25- El teatro noh

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El Noh: el teatro de lo inmutable
Ver una representación de teatro noh resulta, para la generalidad de los mortales, algo soporífero. El observar, durante horas
y horas un escenario desnudo, sin decorados, sobre el que los personajes, cubiertos con máscaras de gesto anodino, permanecen quietos,
inmóviles, cuando no reproduciendo movimientos muy lentos, pausados, cuidados hasta en su más mínimo gesto, al ritmo marcado por
unos tambores y bajo la melodía de una flauta de bambú, la verdad es
que no despierta otra cosa que un tremendo aburrimiento. ¿Cómo es
posible, entonces, que una forma de representación tan tediosa y aparentemente tan alejada de la realidad, de las emociones de la gente, haya
podido permanecer inmutable durante tanto tiempo, manteniéndose
como una de las grandes señas de la identidad cultural japonesa?
Los actores cantan y bailan acompañados de un coro, como en las
tragedias griegas, transmitiendo la impresión de que algo importante está
pasando en la escena, de que estamos viviendo un momento trascendente.
Nada es gratuito y toda acción está plagada de símbolos que, lógicamente, desconocemos. Más que teatro parece un acto ritual, lo que nos muestra la naturaleza de su origen, de su sentido y significado. Es cierto que en todas las culturas
el nacimiento del teatro se asocia, de una manera u otra, a sus
creencias religiosas, ayudando a conectar a los
hombres con sus divinidades. El hecho
diferencial y característico del noh ha
sido precisamente el dar continuidad
a una tradición milenaria.
El noh ha sido siempre un
teatro para iniciados. En su origen, para esa élite feudal del
Japón medieval formada por
señores y samuráis, que veían
ese modo de representación
teatral, plagada de referencias budistas y sintoístas,
el compendio de los valores que debían regir su
código de conducta. Ha sido
precisamente esa atmósfera zen que
se crea en el escenario lo que ha mantenido
viva esta expresión teatral y la que ha llegado a
seducir a la cultura occidental, que ha visto en este
teatro la espiritualidad y el misticismo que, en esta
parte del mundo, hace siglos que se ha perdido.
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