NOTICIAS INTERNALIZACIÓN: LA ADAPTACIÓN DEL PRODUCTO ES INELUDIBLE. El imperio de la imagen. La marca, su logo y el packaging pueden condenar o catapultar un producto. Cuando un empresario plantea la posibilidad de desarrollar una estrategia de marca, lo primero que debe considerar es el mercado en el que va a competir su producto y saber si el nombre actual tiene la flexibilidad suficiente para soportar la diversidad idiomática de ese destino extranjero y, especialmente, de la competencia. “Parece un desarrollo puramente creativo pero no lo es. La creatividad está representada por parámetros que tienen que ver con el negocio y el mercado”, explicó Luis Rey, socio gerente de Future Brand, empresa multinacional especializada en el diseño de imagen corporativa. Según Diego Casares, director general de Interbrand – firma multidisciplinaria dedicada a la creación y gestión de valor de marca – antes de crear un nombre se debe chequear las asociaciones culturales de otros países. “Hoy en día, cuando desarrollas una marca, empiezas con una verificación lingüística internacional, aunque el producto no tenga en principio un proyecto de exportación”, sostuvo. Su cliente Molinos Río de la Plata debió cambiar para ingresar en Brasil el nombre de sus tortas “Exquisita”, donde su significado apela a lo raro o extraño. Allí se llaman “Favorita”. Lo cierto es que cada mercado tiene sus códigos y hasta las grandes compañías pueden equivocarse. Según los especialistas, hay cuatro variables que todo exportador debe ajustar antes de lanzarse a un país: producto, precio, distribución y comunicación. Y concuerdan en que siempre hay que realizar adaptaciones. La pasta italiana Agnese tiene un packaging blanco, y no podía entrar en Japón porque allí el blanco es símbolo de luto y muerte. El tradicional color del envoltorio esta vez, debió cambiar. La marca, el logotipo e isotipo, los ingredientes del producto, el color o el tamaño del packaging se exponen a cambios cuando están sometidos a la exportación. Las adaptaciones de la oferta al mercado de destino pueden ser tan variadas como el mundo mismo. Los especialistas sostienen que Arcor es el caso emblemático de una empresa argentina que, desde hace 25 años, logró conquistar mercados con una propuesta de marca global, productos de calidad a un precio accesible, y consistencia en el uso de sus marcas. Dime cómo te llamas y te diré… Un nombre fuerte para proyectar la personalidad del producto. Al crear una marca, a veces el empresario ya tiene previsto exportar y, por ende, el nombre, desde su cuna, es universal. Isabel Alvarado directora de Interlenguas – empresa especializada en enseñanza y capacitación en idiomas propones estudiar a fondo la cultura a donde se quiera ingresar. Su firma, entre otros servicios, ofrece traducciones de packaging, un trabajo que suele llevar semanas de investigación. El estudio de la cultura del país de destino y su injerencia en las estructuras idiomáticas tienen un rol fundamental. “Es un trabajo fino que consiste en emplear el lenguaje para que al cliente le resuene. ¿Cómo adaptar un producto? ¿Por dónde empezar? “Hay que indagar los mercados. Eso es caro, en general, pero un término intermedio es contactarse con gente que tiene experiencia personal en esos países, pedirle información, y después usar la intuición”, opinó el especialista en marketing y presidente de Nova Patagonia, Ricardo Vanella. A veces, la adaptación no es cuestión de imagen sino una garantía de continuidad, una norma ISO 9000, o un certificado de características fitosanitarias. Según Jorge Marchini, economista senior de Jetro, el órgano que promueve el comercio exterior de Japón en la Argentina, “para ingresar en cualquier mercado, adaptar un producto tiene tres niveles. Primero, ajustarse a las normas - los etiquetados, por ejemplo, suelen tener otras particularidades y requerimientos-. Después ajustar el propio producto, y, por último, distinguirse frente a la competencia, encontrando la mejor forma de ser reconocido por los consumidores”, opinó. Marchini aconseja viajar, palpar y reconocer el país que se quiere ingresar. “Sobre el terreno se ve y se percibe pero, además, se conoce a la gente”, agregó. El general chino Sun Tzu, en el libro “El arte de la guerra”, lo dijo hace 25 siglos: “La razón de que el soberano ilustrado y el general experto venzan al enemigo (¿) es que poseen un conocimiento previo. Ha de ser obtenido por hombres que conozcan la situación del enemigo”. Hoy su filosofía se aplica a los negocios. Fuente: diario “La Nación” martes 7 de septiembre de 2004.