EL SAHARA ESPAÑOL los basaltos, traquitas, fonolitas, etc., siendo en Lanzarote especialmente abundantes los fragmentos de hiperstenitas arrancados del basamento oculto de la isla, por las erupciones modernas. Por consiguiente, no es aventurado suponer, como ya lo han hecho otros investigadores, que el armazón y basamenta del archipiélago canario está constituido por las mismas rocas eruptivas que quedan al descubierto en el interior del próximo Sahara español, y que sobre estos viejos cimientos plutónicos se apoya la compleja serie traquítica, fenolítica y basáltica. D e lo anteriormente expuesto se deduce, como hipótesis razonable, que el escudo antiguo, prepaleozoico, granítico, granítico-sienítico y granitico-neisico, inyectado de erupciones ultrabásicas, que forman los núcleos centrales de los anticlin'orios saharianos del Dráa y Tiris, se continúan bajo los sedimentos hamadienses y terciarios de las llanuras desérticas litorales, para formar un sistema en gradería de bloques hundidos progresivamente, que ya en el Atlántico constituyen la basamenta de las volcánicas islas Canarias, donde aquellas rocas quedan sepultadas bajo los mantos efusivos terciarios y cuaternarios superpuestos. La vieja arquitectura del solar sahanano occidental, está afectada de grandes líneas de mínima resistencia arrumbadas en las direcciones N E . - S W . y próximas, las cuales, en la parte emergida del Continente, en plenas mesetas desérticas, quedan jalonadas por los Kudias y Gleibats d e piroxenitas. Son las grandes líneas tectónicas o geoclasas que QUIROGA observó el pasado siglo en su viaje a la Sebja de Iyil, las mismas que dan orientación a la costa atlántica, las que fracturan la alargada bahía de Río de Oro y las que orientan los bancos y archipiélagos volcánicos de las Canarias. Los bloques del viejo escudo africano, fracturados por este sistema de grietas, descienden hacia el W . , para su último peldaño sustentar el aparato volcánico de la isla de La Palma y después hundirse rápida y definitivamente en las profundidades atlánticas. Estas grandes líneas tectónicas han debido funcionar desde fechas geológicas muy antiguas, principalmente en la época herciniana, y por ellas fueron expulsados durante esta crisis orogénica los magmas gábricos y pendóticos del Sahara, y más tarde, rejuvenecidas en época Terciaria, sirvieron de paso natural a las lavas y rocas volcánicas canarias. N o finalizaremos esta exposición de ideas acerca de la naturaleza y origen de las rocas holocristalinas saharianas, sin recordar la semejanza litológica, tectónica y cronológica que con ellas tiene uno de los distritos eruptivos peridóticos más extensos del mundo, la Serranía de Ronda»