¿Qué debe priorizar la Nueva Mayoría en esta nueva

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LATERCERA Sábado 18 de julio de 2015
FRENTE A FRENTE
¿Qué debe priorizar la Nueva Mayoría en esta
nueva etapa de gobierno?
Isabel Allende
Guillermo Teillier
Senadora y presidenta Partido Socialista
Diputado y presidente Partido Comunista
Una agenda
transformadora
No hay que relativizar
las reformas
L
A PRIMERA responsabilidad de un gobierno es
tener conciencia de sus
debilidades para superar
aquello que no está haciendo bien; por tanto,
compartimos el liderazgo marcado por la Presidenta Bachelet.
En esa línea, reiteramos nuestro apoyo a sus expresiones, en el sentido que
debemos iniciar un segundo tiempo
del gobierno. Esta etapa requiere un
nuevo impulso que nos permita sentar
las bases de un futuro con más igualdad y con mayor cohesión.
Los partidos de la Nueva Mayoría tenemos claridad que la esencia del programa son las reformas que apuntan a
terminar con las profundas desigualdades que tenemos en nuestro país.
Es por ello que tenemos que mejorar,
generar más diálogo y participación,
más colaboración y cooperación entre
el gobierno, los parlamentarios y los
partidos políticos para socializar la información e intercambiar planteamientos. Tenemos que trabajar unidos
en una agenda que continúe el proceso
transformador de la reforma educacional y la reforma laboral, y promover
una gestión eficiente que se haga cargo
de las principales demandas sociales,
como salud, seguridad y transporte,
que son las principales preocupaciones
de las personas.
De igual forma, desarrollar e implementar la agenda de probidad y transparencia que nos permita ir separando
la relación entre política y dinero, para
poder recuperar la confianza de la ciudadanía.
Nos encontramos en una situación de
mayor restricción económica, y por
cierto, el gobierno ya ha anunciado la
priorización de las políticas públicas en
marcha. Tenemos un programa y lo
vamos a cumplir, pero probablemente
vamos a tener que hacer algunas gradualidades. Dentro de un marco más
restrictivo, vamos a cumplir los compromisos, pero con responsabilidad.
Chile por años se preparó para situaciones como esta. Hemos ahorrado y
siempre dijimos que la política contra
cíclica es fundamental, y estamos convencidos que será posible revertir este
período de menor crecimiento en la
medida que hagamos mejores gestiones y seamos capaces de darle respues-
tas concretas a la gente.
Como socialistas queremos dar una
mirada a otro modelo de desarrollo;
uno más bien inclusivo al mediano y
largo plazo, porque sin crecimiento no
hay sustentabilidad en las reformas,
pero sin cohesión social tampoco podemos asegurar crecimiento, al menos
equitativo.
Este nuevo impulso requiere una
Nueva Mayoría unida. Requiere que el
gobierno y su base política de apoyo
estén cohesionados, y para ello deben
considerar tres elementos centrales: liderazgo de la Presidenta, sensatez para
asumir los efectos del escenario económico sin renunciar a las reformas, y
cercanía del gobierno con los problemas de la gente.
Entre el primer gobierno de la Presidenta Bachelet y este segundo hemos
dado un gran paso al realizar reformas
que son estructurales y que le cambiarán el rostro de la desigualdad al país.
Estos son cambios importantes que las
personas comenzarán a experimentarlos en el mediano plazo, pero que serán
fundamentales para el futuro de la
educación y la salud de todos.
Queremos otro modelo de
desarrollo; uno inclusivo,
porque sin crecimiento no
hay sustentabilidad en las
reformas, pero sin cohesión
social tampoco podremos
asegurar el crecimiento.
Es por ello que en relación a la priorización de las reformas, sugerimos que
aquellas que tienen un alto costo fiscal
sean priorizadas en educación y salud.
Asimismo, para los socialistas son
prioridades la nueva Constitución, la
legislación sobre el aborto terapéutico
y la reforma para el voto de los chilenos en el exterior.
Como socialistas apoyaremos este
nuevo segundo tiempo liderado por la
Presidenta Bachelet, continuaremos
con la reforma educacional y la reforma laboral, colaboraremos en toda la
agenda de probidad y transparencia, y
trabajaremos en torno al proceso constituyente para que tengamos una
Constitución hecha por demócratas.
M
UCHO SE ha hablado del “segundo tiempo”, como
si el gobierno hubiese terminado
una etapa para
comenzar una
lenta relativización de los compromisos programáticos. Ahora los dirigentes políticos, los miembros del gobierno y los parlamentarios aparecemos
opinando en torno a lo que se debiera
mantener o dejar a un lado, a propósito
de la situación económica.
Sin embargo, este debate público en
torno a las prioridades programáticas
olvida el sentido de fondo del programa
de gobierno y la creación de la Nueva
Mayoría para llevarlo adelante: acabar
con la vergonzosa desigualdad instalada
en nuestra sociedad tras la herencia del
modelo de desarrollo neoliberal de la
dictadura.
Terminar con las diferencias sociales
en Chile, retratadas por diversos organismos internacionales y evidenciadas
en la inequitativa garantía de derechos
como la educación, la salud, las relaciones laborales y prácticamente todas las
actividades de nuestro país, es el verdadero punto de enfoque en este debate.
Nuestro compromiso, al igual que el
“primer tiempo”, es hacer un Chile más
justo y equitativo. Terminar con la desigualdad en nuestro país no merece ningún tipo de relativización.
Quienes han sido los gestores de
este modelo y le han sacado provecho
a la desigualdad, claro que quieren
entrar a este segundo tiempo y mantener el empate para dejar todo tal y
cual se ha mantenido en las últimas
cuatro décadas.
En cambio, el compromiso de quienes
luchamos antes, durante y después de la
dictadura por la profundización democrática, es cumplir con el programa de
gobierno que surge justamente para hacerse cargo de derechos sociales exigidos por el pueblo, avanzando en igualdad social y haciendo de Chile un país
más pleno desde el punto de vista democrático.
No desestimamos las condiciones objetivas que nos impone la situación económica y la urgencia de proponerse medidas reactivadoras. Por eso valoramos
lo señalado por la Presidenta Bachelet
acerca de que no habrá renuncias pro-
gramáticas y que los alcances del “realismo” tienen que estar en sintonía con
estos compromisos.
En este contexto, hay algunos aspectos
fundamentales que deben ser priorizados para continuar con la agenda transformadora. Uno de ellos es cumplir con
la reforma de la educación superior,
precisando cómo se llegará al objetivo
de la gratuidad universal.
Mantenemos nuestra férrea postura de
aprobación de los avances logrados con
la reforma laboral. Todo lo alcanzado
por la Cámara de Diputados sobre el
efectivo derecho a huelga y la titularidad sindical no puede tener retrocesos.
Si el realismo obliga a priorizar, se
debe respetar la solución de los problemas sociales más sentidos por la población, reservando recursos para la salud
pública, transporte y seguridad ciudadana, con criterios de mayor eficacia y
de resultados efectivos.
Igual de significativas son las leyes sobre probidad y transparencia que deben
ser aprobadas a la brevedad, con una
explicación más clara al país sobre lo
nefasto que han resultado las prácticas
dolosas en el mundo de la política y de
Nuestro compromiso, al igual
que el “primer tiempo”, es
hacer un Chile más justo y
equitativo. Terminar con la
desigualdad en nuestro país
no merece ningún tipo de
relativización.
los negocios.
Y lo más gravitante en torno a los ejes
programáticos es el inicio del intercambio de opiniones sobre el proceso
constituyente anunciado para septiembre de este año, tanto en su forma,
como en sus contenidos. La nueva
Constitución debe abrir una amplia
discusión social sobre la urgente garantía de los derechos conculcados por
el modelo neoliberal, e ir en la línea de
más democracia y justicia social, y en
pro de un Estado dotado de herramientas que lo fortalezcan institucionalmente. Así, Chile podrá entrar en
un manejo de la economía orientado al
desarrollo sustentable y una distribución equitativa.
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