Ahora bien, en cuanto al modus operandi que es llevado a cabo en

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Ahora bien, en cuanto al modus operandi que es llevado a cabo en
la comisión de delitos vinculados con el cobro indebido de un
Seguro por Desempleo, cabe señalar que éste se conforma por
distintos accionares ilícitos que habitualmente involucran a un
grupo determinado de personas. Es por ello que creo conveniente
explicar
en
detalle
cómo
se
configura
concretamente
esta
maniobra criminal, cuya finalidad es la obtención de un beneficio
económico indebido que repercute perjudicialmente por sobre el
patrimonio del Estado Nacional.
En base a la experiencia lograda por esta Unidad Fiscal
especializada, con respecto a la investigación de hechos ilícitos
relacionados con el cobro indebido de la prestación en cuestión,
corresponde señalar que esta maniobra es, por lo general, dirigida
por una o más personas que, desde un primer momento,
desarrollan ciertos actos tendientes a generar historias laborales
falsas.
Así, podemos decir que estos sujetos poseen considerables
conocimientos
respecto
de
la
tramitación
de
beneficios
previsionales y Seguros por Desempleo ante la Administración
Pública (en algunos casos se trata de abogados y/o gestores
previsionales autorizados y, en otros, simplemente de individuos
que se “hacen pasar” y/o se presentan como tales) tanto en forma
personal como virtual (uso de herramientas informáticas), y se
encuentran familiarizados con el funcionamiento de los sistemas
informáticos de la AFIP y de la ANSeS (conociendo, por un lado,
las vulnerabilidades de los mismos y, por otro, las vinculaciones
existentes entre ambos).
Asimismo, estos individuos obtienen por diversos medios
determinados datos de personas jurídicas que se encuentran sin
actividad (con cese de actividades “real” pero no debidamente
formalizado, entidades declaradas en quiebra cuya situación no fue
informada a los organismos de control, etcétera), como por
ejemplo, denominación social, número de CUIT, domicilio, datos
personales de sus titulares, tipo de actividad, etcétera; y luego
utilizan los antecedentes de esas personas de existencia ideal y
efectúan en su nombre declaraciones juradas como “empleadores”
ante la AFIP (mediante el uso de herramientas informáticas).
Por otro lado, corresponde señalar que estos sujetos también
se valen de los antecedentes personales y de documentación de
personas físicas (las que, probablemente, en forma directa o
indirecta tuvieron anteriormente algún tipo de contacto con estos
“abogados” y/o “gestores”), y efectúan en su nombre declaraciones
juradas como “empleadores” ante el aludido organismo de
fiscalización y recaudación federal.
Por otra parte, habitualmente valiéndose del accionar de
“punteros” o “reclutadores”, el o los sujetos que dirigen la
maniobra contactan a personas que viven en zonas muy humildes
(asentamientos,
“Villas
Miseria”,
etcétera),
desprovistas
de
recursos económicos, con escasa instrucción y, fundamentalmente
sin trabajo, ofreciéndoles acceder a una prestación por desempleo
a cambio de la entrega mensual de una suma determinada de
dinero, que generalmente se corresponde con el cincuenta por
ciento (50%) del monto que es pagado por el Estado Nacional a los
beneficiarios en forma mensual.-
En orden a lo antedicho, vale destacar que estos “punteros” o
“reclutadores” les piden a los futuros beneficiarios que les aporten
una fotocopia de las primeras páginas de su documento de
identidad y, además, les dicen que deben tramitar la clave fiscal
que otorga la AFIP y luego entregárselas.
Es dable referir, por un lado, que esos datos son ulteriormente
utilizados por los estafadores para confeccionar la documental
apócrifa
(recibos
de
sueldo,
telegramas
de
despido
y
certificaciones de servicios y remuneraciones) que luego será
presentada ante la ANSeS a los efectos de iniciar el trámite del
beneficio y, por otro, que la aludida clave fiscal de cada
beneficiario, eventualmente, sirve a los estafadores para hacer
figurar a éstos ante la AFIP y la ANSeS como “empleadores”,
continuando de esta manera con el círculo de la maniobra
delictiva.
Asimismo, corresponde señalar que esto último también sirve
como forma de “castigar” a los beneficiarios que no pagan el
porcentaje de la suma de dinero en cuestión dado que, al hacerlos
ingresar al sistema como “empleadores”, son automáticamente
dados de baja de la prestación.
Seguidamente, contando con los antecedentes de las personas
jurídicas “inactivas” y utilizando indebidamente las claves fiscales
de personas físicas (generalmente de personas que antiguamente
obtuvieron
el
Seguro
por
Desempleo
a
través
de
ellos
o
simplemente de personas que alguna vez solicitaron sus servicios
para realizar un trámite), los sujetos que dirigen la maniobra en
cuestión ingresan (vía internet) al sistema de inscripción virtual de
la
AFIP
y
efectúan
declaraciones
juradas
en
carácter
de
“empleadores”, logrando así que tanto en dicho sistema como en el
de la ANSeS (dado que ambos se hallan interconectados) queden
registradas relaciones de trabajo que nunca existieron.
En cuanto a las características que habitualmente reúnen
dichas declaraciones juradas apócrifas, cabe indicar lo siguiente:
1) los “períodos laborados” por el “trabajador” son declarados en
forma “extemporánea” (existiendo generalmente dos o tres años
de diferencia entre la fecha en que supuestamente “se desarrolló la
actividad laboral” y su posterior declaración, por ejemplo, cuando
se informa a la Administración en el mes de Diciembre de 2010
sobre un período trabajado en Noviembre de 2007); 2) se informan
treinta y seis (36) meses consecutivos de relación laboral
(incluyendo a uno a más empleadores); 3) se consigna como última
remuneración una suma cercana a los mil pesos ($1.000).
Al respecto, corresponde decir que lo explicado en los puntos
2) y 3) (esto es, 36 meses consecutivos de relación laboral y última
remuneración percibida cercana a los mil pesos), tiene su razón de
ser dado que, para poder percibir el máximo de doce (12) cuotas
que otorga el Seguro por Desempleo, debe reflejarse en el sistema
que el trabajador estuvo laborando en relación de dependencia
durante los últimos tres años en forma completa y que, para poder
comenzar a percibir el monto dinerario máximo que brinda
mensualmente dicha prestación ($400), la última remuneración
percibida debe rondar los mil pesos.
Es de destacar que casi la totalidad de las declaraciones
juradas que sirvieron como sustento para la tramitación de los
beneficios indebidos que fueron investigados por esta Unidad
Fiscal reúnen las aludidas características (períodos laborados
declarados extemporáneamente, treinta y seis meses consecutivos
de relación laboral y última remuneración cercana a los mil pesos).
Cabe decir que, una vez que esta información laboral falsa es
ingresada en el sistema informático de la AFIP (impactando así en
los registros de la ANSeS), queda registrada una historia laboral
apócrifa a nombre del “trabajador”, tanto en el sistema del
mentado ente de fiscalización y recaudación como en el de la
ANSeS.
Posteriormente, los supuestos trabajadores (o en algunos
casos los propios “gestores” o “punteros” en su nombre) concurren
a la dependencia de la ANSeS correspondiente a su domicilio,
presentando la documentación apócrifa que les fuera previamente
proporcionada (telegramas de despido, recibos de sueldo,
certificaciones de remuneraciones y servicios, etcétera) y solicitan
la prestación por desempleo en cuestión.
Corresponde señalar que, cuando son los “gestores” o
“punteros” los que efectúan el trámite en nombre de los
“trabajadores”, es altamente probable que éstos actúen en
connivencia con uno o más empleados de la ANSeS, dado que, en
principio, el trámite debe realizarse en forma personal.
Por otro lado, es dable hacer referencia al hecho que los
“trabajadores” que tienen hijos menores o discapacitados a cargo
además, junto con el Seguro por Desempleo, solicitan el pago de
asignaciones familiares.
Asimismo, vale remarcar que, una vez que los “trabajadores”
son instituidos como beneficiarios del Seguro por Desempleo y
comienzan a percibir dicha prestación, todos los meses deben
hacer entrega de la mitad del dinero percibido a los “punteros”,
quienes luego remiten el dinero a los sujetos que dirigen la
maniobra.
Al respecto, cabe señalar que la recaudación de estas sumas
dinerarias es realizada tanto en forma personal como a través de
depósitos bancarios y que, en el caso de que los beneficiarios se
atrasen en el pago o directamente se abstengan de aportar dicha
suma, son amenazados por estos “punteros” o “reclutadores” con
la pérdida del beneficio.
Por
último,
corresponde
indicar
que,
prima
facie,
las
conductas ilícitas analizadas encuadrarían en los delitos de
falsedad material e ideológica, tanto de instrumentos públicos
como privados, en concurso ideal con el delito de defraudación a la
administración pública.
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