Titulo del trabajo: “La pérdida y sus destinos” Autor: Lic Walter Echeveste Lugar de trabajo: Rodriguez Peña 2661 – Mar del Plata – Pcia Bs As. Introducción: La idea de escribir este trabajo surge a partir del tratamiento de un paciente derivado por el Servicio de Salud Mental del Hospital Privado de la Comunidad. El paciente refiere estar en tratamiento psiquiátrico por “Depresión”. Si bien no llega a la primera entrevista por su propia iniciativa, en el curso del tratamiento comienza a existir una importante producción. Es esta producción y el relato de sueños repetitivos lo que me llevan a escribir este trabajo. Objetivos: La intención de este trabajo escrito es abordar un caso clínico y los sueños que en el tratamiento se producen, para luego articular con los conceptos de duelo, melancolía y el texto “La transitoriedad” de Sigmund Freud. Por ser un tratamiento que aún esta en curso el trabajo escrito dejará abiertos algunos interrogantes. Uno de ellos es acerca de dudas diagnosticas, propias de un caso que presenta cierta dificultad y complejidad al tratamiento. “La pérdida y sus destinos” Para comenzar situarnos en el caso clínico voy a relatar 3 sueños contados en la misma sesión. Estos sueños pueden tomarse como un mismo sueño: -“Sueño con la oficina de producción y no encuentro mi escritorio” -”Sueño que estoy en la fábrica y que todos me ignoran, yo ya no soy el jefe de la sección” -“Entro a la planta y no saludo porque todos me ignoran” 1 Al finalizar este relato comenta que estos sueños son repetitivos, que en reiteradas ocasiones ha soñado que vuelve al pasado. Las situaciones rememoradas por el sueño, refieren traumáticamente a aquel que supo ser: una persona con prestigio para la empresa que contaba con el reconocimiento de sus compañeros de trabajo. Ser el Jefe de un sector, en una empresa multinacional que se había radicado en el sur, le habían otorgado además una buena posición económica. Vivía con su esposa e hijos en una ciudad que distaba a mas de 3.000 km del lugar donde vivían sus padres. Cuenta que la distancia que lo separaba de sus padres siempre le pesó ya que iba observando en cada viaje como su padre se avejentaba. El es único hijo. Un día recibe la noticia de la muerte de su padre. Simultáneamente se produce un cambio de firma en la empresa que lo deja en una posición desfavorable. A meses de esta situación, inicia una relación extramatrimonial. Pronto le revela su esposa que tenía una amante y esto dio comienzo a una crisis matrimonial. En este estado de cosas, la empresa le dice que prescinde de sus servicios. Toma la decisión de mudarse .a Bs. As. Recuerda que su padre en los últimos días le dijo: “cuida a mamá”. Consigue trabajo en Mar del Plata y trae, a pocos meses de su nueva radicación, a su madre. Me pregunto: ¿Fue la pérdida de su padre lo que lo llevó al abandono de su persona y a este estado generalizado de desinterés por su presente? Cuando llega a la consulta, ya hacía catorce años que había muerto su padre. Estaba apático, sin ninguna iniciativa personal más que la de ir con desgano a su trabajo de técnico de televisores, allí no se vincula con nadie, nadie sabe lo que él había sido. En relación a su libido sexual prácticamente perdió todo interés. Voy a mencionar nuevamente los sueños repetitivos: -“Sueño con la oficina de producción y no encuentro mi escritorio” (falta el escritorio) 2 -”Sueño que estoy en la fábrica y que todos me ignoran, yo ya no soy el jefe de la sección” (falta reconocimiento) -“Entro a la planta y no saludo porque todos me ignoran” (falta saludo) Para Freud los sueños repetitivos dan cuenta de un trauma no elaborado y la función del sueño repetitivo es la de forjar una significación. Me pregunto:¿Porqué aparecen en el sueño restos cotidiano de una realidad perdida? Por cierto que la realidad actual está al decir de Freud "desinvestida”. Podría pensarse que mientras no halla un proceso de duelo que inscriba las pérdidas, su realidad es la relación que establece con lo que ya no tiene o con lo que ya no es. Por otra parte un infarto reciente acentuó el desapego de los objetos y el repliegue de la apetencia sobre la persona propia. Este desplazamiento de la pulsión, hacia la persona propia fue iniciado en el momento en que varias perdidas se sucedieron. Si bien el repliegue de la libido es parte del proceso de duelo, estas pérdidas sumergen al sujeto en algo que va mucho mas allá. En el transcurso de las sesiones, va quedando en claro que existe un dolor indeterminado, que transforma un duelo normal en un fenómeno de mortificación. Tal como lo dijo el paciente: “Ahora no tengo proyecto, no busqué trabajo en lo que sabía…mi infarto lo quise provocar yo, logré el objetivo” Se angustia y termina diciendo “me da miedo que la próxima sea efectivo” Comienzo a pensar en la existencia de “una disposición enfermiza”, ya que a la tramitación de un duelo por un objeto perdido se le añade una mortificación que involucra a la vida misma y la conservación del organismo. La pérdida y su consecuencia mortífera obliga a hacer un diagnostico diferencial entre el duelo y la melancolía. Es Freud quien reúne en un texto “Duelo y melancolía” (2) para poder diferenciarlos. En este artículo plantea que tanto el duelo como la melancolía son reacciones frente a la pérdida. Ambos se caracterizan en lo anímico por una desazón y dolor profundo, una cancelación del interés por el mundo 3 exterior, la pérdida de la capacidad de amar, la inhibición de toda productividad. Pero los diferencia una característica que se presenta solo en los estados melancólicos: Una rebaja en el sentimiento de si, que se exterioriza en autorreproches y autodenigraciones. Freud intentando encontrar otras diferencias entre el duelo y la melancolía, imagina en que consiste el trabajo del duelo: “el examen de realidad ha mostrado que el objeto amado ya no existe más”. Mas adelante y refiriéndose a la melancolía comenta que “el objeto no está realmente muerto” “el enfermo no puede apresar en su conciencia lo que ha perdido” (termina la cita) Tampoco esta es una tarea fácil para el analista. Freud para definir el duelo dice: “La sombra del objeto ha caído sobre el yo”. Collette Soler en “Estudios sobre las Psicosis” parafrasea a Freud y dice para la melancolía que “la sombra de la muerte ha caído sobre el sujeto” y luego agrega: “Esto me lleva a una característica que Freud considera esencial como elemento diagnostico fundamental: el melancólico subjetiviza la pérdida como “dolor moral”. (termina la cita) Entendí que la tarea era diferenciar en este paciente lo que había de duelo y lo que había de melancolía. Encontré repreguntando cosas de su vida, que había una diferencia en ese todo formado por las pérdidas: En relación a la muerte del padre y la perdida del trabajo el paciente refiere textualmente: “la muerte de mi padre me dolió en el alma pero el despido me dejó un puñal clavado, esto de haber tenido que ponerse la camiseta…les di mi juventud” (1)Sigmund Freud “Duelo Y melancolía” (1917) Obras Completas Amorrortu Editores XVI. (2) Collette Soler en “Estudios sobre las Psicosis” (1989) Manantial. 4 Entonces era el otro el que le había fallado, hay una queja pero sin autorreproches. Recordé el texto de Freud “Lo perecedero” también traducido como “La transitoriedad”, es un articulo que escribió en 1915, el mismo año que comienza a escribir “Duelo y melancolía”. El articulo trata de una conversación que Freud tiene en un verano caminando junto a un amigo y un poeta. Cuenta que el joven poeta admiraba la belleza del lugar, pero sin regocijarse en ella. Su preocupación era que ese paisaje estaba destinado a desaparecer con la llegada del invierno. La condición de que lo bello sea perecedero, impedía que el poeta pueda admirar y amar la naturaleza. Freud advierte en esta conversación que el poeta tenía un “dolorido hastío del mundo”. Su amigo en cambio se revela en contra de la posibilidad de perder, derivando esto en una exigencia de eternidad. Supone que ambas posiciones son el producto de una fuerza contraria al duelo – un cambio de dirección en el trabajo de duelo - lo que desvalorizó el goce de lo bello. De tal modo que el encuentro con una representación bella pero transitoria, los advirtió sensitivamente y su respuesta “instintiva” fue apartarse de lo doloroso no pudiendo disfrutar de lo bello por su inminente caducidad. La respuesta de Freud es que quienes renuncian constantemente a aquello que no da garantías de perdurabilidad se encuentran simplemente en estado de duelo por la pérdida. Lo interesante de este artículo es que no se centra sobre la perdida real de un objeto, sino sobre la proximidad de perder, sobre el riesgo. Quizá este sea el camino que emprendió el paciente, apartándose instintivamente de lo doloroso, teniendo presente en cada paso que lo que se ama es potencialmente objeto de duelo, 5 Conclusiones: Se trabajó sobre los posibles efectos que produce una pérdida en la vida de un sujeto. El impacto psíquico de una pérdida no solo va a depender del valor que haya tenido ese objeto perdido, sino también de la estructura psíquica del sujeto que la padece. Por otra parte hay un intento de establecer un diagnóstico diferencial entre duelo y melancolía, distinción fundamental para nuestra práctica cotidiana, ya que existen ciertas similitudes fenomenológicas entre el duelo y la melancolía que dificultan su diferenciación. Se arriba a la conclusión de que si bien las perdidas - y su tramitación en el duelo- pueden tener como destino la falta de implicación con la vida misma, este estado no siempre es el producto de una perdida real de un objeto, sino que surge ante la proximidad de perder, sobre el riesgo de volver a perder, tal como lo trabaja Sigmund Freud en el texto “La transitoriedad”. 6