VICTOR, EL NIÑO SALVAJE DE AVEYRON Extraído de Desarrollo Humano, Papalia y otros. Ed. Mc Graw Hill. 2004. México El 8 de enero de 1800 un niño desnudo apareció en las afueras del poblado de SaintSermin en la provincia de Aveyron en la parte sur-central de Francia. El niño, que medía sólo 135 centímetros de estatura, pero que parecía de alrededor de 12 años, había sido visto en varias ocasiones, en los dos y medio años previos, trepando los árboles, corriendo en cuatro patas, bebiendo de los arroyos y alimentándose de bellotas y raíces. Cuando el niño de ojos oscuros llegó a Saint-Sermin no hablaba ni respondía al lenguaje. Igual que un animal acostumbrado a vivir en el boque, rechazaba los alimentos preparados y se arrancaba la ropa que la gente trataba de ponerle. Parecía evidente que había perdido a sus padres o que había sido abandonado por ellos, pero era imposible saber hacía cuanto tiempo había ocurrido. El niño apareció en una época de agitación intelectual y social, cuando una nueva perspectiva científica empezaba a reemplazar a la especulación mística. Los filósofos debatían cuestiones acerca de la naturaleza de los seres humanos, cuestiones que se volverían centrales para el estudio del desarrollo infantil. ¿Son innatas o adquiridas las cualidades, conductas e ideas que definen lo que significa ser humano? ¿Qué tan importante es el contacto social durante los años formativos? ¿Puede superarse su ausencia? El estudio de un niño que había crecido en aislamiento podría proporcionar evidencia del impacto de la “naturaleza” (las características innatas) y de la “crianza” (educación, escolaridad y otras influencias sociales). Después de la observación inicial, el niño, quien fue llamado Víctor, fue enviado a una escuela para sordomudos en Paris. Allí fue entregado a Jean-Marc Gaspard Itard, un ambicioso practicante de la naciente ciencia de la psiquiatría. Itard creía que el desarrollo de Víctor había sido limitado por el aislamiento y que simplemente necesitaba que se le enseñaran las habilidades que los niños adquieren normalmente en la sociedad. Itard llevó a Víctor a su casa y en los siguientes cinco años, gradualmente, lo “domesticó”, Itard primero despertó la habilidad de su pupilo para discriminar la experiencia sensorial mediante baños calientes y fricciones secas. Luego avanzó minuciosamente, paso a paso, en el entrenamiento de las respuestas emocionales, la instrucción en la conducta moral, social, el lenguaje y el pensamiento. Los métodos que Itard utilizó -basados en los principios de la imitación, el condicionamiento y la modificación de conducta-, estaban adelantados a su tiempo y él inventó muchos de los dispositivos de enseñanza que se emplean en la actualidad. Pero la educación de Víctor no fue un éxito rotundo. El muchacho hizo progresos notables: aprendió los nombres de muchos objetos y podía leer y escribir oraciones simples; podía expresar deseos, obedecer órdenes e intercambiar ideas. Mostraba afecto, en especial por el ama de llaves de Itard, la señora Guèrin, al igual que emociones como el orgullo, la vergüenza, el remordimiento y el deseo de agradar. Sin embargo, además de emitir algunos sonidos vocálicos y consonantes, nunca aprendió a hablar. Además, permaneció centrado en sus propios deseos y necesidades y nunca pareció perder su anhelo “por la libertad del campo abierto y su indiferencia por la mayor parte de los placeres de la vida social”. Cuando el estudio terminó, Víctor -que ya no era capaz de valerse por sí mismo como lo había hecho en el bosque- fue a vivir con la señora Guèrin hasta su muerte a principios de los cuarenta en 1828. Finalmente Víctor no logró satisfacer las esperanzas que Itard tenía para él. El niño pudo haber sido víctima de daño cerebral, autismo (un trastorno cerebral que implica falta de respuesta social) o de un grave maltrato temprano. Los métodos de instrucción de Itard, tan avanzados como eran, pueden haber sido inadecuados. El propio Itard llegó a creer que los efectos del largo aislamiento no podían ser del todo superados y que Víctor podía haber sido demasiado mayor, en especial para el aprendizaje del lenguaje. Aunque la historia de Víctor no arrojó respuestas definitivas a las preguntas que Itard se propuso explorar, es importante porque fue uno de los primeros intentos sistemáticos por estudiar el desarrollo humano. Desde la época de Víctor se ha aprendido mucho acerca de cómo se desarrolla la gente, pero los científicos del desarrollo todavía investigan cuestiones tan fundamentales como la importancia relativa de la herencia y la experiencia y la forma que operan juntas. La historia de Víctor ilustra los desafíos y complejidad del estudio científico del desarrollo humano. ---ooo0ooo--- Por la copia, Lic. Felipe L. Troncoso Sanjinés Cátedra: Técnicas de Estudio Universidad Salesiana de Bolivia Ciencias de la Educación La Paz-Bolivia, marzo de 2012