Hoy por la mañana en clase ocurrieron unas cosas muy raras. Todos estábamos corrigiendo la tarea y de repente salió un bolígrafo de mi estuche diciendo: -¡Socorro, socorro, no me mates!, y se fue de clase. Después salieron una boca y dos ojos desde dentro de la libreta y ésta me dijo suplicando: -Por favor, por favor no me escribas más que me estas dejando muy sucia. Y al decir eso desaparecieron boca y ojos. Fui a mi profe y le conté lo que había pasado, pero yo lo dije muy alto; todos los niños y las niñas empezaron a reírse y a mí me dio mucha vergüenza. Pero ahí no acaba la cosa. A una niña se le cayó un mechón de pelo que cayó al suelo y empezó a correr por toda la clase sin saber a dónde ir, pero… la cosa fue cada vez más extraña. La pizarra se marchó corriendo de clase, los libros querían comernos, el proyector giraba sin parar. Pero desde lejos oí algo que me sobresaltó. Era Marisa despertándome porque estaba dormido en clase. ¡Eso sí que fue raro! ¡Quedarme yo dormido en clase! Autor: Jonay Hernández Cubas