A TI, MUJER Si es el hombre una arteria, la mujer es su sangre; si es el hombre una herida, la mujer es vendaje. Si es el hombre quien siembra, la mujer es la imagen del amor donde leudan los nutrientes trigales. Si es el hombre un idioma, la mujer es lenguaje de un decir infinito que enternece al hablarse. Si es el hombre una estatua de narciso, o de arte la mujer es incienso que en sí misma se esparce. La mujer es la quilla del audaz navegante, la mujer es el viento que le impulsa la nave. Si es el hombre medirse, la mujer es el darse por amor a los hijos; por el hijo que late cobijado en la luna, repujado en su carne!. Si es el hombre un adiós que se va transumante; Si es jugar a morir como muere la tarde, la mujer, por contrario, es la aurora que nace con un sol en las manos como un cántaro hablante! Si es el hombre campana, ella es bronce en el aire! y en la historia violenta que escribiera el Dios Marte, ella fue desde siempre, ni el color, ni el diamante; ella fue simplemente la palabra más suave, el color de la lumbre, la intución vigilante, la presencia en la noche, la dulzura inefable, y el aroma del horno cuando dora los panes!. La mujer es la vida, su presencia más grande la del temple y el beso, la matriz venerable!. Del andar de los siglos un cimiente gigante y en la mesa servida su oración al sentarse!. Te agradezco Señor, este pan que es Tu carne; te agradezco Señor; me lo enseñó mi Madre!. Santos Inzaurralde Poeta minuano.