PLANTACIONES.—Las plantas sacadas de los diseminados del monte suelen dar bastante buen resultado; en Villaviciosa de Odón y en el Escorial lo ha comprobado ya así la Escuela de Ingenieros de montes con havitas traídas de los hayales de la Sierra de Cameros. Donde no haya facilidad para obtener plantones de ese modo, pueden establecerse semilleros y planteles. El semillero requiere un suelo sustancioso, no muy compacto, fresco, pero no húmedo, en sitio abrigado, pero no en hondonadas ni en valles estrechos y expuestos á frios tardíos; debe labrarse de antemano hasta 25 ó 3 0 centímetros de profundidad; se divide desr pues en eras, y en éstas se siembran los hayucos en surcos de 6 á 1 0 centímetros de ancho y separados entre sí de 3 0 á 4 0 centímetros. Es conveniente cubrir el suelo con ramas para conservarle su frescura hasta que nazcan las plantitas, y después de nacidas éstas, clavar esas ramas entre los surcos como defensa contra el sol, quitándolas poco á poco y á medida que las hayitas vayan desarrollándose y robusteciéndose. En el primer año hay que mantener limpias las eras, arrancando las malas yerbas; desde el tercero ó cuarto pueden trasplantarse ya de asiento las Hayas en localidades favorables y benignas; en las de clima áspero y riguroso habrá que poner plantones de mayor edad y tamaño, á cuyo fin deben recriarse las hayitas del semillero en planteles otros dos ó tres años más; en los trasplantes, que pueden hacerse arrancando la planta con cepellón ó sin él, no han de recortarse demasiado las ramas ni las raíces. Como al Haya le daña siempre más el sol que la sombra, puede sembrarse y plantarse bastante espesa. BENEFICIO y CORTAS.—El método de beneficio que generalmente se aplica al Haya, y para el cual este árbol á su vez es el árbol tipo, es el de monte alto con repoblación natural por medio dé cortas á cláreos sucesi-