Estudios jurídicos En homEnajE al ProfEsor manuEl García amiGo

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Estudios jurídicos
en homenaje
al Profesor
Manuel García Amigo
directores
Manuel Cuadrado Iglesias
María de los Desamparados Núñez Boluda
COORDINADORAS
Ana Isabel Berrocal Lanzarot
Teresa Asunción Jiménez París
Carmen Callejo Rodríguez
Estudios jurídicos
En homEnajE
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ESTUDIOS JURÍDICOS
EN HOMENAJE AL PROFESOR
MANUEL GARCÍA AMIGO
DIRECTORES
Manuel Cuadrado Iglesias
María de los Desamparados Núñez Boluda
COORDINADORES
Ana Isabel Berrocal Lanzarot
Teresa Asunción Jiménez París
Carmen Callejo Rodríguez
Prólogo de Manuel García Cobaleda
© Wolters Kluwer España, S.A., 2015
Edita: LA LEY
Edificio La Ley
C/ Collado Mediano, 9
28231 – Las Rozas (Madrid)
Tel.: 902 42 00 10 – Fax: 902 42 00 12
http://www.laley.es
1.ª edición: marzo 2015
ISBN obra completa: 978-84-9020-398-9
ISBN Tomo I: 978-84-9020-416-0
Depósito Legal: M-7093-2015
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Diseño, Preimpresión e Impresión Wolters Kluwer España, S.A.
Printed in Spain
I. CÓDIGO CIVIL Y JURISDICCIÓN VOLUNTARIA EN LA LEY DE ENJUICIAMIENTO CIVIL DE 1881
Cuando en el mes de julio de 1889 comienza la vigencia del Código
Civil ya llevaba ocho años en vigor la Ley Enjuiciamiento Civil del 3 de
febrero de 1881, que dedicaba su Libro III a la Jurisdicción Voluntaria considerando como actos de jurisdicción voluntaria todos aquellos en que sea
necesaria, o se solicite la intervención del juez sin estar empeñada, ni promoverse cuestión alguna entre partes conocidas y determinadas (art. 1811).
Resulta sorprendente que los redactores del Código Civil no tuvieran muy
en cuenta la previa vigencia de la Ley de Enjuiciamiento Civil y que no procedieran a poner en concordancia ambas regulaciones. La consecuencia
más llamativa fue que en el Código Civil se recogieron normas de carácter
procesal —cuyo lugar sistemático era la ley procesal, por ejemplo los arts.
689 a 693 que establecen el procedimiento de adveración y protocolización del testamento ológrafo— y que en la Ley de Enjuiciamiento Civil se
mantuvieron preceptos que regulaban, por ejemplo, el nombramiento de
curadores para los bienes, para pleitos y curadores ejemplares, cuando la
institución de la curatela fue suprimida en la redacción originaria del Código Civil, que la recupera en la reforma de octubre de 1983.
Solo en alguna de las numerosas posteriores modificaciones del Código
Civil se procedió a adaptar las normas procesales a los cambios sustantivos,
lo que en no pocas situaciones obligó a una labor de adaptación interpretativa de aquellas normas de procedimiento a la nueva regulación; mientras
que numerosos procedimientos de jurisdicción voluntaria siguieron estando formalmente presentes en la ley de enjuiciamiento sin aplicación real, al
desaparecer la situación de hecho que en ellos se contemplaba.
Del citado art. 1811 se desprenden que el legislador determina la condición de acto de jurisdicción voluntaria por tres notas características; a)
la intervención de un juez en su resolución; b) la ausencia de controversia
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entre las partes, si hay algún tipo de oposición o de falta de acuerdo entre
los que intervienen, se hará contencioso el expediente... y se sujetará a los
trámites establecidos para el juicio que corresponda, según la cuantía (art.
1817) y c) para las actuaciones de jurisdicción voluntaria son hábiles todos
los días y horas sin excepción . Como en la jurisdicción contenciosa —en
su sentido literal no administrativo— también es necesaria la intervención
del juez, es la presencia de cuestión o contienda —litigio— entre dos o más
partes que el juez debe resolver y la realización de los actos procesales en
los días y horas hábiles, los dos elementos diferenciadores de las jurisdicciones voluntaria y contenciosa.
No todos los supuestos que la ley de 1881 recogía como actos de jurisdicción voluntaria cumplían con los tres requisitos señalados, como tampoco los cumplen todos los actos regulados como contenciosos; por lo que
en alguna medida hay siempre un factor de discrecionalidad legislativa en
la inclusión en uno u otro supuesto; el ejemplo más llamativo es el cambio
de naturaleza procesal de la declaración de heredero abintestato de los
descendientes y del cónyuge que originariamente se recogía como una fase
del juicio abintestato —que se regulaba en el Libro II dentro de la jurisdicción contenciosa— y que a partir de la Ley 30/1992 de 30 de abril pasa a
ser un acto de jurisdicción voluntaria competencia de los notarios.
Esta regulación de la jurisdicción voluntaria se mantiene con escasas
modificaciones durante 132 años, si bien con algunos supuestos carentes
de aplicación por haber desaparecido de la sociedad las instituciones que
contemplaban.
La larga vida de la normativa del siglo XIX es de difícil justificación en un
país de tantos y frecuentes cambios legislativos, para la que sólo encuentro
dos posibles explicaciones; una, la desidia del legislador en afrontar una regulación acorde con las necesidades actuales y otra, la escasa repercusión o
mínima relevancia que dentro de la administración de justicia se atribuye a los
actos de jurisdicción voluntaria; escasa relevancia que ahora el legislador engrandece como excusa para justificar la reforma en aras de agilizar la justicia.
II. LA LEY DE ENJUICIAMIENTO CIVIL DE 7 DE ENERO DE 2000
La Ley Enjuiciamiento Civil de 7 de enero de 2000 nace con la finalidad
de establecer un sistema procesal adecuado a las exigencias sociales a las
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El Proyecto de Ley de Jurisdicción Voluntaria y la modificación del Código Civil
que difícilmente podía hacer frente la Ley de 1881, que entre sus características estaba la de regular un numeroso conjunto de procesos que eran
opuestos a la claridad y celeridad que son exigencias mínimas para lograr
una justicia razonablemente eficaz y rápida.
En la Disposición Derogatoria Única de la ley se recoge la derogación
de la Ley Enjuiciamiento Civil de 3 de febrero de 1881, salvo... el Libro III
sobre jurisdicción voluntaria. En tanto no entre en vigor la Ley sobre Jurisdicción Voluntaria, las referencias al procedimiento contencioso procedente contenidas en el Libro III se entenderán hechas al juicio verbal.
En la Disposición Final Decimoctava se ordenaba: en el plazo de un año
a contar desde la fecha de entrada en vigor de esta Ley, el Gobierno remitirá
a las Cortes Generales un Proyecto de Ley de Jurisdicción voluntaria; como
la ley entró en vigor, según la actual Disposición Final Vigésima Primera, al
año de su publicación en el Boletín Oficial del Estado y como se publicó en
el BOE del día 8 de enero de 2000, la Ley entró en vigor el 8 de enero de
2001, por lo que el Gobierno tenía de plazo hasta el 8 de enero de 2002
para presentar a las Cortes Generales el Proyecto de Ley de Jurisdicción
Voluntaria; plazo que se ha incumplido sin que ninguno de los sucesivos
Gobiernos se haya molestado en dar algún tipo de justificación.
En estos doce años transcurridos desde la finalización del plazo legal
para presentar el Proyecto de Ley de Jurisdicción Voluntaria sólo ha habido un intento serio con un Proyecto de Ley en el año 2006 que no llegó a
ser discutido, por disolución de las Cortes. En este Proyecto se apuntaban
ya alguna de las notas que se recogen en el actual Proyecto de Ley, como
es atribuir competencia para su conocimiento a profesionales del derecho
distintos del juez. El Anteproyecto de Ley del Ministerio de Justicia fue informado por el Consejo General del Poder Judicial el 27 febrero de este
año 2014, informe que contiene diversas objeciones que nosotros compartimos, en concreto la atribución de competencias a los notarios en materia
de separación y divorcio.
La Exposición de Motivos del Proyecto justifica este reparto en los siguientes términos: «De la separación de determinados asuntos del ámbito
competencial de los Jueces y Magistrados sólo cabe esperar, pues, beneficios para todos los sujetos implicados en la jurisdicción voluntaria: para el
ciudadano, en la medida en que ello debe tener como consecuencia, cuan© LA LEY
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do precise la actuación del Estado para la actuación de un determinado
derecho, una mayor efectividad de sus derechos sin pérdidas de garantías,
para Secretarios judiciales, Notarios y Registradores de la Propiedad y Mercantiles, por la nueva dimensión que se les da como servidores públicos,
consecuente con su real cualificación técnica y el papel relevante que desempeñan en el tráfico jurídico; y, en último término, para Jueces y Magistrados que pueden centrar sus esfuerzos en el cumplimiento de la esencial
misión que la Constitución les encomienda, como exclusivos titulares de la
potestad jurisdiccional y garantes últimos de los derechos de las personas».
Justificación que se completa con otra referida a la necesidad y conveniencia de descargar de trabajo a los jueces, mediante el procedimiento de reducir el ámbito de la verdadera función jurisdiccional, limitando el número
de controversias que son contenciosas, o si se prefiere, en las que hay un
verdadero litigio.
La primera de las razones que se invocan, aligerar la carga de trabajo
de los jueces, sacando de su conocimiento la mayoría de los actos de jurisdicción voluntaria, es relativamente cierta, porque el número de asuntos
voluntarios de los que hasta ahora conocen los jueces supone un reducido
número dentro del volumen de asuntos que resuelven, por lo que esta supresión o eliminación no va a repercutir de forma sensible en una mayor
disponibilidad para resolver los asuntos contenciosos.
La segunda de las motivaciones se traduce en una redefinición de cuáles son los criterios para determinar que una cuestión sea calificada como
contenciosa y cuáles los que implican que un asunto sea voluntario; criterios que implican determinar qué entiende el legislador por jurisdicción
voluntaria.
III. EL CONCEPTO DE JURISDICCIÓN VOLUNTARIA EN EL PROYECTO
DE LEY
El Proyecto de Ley no se detiene en dar de un concepto de jurisdicción
voluntaria, lo da por conocido y aceptado, limitándose a indicar que son
expedientes de jurisdicción voluntaria los que la ley ha previsto como tales,
explicación que oculta las dificultades para lograr un concepto básico de
la misma. Según la Exposición de Motivos, la ley define su ámbito de aplicación sobre una base puramente formal, sin doctrinarismos, entendiendo
que sólo serán de aplicación los preceptos que la conforman a los expe424
© LA LEY
La presente obra constituye un Homenaje al Profesor Manuel García
Amigo, Catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, en la que han
participado profesores universitarios de toda España y juristas de diferentes
ámbitos.
Los trabajos que la forman abarcan no sólo todas las partes en que
tradicionalmente se divide el Derecho civil, sino también otros ámbitos jurídicos tales como el Derecho administrativo, penal, mercantil y la Filosofía del
Derecho. De ahí el título de la obra.
La obra se divide en cinco partes: la Parte Primera dedicada a la Parte
General del Derecho civil y al Derecho de la persona; la Parte Segunda al Derecho
de obligaciones y contratos; la Parte Tercera dedicada a los Derechos reales; la
Parte Cuarta al Derecho de familia; y la Parte Quinta al Derecho de Sucesiones.
www.laley.es
Coexisten en la presente obra estudios de corte secular junto a trabajos
de contenido acorde con los tiempos y necesidades actuales. Es en resumen, una
obra de contenido muy diverso.
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