MEDIO: ÁMBITO FINANCIERO – ECONOMÍA FECHA: 14 DE OCTUBRE DE 2010 El negocio tradicional de la joyería ya fue superado por el especulativo del metal Boom del oro: cómo operar en la plaza local El oro es récord histórico y en la Argentina no pasa inadvertido. Las ventas de lingotes y monedas en bancos y casas de cambio aumentaron el 30% en los últimos dos meses y se duplicaron si se las compara con octubre de 2009. No es difícil comprar oro, pero hay que tener algunos conocimientos esenciales. El metal es un refugio contra cualquier crisis. Entonces, ¿por qué sube ahora cuando todos los mercados están en alza? La respuesta es que los esfuerzos de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) y del Banco Central Europeo (BCE) significan una enorme emisión de dólares y euros que prometen inflación a futuro. Además, la compra de oro por parte de los bancos centrales de India y China fue decisiva en la suba del metal. Indios y chinos tienen gran parte de sus ahorros en oro, es una cultura milenaria que el capitalismo no cambió. Un dato: en los últimos seis años se duplicó el dinero circulante en el mundo y la producción de oro aumentó apenas el 16%. Si usted hubiera comprado oro el primer día hábil de este siglo, hoy habría ganado 400% en dólares. La onza cotiza a u$s 1.370 y los pronósticos la ubican a fines de 2011 entre u$s 1.450 y u$s 1.500. «Desde la caída de Lehman Brothers, no sólo aumentó la venta de oro, sino la forma. Hoy la gente quiere el oro físico. Desea tener el lingote o la moneda en su caja de seguridad o guardado en algún lado. Antes se compraban certificados de oro, pero con la crisis de los bancos muchos vieron que no era seguro porque si caía la entidad, podían perder sus certificados», explicó Fernando Pepe, gerente de productos cambiarios del banco Supervielle. Los bancos minoristas que tienen muchas sucursales se concentran en la venta de lingotes y de algunas monedas de oro. «Nosotros debemos vender en 150 sucursales y necesitamos que el producto se uniforme, por eso sólo negociamos la Maple Leaf canadiense o el Krugerrand sudafricano». El mexicano de oro es una historia aparte. Arturo Piano, director ejecutivo del banco Piano, que tiene un stock de 60 monedas distintas del mundo y barras de 1 gramo a kilogramos, explica que «hay falsificaciones en el cuño del mexicano. Pero aunque las monedas sean falsas tienen la misma cantidad de oro, lo que sucede es que pierden el 10% del valor por el tema numismático». Fernando Pepe no aconseja comprar monedas mexicanas, a pesar de ser las más conocidas, porque no todas están en buen estado y el hecho de ser una pieza numismática hace que no tengan un valor homogéneo. «El oro en monedas tiene un público específico, son los más conservadores y tradicionales», señala Carlos Lizer, director de Puente. Pero como al mercado se incorporaron nuevos inversores, el lingote de 100 gramos es lo más vendido y cuesta algo más de u$s 4.500. Hay quienes compran lingotes de una onza troy (31,1034 gramos) o de 5 y 10 gramos. Otros se llevan directamente la barra de un kilo. Cambió tanto el mercado del oro que en 2010, por primera vez en la historia, la venta de metal para inversión superó a la de joyería en un 70% a un 30%. Hace dos años, la proporción era exactamente la opuesta. Cuando se hablaba de oro, se hablaba de joyas. Todos tienen certificación de bancos suizos y es oro de «buena entrega», es decir de 9,999 de pureza. Lizer explica que el oro de buena entrega viene acompañado de un certificado y tiene una numeración que lo avala. Pero si alguien no quiere tener el oro físico, en Puente ofrecen comprar certificados de oro del fondo SLE, al que hay que entrar con 5.000 dólares como mínimo. Banco Piano ofrece un producto similar, que es el ETF, que tiene las mismas exigencias y características. El inversor tiene un certificado que acredita que tiene oro en alguna parte del mundo. Cuando lo quiere vender entrega el certificado y se lo pagan a la cotización del metal en el día. La ventaja de esta forma de operar es que tiene menos costos, por lo que el gasto de entrada y salida es el más bajo. En el debe se encuentra que el certificado no es un refugio tan seguro como el oro físico guardado bajo el colchón. El que compra oro debe saber que tiene las mismas exigencias que el que adquiere dólares. No es necesario que sea cliente del banco o de la casa de cambio, pero debe demostrar el origen de sus fondos. Otro dato, la diferencia entre el precio de compra y el de venta es de entre el 4% al 10%, de acuerdo con el monto de la operación. Esta diferencia de precio desalienta a comprar oro por plazos cortos. Hay que recordar que es una inversión a largo plazo y que brilla más en los meses de crisis. Los que compran joyas y creen que además de adquirir un elemento que realza la vestimenta están invirtiendo, se equivocan. Lo más caro de las joyas es el diseño, y eso lo aprenden cuando necesitan el dinero y van a venderlas. Les pagan lo que pesan el oro y los brillantes. El Banco Ciudad, que está en el mercado de «chafalonías», palabra que según la Real Academia Española designa a un objeto inservible de oro o plata, sabe de esto. Ellos transforman en barras de oro las joyas que la gente empeña y no retira. Mariano Flores Vidal, asesor principal de la presidencia del Ciudad, dice que «estamos muy activos en el mercado del oro. Todo lo que comerciamos tiene origen pignoraticio (empeño), porque otorgamos créditos contra joyas». De esas joyas se hacen los lingotes de 18 quilates, que son de buena entrega de calidad 9,995. El Ciudad emite sus certificados de oro y los lingotes tienen un precio muy competitivo respecto de los certificados por bancos suizos. La diferencia entre el precio de compra y el de venta es del 3% para compensar la leve ventaja favor del oro certificado por Suiza. Flores Vidal cree que el negocio del oro va a seguir creciendo y la entidad se está preparando para participar en el mercado de oro a futuro, que comenzará a funcionar el primer día de noviembre en el Rofex de Rosario. El banco recibirá oro de los inversores y lo mantendrá en guarda. A cambio, les entregará un certificado con el que podrán operar en el Rofex. Al oro certificado por Suiza sólo lo pueden importar los bancos.