Iglesia de San Antonio de los Alemanes

Anuncio
IGLESIA DE SAN ANTONIO DE LOS ALEMANES
Ejemplo del barroco madrileño, la iglesia de San Antonio de los Alemanes destaca por su planta elíptica y su interior profusamente decorado con frescos con
escenas religiosas realizados por pintores como Juan Carreño de Miranda, Francisco Rizi y Luca Giordano.
Historia y características del templo
Decoración pictórica
Fundada por Felipe IV, la iglesia fue erigida en el
primer tercio del siglo XVII como sede de la Hermandad de san Antonio, junto al Hospital de los Portugueses. Posteriormente, en 1689, al abandonar
Portugal el Imperio español pasó a denominarse San
Antonio de los Alemanes. En 1701, la iglesia y el
hospital fueron entregados a la Hermandad del Refugio por decisión de Felipe V.
En 1660, se requieren los servicios del boloñés Angelo Michele Colonna para decorar el interior del templo, quien plasmó su proyecto en tres dibujos que
nunca llegó a materializar al abandonar España en
1662. No obstante, este material sirvió de idea general
para la intervención de Francisco Rizi y Juan Carreño
de Miranda.
La construcción de la iglesia comenzó en 1624, encargándose de su diseño el jesuita Pedro Sánchez. La
principal novedad de su diseño radicaba en su planta
elíptica, una de las pocas que hay en España, que se
adaptaba al esquinazo oblicuo de las calles Corredera
Baja de San Pablo y La Puebla.
En la zona del tambor fingido, Rizi colocó columnas
pareadas con frontones de volutas entre cuyos fustes
situó las figuras de santos portugueses, realizados por
Carreño de Miranda, con alguna intervención del propio Rizi. El segundo cuerpo fue rematado en la cornisa
con ménsulas realizadas por Carreño, quien se encargó
también del espacio central abierto en el que aparece
la grandiosa escena de la Aparición de la Virgen y el
Niño a San Antonio de Padúa.
Las dificultades económicas propiciaron que los materiales utilizados en su construcción fueran de bajo
coste, predominando el uso del ladrillo y el yeso. Su
sobria fachada principal de estilo post-herreriano
muestra en su hornacina la escultura de San Antonio
de Padua, obra de Manuel Pereira.
En 1698, se produce la introducción en el proyecto
del napolitano Luca Giordano, quien interviene en diversas fases hasta 1701, transformando por completo
la espacialidad de la iglesia.
Durante más de treinta años, su interior permaneció con una sencilla decoración de molduras de estuco que remarcaba los vanos. A partir de 1662,
fue sustituida por decoraciones murales al fresco.
Esta transformación es un ejemplo de la evolución
del barroco a lo largo del siglo XVII, desde los severos postulados del clasicismo hasta el ilusionismo del barroco.
Giordano realizó la cubrición de los paramentos, sin
decorar hasta entonces, actuó en la arquitectura de las
capillas-hornacinas modificándolas, sustituyó los antiguos retablos y restauró, retocó y cambio las figuras
de algunos santos y las estructuras pictóricas elaboradas por Rizi y Carreño. Por ejemplo, las columnas de
fustes lisos fueron sustituidas por otras salomónicas y
añadió bajo los santos parejas de ángeles.
Descargar