpes de efecto para vender la idea de una supuesta mejora en las condiciones para litigar en condiciones de igualdad. Pero algunas de estas medidas son únicamente una cortina de humo que oculta la realidad de un servicio que en muchas ocasiones no se presta sin que existan razones objetivas para su desestimación, por no hablar de los impagos de la Administración a profesionales que realizan realizan su trabajo como Abogados del turno de oficio. En no pocas ocasiones, las peticiones están siendo rechazadas por el sólo hecho de que se cursan en procesos donde, a decir de las Comisiones de Asistencia Jurídica Gratuita, no es obligatoria la intervención intervención de Abogado, obviando que el asesoramiento y orientación gratuitos “previos al proceso” constituyen también objeto de tal asistencia. En definitiva, actuaciones o interpretaciones sesgadas de la norma que van en detrimento de los intereses siempre de los menos favorecidos, de quienes tienen menos recursos. 7 Así,, se propone la adopción urgente de medidas que garanticen la asistencia jurídica de quienes carezcan de recursos económicos, modificando la normativa para conseguir, de un modo eficaz, que puedan puedan obtener asesoramiento y acudir a los tribunales en condiciones de igualdad. Asimismo, y a través de los presupuestos de la Administración que tenga asumidas competencias en la materia, deberá asegurarse el puntual pago de sus honorarios a los profesionales profesio que intervengan por iniciativa de los titulares del derecho a la asistencia jurídica gratuita. • Cuarta medida: reforma de la ley reguladora del indulto Alguno de los episodios que mayor reproche social han tenido en estos últimos tiempos se refiere a lo que la ciudadanía percibe como evidentes arbitrariedades en el uso y abuso de la potestad que al Ejecutivo concede la actual ley reguladora del indulto. Nada menos que una Ley de 18 de junio de 1870 es la que, todavía hoy, regula en ese país la llamada ada “gracia del indulto”. Con ese nombre ya deja claro el espíritu de la norma, concebida como una muestra benevolencia y magnanimidad que reconocía con carácter exclusivo al Rey la Constitución vigente en el momento de promulgarse aquélla. Así ha permanecido permanecido hasta nuestros días sin demasiadas modificaciones, si bien hoy es el Gobierno quien la aprueba, a propuesta del Ministerio de Justicia y con el refrendo del Monarca. Recientes indultos concedidos a diversos condenados por sentencia firme, (cargos públicos, icos, banqueros, funcionarios públicos...) han llevado una lógica reacción general que va desde la crispación más encendida hasta la decepción y el alejamiento cada vez mayor de la sociedad respecto a sus instituciones políticas. El hecho de que políticos, s, empresarios o grandes financieros eludan así el ingreso en prisión, o que hayan quedado impunes delitos que merecen un particular reproche social, como la tortura,, han provocado graves críticas y una reacción general que va desde la crispación más encendida encendida hasta la decepción y el alejamiento cada vez mayor de la sociedad respecto a sus instituciones políticas. 8 Aunque desde el SISEJ entendemos que con el indulto no se ataca la independencia judicial, pues los tribunales que han debido dictar sentencia sin si sufrir las injerencias de nadie (tampoco las del Ejecutivo) resulta evidente que socialmente se reclama un profunda modificación de esta medida, de naturaleza excepcional. En la sociedad de nuestros días la concesión del indulto exige ciertas limitaciones limitacion y una regulación mucho más específica, que afectan tanto a la naturaleza de los delitos que puedan merecer de este beneficio como, sin lugar a dudas, a las características de los delincuentes a quienes afecten, sobre todo las que le rodeaban en el momento to de cometer el delito y en qué medida hoy han cambiado. Por todo ello se propone la inmediata y urgente reforma de la ley reguladora del indulto, adaptándolo a los parámetros de una democracia avanzada, evitando arbitrariedades en la concesión o denegación denegación de esta medida por razones que no sean de naturaleza estrictamente terapéuticas y para favorecer la integración social de quienes incurrieron en conductas delictivas por apartarse de aquella. El SISEJ propone atribuir la concesión de los indultos a un órgano o institución independiente,, aunque sometido al control de los tribunales a través de los recursos en vía jurisdiccional que se establecieren, que permita, además, una participación mayor de la ciudadanía en el mismo. mismo. Este órgano o institución tendría ría una composición pluridisciplinar, que incluiría a profesionales de diversas ramas: el derecho, la psicología, la sociología, etc., resolviendo si la medida de internamiento impuesta en sentencia por un tribunal podría considerarse acorde con la función resocializadora que atribuye a la misma nuestra Constitución o, por el contrario, no siendo merecedor de mayor reproche social ni útil la medida para favorecer su integración, el indulto es la mejor opción. 9 • Quinta medida: acciones de refuerzo en tribunales tribunales con causas complejas El conocimiento de algún asunto especialmente complejo, como casos de corrupción donde se hayan implicados políticos o empresarios, suele provocar importantes efectos en la tarea ordinaria de los juzgados y tribunales. Para paliar pa estos efectos se acude a soluciones parciales como descargar parcialmente de tareas a una oficina judicial y sobrecargar a las restantes Es notorio que si no se actúa con rapidez en los juzgados que asumen tales asuntos se frustra el correcto trámite, trámite, paralizando y colapsando no solo estos procedimientos sino también el resto. Ello conduce hacia la prescripción de los delitos y a la exasperación de los ciudadanos, que no pueden comprender por qué la Justicia no responde igual en todos los casos. Frente ente a ello, cuando un juzgado ha podido ocuparse con carácter exclusivo de asuntos muy graves o excepcionales gracias a medidas de refuerzo puntual, el resultado ha sido notablemente satisfactorio. Por eso no deja de pensar buena parte de la población en qué casos se aplican estos refuerzos y en qué otros no. Proponemos por tanto el establecimiento por parte del Ministerio de Justicia de un procedimiento que asegure la adopción urgente de medidas de refuerzo que permita paliar los efectos de la asunción de de causas excepcionalmente complejas ante un determinado tribunal. • Sexta medida: Dotación adecuada de personal y mecanismos racionales de sustitución. El 29 de diciembre de 2012 entraba en vigor la Ley Orgánica 8/2012, de medidas de eficiencia presupuestaria presupuestaria en la Administración de Justicia que, con el anunciado pretexto de “elevar los niveles de profesionalización de la carrera judicial”, prevé que la cobertura de las ausencias, vacantes y medidas de refuerzo en los órganos judiciales se haga por los propios prop jueces titulares, y prácticamente elimina la figura de los jueces sustitutos, que hasta ese momento habían cubierto tales necesidades. 10 Semejante “solución” se prevé también en el proyecto de LOPJ para los secretarios judiciales, eliminando a del texto texto cualquier referencia a estos interinos. Hemos de recordar que en determinados territorios del Estado Español, como las Islas Canarias o Cataluña, la interinidad alcanza niveles cercanos al 40%. El auténtico motivo de esta reforma no es otro que el recorte te de gastos, gastos pero sorprende el razonamiento casi delirante de quienes justifican con argumentos espurios la profesionalización en el ejercicio de la función jurisdiccional como elemento clave de aquélla. Desde el SISEJ entendemos que debe garantizarse una una dotación adecuada del servicio público, estableciendo mecanismos racionales y eficaces de sustituciones en todos los cuerpos que trabajan en la justicia, pero manteniendo una bolsa de sustitución en todos los cuerpos para prestar el servicio público que la ciudadanía precisa. Al igual que sucede con el cuerpo de secretarios judiciales, en beneficio de servicio público, resultan necesarias las sustituciones entre magistrados de carácter puntual para evitar retrasos en los procedimientos o la suspensión de juicios, pero resulta contrario al buen funcionamiento de la administración de justicia que estas se conviertan en permanentes, como prevé el borrador de Ley Orgánica del Poder Judicial del Ministerio de Justicia. Pero este tipo de sustituciones de carácter permanente,, en un contexto de gran carga de trabajo y pésima organización de la justicia más allá de suponer un ahorro para las arcas públicas, sólo sirve para dilatar aún más la tramitación general de los asuntos. Tampoco consideramos, en el caso de de jueces y magistrados, la cobertura por juez en prácticas frente el juez sustituto. En primer lugar porque, pese haber superado un duro proceso selectivo y se encuentra ya en la fase final de su preparación para el ejercicio de la función jurisdiccional, no es juez de carrera, como no lo es el sustituto. 11 En segundo lugar porque el nombramiento en funciones de sustitución estará condicionado a la definitiva terminación del proceso selectivo en que está inmerso, generando un estado general de provisionalidad. provisionalidad. Por lo tanto, se intenta eliminar la situación de interinidad con que se define la intervención del juez sustituto a través del nombramiento de un juez en prácticas que previsiblemente no podrá permanecer en ese cargo por mucho tiempo. Por todo ello, se propone como medida la derogación de la Ley Orgánica 8/2012 abriendo un debate con todos los sectores implicados para establecer sistemas racionales de sustitución de carácter puntual, manteniendo un sistema de interinidad adecuado en justicia. Junto a ello el SISEJ insiste en la necesidad de establecer sistemas de consolidación del empleo temporal y en referencia a los secretarios judiciales, entendemos imprescindible y urgente la convocatoria del concurso oposición previsto en el artículo 31 del Reglamento Reglamento Orgánico de Secretarios judiciales. • Séptima medida: la adopción de medidas que garanticen la independencia judicial con participación de la ciudadanía en el control de la judicatura La tramitación del proyecto de reforma de la Ley Orgánica del Poder Pod Judicial que en este momento se encuentra en el parlamento está suscitando también notables críticas en diversos operadores jurídicos. La opinión generalizada de la judicatura es que con él se atenta a la independencia judicial y al principio de separación separac de poderes, al estar prevista una considerable reducción de competencias para el órgano de gobierno de jueces y magistrados. También la mayor parte de la judicatura critica que no sean ellos mismos quienes elijan a los doce vocales procedentes de la judicatura, dicatura, argumentando que su elección a través del Congreso de Diputados supone la subordinación del poder judicial al poder político. Desde el Sindicato de Secretarios Judiciales consideramos que uno de los pilares básicos de la Democracia es el mantenimiento mantenimiento de todas las garantías para que la 12 división de los tres poderes del Estado (ejecutivo, legislativo y judicial) sea real y efectiva. Rechazamos, por tanto, cualquier intromisión ilegítima de quienes, desde los poderes públicos, atentan contra ese principio principio a través de acciones de descrédito de otras instituciones que no benefician más que a intereses espurios, poniendo en grave peligro la estabilidad y paz social, ante la atónita mirada de la ciudadanía. Sin duda, merece especial protección la función función jurisdiccional que desarrollan jueces y magistrados, garantes de aquella paz en un Estado de Derecho. Sin embargo queremos poner de manifiesto que el poder judicial de una democracia del siglo XXI debe situarse muy por encima de lo teorizado en el siglo sigl XVIII por el Barón de Montesquieu, al fin y al cabo todos los poderes emanan del pueblo, también el judicial. En ese sentido exigimos que aquella misma ciudadanía esté y se sienta representada en todos aquellos poderes del Estado, también en el Judicial,, y participe de modo activo, directa o indirectamente, en los controles a que debe estar siempre sometido en aquellas acciones que no se ajusten, en sentido estricto, al ejercicio de la función jurisdiccional. Proponemos que la composición y funciones del del Consejo General del Poder Judicial prevista en la Ley Orgánica del Poder Judicial garantice la independencia judicial,, sin perjuicio de que haga posible la participación de los ciudadanos en el control de las decisiones y actuaciones de jueces y magistrados magistrados fuera del ámbito estrictamente jurisdiccional, estableciendo mecanismos que promuevan la participación ciudadana como por ejemplo la elección directa de sus miembros por la misma. 13 • Octava medida: adopción de una política de reformas legislativas legislativ que garanticen la igualdad de todos ante la Ley y contribuyan a proteger los intereses generales de la sociedad, y no sólo los de las clases económica y políticamente más favorecidas. Hay injusticias que no por antiguas y arraigadas en el sentir popular popula se convierten en buenas. La desprotección de los más desfavorecidos en una sociedad en beneficio de los poderosos pervive en algunas instituciones con el consentimiento, cuando no el respaldo explícito, de los poderes públicos. Una de estas situaciones que puede servir de ejemplo es la legislación española en materia hipotecaria. Las entidades de crédito, en general, y las de crédito hipotecario en particular, han gozado desde siempre en este país de un estatus similar al de la propia Administración, al serles reconocidas unas prerrogativas y tratamiento que se alejan mucho del equilibrio de posiciones entre partes firmantes de un acuerdo, permitiendo a aquéllas ciertos privilegios frente a los deudores que son de difícil justificación. Como venimos diciendo, diciendo, esto ha sido así desde antaño, pero la situación de crisis económica que padece este país ha puesto todavía más de relieve los efectos de tales injusticias. Han tenido que ser los movimientos sociales y la respuesta por parte de algunos sectores minoritarios oritarios de la judicatura las que han servido para activar una respuesta por parte de los actuales responsables políticos. También fue decisiva la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea en contra del tratamiento dado por la legislación española española a las cláusulas abusivas. Todo ello condujo a un punto de inflexión que los más optimistas creyeron percibir al ser aceptada en sede parlamentaria la Iniciativa Legislativa Popular que instaba al cambio de la normativa hipotecaria. Sin embargo, aquí ha sido el propio Parlamento, con las mayorías que permiten aprobar leyes bien apartadas del proyecto inicial, quien en mayor medida ha defraudado las ilusiones de los promotores de aquella iniciativa, pese a que contaba (sigue contando) con el respaldo social social más amplio que se pueda 14 imaginar. Con ello, el efecto negativo que produce es doble, ya que por un lado la regulación no ha variado más que en aquellos puntos, muy básicos y elementales, que venía a exigir la sentencia del tribunal europeo; y por otro, otr les ha hecho sentirse engañados, al haberse pervertido las líneas básicas de su iniciativa a extremos tales que la han convertido en otra cosa, y con al agravante de seguir dándole el calificativo de “iniciativa legislativa popular”. Otro tanto podría decirse de lo que, en otras circunstancias, nadie dudaría en calificar como “la estafa” de las preferentes. Tampoco aquí los tribunales parecen estar a la altura y, desde luego, no lo está el conjunto de los poderes públicos que respalda la gestión de las entidades de crédito frente al abuso cometido sobre muchos ciudadanos indefensos que fueron engañados en la adquisición de un producto financiero del que ni los expertos conocían sus detalles. Por ello, se propone la adopción de leyes que garanticen el trato tr de todos los ciudadanos como iguales y no que, con el pretexto de servir a intereses generales cuando lo que protegen es el beneficio de sus inversores, impongan a los más débiles trabas o requisitos que dificulten su capacidad de respuesta. Desde luego lueg no es lícito que, so pretexto de una pretendida estabilidad económica y financiera de este país, sean aquellos que cuentan con menos recursos quienes, además, aparezcan como culpables. La misma actitud valiente deben adoptar jueces y magistrados, a quienes es no debería temblar la mano al juzgar este tipo de situaciones por más que afecten a la clase dirigente política y/o financiera. • El diálogo como instrumento de gobierno. gobierno Retirada del borradores de Ley Orgánica del Poder Judicial, Código Procesal Penal y Ley de Demarcación y Planta Judicial. A modo de apéndice, el SISEJ propone el empleo del “diálogo” como un instrumento de gobierno eficaz, del que desgraciadamente no está haciendo uso el actual Gobierno y, por extensión, tampoco el Ministerio de Justicia. Justici 15 Entiéndase que el diálogo pasa, en primer lugar, por recibir a los diferentes agentes sociales a quienes principalmente se dirigen sus acciones y decisiones de gobierno; pero también por atender, con espíritu crítico aunque con vocación integradora, las aportaciones que aquellos agentes puedan hacer en relación con aquella tarea. A juzgar por lo hecho hasta el momento bien podemos afirmar que el diálogo no es, precisamente, una de las cualidades del actual Ministro de Justicia. Más bien, el Ministerio io de Justicia ha llevado a la justicia española al borde del rescate aplicando recetas ultra-liberales ultra liberales acompañando de una gestión torpe, sin escuchar al sector de la justicia y enfrentándose al resto del arco parlamentario. Por ello ha actuado siempre con con la mediación de actores interpuestos. De forma pueril, ha tratado de atribuir la necesidad de sus “reformas” a una comisión de supuestos expertos próximos al partido popular, para acometer su propia propuesta involutiva. La reforma del Gobierno del Poder Poder Judicial, el modelo organizativo de la Administración de Justicia, la Demarcación y Planta Judicial, las privatizaciones o la generalización de las tasas quiebran bruscamente los pactos alcanzados en las últimas legislaturas y pone en jaque nuestro Estado Estado de Derecho Para enfrentar esta cuestión el SISEJ cree imprescindible, sobre la base de amplios acuerdo parlamentarios y sociales, que la misma se base en tres pilares, con el presupuesto previo de descartar el borrador de Ley Orgánica del Poder Judicial presentado en febrero de 2013 por el comité de expertos designado por el Ministerio de Justicia, y el resto de proyectos como el Código Procesal Penal o la Ley de Demarcación y Planta Judicial: 16 nistración de justicia 1.- Un pacto estatal por el cambio de modelo en la administración y el poder judicial entre los poderes públicos y los agentes sociales e institucionales que intervenimos en ella, y que asegure la consecución de esta reforma de dimensiones históricas con la máxima cooperación y lealtad social y profesional. 2.- En el marco de dicho pacto, debe continuarse con un trabajo de producción legislativa procesal. Se trata de profundizar en la reforma de la legislación procesal para adaptarla a un modelo de justicia basado en la proximidad al ciudadano, la homogeneidad de las actuaciones procesales, como es el caso antes citado de la agenda de señalamiento de juicios, y la necesaria adaptación de las garantías procesales de los ciudadanos al estado actual de los medios tecnológicos. Ciertamente, y frente al modelo del gobierno actual, en dicho modelo debe tener al frente, como responsable y director máximo, al Secretario Judicial. Judicial En definitiva, un Poder Judicial dotado con una herramienta administrativa ineficaz, nunca será apto para cumplir con plenitud su misión constitucional. La reforma y cambio de modelo en la administración de justicia se convierte así en una exigencia ineludible en garantía de la igualdad de derechos de los ciudadanos y de un adecuado servicio público. El rescate de la Justicia es también ta el rescate de la Democracia. Sindicato de Secretarios Judiciales (SISEJ), julio 2013 http://www.sisej.com [email protected] 17