el movimiento y el aparato locomotor en los vertebrados

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EL MOVIMIENTO Y EL APARATO LOCOMOTOR EN LOS
VERTEBRADOS
Una de las características más relevantes de los animales es su capacidad de
realizar movimientos.
Frente a determinados estímulos, todos los animales reaccionan
desplazándose, bien acercándose o bien alejándose de dichos estímulos.
Pensemos en la reacción de un ciervo y un lobo cuando se descubren
mutuamente en una llanura. La respuesta del ciervo es la huida del lugar,
mientras que el lobo ataca, acercándose al estimulo.
Las razones que provocan el movimiento en los animales son variadas. La
búsqueda de alimento, de luz, de calor o de guaridas para protegerse pueden
ser algunas de ellas; el encuentro con individuos de otro sexo para reproducirse
puede ser otra.
El aparato locomotor
Es el conjunto de órganos que permite el movimiento del cuerpo de un animal.
En los vertebrados, el aparato locomotor está formado por dos partes
claramente diferenciadas: los músculos y los huesos.
Los músculos están formados de tejido muscular y se caracterizan por su
capacidad de estirarse y acortarse; forman lo que llamamos la parte activa del
aparato locomotor. Están unidos a los huesos y tiran de ellos, provocando su
desplazamiento.
Los huesos constituyen el «armazón» interior del cuerpo de un vertebrado. En
conjunto configuran el esqueleto. Por sí mismos carecen de movimiento, y por
ello son la parte pasiva del aparato locomotor. Los huesos están unidos entre sí
por las articulaciones.
La unión ordenada de músculos y huesos permite a los animales desplazarse
por todo tipo de medios: aire, tierra y agua.
El aparato locomotor, formado por los músculos y los huesos, permite a los animales realizar un gran número de movimientos.
LOS MÚSCULOS: SU FORMA Y SU FUNCIONAMIENTO
Los músculos son los órganos activos del movimiento. No sólo ayudan a mover
los huesos, sino que también son los responsables del movimiento de los
órganos de cuerpo.
Los músculos tienen la capacidad de relajarse y de contraerse. Al relajarse se
alargan y se hacen más delgados; al contraerse se acortan y se hacen más
gruesos. Estos cambios de longitud se producen a nivel de cada una de las
células que los componen y permiten, en definitiva, los movimientos.
En sus extremos los músculos se prolongan formando los tendones, que son
los cordones mediante los que se unen fuertemente a los huesos para poder
desplazarlos.
La forma y el tamaño de los músculos son muy variados. Los hay largos, como
los de las piernas, y cortos, como los que unen los huesos de la columna. Los
hay planos, como el de la frente; con formas circulares, como los que rodean
los ojos; o fusiformes, como los que forman parte del brazo.
Los músculos, al mover las articulaciones, las cierran o las abren. Para ello se
disponen en parejas: uno se encarga de cerrarla, movimiento de flexión, y otro
de abrirla, movimiento de extensión.
Flexor es el músculo encargado de realizar el movimiento de flexión. Extensor
es el músculo que efectúa la extensión.
Para que los movimientos se realicen de forma correcta, el músculo flexor y el
músculo extensor deben actuar de modo sincronizado, esto es: cuando el flexor
se contrae para cerrar la articulación, el extensor se relaja, y cuando éste se
contrae para abrirla, el flexor se relaja.
Los músculos constituyen la parte activa del aparato locomotor, ya que, con su
contracción y relajación, permiten el movimiento de huesos y órganos. Su
forma, tamaño y funciones son variados.
EL APARATO LOCOMOTOR HUMANO: SUS MÚSCULOS
En los movimientos de nuestro cuerpo intervienen varios centenares de
músculos, repartidos por la cabeza, el tronco y las extremidades.
Su acción, dirigida por el cerebro, nos permite andar, correr, saltar o trepar,
pero también expresarnos mediante gestos y palabras.
En nuestro cuerpo existen centenares de músculos, cuya acción coordinada
nos permite no sólo un gran número de movimientos, sino también expresarnos
con gestos y palabras.
EL ESQUELETO
El esqueleto es la parte pasiva del aparato locomotor de los vertebrados.
Además sirve para proteger los órganos de estos animales.
Funciones del esqueleto
Las principales funciones que desempeña el esqueleto son:
Sostener al cuerpo y servir de apoyo para los distintos órganos del animal,
especialmente para los músculos. Sin él, la acción de los músculos resultaría
ineficaz no podrían permanecer derechos ni desplazarse de la forma que los
caracteriza.
Proteger a los órganos internos, como el cerebro, el corazón o los pulmones.
Para ello se agrupan en conjuntos resistentes, como el cráneo, que amortiguan
con su dureza, los golpes que puede recibir el animal.
Componentes del esqueleto
El esqueleto está formado por los huesos y los cartílagos.
Los huesos son duros, resistentes y constituyen la parte fundamental del
esqueleto. Atendiendo a su forma, los huesos se clasifican en:
a)
b)
c)
Largos, como los que forman las extremidades de los animales.
Cortos, como los que forman parte de la columna vertebral.
Planos, como los que forman gran parte del cráneo.
Los cartílagos son más flexibles, ya que pueden deformarse en mayor medida
que los huesos, pero son menos resistentes. Forman una pequeña parte del
esqueleto; se encuentran, por ejemplo, en las orejas y entre los huesos de la
columna.
El esqueleto es la parte pasiva del aparato locomotor, protege y sirve de apoyo
a los diferentes órganos de los animales. El esqueleto está formado por los
huesos y los cartílagos.
EL APARATO LOCOMOTOR HUMANO: SUS HUESOS
Nuestro esqueleto está formado por mas de doscientos huesos Los de menor
tamaño se encuentran en el oído y los de mayor tamaño, en las extremidades
La forma de nuestro esqueleto, junto a los músculos que lo acompañan, nos
permite caminar erguidos, soportando sobre los pies todo nuestro peso. Vamos
a conocer la posición y el nombre de sus principales huesos:
El esqueleto humano está formado por más de doscientos huesos. Gracias a él
y a los músculos que lo acompañan, podemos permanecer erguidos y
desplazarnos.
LAS ARTICULACIONES
Los huesos se unen mediante las articulaciones. Estas pueden ser fijas,
semimóviles y móviles.
Las articulaciones son los puntos de contacto entre los huesos del esqueleto.
Las articulaciones se clasifican del modo siguiente:
Tipos de articulaciones
Fijas: Son aquellas en las que los huesos están tan firmemente unidos entre sí
que parecen soldados y no permiten ningún movimiento. Se les llama también
suturas.
Las encontramos entre los huesos planos y duros del cráneo, el cual cubre y
protege al cerebro.
Semimóviles: En estas articulaciones los huesos tienen una capacidad de
movimiento muy limitada.
Las uniones entre las vértebras son de naturaleza semimóvil y no admiten más
que un pequeño movimiento. Los discos de cartílago elásticos que se intercalan
entre las vértebras permiten que la columna vertebral presente cierta
flexibilidad.
Móviles: En este tipo de articulaciones la unión entre los huesos les permite
amplios movimientos.
Los huesos de las extremidades están en contacto de esta forma.
Estructura de las articulaciones
Todas las articulaciones están protegidas por una cubierta, llamada cápsula, y
por unas cintas elásticas exteriores, los ligamentos. En el interior de la cápsula,
los huesos no llegan a tocarse, ya que están separados por un líquido incoloro
y transparente, el líquido sinovial, que suaviza el roce entre ellos e impide su
desgaste.
En el ser humano, la articulación que más capacidad de movimiento posee es
la del hombro; otras, como la del codo, sólo pueden desplazarse en un plano.
Para que el aparato locomotor funcione correctamente es necesario el buen
estado de todas las articulaciones.
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