SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN

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SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN
Celebración comunitaria en Cuaresma
AÑO DE LA FE
INICIO
Puede abrirse la procesión de entrada con el libro de la Palabra de Dios y un cirio
encendido que hace referencia a la fe. Se colocan en el presbiterio en un lugar
apropiado. La celebración comienza directamen te por el canto y la procesión.
Canto de entrada (P. ej.: Un solo Señor, una sola fe…)
Saludo del presidente
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Jesucristo, enviado por el Padre para abrirnos las puertas de la salvación y la gracia, esté
con todos vosotros.
El Año de la fe es una invitación a una auténtica y renovada conversión al Señor, único
Salvador del mundo. El Padre, en el misterio de su muerte y resurrección de su Hijo, ha
revelado en plenitud el amor que salva y que nos llama a la conversión de vida mediante el
perdón de los pecados. Abramos la puerta de nuestro corazón a la Palabra que se nos
anuncia y dejemos que Dios nos transforme con su amor.
Oración
Oremos.
Abre, Señor, nuestro corazón
para escuchar hoy tu palabra de tal modo,
que, al recibir el evangelio de tu Hijo,
por su muerte y resurrección
nos decidamos a caminar con una vida renovada.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Se lleva el libro de la Palabra al ambón.
1
PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA
Primera lectura
«Un Señor, una fe, un bautismo»
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios
4,1-6
Hermanos: Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la
que habéis sido convocados.
Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor;
esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un
solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido
convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo trasciende
todo, y lo penetra todo, y lo invade todo.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial: Salmo 21
El Señor es mi alabanza en la gran asamblea;
cumpliré mis votos delante de sus fieles.
Los pobres comerán y quedarán saciados,
alabarán al Señor los que lo buscan. R.
Recordarán y volverán al Señor
todos los confines de la tierra.
Me hará vivir para él,
lo servirá mi descendencia. R.
Se hablará del Señor a la generación que viene;
anunciarán su justicia;
al pueblo que nacerá dirán:
¡Aquí está la obra del Señor! R.
Se lleva el cirio encendido junto al lugar donde se proclama el evangelio.
Mientras tanto, se puede cantar:
2
Evangelio
“Recobra la vista, tu fe te ha salvado”
Lectura del santo evangelio según san Lucas
18,35-43
En aquel tiempo, cuando se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del
camino, pidiendo limosna.
Al oír que pasaba gente, preguntaba qué era aquello; y le informaron: «Pasa Jesús el
Nazareno».
Entonces empezó a gritar: «¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!». Los que iban
delante lo regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte: «¡Hijo de David, ten
compasión de mí!». Jesús se paró y mandó que se lo trajeran.
Cuando estuvo cerca, le preguntó: «¿Qué quieres que haga por ti?». Él dijo: «Señor, que
recobre la vista».
Jesús le dijo: «Recobra la vista, tu fe te ha salvado».
Y enseguida recobró la vista y lo seguía, glorificando a Dios.
Y todo el pueblo, al ver esto, alabó a Dios.
Palabra del Señor.
El libro de la Palabra y el cirio se vuelven a colocar en el lugar preparado al
principio.
Homilía
Examen
En esta celebración acogemos la invitación del Apóstol Pablo: “os ruego que andéis según
la vocación a la que habéis sido convocados”. Y en este Año de la Fe hemos sido
convocados a dar testimonio, comenzado por renovarnos una vez más a imagen del Señor
Jesús.
3
Para transmitir la fe, necesitamos alimentarla, cuidarla, y andar en esa vida nueva que
Cristo Resucitado nos ha regalado. Por eso ahora, vamos a examinarnos para pedirle al
Señor que purifique nuestra fe de todo aquello que nos aparta del auténtico testimonio.
1. ¿Mi fe en Dios es el centro de mi vida?
2. ¿Mi fe en Jesucristo me lleva a su seguimiento, a un compromiso real?
3. ¿Confío a Dios las necesidades, los problemas? ¿Pongo en sus manos, con oración,
su posible solución?
4. ¿Dedico generosamente mi tiempo a los demás? ¿Malgasto mi tiempo? ¿De qué
debería prescindir para hacer un mejor uso de mi tiempo?
5. ¿La celebración de la eucaristía es el centro de mi domingo?
Se dejan unos instantes de silencio.
6. ¿Recito sin más el Credo o lo creo y confieso? ¿Aprovecho las ocasiones que se me
brindan para formarme mejor en la fe?
7. ¿Vivo en casa, en el trabajo, con mis amistades mi fe cristiana con naturalidad?
¿Escondo mi identidad cristiana? ¿Comunico la alegría del amor de Jesús, el Señor?
8. ¿Mi fe, qué consecuencias morales tiene en mi vida, en mi familia, en mi sexualidad,
en mi trabajo? ¿Llevo una vida según el Evangelio o aún hay espacio en mi corazón
para la mentira, la hipocresía, la crítica o el rencor?
9. ¿Me dejo influir fácilmente por los medios y opiniones imperantes en la sociedad?
10. ¿Pongo lo bienes de este mundo por encima de Dios y del prójimo? ¿Qué uso hago
de los bienes que tengo? ¿Veo a Cristo en los necesitados y pobres, en los que sufren
y los solos? ¿Cómo trato de acompañarles y ayudarles?
Se dejan unos instantes de silencio.
4
RITO DE RECONCILIACIÓN
Acto penitencial
Confesemos ahora unidos nuestros pecados y oremos los unos por los otros, para que la
misericordia de Dios nos transforme en lo que el Señor desea de cada uno de nosotros y de
toda su Iglesia.
Yo confieso…
Oremos juntos como el Señor nos ha enseñado: Padre nuestro…
Líbranos, Padre, de todo mal,
y por medio de la pasión de tu Hijo,
a la que nos unimos por la penitencia,
haznos participar con alegría en su resurrección.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Confesión y absolución individual
Acción de gracias por la misericordia de Dios
Se canta un canto de acción de gracias y se concluye con la oración .
Te rogamos, Señor, que transformes nuestro corazón
y nos concedas un espíritu nuevo,
para que caminemos fielmente en novedad de vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
CONCLUSIÓN
El Señor esté con vosotros.
La bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo + y Espíritu Santo
descienda sobre vosotros y os acompañe siempre.
El Señor ha perdonado vuestros pecados. Podéis ir en paz.
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