Nomadismo: Traslación, traducción, transposición

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Nomadismo: Translación, traducción, transposición
Dra. Mireia Feliu Fabra
1. Introducción
La movilidad es, sin ninguna duda, uno de los ejes vertebradores y estructuradores, sobretodo
a nivel social y económico, de la contemporaneidad. Hablamos de una movilidad que afecta
tanto a personas, bienes, capital, como información. El presente artículo quiere ser una
introducción a la investigación desarrollada por la autora entorno al concepto de movilidad
nómada en la contemporaneidad, relacionando, en este caso, pensamiento crítico occidental
(centrado en Rosi Braidotti y Zygmunt Bauman) y arte contemporáneo. La movilidad nómada,
entendida como subjetividad crítica, es mirada comprometida que huye de la organización
codificada y preestablecida, porque se basa en la propia experiencia de recorrido como
generadora de sentido, esto es, como aproximación responsable, efectiva y afectiva hacia una
realidad contemporánea entendida como un todo heterogéneo, contradictorio e interrelacional.
2. Movilidades
Para empezar, dibujemos de manera básica tres tipos de movilidades actuales, no para cerrar
esta cuestión en una clasificación simple, sino para poner en relieve su dimensión expansiva, en
la complejidad contemporánea.
1. Movilidad A: Movilidad sin restricciones, hacia la que se dirigen todos los esfuerzos
tecnológicos y económicos dentro del Primer Mundo occidental.
2. Movilidad B: Desplazamiento forzado por conflictos políticos, sociales, económicos,
culturales o religiosos.
3. Movilidad C: Movilidad nómada, planteada no sólo como desplazamiento literal, sino
como estrategia de subversión a cualquier convención.
El primer tipo de movilidad, identificada como “A”, se desarrolla en el contexto del actual
mundo occidental. Se caracteriza por la falta de restricciones, físicas (vuelos low cost, tren de
alta velocidad, o la no necesidad de visado para viajar por los territorios del Primer Mundo
occidenatl), y virtuales (acceso a Internet: redes sociales, transacciones económicas,
información inmediata,...). En la movilidad A, la compresión espacio-tiempo es tal, que ya no se
necesita desplazamiento. En el mundo globalizado, la capacidad de acceder a esta movilidad
estratifica de manera jerárquica la sociedad. Los ricos cada vez son más ricos y se mueven
más, y los pobres, más pobres, y necesitan más “papeles” para moverse. De hecho, este último
tipo de desplazamiento migratorio por necesidad, lleno de dificultades, riesgos y trabas
burocráticas, des de territorios “periféricos” del Tercer Mundo hacia “centros” del Primer, es el
que definimos como movilidad “B”.
La movilidad “C”, la de la subjetividad nómada, se presenta como estrategia para actuar e
incidir sobre esta realidad de manera efectiva y positiva. Supone el replanteamiento de
conceptos varios como casa, raíces, memoria, familia, territorio, etc., los cuales acostumbramos
a concebir como fundamentos identitarios cerrados en sí mismos, inmóviles. Sin embargo,
mediante el desplazamiento, adquieren una nueva dimensión, más flexible y maleable pero, al
mismo tiempo, más fuerte y consistente, precisamente porque se construyen haciendo ruta, y
basan sus fundamentos en el proceso del trayecto, las relaciones y el respeto.
3. Contradicciones
El proceso de globalización se enmarca dentro de un sistema capitalista avanzado que se
extiende más allá de los territorios Estados-nación, actualmente en crisi económica y
geopolítica. Aún siendo global en sus premisas, el capitalismo es móvil, se adapta y es flexible a
las distintas situaciones de acuerdo con un objetivo basado esencialmente en el beneficio
económico. Esto es lo que lo hace violento y cruel y, por las desigualdades que provoca,
condenado a autodestruirse. Sin embargo, como sistema sin conciencia social y dirigido al
capital, su finalidad es perpetuarse. Sus efectos contradictorios se hacen evidentes.
De la mano de Rosi Braidotti [1], señalamos una primera contradicción:
1. Un proceso de globalización sobretodo económica, que afecta a los procesos culturales
caracterizados por la aceptación de un estilo de vida regido por el consumismo y las
telecomunicaciones.
2. La fragmentación de estos procesos culturales, a través de reivindicaciones
diferenciales regionales, nacionales, culturales, etc. “no sólo entre bloques geopolíticos
sino, además, dentro de ellos” [2].
En
la
constatación
de
la
contradicción
contemporánea
(globalización
económica
y
fragmentación geopolítica), podemos identificar las raíces de esta contradicción: la lucha de la
Ilustración entre su deseo de universalidad y su proclama por la “individualidad flexible” [3].
Convertida la cultura en mercadería, en el proceso de globalización económica se produce la
homogeneización de los procesos culturales dentro del sistema basado en el consumo; al
mismo tiempo, siempre en el marco de un objetivo basado en el capital, la globalización
promueve el multiculturalismo como estrategia de mercado, favoreciendo los estereotipos
culturales, sobretodo de raza y género, en unas coordenadas donde espacio y tiempo, lo hemos
dicho, están absolutamente comprimidos. La reacción a estos estereotipos que reducen culturas
y naciones a folklores de estampilla en contraposición al imaginario identitario del Estadonación, es una de las causas de la fragmentación geopolítica actual.
4. Fronteras
Entre el 3 de mayo y el 30 de septiembre de 2007, tuvo lugar en el Centro de Cultura
Contemporánea de Barcelona (CCCB) la exposición Fronteras, coproducida por el mismo CCCB
y el
Musée des Confluences. Esta muestra sirvió de reflexión sobre el significado ambivalente
y arbitrario del término fronteras, a la vez que ponía sobre la mesa los conflictos y sufrimientos
humanos en zonas fronterizas interestatales clave, como el estrecho de Gibraltar o la frontera
entre México y Estados Unidos. Por otra parte, la exposición también reflexionaba sobre los
diferentes tipos de fronteras, sus contextos, así como las situaciones originadas a raíz de su
presencia, a veces opuestas a su concepción: aislamiento, refugio, seguridad, puntos de
encuentro, líneas de confrontación, divisiones voluntarias, divisiones impuestas ...
Una de las cosas que más me llamaron la atención de esta exposición fueron los mapas creados
por Philippe Rekacewicz, a través de los cuales se localizaban las zonas conflictivas: eran mapas
dibujados y pintados a mano, con lápiz de color. La cartografía devenía mental y emocional a la
vez. Mental porque respondía a aquella imagen que se cree fiel a la realidad, precisamente por
su abstracción, exactitud geométrica y a escala, haciéndonos olvidar que, de hecho, el mapa no
deja de ser una representación, un punto de vista concreto. Pero en esta imagen mental las
fronteras eran inexactas y, en este sentido, clamaban el carácter subjetivo de su
representación. Eran mapas emocionales, a través del trazado orgánico del lápiz, en algunas
líneas más fuerte que en otras, haciéndolas más gruesas o más delgadas, y el color más
intenso o blanquecino, en función de las vivencias humanas que marcaban la memoria de los
territorios representados.
Asimismo, el cartógrafo añadía reflexiones en el interior de los mapas sobre los conflictos
surgidos. ¿Cómo denominar el mar entre Japón y Corea? ¿Qué nombre dar al Golfo "Pérsico"?
Además, la conciencia y el compromiso hacia el sufrimiento de las personas en territorios en
conflicto se reflejaba en el trazo que sobrepasaba el de las líneas fronterizas. Era el caso de la
representación de población desplazada y refugiada, especialmente en el este del continente
africano. El grueso irregular de las flechas violetas representando el flujo de refugiados que
habían atravesado una frontera llegaba a ser de tal magnitud, que se sobreponían al dibujo de
dichas fronteras interestatales creadas arbitrariamente por la colonización, evidenciando, así, el
drama de sus efectos.
En estos mapas, pues, las fronteras tenían una doble voz: la primera, la arbitrariedad de
muchos de sus límites impuestos por los Estados modernos. La segunda, la re-interpretación de
las fronteras por un sujeto emocional y comprometido con los territorios representados y las
comunidades que los habitan, sus vivencias, sus sufrimientos y sus complejidades. Aquí, en
este compromiso localizado en forma de trazo, encontramos la manifestación de una
subjetividad nómada, en una intersección entre cartografía y arte.
Entre el 26 de mayo y el 10 de junio de 2002, un grupo de 47 mujeres, feministas y pacifistas,
procedentes de diferentes territorios de la antigua Yugoslavia y Albania: Kosovo, Bosnia,
Croacia, Serbia y Macedonia, inician un viaje a pie : un trayecto de 3.000 kilómetros para
atravesar 12 fronteras, para estar presente en aquellos lugares que sufrieron las atrocidades de
una guerra. Es una llamada al diálogo, a la comunicación democrática, a la reconciliación de un
conflicto que ha levantado fronteras físicas y también invisibles. El peregrinaje de estas
militantes itinerantes fue documentado a través de un film, The Women of the Twelve Borders
[4], y de un libro, Balkan Women for Peace: itinerante of Cross-border Activism [5]. Ambos son
testigos de los diálogos, pensamientos y emociones surgidas a lo largo de la experiencia. Las
mujeres expresan las dudas de un camino real hacia la reconciliación entre territorios, en el
marco de la política con un discurso dominante patriarcal que ha creado fronteras a través del
odio y el conflicto bélico. Asimismo, este activismo itinerante señala "la presencia persistente de
IDP (gente desplazada internamente [Internally Displaced People] a través del territorio de esa
antigua región multicultural e intrarreligiosa que era Yugoslavia" [6]. Esta acción, en tanto que
desplazamiento nómada, tiene precisamente su sentido en el recorrido, en el atravesar
físicamente las fronteras que dividen a sus protagonistas. Se trata de una "práctica política
corporizada [7], y de aquí su fuerza, su contundencia. La acción se convierte en el mismo
territorio, que se cuestiona, se vive, se siente, se contiene, se llora y se afirma. Mientras cruzan
la frontera entre Macedonia y Kosovo, la portavoz de la caravana escribe: “Salimos sin saber
qué acabábamos de atravesar: ¿un puesto de control de un país en guerra? ¿Una frontera de
un país en paz? ¿Una división que no era frontera entre dos regiones que no eran países? ¿Una
frontera emergente entre dos países emergentes? […] Sencillamente atravesamos algo que no
sabíamos qué era” [8].
El peregrinaje por los territorios divididos supone, para estas mujeres, el tener que convertir los
propios sentimientos de dolor y odio en perdón y reconciliación. Son, en este caso, fronteras
invisibles, pero que también se deben cruzar: el diálogo implica desplazamiento y valentía. “Al
confrontar experiencias entre sí, también evocan el espectro de sus propias emociones
nacionalistas, el resentimiento y los sentimientos viscerales xenófobos. El proceso ético de
transmutación de las pasiones negativas en pasiones positivas no puede hallar mejor
ilustración: (…) dar testimonio, recibir y contener el dolor de otros, sólo estar presente –que
son los gestos básicos de la vida-, afirmar vínculos, no a pesar de las heridas y el dolor, sino a
través de ellos.” [9]
Así pues, realmente, ¿son las fronteras lo que se debe superar? ¿O bien son las causas? Las
causas políticas, económicas y fundamentalistas que las crean, y también aquellas causas con
voluntad homogeneizadora que las querrían obviar. Porque, de hecho, estas causas podrían
resumirse en una sola palabra: poder. De ahí la naturaleza esquizofrénica [10] del capitalismo
avanzado.
Bauman identifica el poder como uno de los dos grandes ejes alrededor de los cuales se
desarrolla la globalización [11]. El otro eje sería el sentido, es decir, lo que da valor a las
acciones y direcciona la gran mayoría de las investigaciones para mejorar la efectividad
tecnológica. El sentido de la globalización es, según Bauman, la movilidad: esto es, la libre y
rápida circulación de personas, bienes, y capital. Aquella movilidad que al inicio ya habíamos
identificado como Movilidad "A".
Y a mayor movilidad, mayor poder.
5. Diálogos
5.1. Exotismo, multiculturalidad y migración
Según Bourriaud, el discurso posmoderno, desde su posición crítica al eurocentrismo del
hombre blanco y al discurso colonialista del universalismo moderno, no ofrece ninguna nueva
posición de diálogo, sino de sustitución. Esto es, no propone ningún recorrido entre puntos de
vista, sino el cambio de un punto por el otro, sin conexión entre ellos, sin ruta y, por lo tanto,
sin oportunidad de ninguna otra alternativa que la de un binomio.
Señalemos, pues, una nueva contradicción de la contemporaneidad:
1. Por un lado, el discurso humanista defiende un "multiculturalismo estético" que refleja
los códigos culturales minoritarios en peligro de desaparecer.
2.
Por otro lado, el discurso humanista celebra también "el fin de las ideologías", con la
caída del muro de Berlín como símbolo más reciente. Pone énfasis en la producción
social según su eficacia económica y, por lo tanto, tiende a erradicar los particularismos
culturales
e
históricos
en
económicamente eficientes.
favor
de
unos
códigos
"globales"
considerados
El capitalismo avanzado y la lógica de su pensamiento actúan, pues, como multiplicadores de
diferencias que posteriormente son capitalizadas. La conversión de la diversidad cultural, de
raza o étnica en mercancía exótica o en producto de consumo, entra dentro del campo del
llamado multiculturalismo corporativo.
En octubre de 2010, Angela Merkel, en un congreso celebrado por las Juventudes
Democristianas en Potsdam, afirmó que la intención de conseguir una Alemania multicultural
había fracasado. Merkel relacionó la inmigración con la bajada del nivel educativo, la crisis
económica y el aumento de inseguridad en el país. Pero, seguramente, el fracaso del que
hablaba Merkel en su discurso se basa en el error de planificar estrategias de multiculturalidad
en vez de interculturalidad. Esto es, pensar en los desplazados como acumulaciones de
población "extraña" que hay que integrar en un nuevo marco cultural, el alemán en este caso,
en lugar de pensar de qué manera se puede favorecer la construcción de puentes de
cooperación que faciliten el diálogo entre ciudadanos de origen diverso: de acuerdo con el
contexto territorial, y de acuerdo también con los códigos culturales de residentes y recién
llegados. Y es que los puentes, a la larga, tendrán que ser discutidos, negociados, construídos y
cruzados por la misma sociedad civil, tanto de origen alemán como inmigrante. En este sentido,
sería interesante realizar una revisión del concepto de ciudadanía, recordando la naturaleza
multiestratificada de cualquier sujeto y, por tanto, olvidando la concepción del otro y del yo
como dos unidades esenciales y extrañas entre ellas.
Debemos tener presente cómo se ha construído la identidad europea: concibiéndola como un
todo único e idéntico a sí mismo. La tradición filosófica europea define al otro por la diferencia,
y al considerar ésta fundacional, implica para el otro un grado de inferioridad respecto al
Sujeto, el cual es por esencia neutro, esto es: masculino, blanco y heterosexual. Europa
necesitaría renunciar a la idea de ejemplaridad y hacer hincapié en la complejidad de la
subjetividad.
La subjetividad nómada, en este sentido, invita a la traslación: no se reconoce como esencia
sino como devenir, y es en este sentido que entiende la diversidad y la contradicción que ésta
puede conllevar como un factor estructural de su identidad. Asumir esta complejidad es, pues,
un acto de responsabilidad, porque implica asumir la historia de la propia cultura en todos sus
afectos y efectos.
5. 2. Translación, traducción, transposición
Nicolas Bourriaud concibe la capacidad de desplazamiento como aquella de adaptación y de
creación de nuevos espacios de diálogo en cada nueva localización. La capacidad de generar y
formar parte de nuevos relatos en diferentes situaciones, de participar de nuevos discursos, de
profundizar en el pensamiento, descubriendo y generando nuevas "capas", nuevos recorridos
[12]. Como los nómadas del mar que nos recuerdan Deleuze y Guattari [13], los cuales definen
la ruta a cada tramo, en cada pequeño trayecto. Al final de éstos, y según la situación, se vira
el rumbo hacia una orientación u otra, de acuerdo con el nuevo destino o etapa. El trayecto,
pues, se convierte en la traslación, la conexión entre puntos, entre códigos, los cuales no dejan
de ser condicionados por el mismo viaje en un espacio liso, el mar, a la vez lleno de accidentes
invisibles, las hacceidades.
Este trayecto entre códigos es lo que Bourriaud define como traducción. La traducción implica
un desplazamiento a lo largo del cual se produce enriquecimiento, en un proceso de
interrelación de puntos de vista que, a su vez, generan otros terceros.
Rosi Braidotti utiliza los términos transposición y traslación para indicar también el
desplazamiento y la intercomunicación entre códigos y disciplinas: “una transferencia
intertextual que atraviesa fronteras, transversal, en el sentido de un salto desde un código, un
campo o un eje a otro, no meramente en el modo cuantitativo de multiplicaciones plurales sino,
antes bien, en el sentido cualitativo de multiplicidades complejas” [14]. La movilidad concepual
implica, pues, un ponerse a andar y, en ese mismo acto errante, descubrir nuevas perspectivas
que devienen, ellas mismas, líneas con raíces pivotantes entre discursos que, en un principio,
podrían parecer antagónicos.
El film Women without men [15], dirigido por Shirin Neshat, es un ejemplo de este
cuestionamiento continuo que sólo puede interpretarse desde el desplazamiento, desde la
traducción. Y es a través del simbolismo, intrínseco a esta narración contextualizada en la cultura
y la creencia islámica, que se produce la traducción entre tradiciones. Símbolos como la imagen
del cuerpo de una de las protagonistas, Zarin, flotando en el lago, recordando aquella Ofelia
shakesperiana del pintor prerrafaelita Sir John Everett Millais (Ophelia, 1852), conectan
contextos históricos, literarios y culturales absolutamente distintos a través de personajes
femeninos que comparten la contradicción insoportable de un anhelo de libertad y la presión de
un entorno opresivo el cual, finalmente, se anuncia como parte de ellas mismas. No se trata de
una simple identificación entre personajes, sino de una traslación, de un desplazamiento en el
que se abren relaciones significativas entre Ofelias.
6. Subjetividad nómada
La traducción, pues, sólo es posible a partir de la conciencia de una subjetividad nómada, que
ya no se concibe como sustancia fija, encerrada en una definición pretendidamente universal.
La subjetividad nómada no entiende de identidades puras, fronteras lineales, ni llora la
añoranza de un pasado entendido como origen verdadero. La subjetividad nómada es matérica,
localizada sexualmente, racialmente, históricamente y geográficamente, y es proceso en tanto
que ocurre y se interrelaciona políticamente. La subjetividad nómada defendida aquí se
caracteriza por su flexibilidad y capacidad de adaptación, en tanto que asume en sí la
naturaleza multiestratificada del sujeto y su realidad, como interrelación de experiencias
múltiples y al mismo tiempo contradictorias. La subjetividad nómada se reconoce como
complejidad abierta, siempre en construcción, siempre dispuesta al desplazamiento. Y de aquí
su compromiso: social, cultural y político.
Artículo publicado en:
Feliu Fabra, Mireia. La Movilidad Nómada como Subjectividad Crítica, Interartive [en línia].
Special Issue #55: Art and Mobility. Octubre 2013. ISSN 2013-679X. Disponible a:
http://artmobility.interartive.org/la-movilidad-nomada-como-subjetividad-critica-mireia-feliufabra/
__________
NOTAS
[1] Ver: BRAIDOTTI, Rosi. Transposiciones. Sobre la ética nómada. 1a ed. Barcelona: Editorial Gedisa,
2009, p. 54.
[2] BRAIDOTTI, Rosi. Las figuraciones del nomadismo. En: Idem. Feminismo, diferencia sexual y
subjetividad nómade. 1a ed. Barcelona: Editorial Gedisa, 2004, p. 201.
[4] The Women of the Twelve Borders. [Grabación en vídeo]. Dirigida por Claudine Bories. Producción:
Les Films d'Ici/Richard Copans, con la colaboración de Transeuropéennes, Yumi Production, Broadcaster
Citizen TV, ARTE France. 2003. 72 min. ISAN : 000000019ECA0000V00000000I.
[5] DESCHAUMES, Ghislaine Glasson; SLAPSAK, Svetlana. Balkan Women for Peace: Itineraries of Crossborder Activism. París: Transeropéennes, Réseaux pour la Culture en Europe, 2002. ISBN: 9782912002204.
[6] BRAIDOTTI, Rosi. Transposiciones. Sobre la ética nómada. Op. cit., p. 128.
[7] Ibid., p. 128.
[8] DESCHAUMES, Ghislaine Glasson; SLAPSAK, Svetlana. Balkan Women for Peace: Itineraries of Crossborder Activism. Op. cit, p. 236. Citado en: BRAIDOTTI, Rosi. Transposiciones. Sobre la ética nómada. Op.
cit., p. 128.
[9] BRAIDOTTI, Rosi. Transposiciones. Sobre la ética nómada. Op. cit., p. 128-129.
[10] Término tomado del pensamiento de Félix Guattari y Gilles Deleuze, y de Rosi Braidotti.
[11] Ver: BAUMAN, Zygmunt. Globalització. Les conseqüències humanes. Barcelona: Edicions de la
Universitat Oberta de Catalunya, en coedición con ECSA, Pòrtic, 2001.
[12] Ver: BOURRIAUD, Nicolas. Radicante. 1a ed. Buenos Aires: Adriana Hidalgo Editora, 2009, p. 121122.
[13] DELEUZE, Gilles; GUATTARI, Félix. Mil Mesetas. Capitalismo y esquizofrenia. 7ª ed. València: PreTextos, 2006, p. 384-386.
[14] BRAIDOTTI, Rosi. Transposiciones. Sobre la ética nómada. Op. cit., p. 20.
[15] Women without men [Proyección en sala de cine]. Dirigida por Shirin Neshat. Título original: Zanna
bedoone mardan. Adaptación de la novela homónima de Shahrnoush Parsipour. Producción: ZDF/Arte,
Filmstiftung Nordrhein-Westfalen, Eurimages Council of Europe, Medienboard Berlin-Brandenburg,
Essential Filmproduktion GmbH, BIM Distribuzione, EMC Produktion, Agora Films, Filmfonds Wien,
Österreichischer Rundfunk (ORF), Programme MEDIA de la Communauté Européenne, Coop99
Filmproduktion, Sota Cinema Group, Société Parisienne de Production, Cinepostproduction, Rommel Film,
Schönheitsfarm Postproduction, Manfred Bunwey Filmproduktion, Torsten Eichten Filmproduktion,
Schweizer Brandung Filmproduktion, Deutscher Filmfoerderfonds (DFFF), Filmförderungsanstalt,
Bundesbeauftragter für Kultur und Medien (BKM), Östereichisches Filminstitut, Sundance Feature Film
Program. Distribuidora: Karma Films. Alemania, Áustria, Francia, Itália, Marruecos, Ucraína. 2009. 95 min.
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