Cronica desde donde no quieren memoria

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Cronica desde donde no quieren memoria
Ahaztuak 1936 - 1977 :: 02/10/2008
Frechilla es un pueblo pequeño de, situado en la comarca de Tierra de Campos en la provincia
de Palencia. En esa pequeña localidad de la Castilla profunda, junto a la ermita dedicada a San
Miguel situada a un kilometro del pueblo, se celebró el pasado domingo un emotivo acto en
recuerdo a catorce vecinos de la cercana localidad de Paredes de Nava asesinados el 3 de
Septiembre de 1936 y enterrados en una fosa común en uno de los laterales de esta ermita.
Algo más de cien personas entre familiares, amigos y miembros de las asociaciones de recuperación
de la memoria histórica que impulsaban el acto se dieron cita en este homenaje que se celebró por
cuarto año consecutivo con el objetivo de recordar a los alli enterrados y reclamar verdad,
reparación y justicia. Desde Euskal Herria En el cartel de convocatoria del acto llamaba la
atención ver que entre las asociaciones impulsoras y convocantes se contaba tambien Ahaztuak
1936-1977, organización referencial en Euskal Herria en la defensa de las reivindicaciones de las
victimas del franquismo y de lucha por una memoria histórica democrática y antifascista. La razón
de ello es clara: la barbarie represiva que se inauguró tras el golpe del 18 de Julio de 1936 dejó su
rastro por toda la geografia peninsular y prácticamente cada pueblo pagó su cuota de represión, de
muerte y sufrimiento. Muchas familias, tras quedar destrozadas, debieron ademas emigrar a otras
zonas en busca de intentar eludir el acoso de los vencedores en su lugar de origen donde estaban
marcados y muchas de ellas llegaron a Euskal Herria y aqui se afincaron, diluidos las más de las
veces entre la llamada 'emigración económíca' de fines de los años 40, 50 o 60. Esas personas traian
su memoria historica desde su lugar de origen y al convertirse en ciudadanos vascos la incorporaron
tambien a la propia de aquí, a la memoria histórica democrática y antifascista de Euskal Herria. “ Es
por ello –nos dice un miembro de Ahaztuak que junto con otras veinticuatro personas se ha
desplazado en autobús hasta Frechilla para apoyar y participar en el homenaje- que en nuestra
asociación contamos con personas que son descendientes de personas asesinadas o represaliadas en
Castilla, en Extremadura, en Galicia... para nosotros todos ellos hermanos de sufrimiento, de
reivindicación y de lucha. Una de estas familias es la de Emiliano Vian asesinado en Frechilla y cuya
nieta forma parte de nuestra asociación. Por ello cuando nos pidió ayuda y apoyo para organizar el
homenaje no lo dudamos ni un momento y aquí estamos”. Memoria y "desmemoria" La cita para el
homenaje es a las 12:30 horas en la plaza de Frechilla, donde esta situado el ayuntamiento. Alli para
esa hora, se juntan ya varios grupos de personas, muchos de ellos familiares de los asesinados pero
según nos comentan “ninguna persona de Frechilla”, a pesar de que el bar de la plaza esta lleno.
Tambien nos subrayan “y nadie del Ayuntamiento”, algo que no asombra a nadie habida cuenta de
que es este un municipio gobernado en mayoria absoluta por el PP y donde la unica fuerza de la
oposición es el PSOE con un solo concejal que, sin embargo, tampoco ha acudido. En cualquier caso
los elementos más clarificadores de la relación que este pueblo -o al menos la inmensa mayoría de
sus habitantes- mantiene con la memoria de lo ocurrido tras el golpe del 18 de Julio y durante todo
el franquismo, y por tanto tambien con los crímenes cometidos por este régimen entre ellos el
asesinato de los 14 enterrados en la fosa común sita en sus tierras, nos lo ofreceran los nombres de
las calles que iremos recorriendo hasta ella pues partimos de la plaza del Ayuntamiento –Plaza
General Franco- y recorremos hasta los limites del pueblo la Calle General Mola. Vamos en una
pequeña comitiva encabezada por la bandera republicana y por varios familiares con ramos de
flores. Calles vacias que reflejan precisamente eso, el vacio hacia los que pasamos. Nadie sale a
mirar, nadie en las puertas, nadie en las ventanas, uno que pasa y ni mira ni saluda… “Seguramente
como el dia que trajeron a los de la fosa”, comenta alguien. Llegamos a la ermita y nos dirigimos al
lateral donde se ubica la fosa al pie de un arbol. Nada que la señale puesto que la alcaldesa Regina
de Castro (PP) no da permiso para colocar una placa en memoria de los aquí asesinados. Si ha dado
en cambio permiso para instalar unas “barbacoas” prácticamente encima de la fosa.
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Hombres y mujeres de rasgos campesinos, hijos
varios de ellos de los aquí enterrados, nietos otros… que a duras penas contienen las lagrimas
durante el sencillo homenaje que realizamos y en el que tambien depositan al pie del arbol que esta
sobre la fosa los ramos de flores que llevan, los claveles sueltos. Alguien pone en el arbol un cartel
con los nombre de los muertos y la foto de alguno de ellos. Dolor. Emoción. Lagrimas al viento desde
el viento. Reclamo de justicia para ellos, para todos. “Y sepan que solo muero si ustedes van
aflojando…” nos dice como desde adentro de la tierra la canción que interpreta Txanba Payes, una
tierra que acoge el roble que plantamos y que simboliza para los presentes la pervivencia y la
fortaleza de la memoria y los ideales de los que bajo él reposan. Estamos prácticamente finalizando
el acto cuando llega a nuestro lado, resoplando por el calor, la edad y la carrera que le ha traido
hasta aquí, el único vecino que se nos acerca y que nos dice que quiere decir y nos dice que “llega
de la iglesia, de la misa que estaba llena, y que yo soy creyente pero que vengo a daros animos y a
apoyaros en lo que haceis porque siento vergüenza de tantos que se dicen cristianos”. Los aplausos
le impiden seguir y muchos pensamos que quizás por este justo, tambien Frechilla merezca salvarse.
Una preocupante realidad Emprendemos el camino de vuelta al pueblo y es entonces cuando un
coche ocupado por cuatro jóvenes arribaspañas pasa entre nosotros con la musica a tope y en clara
actitud provocativa, actitud que se hace mas evidente cuando vuelve a pasar ahora sacando la
rojigualda por la ventanilla y gritándonos que esa es “la bandera de España”. Nuevamente por la
calle General Mola llegamos a la plaza General Franco donde como simbólica protesta ante todo lo
que representan este rosario de placas de exaltación franquista colocamos un “chino” que uno de los
partipantes con buen tino ha preparado y durante unos minutos al menos la Plaza General Franco,
se convierte en Plaza de la Memoria, “habria que añadir democrática –dice una chica presente, nieta
de otro de los fusilados- porque lo que es memoria si que la tienen, pero la suya, la de los fascistas”.
Tras ello seguimos las calles Calvo Sotelo y Primo de Rivera para llegar hasta el lugar donde nos
espera el autobús y la despedida de estas personas, de estas victimas del franquismo con las que
durante unas horas hemos compartido la tierra de la memoria, de la solidaridad, de un mismo
sufrimiento y de la reivindicación de justicia. De lejos, al fondo de la calle, el coche de los cachorros
nacionales que, es facil preveer, no tardarán en arrancar el roble planteado, en romper las fotos
dejadas en el árbol, en pisotear las flores sobre la fosa… algo que ocurrirá esa misma noche y algo
para lo que desde Ahaztuak 1936-1977 tienen una clara interpretación. “Lo que hemos visto y vivido
hoy –nos dicen- nos muestra claramente que la justicia para las victimas del franquismo no puede
limitarse a exhumar una fosa, a sacar unos huesos, a investigar en unos archivos y recuperar unos
nombres. Es mucho más que eso. Es recuperar unos valores democraticos y antifascistas y hacerlos
operativos aquí y ahora, como parte cotidiana de la practica politica”. “Lo que hoy hemos visto en
este pequeño pueblo, las calles franquistas, la actitud provocadora de los aprendices de falangistas
tan paralela a la actitud del propio Ayuntamiento del que sólo es una expresión extrema… es sólo
una muestra de la realidad de ese franquismo vigente social y políticamente en nuestra sociedad
porque nadie se preocupa realmente de desterrarlo –reflexionan desde Ahaztuak- ¿Alguien puede
defender visto esto que no es sino lo que ocurre en miles de pueblos de toda la peninsula la mera
exhumación de fosas sin mas objetivo, la memoria historicista aséptica o humanista que algunos
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pregonan? El que no vea el grave problema politico y democrático que se encierra en todo ello no es
que sea un iluso, sino que se convierte en complice”.
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