t049-c14.doc

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ENCUENTRO NACIONAL DE DOCENTES UNIVERSITARIOS CATÓLICOS
LA RIOJA – SEPTIEMBRE DE 2011
PONENCIA:
“LOS
DERECHOS Y DEBERES “VERDES”.
AMBIENTAL”
REFLEXIONES
EN TORNO A LA TUTELA
AREA 1: PERSONA HUMANA
1.4. Los derechos humanos como instrumento para la defensa de la dignidad:
derechos y deberes. El hombre y la naturaleza. El cuidado del medio
ambiente
RESUMEN: El trabajo analiza el derecho constitucional al medio ambiente, y
correlativamente, los deberes que genera, tanto respecto al Estado,
como así también en relación a las empresas privadas
AUTOR: Miguel Robledo. Abogado (Universidad Nacional de Córdoba). Premio
Universidad (UNC). Cuadro de Honor y Egresado Sobresaliente de la
Facultad de Derecho (UNC). Distinción Talentos 2007. Profesor de Derecho
Procesal Constitucional, Derecho Procesal Civil y Comercial y Taller de
Jurisprudencia I en la Facultad de Derecho (UNC). Miembro Investigador
(Universidad Nacional de La Rioja, Universidad Católica de Córdoba y UNCSECyT). Maestría en Derecho Procesal (Universidad Nacional de Rosario)
–cursado completo-. Especialidad en Derecho Procesal Constitucional
(Universidad Blas Pascal de Córdoba) –cursado completo-. Maestría en
Dirección
de
Negocios
–MBA(UNC)
–en
curso-.
<[email protected]>.
1
LOS DERECHOS Y DEBERES “VERDES”.
REFLEXIONES ACERCA DE LA TUTELA AMBIENTAL
“…el hombre contemporáneo se siente impulsado a
plantear una cuestión fundamental, que puede definirse
ética y, a la vez ecológica. ¿Cómo puede evitarse que el
desarrollo acelerado se vuelva contra el hombre? ¿Cómo
prevenir las catástrofes que destruyen el medio
ambiente, amenazando así toda forma de vida? y ¿cómo
solucionar los efectos negativos que ya se han
producido?”
Juan Pablo II1
Sumario: 1. Introducción. 2. La tutela del medio
ambiente y el Estado. 3. La tutela del medio ambiente y
las empresas privadas. 4. Reflexiones. Bibliografía
1. INTRODUCCIÓN
En el año 2000, desde la Organización de las Naciones Unidas, se fijaron los
Objetivos del Milenio que deberían cumplirse para el 2015, configurando uno de
ellos garantizar la sostenibilidad del medio ambiente2.
No es casual que se haya colocado en el centro de la escena internacional al
medio ambiente, más aún, cuando nos encontramos en “el tiempo de las Cortes
verdes”3, donde los tribunales comienzan a fijar líneas centrales desde el ámbito
judicial, y también, en el plano político, comienza a hablarse de la “democracia
1
Discurso pronunciado por Juan Pablo II, con motivo de la Jornada Mundial del Medio Ambiente,
disponible en http://ec.aciprensa.com/wiki/Ambiente_y_Juan_Pablo_II [consulta: 01/08/2011].
2 En la Resolución A/55/2 del 13 de septiembre del año 2000, dentro del Punto IV Protección de
nuestro entorno común, se ocupó de la problemática ambiental: 22 “Reafirmamos nuestro apoyo a
los principios del desarrollo sostenible, incluidos los enunciados en el Programa 21, convenidos en
la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo” 23. “Decidimos,
por consiguiente, adoptar una nueva ética de conservación y resguardo en todas nuestras
actividades relacionadas con el medio ambiente y, como primer paso en ese sentido,
convenimos en lo siguiente:
• Hacer todo lo posible por que el Protocolo de Kyoto entre en vigor, de ser posible antes del décimo
aniversario de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, en
el año 2002, e iniciar la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.
• Intensificar nuestros esfuerzos colectivos en pro de la ordenación, la conservación y el desarrollo
sostenible de los bosques de todo tipo. Insistir en que se apliquen cabalmente el Convenio sobre la
Diversidad Biológica y la Convención de las Naciones Unidas de lucha contra la desertificación en
los países afectados por sequía grave o desertificación, en particular en África.
• Poner fin a la explotación insostenible de los recursos hídricos formulando estrategias de ordenación
de esos recursos en los planos regional, nacional y local, que promuevan un acceso equitativo y un
abastecimiento adecuado.
• Intensificar la cooperación con miras a reducir el número y los efectos de los desastres naturales y
de los desastres provocados por el hombre”. (El resaltado nos pertenece).
3 CAFFERATTA, Néstor A., “El tiempo de las "cortes verdes", L.L. 2007-B, 423.
2
verde”4, en el sentido de aquella que exige un rol “activo” y “participativo”5 de la
ciudadanía.
En este escenario actual, analizaremos la problemática ambiental,
desde dos perspectivas. Primero, desde la óptica del Estado y luego, desde la
referida a las empresas privadas.
2. EL MEDIO AMBIENTE Y EL ESTADO
Como aproximación liminar, podemos señalar que a partir de segunda mitad del
siglo XX6, se agudizaron diversos fenómenos ambientales7, los cuales contribuyeron
a que la comunidad internacional tomara conciencia de su gravedad8 e intentara
diversas vías de solución.
La primera respuesta significativa, tuvo lugar en 1972, en ocasión de la
Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente celebrada en Estocolmo.
La segunda respuesta significativa, se produjo en 1987 con el Informe Nuestro
Futuro Común de 1987 de la Comisión Mundial sobre el Medioambiente y el
Desarrollo (conducida por Gro Harlem Brundtland), que “definió al desarrollo
sostenible como el desarrollo que tiene en cuenta las necesidades del presente sin
comprometer las posibilidades de las generaciones futuras en atender sus propias
necesidades.”9
La tercera respuesta significativa, se dio en 1992 la Cumbre de la Tierra que
dio fruto a la Convención sobre Cambio Climático y de la Biodiversidad. Y luego la
realizada en 1997, conocida como Cumbre para la Tierra + 5.
MALDONADO, Manuel Arias, “Democracia Verde versus Democracia Liberal: ¿Hacia un nuevo
modelo democrático?”, en Revista de Estudios Políticos N° 105, Centro de Estudios Políticos y
Constitucionales, julio – septiembre 1999, Madrid, p. 186.
5 Según Maldonado, “…democracia verde designa aquella modelo democrático que consigue plasmar
esos dos principios de la teoría política ecologista, su compromiso con la naturaleza y con una
existencia sustentable y su voluntad de desarrollar la democracia, en un único modelo normativo.
Consecución de la sustentabilidad y democratización de la democracia constituirían por igual los
elementos sustanciales de ese modelo democrático. Un modelo que habría de procurar,
igualmente, ser coherente con los distintos tipos de componentes de la política verde. Muchos de
los cuales proceden de la confrontación crítica de la misma con el modelo democrático liberal;
otros, en cambio, son un producto de los intentos por plasmar esa política y por dotar a una
democracia verde de un perfil institucional” (MALDONADO, Manuel Arias, “Democracia Verde
versus Democracia Liberal: ¿Hacia un nuevo modelo democrático?”, ob.cit., p. 186). Sobre la
democracia participativa en materia ambiental, ver SABSAY, Daniel Alberto (Coord.), “Democracia
participativa y medio ambiente”, en AA.VV., Revista Jurídica de Buenos Aires – Derecho Ambiental,
Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, 2005.
6 Confr. ABC de las Naciones Unidas, Naciones Unidas, Publicado por Departamento de Información
Pública de las Naciones Unidas, Nueva York, 1998, ps. 226 y 229.
7 Tales como: el agujero de la capa de ozono, el cambio climático, la desertificación y el aumento
excesivo del nivel de lluvias, entre otros.
8 Confr.
Training Manual on Internacional Enviromental Law, United Nations Enviroments
Programme,
2005,
Página
Oficial
del
United
Nations
Enviroments
Programe
http://www.unep.org/Law/PDF/law_training_Manual.pdf [consulta: 01/08/2011].
9 DRNAS de CLEMENT, Zlata, “Concepto y elementos jurídicos del desarrollo sostenible”, Separata
del Anuario Argentino de Derecho Internacional, Marcos Lerner, Córdoba, 1999, p. 7.
4
3
En nuestro país, el derecho al medio ambiente no surgió (por lo menos
explícitamente) de la Constitución histórica de 1853/60, ello sin perjuicio de que
podamos interpretarlos dentro de los “derechos implícitos” (art. 33 CN)10.
Si bien se registran algunos precedentes aislados a favor del medio ambiente 11,
lo cierto es que recién cobrará impulso a partir de la Reforma Constitucional de
1994, donde se lo regula expresamente en el art. 41:
“Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el
desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades
presentes sin comprometer las de las generaciones futuras; y tienen el deber de
preservarlo. El daño ambiental generará prioritariamente la obligación de recomponer,
según lo establezca la ley.
Las autoridades proveerán a la protección de este derecho, a la utilización racional de los
recursos naturales, a la preservación del patrimonio natural y cultural y de la diversidad
biológica, y a la información y educación ambientales.
Corresponde a la Nación dictar las normas que contengan los presupuestos mínimos de
protección, y a las provincias, las necesarias para complementarlas, sin que aquéllas
alteren las jurisdicciones locales.
Se prohíbe el ingreso al territorio nacional de residuos actual o potencialmente
peligrosos, y de los radiactivos.”
Cabe destacar que aquí se reconoce el medio ambiente como un derecho. De
esta manera, se deja de lado el debate acerca de si constituía una mera
declaración12. Por otro lado, se establece el deber de preservar el ambiente. Al
decir de Bidart Campos, “[s]e trata claramente de un deber jurídico –y jurídicamente
exigible- de todos y de cada uno que, por la naturaleza de la cuestión involucrada
en aquel derecho y en este deber, nos convierte a todos en una especie de agentes
públicos en el cuidado ambiental”13.
Los deberes del Estado se ven reforzados en nuestro sistema jurídico, con la
suscripción de tratados internacionales, tales como el Pacto Internacional de
Derechos Económicos Sociales y Culturales (art. 12.214), y el Protocolo de San
Salvador, entre otros.
En la misma tesitura –en el sentido de que se infería del art. 33 CN-, sostiene Badeni que "Como
derecho subjetivo, integraba e integra la categoría de los derechos residuales del art. 33 de la Ley
Fundamental”. (BADENI, Gregorio, Tratado de Derecho Constitucional, Tomo I, Ed. La Ley, Bs. As.,
2004, p. 434)
11 “Kattan, Alberto E. y otro c. Gobierno nacional -Poder Ejecutivo”, Juzgado Nacional de 1a Instancia
en lo Cont. Adm. Fed. Nro. 2, 10/05/1983, LL, 1983-D, 576, entre otros.
12 En esta línea, la Corte Suprema sostuvo que “[e]l reconocimiento de status constitucional del
derecho al goce de un medio ambiente sano (…) no configuran una mera expresión de buenos y
deseables propósitos para las generaciones del porvenir, supeditados en su eficacia a una potestad
discrecional de los poderes públicos (…) sino la precisa y positiva intención del constituyente de
1994 de enumerara y jerarquizar con rango supremo a un derecho preexistente…” (CSJN, Fallos:
329:2316, “Mendoza, Beatriz Silvia y otros c/ Estado Nacional y otros s/ daños y perjuicios (daños
derivados de la contaminación ambiental del Río Matanza-Riachuelo)” (20/06/2006).
13 BIDART CAMPOS, Germán J., Manual de la Constitución Reformada, Tomo II, Ed. Ediar, Buenos
Aires, 2000, p. 86.
14 Art. 12. 2 establece que: “Entre las medidas que deberán adoptar los Estados Pares en el Pacto a
fin de asegurar la plena efectividad de este derecho, figurarán las necesarias para: b) El
mejoramiento en todos sus aspectos de la higiene del trabajo y del medio ambiente…”. [el
resaltado nos pertenece].
10
4
Advertimos en el plexo normativo ambiental un esfuerzo estatal, tanto a nivel
“interno”, como así también “internacional”, en la búsqueda por tutelar el ambiente.
De esta manera, no se presenta ya como una mera “facultad” estatal, sino más bien
como una “obligación” local e internacional, cuyo incumplimiento es pasible de
generar responsabilidad.
Todo ello resulta compatible en el marco de una organización (estatal) cuyo
principal objetivo consiste en resguardar el “bien común”. Así pues, las políticas
públicas en materia ambiental representan una importancia superlativa, dado que, si
“el medio ambiente configura el presupuesto mismo del ejercicio de otros
derechos”15, entonces, la vulneración del primero, puede conllevar a la de otros
derechos16.
3. EL MEDIO AMBIENTE Y LAS EMPRESAS PRIVADAS
En este punto surgen diversos interrogantes ¿Cuál es el alcance de los deberes
empresariales en relación al medio ambiente? ¿Se trata simplemente de
obligaciones de “no hacer” (ej. no contaminar)? O bien ¿Se incluye también
obligaciones “de hacer” (ej. inversiones con fines ambientales?
En principio, nadie cuestionaría encuadrar las obligaciones de las sociedades
comerciales para con el medio ambiente dentro de las de carácter “negativo” -de “no
hacer”-, en el sentido de no vulnerar el medio ambiente. Sin embargo, el dilema
pasa por preguntarse acerca de si puede exigirse obligaciones “positivas” a
organizaciones cuyo objetivo -central- es el lucro17. Máxime, en escenarios
macroeconómicos de elevadas tasas de desempleo e inflación. A lo que podría
agregarse, qué pasaría si las obligaciones positivas producen el “efecto no deseado”
de afectar la rentabilidad de la empresa, poniendo en riesgo su propia subsistencia y
los “beneficios” que produce socialmente (fuente laboral y de ingresos tributarios,
entre otros).
Al respecto Etkin se cuestiona: “¿Por qué una empresa habría de preocuparse
por la justicia o la corrección de sus actos si ella cumple con las leyes, produce
En el voto disidente de Levene, Fayt y López, se sostuvo que: “…la cuestión comprometida en la
causa supera los intereses de las partes y conmueve a la comunidad entera al encontrarse en tela
de juicio la posibilidad cierta de preservar el medio ambiente y, en consecuencia, el presupuesto
mismo del ejercicio de cualquier derecho. Ello debe interpretarse en tal sentido, pues el medio
ambiente del hombre no es otra cosa que la "circunstancia vital" en la que está inmerso y que debe
proveerle los elementos que habiliten su desarrollo, o al menos, su subsistencia en condiciones
dignas. Si por el contrario, se priva al ser humano de esa "circunstancia" se desconoce su propia
esencia un ambiente fértil que posibilite esa supervivencia, el hombre es solo una abstracción”.
(CSJN, “Louzán, Carlos A. c. Estado Nacional --Ministerio de Economía y Obras y Servicios
Públicos de la Nación”, 17/11/1994, LL 1995-E, 375 - DJ 1995-2, 1167).
16 Confr. MORELLO, Augusto M., CAFFERATA, Néstor A., Visión procesal de cuestiones
ambientales, Rubinzal Culzoni, Santa Fe, 2004, p. 132). En la misma línea: “[e]nviromental
degradation has adverse impact on the quality of human life, and more specifically on the full
enjoyment of human rights.” (Training Manual on International Environmental Law, United Nations
Enviroments Programe, 2005, Página Oficial del United Nations Enviroments Programe:
http://www.unep.org/Law/PDF/law_training_Manual.pdf [consulta: 01/08/2011].
17 Aquí, estamos delimitando el interrogante hacia aquellos supuestos en los cuales la empresa no
haya amenazado o lesionado el medio ambiente, ya sea por acción, o bien, por omisión.
15
5
bienes necesarios, y más aún cuando los individuos aceptan las normas
existentes?”18 [El resaltado nos pertenece]
Quizás una de las respuestas pase por avanzar hacia la idea de la
“Responsabilidad Social Empresaria” (RSE)19, reforzando el compromiso con el
medio en el cual se insertan. Ahora bien, hay que evitar la “doble moral” de las
empresas, es decir cuando predican un discurso, pero en los hechos su
comportamiento resulta a todas luces contradictorio20.
4. REFLEXIONES
Señalaba Pedro J. Frías, “Entramos al tercer milenio con más conciencia
ecológica pero con más desafíos”21 Y estos desafíos, en los que a la tutela del
medio ambiente se refiere, asumen una importancia superlativa para la tutela de la
persona humana, en tanto la vulneración del medio ambiente se proyecta directa o
indirectamente en la lesión de otros derechos constitucionales tales como la salud o
–incluso- la vida.
El Estado, como garante central del “bien común”, debe protegerlo no sólo
desde el punto de vista “negativo” (no vulnerándolo), sino también “positivo”
(diseñando políticas para su promoción o desarrollo sustentable).
ETKIN, Jorge, “El Potencial ético de las organizaciones. La forma de integrar la eficacia con los
valores éticos sociales” trabajo presentado en el Seminario Internacional: Los Desafíos Éticos del
Desarrollo – BID- e incorporado a la Biblioteca Digital de la Iniciativa Interamericana de Capital
Social,
Ética
y
Desarrollo,
consultado
e
n
http://www.codigociudadano.org.mx/docs/bibDigital/EtkinJPotencialEticoOrgs%5B1%5D.pdf
[consulta: 01/08/2011].
19 Al respecto, considera Etkin, “Pienso que el primer paso de una empresa que intenta ser
responsable y no solo utilitaria, que enfrenta una realidad que no ha promovido y tampoco sabe
cómo enfocar, es salir de la Gerencia o Dirección por resultados y caminar en el sentido de la
llamada Gerencia Social. Es un cambio de enfoque en la gestión, un cambio de visión sobre qué es
una empresa, que es vista como una organización social (una fuente de empleo y servicios) en
lugar de ser una mera forma de producción en beneficio de un grupo propietario. Es pasar del
concepto de la eficiencia o la eficacia, al concepto de la gobernabilidad, pensando en la
sustentabilidad y la inserción social en un contexto que plantea sus legítimas demandas”, ETKIN,
Jorge,
“La
doble
moral
de
las
empresas”,
disponible
en
http://www.foroecumenico.com.ar/reflexiones_etkin.html [consulta: 01/08/2011].
20 Según Etkin “…consiste en declarar en el discurso ciertos valores y aplicar en la praxis lo contrario:
(…) declarar la responsabilidad social y tomarla como forma de mejorar la imagen y encubrir la
contaminación ambiental ETKIN, Jorge, “La doble moral de las empresas”, disponible en
http://www.foroecumenico.com.ar/reflexiones_etkin.html [consulta: 01/08/2011].
21 Particularmente, menciona “…nuevos sectores sociales, como el irredentismo indígena, activo en
varios países, nuevas tensiones por explosiones nucleares; impugnaciones activas que amenazan
el trazado de gasoductos, la circulación vehicular, la explotación minera que transformará el
Noroeste Argentino y, en menor medida, la Patagonia; la tala selectiva de bosques, la razonable
exigencia de las empresas que quieren digestos sin omisiones para evaluar los riesgos. Pero, al
menos, la cláusula constitucional es clara y se va desarrollando; sólo esperamos que el Congreso
cumpla con su deber; que los órganos públicos de gestión estén a la altura y que la militancia no
obedezca a una moda sino a una convicción ilustrada que se ajuste a la ley” (FRIAS, Pedro J.,
“Humanismo Ambiental”, en Tutela Jurídica del Medio Ambiente, publicación de la Academia
Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Córdoba, Advocatus, Córdoba, 2008, p. 216).
18
6
Por su parte, las empresas privadas, no han sido concebidas o pensadas con el
objeto –central- de tutelar el medio ambiente o hacer “obras de bien”, porque si así
fuera, seguramente hubieran elegido la estructura jurídica adecuada para ello (ej.
fundación o asociación). Sin embargo, el hecho que persiga el lucro, no excluye el
compromiso que tiene con el medio que lo rodea, y que hace a la responsabilidad
social empresaria. De todas formas, el Estado debería generar “incentivos” para la
adopción de políticas y decisiones empresariales en este sentido.
Finalmente, creemos que hay que reforzar el compromiso de todos los actores
sociales para lograr que la tutela del medio ambiente se cumpla “efectivamente”, y
evitar que el día de mañana, en lugar de hablar sobre los derechos y deberes
“verdes”, debamos referirnos a los derechos y deberes “grises”.
BIBLIOGRAFÍA

BADENI, Gregorio, Tratado de Derecho Constitucional, Tomo I, Ed. La Ley, Bs. As., 2004.

BIDART CAMPOS, Germán J., Manual de la Constitución Reformada, Tomo II, Ed. Ediar,
Buenos Aires, 2000.

DRNAS de CLEMENT, Zlata, “Concepto y elementos jurídicos del desarrollo sostenible”,
Separata del Anuario Argentino de Derecho Internacional, Marcos Lerner, Córdoba., 1999.

CAFFERATTA, Néstor A., “El tiempo de las "cortes verdes", LL 2007-B, 423.

ETKIN, Jorge, Gestión de la Complejidad en las Organizaciones. La estrategia frente a lo
imprevisto y lo impensado, Granica S.A. Buenos Aires, 2006.
- “El Potencial ético de las organizaciones. La forma de integrar la eficacia con los
valores éticos sociales”, trabajo presentado en el Seminario Internacional: Los
Desafíos Éticos del Desarrollo – BID- e incorporado a la Biblioteca Digital de la
Iniciativa Interamericana de Capital Social, Ética y Desarrollo, consultado e n
http://www.codigociudadano.org.mx/docs/bibDigital/EtkinJPotencialEticoOrgs%5B
1%5D.pdf [consulta: 01/08/2011].
- “La
doble
moral
de
las
empresas”,
disponible
en
http://www.foroecumenico.com.ar/reflexiones_etkin.html [consulta: 01/08/2011].

FRIAS, Pedro J., “Humanismo Ambiental”, en Tutela Jurídica del Medio Ambiente, publicación
de la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Córdoba, Advocatus, Córdoba,
2008.

MALDONADO, Manuel Arias, “Democracia Verde versus Democracia Liberal: ¿Hacia un
nuevo modelo democrático?”, en Revista de Estudios Políticos N° 105, Centro de Estudios
Políticos y Constitucionales, julio – septiembre 1999, Madrid.

MORELLO, Augusto M., CAFFERATA, Néstor A., Visión procesal de cuestiones ambientales,
Rubinzal Culzoni, Santa Fe, 2004,

SABSAY, Daniel Alberto (Coord.), “Democracia participativa y medio ambiente”, en AA.VV.,
Revista Jurídica de Buenos Aires – Derecho Ambiental, Facultad de Derecho de la
Universidad de Buenos Aires, 2005.
7
Documentos de la ONU

ABC de las Naciones Unidas, Naciones Unidas, Publicado por Departamento de Información
Pública de las Naciones Unidas, Nueva York, 1998.

Training Manual on Internacional Enviromental Law, United Nations Enviroments Programme,
2005,
Página
Oficial
del
United
Nations
Enviroments
Programe
http://www.unep.org/Law/PDF/law_training_Manual.pdf [consulta: 01/08/2011].

Resolución A/55/2 del 13 de septiembre del año 2000.
8
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