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Estudios Pedagógicos XXXIX, Nº 1: 361-375, 2013
REVISIONES
Historiografía e historia de mujeres: estrategias para su inclusión en los
procesos de enseñanza-aprendizaje en la educación media chilena
Historiography and history of women: strategies for inclusion in the teaching and learning
process in Chilean secondary education
Historiografia e história de mulheres: estratégias para incluí-las nos processos de
ensino e aprendizagem no Ensino Médio chileno
Doménica Francke A.a y Paola Ojeda V.a
aPoblación
Lomas de Puyehue, Calle Placilla 116, Osorno. Correo electrónico: domenicafrancke@gmail.
com, [email protected]
RESUMEN
Durante las últimas décadas en Chile ha tomado fuerza una historiografía que opta por estudiar a sectores tradicionalmente excluidos del relato histórico; entre estas transformaciones epistemológicas se encuentran la historia
de las mujeres y las perspectivas de género, que buscan reconstruir las dinámicas de las relaciones inter-genéricas
en distintos momentos históricos. Sin embargo, estas transformaciones historiográficas no se han reflejado en la
educación formal. Este artículo realiza una breve revisión del tránsito de la historiografía de mujeres con enfoque
de género, proponiendo algunas temáticas y obras que, sin romper con los actuales contenidos y objetivos de
Planes y Programas que definen el currículum nacional en las escuelas, harían posible su inclusión en aula.
Palabras clave: género, educación formal, historia, mujeres.
ABSTRACT
During the last decades in Chile has taken place a historiography which chooses to study sectors traditionally
excluded from the historical account, among these epistemological changes are located the history of women and
the gender approaches that seek to reconstruct the dynamics of inter-generic relationships in different historical
moments. However, these historiographical changes have not been reflected in formal education. This article
provides a brief review of the movement of historiography of women and gender, and suggests some themes and
works that, without breaking with the current contents and objectives of the national Plans and Programs, would
allow their inclusion in the classroom.
Key words: gender, formal education, history, women.
RESUMO
Durante as últimas décadas no Chile, a historiografia que opta por estudar temas tradicionalmente excluídos
do relato histórico ganhou força; entre essas transformações epistemológicas está a história das mulheres e das
perspectivas de gênero que busca reconstruir as dinâmicas das relações intergenéricas que não têm refletido na
educação formal. Assim, fornece-se breve revisão do trânsito da historiografia de mulheres enfocando o gênero e
sugerem-se temas e obras que, sem romper com os atuais conteúdos e objetivos dos Planos e Programas, teriam
possibilitado incluí-las em salas de aula.
Palavras chave: gênero, educação formal, história, mulheres.
Estudios Pedagógicos XXXIX, Nº 1: 361-375, 2013
HISTORIOGRAFÍA E HISTORIA DE MUJERES: ESTRATEGIAS PARA SU INCLUSIÓN EN LOS PROCESOS DE...
1. HISTORIOGRAFÍA, FEMINISMO Y TEORÍAS DE GÉNERO
Todo lo que se ha dicho sobre las mujeres lo han dicho los hombres,
las mujeres en la historia no han hablado,
hay que hablar con las mujeres
Poullain de la Barre, 1673
Dentro del panorama de la historiografía universal, la historización de las mujeres,
es decir, la investigación y escritura de sus tránsitos históricos, emerge a partir de los
movimientos feministas de la década de 1960, proponiendo al sujeto femenino como un
posible y legítimo objeto de estudio de la historiografía.
Así se dio inicio a la discusión en torno a los espacios masculinizados por la Historia
oficial, dejando en evidencia que la construcción histórica vigente hasta ese momento
evitaba la representación de las relaciones de poder entre sujetos/as en diversos ámbitos,
pero sobre todo en lo que implicaba las jerarquías sexuales construidas, que situaban a
los hombres como verdaderos protagonistas de la historia, al ocuparse de procesos históricos centrados en figuras militares o políticas, masculinas y de elite (ejemplo típico
de ello resultarían los padres de la Patria), lo que tenía como consecuencia la omisión
de las mujeres como sujetos históricos, dejando en su defecto una engañosa figura de
Ser humano universal (Scott, 2003; Zárate y Godoy, 2005; Iglesias, 2008; Arendt, 1996).
Esta característica de la episteme occidental estará enmarcada en el patriarcado, un
sistema sexo-género familiar, social, ideológico y político impuesto a través de la fuerza,
los rituales, la tradición, la ley o el lenguaje, las costumbres, la educación y la división
del trabajo, etc., que determina cuál es el papel que las mujeres deben interpretar con
el fin de estar en toda circunstancia sometidas al varón. Por su parte, Gayle Rubin, al
replantearse el concepto de patriarcado, afirma la necesidad de la existencia de un sistema
sexo-género que establece en la sociedad humana las normas y costumbres para regular
las relaciones y las conductas de los individuos en torno a la reproducción biológica y a
la sexualidad en general. En este sentido, el patriarcado constituiría un sistema histórico
en particular, un orden violento y brutal, pero específico y, por lo tanto, modificable
(Rubin, 1986; Pateman, 1995).
En este marco, como se ha señalado, desde 1960 se inicia el largo proceso de reivindicación del rol de las mujeres en la historia humana, como señala Scott: “(…) la
historia de las mujeres como campo de estudio acompañó a las campañas feministas a
favor de la mejora de su condición profesional y supuso la ampliación de los límites
de la historia” (2003: 68).
Sin embargo, la historia de las mujeres, bajo el impulso de una fuerte autocrítica y,
en menor medida, de la crítica externa, avanzó hacia propuestas más complejas: la incorporación de grupos de mujeres populares y/o marginales entre las historizables y, más
aún, se movió hacia una lectura relacional de los roles sexuales en nuestras sociedades,
en lo que se denominó perspectivas de género. Este último giro es el que ha revolucionado y arrojado nuevas lecturas sobre los procesos históricos: “(…) el lector no ha de
interrogarse acerca de las conquistas femeninas, sino acerca de la evolución del gender
system (…)” (Duby y Perrot, 2001: 32).
El Gran relato de la historia nacional chilena, tradicionalmente difundido en la educación y los medios de comunicación, también ha omitido a grandes sectores de la población,
entre los que se encuentran, por supuesto, las mujeres (Grez Toso, 1995; Muñoz Sougarret,
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HISTORIOGRAFÍA E HISTORIA DE MUJERES: ESTRATEGIAS PARA SU INCLUSIÓN EN LOS PROCESOS DE...
2006; Galdames, 1998). Para muestro país resulta relevante el hecho de que el currículo
escolar es cerrado, es decir, está determinado por las autoridades educativas centrales y,
en el caso del sector de Historia, Geografía y Ciencias Sociales, la temática de la historia
de las mujeres no está incluida de forma explícita (MINEDUC, 1998). Además, en los
escasos documentos que están disponibles, emanados del MINEDUC sobre el Ajuste
curricular que se debería estar implementando, tampoco se ha considerado incorporarla.
2. EDUCACIÓN FORMAL: HISTORIA DE MUJERES Y TEORÍAS DE GÉNERO
La educación formal se establece como un espacio privilegiado de divulgación del
conocimiento científico entre la población general, por ello, gran parte de la construcción de la memoria colectiva se realizaría en ella. De esta manera, resulta fundamental
establecer ciertas estrategias de actualización de los saberes que se abordan en el aula,
en toda disciplina y en particular y para nuestro caso, en la histórica.
Respecto al sistema de dominación sexo-género patriarcado, se debe señalar que
una de sus características más esenciales y peligrosas, es que el dominio masculino
está construido y asentado de tal manera que no requiere justificación y, como plantea
Bourdieu (2000), “(…) puede limitarse a ser y a manifestarse en costumbres y discursos
que enuncian el ser conforme a la evidencia (…)” (2000: 3) De esta manera, se sitúa a las
mujeres como personas de segunda categoría a través de múltiples e intrincadas formas
de violencia, que abarcan desde los mediáticos feminicidios hasta la violencia simbólica
contenida en spots publicitarios o en el reggaetón (Del Toro, 2011).
Al menos desde el regreso a la democracia, Chile ha optado por incorporarse no
sólo en el ámbito económico en el concierto mundial, sino también en lo que respecta
a directrices políticas y valóricas. Los avances más notables se sitúan en el ámbito
del aseguramiento de la democracia como régimen político legítimo y el respeto a los
Derechos Humanos como encarnación de los ideales del bien común. Por estas razones,
se han adscrito una serie de tratados internacionales con carácter vinculante en el ámbito
jurídico, que por lo tanto comprometen al Estado chileno a cumplir sus compromisos,
incluso modificando su ordenamiento jurídico interno, en caso de ser necesario, para
ajustarlo a las exigencias internacionales. Esto se materializa en el doble movimiento de
nuestro Estado: firma de tratados de libre comercio (TLC) y adhesión a normas políticas
internacionales, aglutinadas en las directrices de la ONU.
En este sentido, uno de los ámbitos de mayor evolución ha sido el de los derechos
de las mujeres en sus múltiples alcances: ciudadanos, económicos y sociales, y de forma
más problemática y reciente, sexuales y reproductivos, etc. Precisamente, se considera
que la incorporación de las mujeres como sujetos legítimos de derecho es una tarea fundamental y apremiante de los procesos de democratización de la sociedad, premisa que
nuestro país ha aceptado como Estado, por ejemplo, a través de la firma de la Convención
contra todas las formas de discriminación (Palacios 2005).
En esta línea, un ámbito fundamental de acción estatal para avanzar en el logro de
estos objetivos lo constituye la educación formal y sistemática, que dado su carácter obligatorio abarca a un sector muy amplio, sino total, de nuestra población. El subsector de
Historia, Geografía y Ciencias Sociales resulta especialmente adecuado por su rol como
formador de ciudadanía y espacio de tratamiento de temas estrechamente relacionados
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con los Derechos Humanos, sobre todo considerando la traumática experiencia de nuestra
historia reciente durante la dictadura militar, así como su declarado objetivo de defensa de
la democracia y difusión de sus valores (MINEDUC 2009; Magendzo y Toledo, 2009).
Sin embargo, los nuevos derroteros de la historiografía, que la han transformado en
una disciplina cada vez más compleja, tanto en las perspectivas de construcción como
de los análisis de sus objetos de estudio (Burke 2003) no se han visto reflejados en ni
en los documentos directrices del Ministerio de Educación ni en los textos escolares que
bajo su aprobación se emanan y se distribuyen entre docentes del país como materiales
de apoyo a su labor de aula. Esta situación puede calificarse como una deuda de nuestro
sistema educativo, ya que incurre en una flagrante contradicción respecto de la promoción
de los Derechos Humanos, en especial de las mujeres, que nuestro Estado defiende en sus
programas y discursos oficiales frente a la opinión pública nacional y frente a instancias
internacionales (Lizana, 2009; Francke, 2009; Ojeda, 2010).
En este sentido, a partir de la premisa de la necesidad de superar esta limitación en
los procesos de formación ciudadana, este artículo propone algunas posibles temáticas de
trabajo en aula, enmarcadas en los avances que la historia de las mujeres y de género han
tenido en nuestro país (y a nivel mundial en menor medida), compatibles con los Planes y
Programas de Historia, Geografía y Ciencias Sociales. Cabe señalar que se tratará de una
revisión sucinta y restringida, por lo que solo se destacarán aquellos que tienen directa
relación con los intereses señalados. Además, en virtud del vertiginoso avance de este
tipo de investigaciones, no cabe duda que por desconocimiento o por desfase temporal,
muchos aportes relevantes en estas áreas serán omitidos, por lo cual esta propuesta no
pretende ser una revisión completa de los estudios históricos con perspectiva de género
ni de la historia de las mujeres, sino más bien un estudio exploratorio.
Esta propuesta se realizará sobre la base de algunos espacios de libertad temática
que se generan al interior de los Planes y Programas, sobre todo en lo que respecta a las
estrategias y actividades a través de los cuales se pueden lograr los objetivos planteados,
los cuales permiten cierta autonomía de acción por parte de los/as docentes. Siguiendo
esta idea, ya que no es posible encontrar una formulación sistemática y explícita de
la inclusión de la perspectiva de género en los instrumentos que entrega el Estado, se
realizará este ejercicio de manera crítica y propositiva, demostrando la factibilidad de
incorporar la perspectiva de género en el abordaje de la Historia en el aula.
Entre los espacios señalados para realizar este cambio, se encuentran, por ejemplo, los
Objetivos Fundamentales Transversales, los cuales se enmarcan en el contexto internacional
de reformulación de los objetivos de la educación, buscando una nueva perspectiva de la
ciencia, resaltando su complejidad y los problemas de la búsqueda de la verdad científica
y los nuevos paradigmas de investigación entre los que se encuentran precisamente la
historia de las mujeres y las perspectivas de género (Busquets et al., 1993).
3. HISTORIA DE MUJERES-PERSPECTIVAS DE GÉNERO: HACIA
SU INCLUSIÓN EN LOS PROCESOS DE ENSEÑANZA-APRENDIZAJE
Se ha optado por señalar algunos contenidos en que la Historia de las mujeres, a partir
de los planteamientos curriculares de la educación chilena, puede ser incluida, sugiriendo
algunos textos adecuados para el trabajo de dichos contenidos en aula por el profesorado.
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Los contenidos propuestos se esquematizarán siguiendo las estructuras de los Planes
y Programas por cada año de la educación secundaria, y se estructurarán sugiriendo primero un Objetivo y luego la Unidad y Contenidos específicos apropiados para su logro.
En algunos casos, no se respetará el orden de las unidades, pues se toman como ejes de
las propuestas los textos historiográficos que se sugieren.
Además, algunos niveles presentan un desarrollo más extenso, lo que se explica
por la disponibilidad de fuentes en torno a los contenidos abordados para cada caso.
Por último, cabe señalar que se plantean y sugieren también algunas posibles líneas de
análisis para los contenidos aludidos.
3.1. PRIMER AÑO MEDIO
En el ámbito de Formación ética se puede mencionar el Objetivo: “(…) alumnos
y alumnas entiendan y cuestionen los estereotipos y prejuicios sociales (…) reconocimiento, respeto y defensa de la igualdad de derechos esenciales de todas las personas”
(MINEDUC, 2004: 14).
En la Unidad 1, Contenido 3: Comunidad regional; Relaciones entre grupos culturales y sociales: estereotipos y prejuicios sociales, se pueden inscribir los procesos de
inclusión de la mujer en la esfera pública, es decir, en la discusión los problemas de la
comunidad y ejercicio de la ciudadanía, por contraposición al espacio privado, comúnmente asociados a las mujeres, como el hogar y el cuidado de la familia (Arendt, 1996),
así como las dificultades y condiciones históricas que lo hicieron posible. Aunque la
historiografía local es escasa, aún más en lo que respecta a la historia de las mujeres, se
puede rescatar el nombramiento de Olga Boetcher en la ciudad de La Unión, la primera
mujer que, bajo el gobierno de Pedro Aguirre Cerda, ocupó el cargo de Regidora no sólo
en Chile sino también en América Latina (Boetcher, s/f). En este caso, se debe resaltar
el marcado discurso opositor a la presencia de las mujeres en el espacio público por
parte de Boetcher, quien justificaba su aceptación del cargo sólo como el cumplimiento
de un deber y desde su vocación de servicio, destacándose como una excepción entre
las mujeres normales, dedicadas al espacio privado de su hogar, su esposo e hijos. Las
implicancias, expectativas y prejuicios que se encontró en su nombramiento y ejercicio
de su cargo, la reacción de la opinión pública, serían buenas herramientas para fortalecer una mejor comprensión de la realidad local, así como el respeto a la diversidad y la
valoración de los procesos de inclusión de más sectores sociales en los procesos de toma
de decisiones, los cuales como queda manifiesto en las memorias de la aludida, no están
exentos de controversia y conflicto. Cabe destacar el carácter doblemente rupturista de
este contenido en el aula, ya que aborda tanto la historia local como la historia de las
mujeres, ambas tendencias son grandes ausentes del currículo nacional y pueden ayudar
poderosamente a la generación de grados de cercanía y compromiso de los/as estudiantes
con los contenidos. Para mayor referencia, ver Francke y Ojeda (2013).
Para la Unidad 4: Organización económica; Contenido 1 Funcionamiento de los sistemas económicos: La producción de los bienes económicos, se propone la obra de Elizabeth
Jelin, Familia y unidad doméstica: mundo privado y vida pública, en su apartado: “La
unidad doméstica en la producción y reproducción” (1982: 20 y ss.). En este se analiza
la importancia del denominado trabajo reproductivo (cuidado de la infancia y labores
domésticas en general) realizado tradicionalmente por las mujeres, en el funcionamiento
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de los sistemas económicos. Usualmente, su cara más visible es el denominado trabajo
productivo (asalariado y establecido en la empresa), propio del ámbito público y las
actividades remuneradas legalmente reguladas, asociadas con el quehacer masculino.
Éstas últimas han sido histórica e historiográficamente relacionadas de forma automática
con la definición misma de trabajo, por lo cual se suele deducir, en términos simples,
que las mujeres no trabajan (Zárate y Godoy, 2005). Interpretación que ha contribuido
a generar una visión sesgada de la historia en la cual las mujeres son presentadas como
meras espectadoras de su desarrollo y como simples acompañantes del hombre en su
construcción de la sociedad.
3.2. SEGUNDO AÑO MEDIO
Para este nivel, se sugiere el Objetivo Fundamental Transversal: “(…) del ámbito
Persona y su Entorno (…) rescate del papel e importancia que han jugado las mujeres
y las organizaciones femeninas” (MINEDUC 2004: 14).
En la Unidad 4: La Sociedad finisecular; Contenido Transformaciones culturales: los
avances en educación, se propone la revisión del texto: Mujeres, Feminismo y cambio
social en Argentina, Uruguay y Chile 1890 – 1940, obra de Asunción Lavrin. Aquí se
presentan las implicancias de la generación de círculos intelectuales femeninos y la
importancia que tuvo el acceso a la educación en la conformación de un pensamiento
feminista o proto-feminista que reivindica lentamente los derechos femeninos (2005). Para
este mismo contenido, resulta apropiado el artículo de Ema Salas (2003): “La Educación
Superior y los Movimientos de Emancipación de la mujer Chilena 1877 – 1950”, en que
se resalta este componente del proceso de irrupción de las mujeres en la esfera pública,
así como los problemas que tuvo que enfrentar. Se resalta el hecho de que tan o más
importantes que las reformas legales, son los cambios culturales que se producen en las
sociedades y que se adelantan, facilitan o entorpecen el éxito de las primeras (2003). El
tránsito desde la esfera privada a la pública, será la piedra angular del proceso de creciente
reconocimiento de las mujeres como sujetos con historia y no objetos secundarios. Así
mismo, se visibiliza el hecho de que las reformas fueron empujadas por fuertes y bien
organizados movimientos de mujeres, poniendo el acento en la connotación de lucha
social, y no de simple acto emanado de las elites políticas masculinas. Además, como
parte del debate teórico, se recomienda de Joan Scott, Historia de las mujeres (2003).
En esta misma línea, se puede señalar como una ausencia importante de los contenidos
de la educación chilena, la no mención de la existencia, menos aún de las características,
de los movimientos feministas chilenos que estuvieron tras estos avances. Para paliar
este vacío, se sugiere la obra de Julieta Kirkwood, Feminismo y Participación Política,
así como la ya mencionada obra de Asunción Lavrin (Kirkwood, 1982; Lavrin, 2005).
Tanto el mencionado contenido como la Unidad: 5 El siglo XX, en el contenido
Ampliación del sufragio, pueden ser abordados con el libro Crónica del sufragio femenino en Chile de Diamela Eltit (1994). Esta obra aborda las luchas de las chilenas
por irrumpir en la escena pública desde el siglo XIX y los procesos de inclusión en la
educación formal, así como el logro de sus derechos políticos, cuya máxima expresión
es el voto en el siglo XX. Además, con el objetivo de relacionar contenidos con la
actualidad, resultaría útil cruzar información sobre las situaciones contemporáneas de
participación de las mujeres, no solo en cuanto el derecho a voto, sino también en lo que
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respecta a su presencia en cargos políticos representativos y de toma de decisiones. En
este sentido, el artículo: “Las mujeres en la política latinoamericana: nuevos liderazgos,
viejos obstáculos” (Fernández, 2008) arroja reveladores datos sobre la sub-representación
femenina en puestos de poder, situación que se reproduce en toda Latinoamérica, pero se
agudiza en nuestro país. Para este mismo tema, además resulta esclarecedor el Informe
2011 de ONU-Mujer.
En estos mismos contenidos, y como una forma de contrastar distintas visiones históricas, se recomienda la obra publicada bajo el régimen militar: Tres ensayos sobre la
mujer chilena, siglos XVIII, XIX y XX, de Santa Cruz et al. (1978), que se constituye en
un hito historiográfico al ser la primera en abordar particularmente a las mujeres como
las protagonistas de sus páginas. Por la extensión del período histórico que aborda, se
sugiere para la Unidad 2: Construcción de una identidad mestiza, contenido El legado
español; Unidad 3: La creación de una Nación, contenido La independencia americana;
Unidad 5: El siglo XX la búsqueda del desarrollo económico, para el contenido Cambios
políticos, culturales de Chile, aunque presenta una visión ideológicamente marcada de
apoyo implícito al Régimen militar; y en el caso del Programa de 2º medio, se sugiere
el contraste de visiones historiográficas y la discusión en torno a las interpretaciones
disímiles del período (MINEDUC, 2005: 82).
Si bien la obra de Santa Cruz hace una revisión temporalmente extensa de la participación femenina en la historia de Chile, cabe señalar que esta obra está cruzada por una
visión conservadora y tradicionalista del rol de las mujeres en la sociedad, asociándolas
con su deber de ser agradables a los hombres. Lo que recuerda que se trata de un discurso poderoso y de gran influencia en el occidente moderno, desarrollado por Jacques
Rousseau, en su célebre obra Emilio, donde señala que la mujer “(…) desde muy temprano debe aprender a padecer hasta la injusticia, y aguantar, sin quejarse, los agravios
de un marido” (1821: 182). Es así como frecuentemente se recurre a descripciones de
estereotipos femeninos universalizándolos: “(…) las araucanas como todas las mujeres
del mundo, tenían vanidad y procuraban parecer bien” (1978: 19). La obra se centra en
la descripción de la vida de mujeres destacadas, mayormente provenientes de las elites
sociales de cada época. Por otro lado, insiste en señalar como atributos femeninos la
belleza y la gracia, dotándolas de una connotación nacionalista: “Chile se destaca en
el concierto de las naciones americanas por haber otorgado a la mujer, desde temprano,
derecho a voto” (203). También resalta la belleza de la mujer chilena, supuestamente
reconocida en todo el mundo civilizado. Se destaca el rol de las mujeres más como objetos que como sujetos históricos; relacionándolas con aspectos estéticos no conflictivos
o no presentes en los procesos históricos conflictivos, reforzando la idea de las mujeres
como objetos agradables o adornos. Estas ideas pueden ser analizadas críticamente tomando como punto de referencia los planteamientos de Bourdieu, quien enmarca estos
prejuicios en la dominación masculina, manifestación simbólica y oblicua del sistema
sexo-género patriarcal:
Al estar así socialmente inclinadas a tratarse a sí mismas como objetos estéticos, destinados a
suscitar la admiración tanto como el deseo, y en consecuencia a atraer una atención constante
a todo lo relacionado con la belleza, (…) se encargan de manera natural, en la división del
trabajo doméstico, de todo lo relacionado con la estética y (…) de la gestión de la imagen
pública y las apariencias sociales de los miembros de la unidad doméstica, los niños, pero
también los maridos, que les delegan con harta frecuencia la elección de su ropa (2000: 31).
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Para la misma Unidad, el artículo de Margarita Iglesias: "Dispositivos de poderes
coloniales, sexuación de espacios y representaciones sociales" (2006), que expone las
relaciones de poder existentes durante la Colonia, revelando las tensiones que configuran
un espacio público masculinizado y prohibido a las mujeres, las que son relegadas al
ámbito privado. Estos aspectos de la vida colonial son escasamente considerados en el
discurso oficial de la historia de Chile.
Una obra clave de la historización con perspectivas de género, el ensayo de Sonia
Montecino: Madres u huachos. Alegorías del mestizaje chileno (2007), puede ser usado
como un interesante contrapunto respecto a las interpretaciones tradicionales de la constitución de nuestra identidad, al retratar las relaciones familiares de la época, centradas
en la figura de las mujeres como ejes de la familia, en contraposición a la imagen tradicionalmente presentada de la familia nuclear y el jefe de hogar, en este sentido, coincide
con lo planteado por Brito (2005).
Volviendo a la Unidad 4 y el contenido: La Cuestión Social, Alejandra Brito presenta
un gran aporte en el conocimiento de las condiciones de vida de los sectores populares,
así como a las presiones a las que se vieron sometidos por las clases dirigentes, visibilizando a las mujeres y aportando una visión de las relaciones hombres-mujeres desde
la perspectiva de género. Se trata del libro: De mujer independiente a madre. De peón
a padre proveedor. La construcción de identidades de género en la sociedad popular
chilena. 1880-1930 (2005). Se destaca el conflictivo proceso de imposición del modelo de
familia nuclear sobre los sectores populares y el choque cultural que significó frente a sus
tradicionales formas de organización familiar fuera del matrimonio, en las que la figura
de padres ausentes, madres solas e independientes laboralmente activas e hijos huachos
se constituían en la regla. De la misma autora, además, se recomienda el artículo: "La
inserción de las mujeres en las actividades productivas locales. Concepción 1840-1900"
(2006). En este se presenta la importancia del actuar femenino como protagonista en
espacios productivos como la agricultura y el comercio, el que generalmente es invisibilizado por una lectura tradicional de los roles de género. Se agrega el ingrediente de
tratarse de un estudio de carácter regional, lo que contribuye a romper con otro dogma
historiográfico: el excesivo centralismo para describir los acontecimientos nacionales.
En el mismo contenido y continuando con una lógica desmitificadora sobre la construcción y carácter de la clase obrera chilena, resulta útil el artículo de Isabel Núñez
Salazar: "El sujeto femenino en la Pampa salitrera: una mirada desde los estudios de
género, en el que revela el importante rol femenino en los circuitos obreros" (2007). En
esta misma línea, analizando las estrategias de inserción laboral de las mujeres a principios del siglo XX, así como la pervivencia de sesgos tradicionalistas en este proceso,
una excelente obra es Labores propias de su sexo, de Elizabeth Hutchison (2006), la cual
presenta el complicado escenario que las mujeres debieron afrontar y el tipo de trabajos
a los cuales fueron incorporándose.
Para la Unidad 5: El siglo XX, en su contenido: El nuevo rol del Estado; específicamente en lo referido al cambio demográfico, con una perspectiva de género, resulta
recomendable el artículo: Una historia con olor a leche: de la desnutrición a la obesidad,
de Isabel Pemjean (2011); la autora revisa el itinerario de las políticas públicas en el
ámbito del cuidado de la infancia y el rol otorgado a las mujeres en esta tarea. Se visibiliza un componente de reforzamiento de los roles tradicionales a través del discurso y
la práctica del Estado, pues toda la responsabilidad del cuidado de los y las niñas y de
la familia recae sobre las mujeres, como dueñas de casa, madres y esposas.
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Esta misma Unidad, contenido Cambios sociales, políticos y económicos, puede ser
abordada a través del trabajo de Ana María Ledesma: La sociedad en vitrina, en el que
la autora cuestiona el carácter supuestamente transgresor de la cultura pop de la década
de 1960-1970, demostrando que en el caso de nuestro país, se tiende a adquirir modelos
provenientes de la cultura de U.S.A., específicamente en lo referente a su concepto de
familia nuclear y división sexual del trabajo. Así se genera un discurso que define lo
femenino en torno al cuidado de la belleza física y a las labores del hogar (2005). Para
esto, la autora analiza la publicidad presente en las denominadas revistas femeninas de
la época demostrando la existencia de un discurso sobre le feminidad marcadamente
tradicionalista, que no sólo representaba supuestas actividades e intereses típicamente
femeninos, sino también actuaba como promotor de estas ideas respecto de las mujeres.
Para una comparación, se puede recurrir al estudio crítico sobre este fenómeno en la
sociedad norteamericana, realizado por Betty Friedan (1965). De gran alcance debido
no sólo a su validez epistemológica, sino también por la enorme influencia que la cultura estadounidense ha tenido sobre la nuestra, se revela el amplio dominio masculino
ejercido en las revistas femeninas, como editores, periodistas y escritores; estos varones
estaban imbuidos de la moral del período de post Segunda Guerra mundial y añoraban
la imagen del hogar dulcemente presidido por una buena dueña de casa, garante del
confort y la paz familiar:
A la mujer se la enseñó a compadecer a aquellas mujeres neuróticas, desgraciadas y carentes de feminidad que pretendían ser poetas, médicos o políticos. Aprendió que las mujeres
verdaderamente femeninas no aspiran a seguir una carrera, a recibir una educación superior,
a obtener los derechos políticos, la independencia y las oportunidades por las que habían
luchad las antiguas sufragistas. […] Miles de voces autorizadas aplaudían su feminidad, su
compostura, su nueva madurez. Todo lo que tenían que hacer era dedicarse desde su más
temprana edad a encontrar marido y a tener y criar hijos (29-30).
Además, se acentúa la importancia de la interesada participación de los fabricantes
de electrodomésticos en sus páginas, plagadas de anuncios de este tipo de productos. Se
podría realizar un interesante análisis del carácter y la influencia de publicidad actual y
cómo esta en gran medida sigue reproduciendo los estereotipos de género tradicionales,
vinculando, por ejemplo, a las mujeres a productos de limpieza y cocina, al tiempo que
los hombres aparecen ligados a los negocios y al trabajo asalariado en general.
Para finalizar, sobre el accionar de las mujeres en la historia de Chile, una mirada
de conjunto, realizada desde distintas y actualizadas perspectivas sociológicas e historiográficas, la constituye la obra: Mujeres chilenas. Fragmentos de una historia, cuya
compiladora es la destacada investigadora chilena Sonia Montecino Aguirre (2007). En
esta se desarrolla una extensa revisión crítica de los múltiples ámbitos y formas que ha
adoptado el accionar histórico de las mujeres, así como sus características, problemas y
desafíos. Por la extensión temporal que abarca así como la calidad de sus aportes, puede
ser considerada como un material de apoyo transversal en este nivel educativo.
3.3. TERCER AÑO MEDIO
En este nivel, se considera el Objetivo Fundamental 7: “Comprender que el conocimiento histórico se construye (…) reconociendo y contrastando diferentes puntos de
vista en torno a un mismo problema” (MINEDUC, 2004: 16).
Se propone trabajarlo en la Unidad 1: La diversidad de civilizaciones, contenido Las
primeras expresiones culturales de la Humanidad y Noción de evolución, proponemos
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el interesante estudio de Ángeles Querol: El papel asignado a las mujeres en los relatos sobre los orígenes humanos (2005). E esta obra se realiza una crítica e interesante
revisión de las representaciones de la evolución humana y cómo las mujeres han sido
prácticamente invisibilizadas o se les ha asignado un papel secundario o de franca inferioridad. Además, cuestiona la pertinencia teórica de ideas que se presentan como hechos
científicos y sobre los que se construye el relato del origen de la humanidad, proponiendo
lecturas alternativas acordes con la revaloración del papel femenino en estos procesos.
Para la Unidad 4: El Humanismo y el desarrollo del pensamiento científico, en el
contenido La expansión colonial europea, resalta el artículo de la investigadora chilena
Alejandra Araya: “De espirituales a histéricas: las beatas del siglo XVIII en la Nueva
España” (2004). En este analiza el problemático rol de las mujeres que, alejadas de las
órdenes y de las jerarquías eclesiásticas, asumían una vida beata, es decir, de pobreza
y castidad, manifestando mantener comunicación con la divinidad y así contrariando a
las autoridades eclesiásticas de la época, conformadas exclusivamente por varones. Así
mismo, analiza los términos de su procesamiento y condena por la inquisición americana, desde la perspectiva de su carácter rupturista, mostrando tanto el carácter de la vida
social de la época como el peligro que representaban estas mujeres para la autoridad y
los dogmas de la Iglesia.
En la Unidad 5: La Era de las Revoluciones, el contenido Europa en crisis, las
guerras mundiales, resulta interesante la obra de François Thébaud: La Primera Guerra
mundial: ¿la era de la mujer o el triunfo de la diferencia sexual? (2001). Se analizan de
manera crítica los supuestos avances de las mujeres en la conquista de espacios sociales,
poniendo de manifiesto que los logros de corto plazo, como la inclusión en las actividades
productivas, finalmente en muchos casos concluyeron con un proceso de reafirmación
de la masculinidad tradicional patriarcal y violenta, durante y después de la guerra, lo
que significaría que, terminado el conflicto, los hombres regresaran a tomar su lugar en
los trabajos, desplazando a las intrusas de regreso a sus espacios tradicionales como el
hogar. Por otro lado, cabe destacar la obra La Historia de las mujeres, dirigida por George
Duby y Michelle Perrot, que consta de 5 tomos y cubre desde la historia antigua hasta
la época contemporánea, es altamente recomendable para el trabajo en 3º y 4º medio,
de acuerdo a los actualmente vigentes Planes y Programas del MINEDUC. Este trabajo
trata seria y amenamente un amplio abanico de temas históricos e incorpora múltiples
puntos de vista y discusiones historiográficas actualizadas, siempre manteniendo como
eje temático a las mujeres y sus devenires históricos.
Para el abordaje del contenido La revolución francesa, de la misma Unidad, se propone la obra de Albert Soboul: Comprender la Revolución francesa (1983), que dedica un
capítulo al tema: Las mujeres y la Revolución francesa. Se señala la gran participación
femenina inicial en el proceso revolucionario, así como su carácter asociado a preocupaciones más bien prácticas, como el alza de precios de artículos de primera necesidad, así
como el carácter callejero y confrontacional de las protestas (éstas no dudaron en asaltar
los barcos y repartir el grano entre la población durante una revuelta callejera en París).
Esta movilización femenina sería rápidamente cooptada, prohibiéndose los clubes de
mujeres y finalmente eliminándolas de toda posibilidad de acceso a la toma de decisiones.
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3.4. CUARTO AÑO MEDIO
Se propone trabajar a partir del Objetivo Fundamenal Transversal, Formación ética,
tomando como eje aquel que resalta: “(…) los valores que se vinculan con los derechos
humanos (…) la democracia (…) la pluralidad de visiones (…)” (MINEDUC, 2004: 14).
A partir del contenido de la Unidad 1: “(…) la transformación en la inserción social
de las mujeres”, la obra de María Soledad Zárate y Lorena Godoy, Análisis crítico del
trabajo femenino en Chile (2005). En esta se realiza una revisión crítica de las representaciones tradicionales de la función femenina en los procesos económicos, revelando su
invisibilización y la correspondiente interpretación equivocada de procesos en los cuales
las mujeres han tenido una intensa y fundamental participación. Aquí se podría no sólo
establecer estos errores cometidos en casos particulares, sino también dar cuenta de la
tendencia de la historiografía tradicional de cometerlos, las consecuencias que acarrean
y las posibles explicaciones de su ocurrencia.
Respecto a este proceso, pero en el contexto mundial, se propone la revisión de la
interesante obra de Michelle Perrot: Mujeres en la ciudad (s/f). Aborda las múltiples
formas en que las mujeres se han incorporado al espacio público de forma paulatina,
partiendo de ejemplos de lo ocurrido durante la Revolución francesa hasta llegar a las
luchas sufragistas y la profesionalización de las mujeres. Resulta interesante que esta
revisión se realiza sobre la base de un fuerte contenido de imágenes de excelente calidad
y tomadas de obras de arte de nivel mundial, incluyendo a pintores clásicos y analizando
la evolución de la imagen femenina a través del tiempo.
Para este mismo contenido, de Santa Cruz et al., Tres ensayos sobre la mujer chilena,
se recomienda el capítulo destinado al tránsito femenino durante el siglo XX, sobre todo
en lo que respecta a fenómenos como el descenso de la natalidad, así como de la incorporación de las mismas en las luchas políticas. Sin embargo, se hace necesario reiterar
algunas reservas en torno a sesgos ideológicos de la obra que ya se han citado y que se
relacionan con las interpretaciones un tanto tradicionalistas de la función de las mujeres
en la sociedad, relacionadas con el pensamiento de la derecha política y manifestadas
por ejemplo en la adjudicación de valores universales femeninos (amor a la familia e
instinto maternal) y caracterizaciones generalizadoras de las mujeres chilenas, sobre todo
respecto a los valores femeninos, los cuales manifiestan una creencia en la esencialidad:
“La lucha de la mujer por la consecución de sus derechos hay que entenderla en el
campo más amplio de los valores que se anidan en el interior de la mujer (…)” (185).
Además, en este marco, la Unidad 2: América Latina contemporánea, para el contenido América latina en la segunda mitad del siglo XX (…) Gobiernos autoritarios. Se
propone para el abordaje de esta conflictiva temática, la revalorización del respeto a los
Derechos Humanos y la importancia de rescatar la memoria, el artículo de Margarita
Iglesias: “Trauma social y memoria colectiva” (2005). Aquí se plantean los conflictos
aún latentes en la sociedad chilena, así como el rol protagónico que jugaron y juegan las
mujeres en la denuncia y búsqueda de justicia frente a los atropellos ocurridos durante
la Dictadura militar. De igual manera, se destaca la importancia de la actuación de los
tribunales de justicia en la sanción a los violadores de los derechos fundamentales, así
como de la discusión pública de estos temas en el seno de la sociedad.
Para cerrar, una obra de reciente aparición que resultaría una sugerencia casi transversal en lo que a respecta contenidos en los cuales poder incorporarla es Algunas, otras
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de Corporación Humanas (2010). Aquí se hace un recorrido por la biografía de una serie
de personajes femeninos extraordinarios, las que en su mayoría han sido ocultadas por la
historia oficial. Esta heterogénea revisión aborda temporalmente desde el Chile prehispánico hasta la primera mitad del siglo XX. En la obra se muestra un variado abanico de
figuras femeninas que incluye mujeres de la elite, obreras e intelectuales, feministas y
oligarcas. Solo como muestra se pueden mencionar a la ya mítica Catalina de los Ríos y
Lisperguer, la Quintrala, resaltada por el carácter contradictorio y rupturista tanto de sus
propias acciones como de los discursos que se han construido en torno suyo; la anarquista
de origen español Belén de Sárraga, luchadora sindical y líder intelectual vinculada a los
movimientos obreros del norte minero; las educadoras Antonia Tarragó e Isabel Lebrun,
vinculadas al decreto Amunátegui y al acceso de las mujeres a la educación superior,
etc. Y así un largo listado de mujeres que hicieron acto de presencia en la historia de
nuestro país aunque no lo habían hecho en su historiografía.
Finalizando esta revisión de los aportes de la historiografía en la visibilización de las
mujeres, es necesario señalar que en el momento actual de la evolución del conocimiento
sobre la participación femenina en la historia, se plantea que la indiscutible presencia de
las mujeres en los acontecimientos históricos no es en ningún caso sinónimo de igualdad.
Más bien, se trata de señalar que aún en las relaciones desiguales de poder, las mujeres
han logrado ocupar espacios en la sociedad de acuerdo a sus épocas y culturas, han incurrido en rebeldías particulares e, incluso, muchas veces en contra de las convenciones
sociales, han conquistado nuevos espacios.
4. CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS
Una de las razones que motivó en principio las exploraciones en este ámbito y
posteriormente la realización de este artículo, fue la sospecha de que la ausencia de
contenidos o perspectivas de análisis que incorporen activamente al sujeto femenino en
los ámbitos institucionales, particularmente en la educación, resulta un impedimento
para que las políticas de igualdad de géneros, alcancen todos sus objetivos y tengan
el impacto que nuestra sociedad requiere y, de paso, que nuestro país cumpla con sus
compromisos internos, en aras de la democratización real de nuestra sociedad, y con los
internacionales, en lo que respecta a los alcances del discurso en torno a la defensa de
los Derechos Humanos en su sentido amplio.
Al parecer, existe cierto consenso en torno a la lentitud con la cual se desarrollan los
procesos de cambio cultural y resulta esperable que pasen aún muchos años para que problemas como la discriminación hacia las mujeres dejen de expresarse con tanta fuerza y en
ámbitos tan variados, incluso hasta extremos de violencia como el del feminicidio. Pero, de
la misma manera, debemos asumir que los gobiernos y más aún nuestro Estado, a través
de sus políticas y, sobre todo, a través de su capacidad de generar jurisdicción, luchen para
superar toda forma de discriminación y violencia, entre las que se encuentran las señaladas.
Por ello, se entiende como parte de esta misión del Estado, encarnado en sus gobiernos, la tarea de emprender en cada ámbito de su incumbencia el largo camino hacia la
superación de las trabas para la construcción de una sociedad justa e igualitaria, única
definición que cabe para una sociedad realmente democrática. En este contexto, quizás
una de las tareas principales de los estados es la de educar a sus ciudadanos y ciudadanas.
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De esta manera, la ausencia de una perspectiva de género operante y materializada
en las políticas educativas de nuestro Estado, no puede sino ser interpretada como una
flagrante contradicción y una deuda con la ciudadanía en el marco del problemático campo
de la educación. Por otro lado, al realizar este ejercicio, resulta evidente la disponibilidad de fuentes y estudios de diversas temáticas y perspectivas de análisis que abordan
tanto la historia de las mujeres como las problemáticas de las relaciones de género en
la sociedad, por lo cual su ausencia de los textos oficiales emanados por el Estado sólo
puede explicarse por una falta de voluntad política o un grave desconocimiento de los
avances producidos por la academia en este ámbito del conocimiento.
Por el momento, sólo es posible contar con la buena disposición y la inquietud
intelectual de profesores y profesoras que por iniciativa propia busquen incorporar estas
temáticas o perspectivas de análisis para realizar sus clases. A pesar de las dificultades
para acceder a muchos de estos textos, cabe señalar que un buen número de ellos está
disponible en internet. Cualquiera sea la causa, se pone de manifiesto tanto la necesidad
de superar estas limitaciones como la posibilidad de hacerlo.
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