LA NATURALEZA DE NUESTRAS CREENCIAS El ser Maestro comienza con un estado de conciencia. Ese estado de conciencia es el resultado de nuestras creencias acerca de nosotros mismos y el universo que nos rodea ya que estas creencias condicionan nuestra proyección y nuestra acción. Ellas nos permitan manifestar o bloquear nuestro deseo de ser un excelente maestro, nuestro sueno de ser maestro. Nuestras creencias, la mayor parte de ellas en estado subconsciente, son producto de una mezcla entre nuestra educación (especialmente en la edad temprana), la experiencia durante nuestra vida y un conocimiento interno (llamémosle intuición, experiencia de vidas pasadas o espíritu tan solo para darle un nombre ya que parece indefinible). Ellas formaran el lente básico a través del cual tenemos la realidad existente y la convertimos en lo que queremos percibir, o más bien, define lo que nuestra percepción extrae del infinito océano de energías y posibilidades que nos rodea. Una de nuestras creencias más enraizadas es creer que nuestras creencias son absolutas y verdaderas, al limite que casi nunca nos las cuestionamos. Si nos damos cuenta que si bien es cierto las creencias tienen alguna base, ellas pueden ser erradas y pueden cambiar a medida que experimentamos más y nos hacemos más conscientes de nosotros mismos y de la forma subjetiva en que percibimos todo. En otras palabras, ellas son variables y duran más o menos dependiendo del impacto que han tenido sobre nosotros. El impacto recurrente de una experiencia crea un hábito y una creencia. Por otro lado, existen creencias que perduran en su verdad, que en nuestro fuero interno tenemos la seguridad de su valor, sea cual sea la experiencia que estemos viviendo. Ellas son las verdades espirituales que no se hayan tenidas de la interpretación del ego. Esta concepción nos indica que debemos, al presentarse en nuestra mente un pensamiento, definir cual es la creencia que lo origino, si esa creencia es subjetiva o espiritual, si es subjetiva cual es la experiencia o la memoria que la origino y cuan verdadera es en relación a la experiencia que estamos viviendo en el presente. Cuando nuestro subconsciente se encarga de tomar estas decisiones, la memoria, los miedos y las inseguridades dominan sobre un análisis racional de la experiencia presente y el actuar se vuelve impulsivo generando comúnmente una respuesta adversa y relacionada con el miedo y la inseguridad proyectada. Sin embargo, si nos damos cuenta, profundamente, que nuestros pensamientos y creencias son los responsables de nuestra acción y a través de ella, de nuestro impacto sobre el universo y por lo tanto de la respuesta del universo hacia nosotros; seremos capaces de actuar conscientemente, en cada momento, paso a paso y asi crear la realidad que sonamos. Y aun dándonos cuenta, debemos admitir que nuestro subconsciente, con sus estructuradas tendencias, a veces nos rebasara en ciertos comportamientos. A cada momento, la mente tiene la elección de identificarse con el subconsciente o con el espíritu, con lo negativo o lo positivo. La meditación es una poderosa herramienta para que, al observar nuestra mente sin apegarnos a los pensamientos o sin dejar que ellos se vuelvan emoción, nos hagamos conscientes del contenido de nuestro subconsciente y de la capacidad nuestra para controlar la focalización mental. Deberemos considerar nuestra vida como un proceso de limpieza y aprendizaje hasta alcanzar un estado tal en el cual nuestra mente se identifique constantemente con las creencias intuitivas y espirituales que brotan del alma, ellas mismas presentes en todos los seres que nos rodean. Así podremos percibir la realidad exterior tal como es y relacionarse con ella en total armonía. La creencia negativa fundamental que bloquea el crecimiento esta relacionada con la falta de significado del universo exterior y la falta de estima y capacidad interior. Si yo creo que mi sueno tiene sentido y que soy capaz de hacerlo, actuare para conseguirlo y al actuar, atraer oportunidades hacia mi que me acercaran a la realización de mi sueño. Si yo creo que mi sueño no tiene sentido y no soy capaz de hacerlo, no hare nada y el universo como espejo que es, no me mandara lo que yo deseo. Si me es posible, con el mero hecho de pensar y actuar en determinada dirección, atraer oportunidades, entonces puedo decir que estoy conectado con el universo que me rodea, estoy dentro de el y mi actuar afecta al Todo, es el movimiento de una de las infinitas hebras de la telaraña de la creación. Yo tengo el poder de crear mi propia realidad, soy el creador de mi realidad y tengo también plena responsabilidad por ella. Yo gobierno mi acción. La matriz de leyes espirituales gobierna los resultados de mi acción, si yo actuó en armonía con ella, obtendré lo que quiero. Si aplico mi poder sin considerar las leyes espirituales, sin considerar el poder y las necesidades de lo que me rodea, puede que obtenga lo que yo deseo, pero tarde o temprano, de una manera u otra, cosechare lo que siembre. Esa es la ley del Karma. La forma mas segura de alcanzar un sueno, no siempre es la mas rápida, es actuar desde la guía interior, ese espacio del espíritu que conoce intuitivamente las leyes espirituales y que presiente la correcta respuesta a cada circunstancia. Para accesar esa fuente objetivamente, debemos esforzarnos para ver la circunstancia externa con objetividad, sin mezclarla con nuestras creencias subjetivas. Ver la realidad tal como es y comunicársela a nuestra intuición es la apertura del tercer ojo, el sexto chakra.