SEDACIÓN, ANALGESIA, BLOQUEO NEUROMUSCULAR Y DELIRIUM EN UCI Autores: Dr. Raúl Alejandro Gómez, Dr. Fernando Villarejo, Dr. Miguel Curone, Dr. Ignacio Moine. Avalado por el Comité de Docencia y Comité de Riesgo de Swiss Medical Group. Estas guías constituyen una serie de recomendaciones de tipo general que no reemplazan al buen juicio del médico en el tratamiento de cada caso en particular. Adaptación del paciente al ventilador, con mínimo o (idealmente) ningún apoyo farmacológico: La evaluación objetiva y personalizada de la sedoanalgesia farmacológica de los pacientes ventilados mecánicamente llevada a cabo por equipo de salud, es una práctica ampliamente recomendada porque logra reducir, de acuerdo a la mejor evidencia científica disponible: Los tiempos de ventilación mecánica La estadía en UCI Las complicaciones asociadas Los costos Por otro lado, si el paciente se halla desadaptado, dolorido, combativo y excitado, corre riesgos que no son menores (peligro en la posición de tubos y vías, secreción en exceso de catecolaminas, incremento del consumo de oxígeno, etc.). De este modo, es necesaria la implementación de una guía orientada a controlar la administración de fármacos con efecto sedante y analgésico, que contribuyan a: Reconocer a los pacientes que se beneficien con la administración de drogas de este tipo; Aplicar drogas en dosis mínimas, manteniendo su eficacia, utilizándose para tal fin, una escala objetiva de evaluación; Identificar a aquellos enfermos que, habiendo requerido tales fármacos en un momento evolutivo dado, ya no los necesiten. Se establecerán entonces, pautas determinadas para proceder a la suspensión de los fármacos. Si bien esta guía puede ser manejada íntegramente por enfermeros o terapeutas respiratorios, debe ser siempre supervisado por los médicos intensivistas. Aspectos claves: Los pacientes incluidos a priori serán aquellos que requieran adaptación farmacológica al ventilador por más de cuarenta y ocho horas (≥ 48 hs). Al menos cada 4 hs., se evaluará en los pacientes de la UCI con una escala objetiva validada el estado de sedación (RASS), como así también el grado de analgesia (escala analógica visual o conductual de dolor) modificando el esquema de drogas según necesidad. Es altamente recomendable mantener (salvo circunstancias especiales) UN ESTADO DE SEDACIÓN LIGERA (RASS -2 a +1) y el mejor control analgésico posible con el menor perfil de efecto adverso Luego de 48 hs, se procederá a una interrupción diaria de la sedoanalgesia (en ausencia de contraindicaciones pre-establecidas). Asimismo, es altamente recomendable una valoración de la presencia o ausencia de delirium por una escala validada (CAM-ICU). El empleo de bloqueantes neuromusculares se utilizará en casos seleccionados y por el lapso más corto posible. Criterios de exclusión: Pacientes con inestabilidad hemodinámica no controlada Pacientes en quienes la sedación constituye tratamiento activo sobre hipertensión endocraneana, estado epiléptico, síndromes de abstinencia, etc. Pacientes con requerimiento de niveles de PEEP mayores de 14 cmH 2O o con utilización de estrategias ventilatorias especiales (decúbito prono, I:E invertida, etc.) Pacientes con requerimiento de uso de bloqueantes musculares (BNM) Inicio del apoyo farmacológico de sedoanalgesia: diagrama de flujo Interrupción diaria de infusión de drogas de sedoanalgesia en VM > 48 hs. Luego de 48 horas de VM, se suspenderá la infusión de las drogas de sedoanalgesia (excluyendo los pacientes bajo plan de BNM o con hipertensión endocraneana o estado epiléptico, como problema activo, sin resolución) en forma rutinaria en horas de la mañana. Se evaluará rigurosamente al paciente durante el “período de despertar”. Un paciente se considerará “despierto” si puede realizar al menos 3 de las siguientes 4 acciones: Abrir los ojos en respuesta a la voz Usar los ojos para seguir órdenes del observador Apretar la mano a la orden Mostrar la lengua a la orden Las drogas de sedoanalgesia se comenzarán nuevamente luego que el paciente se haya despertado si no existen posibilidades de iniciar pruebas de ventilación espontánea, o si desarrolla agitación durante el proceso de despertar, a una dosis 50% inferior a las iniciales y luego ajustadas a las escalas correspondientes. Puntos claves: La estrategia de interrupción diaria de fármacos debe ser acompañada de la evaluación frecuente y titulación de las drogas a los objetivos planteados de sedoanalgesia. En pacientes quirúrgicos, la dosis de opioides puede simplemente reducirse un 50%. Dosis de fármacos: 1. Consideraciones generales: La farmacocinética y la farmacodinamia de las drogas utilizadas en los pacientes críticos son erráticas y de comportamiento difícil de predecir, al estar expuestas a múltiples variables con dinámica particular. Es por ello que se recomienda personalizar dosis y evaluar respuesta de las mismas, de acuerdo a la necesidad de cada paciente, sin ajustarse a patrones fijos, tomando los siguientes puntos como recomendaciones generales. 2. Drogas sedantes: Puntos claves: Evitar en lo medida de lo posible sedación excesiva, con una adecuada dosificación y reevaluación de las dosis y fármacos empleados. MANTENER EN LO POSIBLE LA SEDACIÓN EN RANGO DE RASS DE -2 A +1. La evaluación de sedación (y el registro correspondiente) deberá realizarse al menos cada 4 horas (idealmente en forma horaria) y aún más frecuentemente en caso de modificaciones de las dosis de drogas empleadas. Las drogas pueden emplearse en forma intermitente o como infusión continua IV (ver tabla). Dosis de benzodiazepinas para sedación en bolo intermitente IV: Midazolam 5-15 mg Lorazepam 1-4 mg Diazepam 5-20 mg Ante incrementos de las tasas de infusión (salvo propofol y dexmedetomidina), administrar un bolo IV de la droga en cuestión. Para el control de la agitación aguda se recomienda el empleo de bolo IV de midazolam. Por estabilidad de la droga, efecto residual prolongado luego de su suspensión y toxicidad de excipientes, no se recomienda la infusión de diazepam. No utilizar dosis de lorazepam > 1 mg/kg/día por el riesgo de toxicidad por glicoles. No se recomienda utilizar dosis de ataque de dexmedetomidina. En casos seleccionados, utilizar PROPOFOL (ej., cuando sea importante un rápido despertar en los pacientes neurológicos), o DEXMEDETOMIDINA luego de consenso con Jefatura/Coordinación Médica. Tabla: Drogas sedantes IV habitualmente disponibles y dosis usuales. Droga Dosis IV intermitente Rango de dosis de infusión IV Diazepam 5-20 mg cada 0,5-6 hs ---- Lorazepam 1-4 mg cada 2-6 hs ≤2 mg/h (no exceder 1 mg/kg/día) Midazolam 5-15 mg cada 0,5-2 hs 5-15 mg/h Propofol 1-3 µg/kg (inducción) 5-80 g/kg/min Dexmedetomidina 1 µg/kg (carga) VALORAR; no recomendado 0,2-1,5µg/kg/h 3. Drogas analgésicas: Una valoración del dolor y respuesta a la terapia farmacológica debe ser realizada y registrada en forma regular utilizando una escala numérica o una escala conductual de dolor (BPS). La escala numérica se extiende de 0 a 10 puntos, representando 10 el peor dolor imaginable. La evaluación del dolor (y el registro correspondiente) deberá realizarse al menos cada 4 horas y más frecuentemente en caso de modificaciones de las dosis de drogas (idealmente en forma horaria). Los analgésicos deberán administrarse intermitentemente en forma reglada o en infusión continua (tabla 1) con bolos IV suplementarios según necesidad. En líneas generales son adecuadas infusiones IV de 1-5 mg/h de morfina y de 1-2 g/kg/h de fentanilo; es recomendable el empleo de morfina en pacientes con estabilidad hemodinámica y de fentanilo en aquellos que presentan labilidad circulatoria. En pacientes con requerimientos de rápido despertar/monitoreo frecuente del nivel de conciencia, empleo de remifentanilo (dosis habituales 6-9 µg/kg/h). Con requerimientos de bolos IV más frecuentes que cada 2 horas se utilizará la infusión continua. Tabla: Analgésicos opioides de uso habitual y dosis usuales. Droga Dosis en bolo intermitente (IV) Rango de dosis de infusión (habitual) Morfina 0,05 mg/kg cada 1-2 hs 1-5 mg/h Fentanilo 0,5 g/kg cada 0,5-1 h 1-2 g/kg/h (*) Remifentanilo ----- 0,1-015 µg/kg/min (6-9 µg/kg/h) (**) (*) (**) Descriptas dosis mayores, de hasta 8 g/kg/h: valorar riesgo/beneficio Casos especiales hasta 0,2 µg/kg/min (12 µg/kg/h). Debe titularse la droga empleada al nivel de analgesia deseado; una vez alcanzado durante la administración continua, en forma rutinaria debe intentarse una reducción cada 1-4 hs de la tasa de infusión un 10-25%. REMIFENTANILO: administrar luego de consenso con Jefatura / Coordinación Médica. Punto clave: ¿Qué pacientes en VM requieren siempre administración de drogas analgésicas? Pacientes que evolucionan en un postoperatorio de menos de 48 horas (cirugía de abdomen o tórax o cirugía traumatológica). Pacientes con grave politraumatismo. Evaluar en cada caso los pacientes con intubación translaríngea: no todos los pacientes en esta condición requieren sedación y analgesia simultáneamente. En sujetos seleccionados pueden emplearse analgésicos no opioides como adyuvantes: Diclofenac 75 mg en bolo IV cada 12 hs, o 150 mg en infusión IV de 24 hs Ketorolac 15-30 mg IV cada 8 hs (reducir si edad >65 años, peso <50 kg o disfunción renal; evitar su uso >5 días). Ibuprofeno 400 mg VO/SNG cada 4-6 hs. Paracetamol 500-1000 mg VO/SNG cada 4-6 hs (evitar >4 g/día). En pacientes con dolor neuropático, es aconsejable el empleo de pregabalina 75150 mg cada 12 hs VO/SNG. También puede utilizarse por vía endovenosa lidocaína –particularmente en pacientes con cirugía abdominal, iniciando en la inducción- con dosis de carga de 1-5 mg/kg e infusión continua de 3 mg/kg/h. Notas sobre agentes reversores: administración y dosis Naloxona: (Gora-Harper ML. The inyectable drug reference. Biosciences resources, Inc 1998) Sobredosis de narcóticos: dosis inicial de 0,4 a 2 mg IV, que puede ser repetida a intervalos de 2-3 minutos; dosis adicionales pueden administrase en 20-60 minutos; de no observarse respuesta después de 10 mg, el diagnóstico de toxicidad por opioides debe ser revisado. Para infusión continua, una dosis inicial de 0,4 mg de carga IV es seguida de una infusión de 0,1-0,4 mg/hora, que puede ser titulada por 0,2 mg/hora a intervalos de 2-3 horas. En la sedación inducida por narcóticos o depresión respiratoria, administrar 0,1-0,2 mg IV cada 2-3 minutos según necesidad; usualmente no se requiere una dosis mayor de 0,6 mg Estándar: 0,4 mg/mL (no diluir para inyección IV directa); para infusión IV continua, preparar 1 mg de naloxona en 100 mL de DA 5% o SS 0,9%. Ampollas de 1 mL con 0,4mg/mL. Flumazenil: (Gora-Harper ML. The inyectable drug reference. Biosciences resources, Inc. 1998) Sobredosis aguda de benzodiazepinas: dosis inicial de 0,2 mg IV en un lapso de 30 segundos; administrar 0,3 mg adicionales en un lapso de 30 segundos si el efecto deseado no fue alcanzado; dosis máxima recomendada 5 mg. Puede requerir readministración en intervalos de 20 minutos. No utilizar en sobredosis mixtas por el riesgo incrementado de convulsiones (especialmente en pacientes con antecedentes de epilepsia o en intoxicación por antidepresivos tricíclicos). Ampollas de 5 mL con 0,5 mg/5mL. NOTA: Medidas no farmacológicas que contribuyen a reducir la ansiedad del paciente en UCI Optimizar sincronía ventilador – paciente Optimizar el confort (posición, comunicación verbal y gestual, músicoterapia, apoyo con familiares, ambiente calmo, referencia horaria clara) Analgesia óptima Reducción de fiebre Reorientación frecuente del paciente en tiempo y espacio Mantenimiento de ritmo sueño vigilia (evitar procedimientos invasivos electivos nocturnos, reducción de luz ambiental nocturna) Evaluar la presencia de delirio (CAM ICU) Descartar y revertir: hipoglucemia, hipoxemia, acidemia, hiponatremia, hipotensión, abstinencia a drogas, retención vesical Recomendaciones para el uso de BNM en la UCI: En las primeras horas de ventilación controlada en asma agudo grave que requiere VM (se recomienda control con CPK diario y la utilización de la menor dosis posible de tales drogas). En el Síndrome de Dificultad Respiratoria Aguda (SDRA) grave (PaO2/FIO2 < 100 con PEEP > 5 cmH2O), en especial en pacientes con requerimiento de ventilación protectiva, ventilación en posición prono y modos ventilatorios " especiales " (I:E invertida, uso de PEEP > de 18 - 20 cmH2O). VM en pacientes con tétanos. De estar disponible, empleo de BIS (Bispectral Index) para monitoreo de sedación en esta condición. Los pacientes en los que no sea posible la suspensión de drogas relajantes musculares, siempre requerirán sedación y podrá evaluarse la suspensión de la administración de analgésicos. Si posteriormente, se suspendiera el uso de relajantes se procederá también a la suspensión del sedante de acuerdo a algoritmo. Se recomienda en todos los casos reevaluar la indicación de BNM. La gran mayoría de los pacientes pueden ser manejados con pancuronio: Comienzo de acción luego de administración IV: 120-180 segundos. Duración: 90-100 minutos. Dosis inicial: 4-10 mg, y como mantenimiento, 2-4 mg cada 3 horas por inyección IV directa. Dosis en infusión: 0,02-0,04 mg/kg/hora a un máximo de 0,6 mg/kg/hora. Ampollas de 2 mL con 4 mg/2 mL Cuando la vagolisis (efecto adverso del pancuronio) está contraindicada (por ejemplo: inestabilidad circulatoria) pueden emplearse otros BNM. En virtud de su metabolismo único (vía de Hofmann) el atracurio (o cistracurio) puede emplearse en falla renal o hepática. La utilidad del BNM (droga estudiada cisatracurio) también ha sido valorada en pacientes con Síndrome de Dificultad Respiratoria Aguda (SRDA) GRAVE (Pa/FiO2 <100 mmHg) por 48 hs. Puede ser necesario el BNM además para facilitar la tolerancia a posición prona. Empleo de atracurio: Comienzo de acción luego de administración IV: 3-5 minutos. Duración: 25-35 minutos, dependiendo de la dosis. Dosis inicial: 0,4-0,5 mg/kg (aproximadamente 3 mL en un sujeto de 70 kg con las ampollas usuales). Dosis en infusión: 5-15 g/kg/minuto. Ampollas de 5 mL con 50 mg/5mL Delirium (disfunción cognitiva aguda) en la unidad de terapia intensiva Se recomienda una valoración rutinaria de la presencia de delirio (CAM-ICU). La prevalencia de delirio en cohortes de pacientes en UCI ha sido reportada en un 20%, 70% u 80% de acuerdo a las características de la población y el instrumento utilizado. Delirio no es sinónimo de agitación. Estos pacientes que emergen de la sedación pueden hacerlo en forma tranquila (delirio hipoactivo, RAAS 0 a –3), combativa (delirio hiperactivo, RASS +1 a +4), o mixta. Los pacientes 65 años experimentan delirio hipoactivo mayor proporción que los sujetos jóvenes, y en un estudio reciente nunca experimentaron la forma hiperactiva pura. El haloperidol es la droga de tratamiento preferida para los episodios con agitación. Comienzo de acción luego de administración IV: 3-20 minutos. Rango de régimen de carga de 0,5-10 mg IV (dosis inicial habitual 2,5 mg = ½ ampolla), seguido por dosis repetidas cada 15-20 minutos según necesidad (máximo de 40 mg por dosis única) mientras persista la agitación; luego dosis regladas. El régimen a emplear puede determinarse sumando la dosis total de carga y dividiendo la misma cada 6 horas. Ampolla de 1 ml con 5 mg/ml. Bajo haloperidol debe vigilarse el desarrollo de trastornos ECG (prolongación de intervalo QT y arritmias); tener en cuenta la posibilidad de desarrollo de síndrome neuroléptico maligno y descenso del umbral convulsivo. Tratamiento del delirium con vía digestiva funcionante: antipsicóticos atípicos Quetiapina: dosis de inicio 50 mg cada 12 hs, aumentando 50 mg cada 12 hs según necesidad, hasta un máximo de 200 mg cada 12 hs. Con menor nivel de evidencia: olanzapina: dosis de inicio 5 mg (2,5 en mayores de 60 años) hasta 20 mg en 24 hs. Consideraciones relevantes: El uso de antipsicóticos en cuidados críticos carece aún de evidencia definitiva. Se recomienda la terapia física precoz en los pacientes ventilados como maniobra no farmacológica. Algoritmo diagnóstico y terapéutico del paciente con desadaptación del ventilador. La respiración espontánea requiere de una fina interacción entre las eferencias del SNC, los músculos respiratorios y las aferencias del mismo. Este complejo mecanismo integrado sufre alteraciones obvias si a su vez entre tales elementos, se intercala un ventilador mecánico, que además dispone de sus propios mecanismos, no siempre coincidentes y de respuesta de sensibilidad variable, respecto al anterior sistema. La adaptación del paciente al ventilador requiere del conocimiento profundo de la fisiopatología del paciente ventilado, de experiencia en el manejo de enfermos en estado crítico y de una especial dedicación de parte del equipo de salud tratante, para lograr integrar los elementos intervinientes, de modo que el paciente se halle confortable, adaptado, con el menor costo energético y la utilización mínima de sedantes, para el logro de tales objetivos, mientras dure el proceso de VM. La desadaptación al ventilador constituye una situación frecuente, que suele asociarse con la aparición de complicaciones variadas: Elevación de las presiones en la vía aérea (riesgo de barotrauma) Incremento del trabajo respiratorio (incremento de la producción de CO2, aumento sistémico de consumo de O2, lactacidosis) Disconfort y ansiedad Caída eventual del volumen minuto cardíaco y Con cierta frecuencia, producción de hipercapnia, acidemia y/o hipoxemia o la sumatoria de las tres No es raro, que la desadaptación, produzca también alcalosis respiratoria con alcalemia severa, que a su vez puede determinar la aparición de arritmias, depresión de la conciencia con disminución del flujo cerebral, convulsiones y caída del gasto cardíaco. La mayor parte de las veces la causa de la desadaptación es evitable, por lo que es necesario monitorear adecuadamente al enfermo ventilado, para detectar y solucionar aquellas situaciones que puedan predisponer a la desadaptación. El diagnóstico se realiza ante la presencia de taquipnea, disnea, ansiedad, desacople entre los movimientos respiratorios del paciente con los ciclos del ventilador y no pocas veces, incremento de la presión en la vía aérea. En forma general, las causas de la desadaptación se encuentran en la aparición de patologías nuevas en el paciente (generadas o no por la ventilación mecánica), en problemas en la vía aérea artificial o por fallo del ventilador (fallo de funcionamiento o fallo en la programación de la ventilación). Situaciones como, ansiedad; miedo y/o dolor sean causas de desadaptación. Inicialmente, en especial si parece haber riesgo de muerte, se aconseja desconectar al paciente del ventilador y asegurar la oxigenación y ventilación a través del uso de una bolsa resucitadora con FIO2 1. Si el paciente mejorase, es muy probable que la causa de la desadaptación fuera el ventilador. Si aun así, el paciente continuara en situación grave es necesario, descartar y tratar la presencia de neumotórax hipertensivo, obstrucción de la vía aérea artificial, o la extubación accidental. Si la situación del paciente permitiera algo de tiempo para realizar el diagnóstico, observaremos algunas variables: Si la presión máxima de la vía aérea es elevada, asociada con la elevación concomitante de la presión meseta, se deberá pensar en: neumotórax, migración del tubo endotraqueal hacia un bronquio fuente, edema de pulmón, atelectasia masiva, distensión abdominal, sindrome compartimental abdominal e hiperinflación pulmonar (¡evaluar auto-PEEP!). Si la presión máxima es elevada pero no así la presión de meseta, se descartará la presencia de broncoespasmo, secreciones y obstrucción de la vía aérea artificial en forma parcial o total. Si la presión máxima desciende, en especial cuando se asocia al descenso del volumen espirado, se descartará la presencia de manguito endotraqueal desinflado o lo que es más raro, deteriorado, con lo que habrá de considerarse la mejor oportunidad para su reemplazo. A su vez, es recomendable chequear presencia de fugas en tubuladuras, filtros y aerocámaras. Un adecuado examen físico, complementado con la radiografía de tórax y monitoreo de la mecánica respiratoria básica, permiten descartar todas las eventualidades, pero en todos los casos se priorizarán la oxigenación, la ventilación y estabilidad hemodinámica. Es conveniente repasar algunos elementos expresados aquí en forma de interrogantes: La oxigenación: ¿es suficiente? Si no es así incrementar la FIO2, optimizar la PEEP, programar pausa inspiratoria, cambio de decúbito, etc. Objetivo de oxigenación suficiente: PaO2 > 55 - 60 mmHg. SaO2 > 90 - 92%, con hemodinamia y concentración de Hb estables ¿La ventilación minuto es adecuada? Debe ser interpretada conjuntamente con la situación clínica y las cifras de pH y PaCO2. Excluyéndose los pacientes con hipercapnia crónica, los enfermos suelen adaptarse mejor cuando se los hiperventila moderadamente. La ventilación alveolar debe ser ajustada en términos de pH y no sólo centrarla en el valor absoluto de PaCO 2. El objetivo de adecuado de la ventilación alveolar es el que mantenga un pH > de 7,30. ¿El paciente realiza demasiado esfuerzo inspiratorio? Si es así se deberá revisar la programación de la sensibilidad, ya que lo adecuado es que el ventilador sea gatillado con un esfuerzo inspiratorio por parte del paciente de no más de 1 a 2 cm de H2O (gatillado por presión). Se debe descartar la presencia de oclusión del tubo endotraqueal (en especial si el tubo es de reducido calibre), la presencia de fugas en el sistema y la existencia de auto-PEEP, situaciones todas que pueden contribuir al incremento del esfuerzo inspiratorio. Además debemos constatar que el volumen corriente y el flujo inspiratorio elegidos sean adecuados. El flujo “adecuado” es aproximadamente el volumen minuto respiratorio expresado en litros por 4 ó 6, pero generalmente el requerimiento es mayor (mayor que 40 –60 l/min, que es lo que por costumbre se suele programar). La programación de ondas de flujo desacelerada, puede a su vez, contribuir a una mejor sincronía entre el paciente y ventilador. La utilización de modos “centrados en la presión” (PSV o PCV en asistida), puede mejorar la adaptación del paciente al ventilador, esto se debe a que al ser la presión la variable independiente y el flujo la variable dependiente, el sistema utiliza flujos, en general elevados, para lograr la presión programada y de esta manera, el paciente suele experimentar mayor confort. Los pacientes con severa patología obstructiva de la vía aérea, no deben considerarse candidatos para el uso de tales modos. Se deberá además reducir la demanda ventilatoria (ansiedad, dolor, corregir la acidosis metabólica, disminuir el espacio muerto, reducir la producción de CO 2) y también tratar las causas que produzcan incremento de la carga respiratoria (broncoespasmo, secreciones, caída de la distensibilidad), lo cual determina que le paciente realice mayor esfuerzo para descender igual magnitud de presión en la vía aérea. Si se detectara atrapamiento aéreo, será necesario prolongar el tiempo espiratorio y ajustar la programación de PEEPe en caso de que el paciente se halle activo. ¿La modalidad ventilatoria, es la más adecuada a la situación actual del paciente? En general, se utilizará el modo asistido/controlado, sin embargo los nuevos ventiladores ofrecen otras posibilidades que deberán evaluarse individualmente. En los últimos años, se ha venido recomendando con relativa vehemencia por algunos autores, que el modo asistido controlado, en su variante centrado en la presión y utilizando gatillado por flujo, es el modo en que los pacientes optimizan su interacción con el ventilador. ¿Es necesario sedar al paciente? En la medida que se pueda controlar la situación con la detección del problema y su solución, se debe intentar mantener al enfermo alerta y colaborador, si esto no fuera posible dada la magnitud de la desadaptación, será de utilidad sedar al paciente y recurrir al modo asistido - controlado hasta resolver la situación. Existen casos en los que necesariamente se debe colocar al paciente con ventilación controlada, este es el caso de los pacientes con apnea, los que presenten patología neuromuscular, o los que por severo incremento de la resistencia al flujo o disminución de la distensibilidad, requieran modalidades ventilatorias especiales con las que no es posible mantener al enfermo alerta. Como ya se ha puntualizado, en caso de requerirse sedación profunda, es necesario implementar un protocolo de evaluación diaria de la sedación. En caso de confirmarse la necesidad de sedación por las características del paciente, esta deberá objetivarse con una escala adecuada (RASS), para lograr objetivo con dosis mínimas de fármacos, manteniendo al paciente confortable, adaptado y seguro. Debe recordarse que la presencia de dolor suele ser causa frecuente de desadaptación al ventilador, por lo que su tratamiento, antes de pensar en la sedación, es prioritario. En caso que se detecte presencia de delirio, lo cual no es fácil de diagnosticar en el paciente ventilado, pero sí es muy frecuente, se deberá tener en cuenta su tratamiento con las drogas ya recomendadas. Algoritmo: APÉNDICE RICHMOND AGITATION-SEDATION SCALE (RASS) Valor Designación Descripción +4 Combativo Combativo o violento; peligro inmediato para el personal +3 Muy agitado Tira o remueve tubos o catéteres o tiene un comportamiento agresivo con el personal +2 Agitado Movimientos sin propósito frecuentes o asincronía paciente-ventilador +1 Inquieto Ansioso o aprensivo pero sin movimientos agresivos o vigorosos 0 Alerta y calmado -1 Somnoliento -2 Sedación leve -3 -4 -5 Sedación moderada Sedación profunda No alertable No alerta por completo, pero con despertar sostenido (más de 10 segundos) con contacto ocular, a la voz Breve despertar (menos de 10 segundos) con contacto ocular a la voz Cualquier movimiento (pero no contacto ocular) a la voz Sin respuesta a la voz, pero cualquier movimiento al estímulo físico Sin respuesta a la voz o al estímulo físico PROCEDIMIENTO Observar al paciente. ¿Está alerta y calmado? (valor 0) ¿El paciente tiene un comportamiento consistente con inquietud o agitación? (valor +1 a +4) Si el paciente no está alerta, con voz sonora llámelo por su nombre y solicite que abra sus ojos y mire al interlocutor. Repetir una vez de ser necesario. Indíquele que continúe mirando al interlocutor: Apertura ocular y contacto visual, sostenido por más de 10 segundos (valor –1) Apertura ocular y contacto visual, sostenido por menos de 10 segundos (valor –2) Cualquier movimiento en respuesta a la voz, excluyendo el contacto visual (valor –3) Si el paciente no responde a la voz, estimúlelo físicamente sacudiendo su hombro o presionando esternón si no hay respuesta a la sacudida de hombro. Cualquier movimiento al estímulo físico (valor -4) Sin respuesta al estímulo verbal o físico (valor –5) ESCALA NUMÉRICA DE DOLOR: se extiende de 0 a 10 puntos, representando 0 no dolor y 10 el peor dolor imaginable. ESCALA CONDUCTUAL DE DOLOR (Behavioral Pain Scale) PARÁMETRO DESCRIPCIÓN VALOR Expresión facial Relajada Parcialmente tensa (ejemplo, ceño fruncido) Plenamente tensa (ejemplo, ojos cerrados) Presencia de muecas de dolor 1 2 3 4 Miembros superiores Sin movimiento Parcialmente flexionados Plenamente flexionados con flexión de los dedos Permanentemente retraídos 1 2 3 4 Adaptación a la ventilación Tolerante Tolerante pero tosiendo la mayoría del tiempo Asincrónico con el respirador Imposibilidad de controlar la ventilación 1 2 3 4 INFORMAR INMEDIATAMENTE SI ESCALA NUMÉRICA DE DOLOR > 3, O ESCALA CONDUCTUAL DE DOLOR > 5, O RASS > 1 EN PACIENTES VENTILADOS ASPECTOS MÉDICO-LEGALES A TENER EN CUENTA AL MOMENTO DE COMPLETAR LA HISTORIA CLINICA Una historia clínica mal confeccionada puede generar la falsa impresión de que lo actuado por el médico fue incorrecto o insuficiente, aunque el profesional realmente se haya manejado acorde a las buenas prácticas médicas. Ante un eventual cuestionamiento por supuesta mala praxis, tales defectos en la historia clínica suelen repercutir desfavorablemente, tanto para el profesional tratante como para la institución en donde fue atendido el paciente. Recomendaciones Generales: Especificar claramente las condiciones clínicas del paciente al momento del ingreso y en cada uno de los controles realizados. Las evoluciones médicas deben ser legibles y tener siempre consignada la fecha y horario de la misma, así como también la firma y sello del profesional. Transcribir en la historia clínica los resultados de los estudios complementarios solicitados. Evitar incongruencias entre lo escrito por los médicos y el personal de enfermería. Instrumentación correcta de los Consentimientos Informados y los Rechazos Terapéuticos. En aquellos casos en los cuales el paciente o el representante del mismo se nieguen a aceptar la internación sanatorial o la indicación de algún procedimiento diagnóstico o terapéutico, se recomienda leer las recomendaciones de la Gerencia de Riesgo y Calidad Médica para estas situaciones particulares y confeccionar el “rechazo terapéutico” o el “egreso voluntario sin alta médica” siguiendo tales recomendaciones. Ante cualquier complicación que presente el paciente, dejar constancia en la historia clínica que la misma fue detectada y tratada en correcto tiempo y forma. No utilizar la historia clínica como “campo de batalla” entre colegas médicos, evitando criticar conductas o decisiones de otros profesionales. Periódicamente, dejar constancia en la historia clínica de cual está siendo la interpretación médica que se le ha dado al cuadro clínico del paciente. Especificar cuáles son las condiciones clínicas del paciente al momento del alta y cuáles son las indicaciones médicas y pautas de alarma indicadas. Confeccionar una clara y completa epicrisis. Evitar la herramienta de “cortar y pegar” partes de las evoluciones médicas, lo cual generalmente se presta a confusiones. Diciembre 2013