Las autoridades deben proteger a los activistas de derechos

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AMNISTÍA INTERNACIONAL
DECLARACIÓN PÚBLICA
Fecha: 12 de septiembre de 2016
Índice: AMR 23/4814/2016
Colombia: Las autoridades deben proteger a los activistas de derechos
humanos tras la oleada de homicidios
Las autoridades deben tomar medidas efectivas de inmediato para poner fin de una vez
por todas a la reciente oleada de homicidios de defensores y defensoras de los derechos
humanos y activistas comunitarios y sociales; así lo ha afirmado hoy Amnistía
Internacional, a raíz del homicidio de otro activista ayer mismo.
El 11 de septiembre, Néstor Iván Martínez, miembro del Consejo Comunitario de La
Sierra, El Cruce y La Estación, organización de personas afrodescendientes, y uno de los
dirigentes del movimiento social Congreso de los Pueblos, murió por disparos de agresores
desconocidos en una zona rural del municipio de Chiriguaná, en el departamento del
Cesar. Néstor Iván Martínez participaba activamente en campañas de defensa del medio
ambiente y de los derechos sobre las tierras en el Cesar, y también había hecho campaña
contra actividades de minería en la región.
El 29 de agosto, tres dirigentes de la ONG Comité de Integración del Macizo Colombiano
(CIMA), Joel Meneses, Nereo Meneses Guzmán y Ariel Sotelo, fueron interceptados en el
vehículo en que viajaban y abatidos a disparos por un grupo de hombres armados en el
municipio de Almaguer, en el departamento del Cauca.
En la última semana de agosto, cuatro miembros de la comunidad indígena awá murieron
por disparos de hombres armados sin identificar en el departamento de Nariňo: eran
Camilo Roberto Taicús Bisbicús, dirigente del resguardo indígena awá de Hojal La Turbia,
en el municipio de Tumaco; los hermanos Luciano Pascal García y Alberto Pascal García,
también del resguardo Hojal La Turbia, tiroteados en el municipio de Llorente; y Diego
Alfredo Chirán Nastacuas, miembro de la comunidad awá, a quien mataron en el
municipio de Barbacoas.
Según la ONG colombiana Somos Defensores, al menos 35 defensores de los derechos
humanos y líderes sociales fueron víctimas de homicidio en los seis primeros meses de
este año.
Esta oleada de homicidios de defensores y defensoras de los derechos humanos, de
líderes sociales comunitarios, así como de miembros de comunidades indígenas, marca un
agudo contraste con la esperanza que ha generado en el país la próxima firma oficial del
acuerdo de paz entre el gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia
(FARC), prevista para el 26 de septiembre en Cartagena (Colombia). El alto el fuego y cese
de las hostilidades entre ambas partes declarado oficialmente y con carácter definitivo y
bilateral lleva en vigor desde el 29 de agosto.
Amnistía Internacional ha argumentado en repetidas ocasiones que la mayor amenaza para
los derechos humanos no está sólo en los enfrentamientos armados directos entre ambas
partes, sino también en los ataques selectivos contra civiles. Muchos de estos ataques son
el resultado de los intentos de diversos grupos armados de hacerse con el control de
territorios, especialmente los habitados por pueblos indígenas y comunidades campesinas
y afrodescendientes, con la intención de explotar esas tierras con fines económicos,
mediante actividades de minería, petróleo, agroindustria y tráfico de drogas.
Por tanto, las autoridades colombianas deben adoptar con urgencia todas las medidas
necesarias, en estrecha coordinación con las personas y comunidades afectadas, para
garantizar la seguridad de las personas en situación de riesgo, y deben asimismo
garantizar que los presuntos responsables penales de estos ataques comparecen ante la
justicia y son juzgados con las debidas garantías ante tribunales civiles.
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