Tema 2. La Península Ibérica en la Edad Media: Al Andalus 2.1. La Península Ibérica en la Edad Media : La conquista musulmana y los pueblos invasores: En al año 711 llegan desde el norte de Africa unos 7.000 soldados al mando de Tarik, tras ser llamados por los enemigos del rey Rodrigo. Don Rodrigo es derrotado en Guadalete. La población que llega es musulmana, el Islam se había extendido desde mediados del siglo VII desde Arabia al Próximo Oriente y norte de África y ahora entraba en Europa. La capital del Imperio estaba en Damasco y en manos de la familia Omeya. En cuatro años el ejército invasor controló la Península.Gran parte de la población se sometió al nuevo gobierno, conservando su religión cristiana –mozárabes- o convirtiéndose al Islam –muladíes-. Los musulmanes les permitirían continuar su modo de vida, su religión, conservar gran parte de sus tierras, aunque sometidos militarmente y pagando algunos impuestos. El ejército invasor llegó a atravesar los Pirineos y entrar en Francia, pero los francos los detuvieron en Poitiers (732), volviendo al otro lado del Pirineo y centrándose en la Península Ibérica Del 711 al 756 se desarrolló el waliato dependiente de Damasco. La primera autoridad, el Wali, era el gobernador de Al-Andalus, nombre árabe dado ahora a la antigua Hispania romana; una provincia que dependía de la autoridad del califa de Damasco. Se organiza el territorio en coras o provincias, y la capital en Córdoba; así como tres áreas fortificadas como líneas defensivas o marcas: la de Zaragoza – superior-, la de Toledo –media- y la de Mérida –superior-. El final del waliato llegará cuando en Damasco, en el 750, la familia omeya sea asesinada y otra, la abbasí, se haga con el califato. En estas circunstancias, Abd alRahman, superviviente omeya de la matanza, llegará a Al-Andalus proclamándose emir independiente del califato abbasida, que ahora tenía su capital en Bagdad. El emirato y el califato de Córdoba Abd al Rahman I tuvo que hacer frene a sus opositores, principalmente las familias influyentes de las marcas militares. Estableció la sucesión hereditaria del cargo de emir y, junto a sus sucesores hasta mediados del siglo IX (AlHakam I y Abd al Rahman II), tomaron medidas para mejorar la administración y el ejército. El ejército se reforzó con mercenarios y esclavos del noreste de Europa. Pero en el 879 hubo una crisis de poder en el emirato. La influencia de familias poderosas en las marcas llevó a revueltas con el fin de obtener mayor poder de las autoridades de Córdoba. A finales del siglo IX, la revuelta de Omar Ibn Hafsun le permite ocupar territorios en Andalucía Oriental. La revuelta será sofocada por Abd al Rahman III, que aprovechará para proclamarse califa. Nacía el califato de Córdoba y Al-Andalus se convertía en un Estado independiente de Bagdad ahora también a nivel religioso. El califato (929-1031) fue la etapa de mayor esplendor islámico en España. Los reinos cristianos del norte tuvieron que pagar tributos para evitar las incursiones y saqueos en su territorio (aceifas). Además del poderío militar, el desarrollo cultural y artístico hicieron de Córdoba la ciudad más brillante y próspera de occidente, especialmente con Al-Hakam II. Pero aprovechando la minoría de edad del califa Hisham II, se hizo cargo del gobierno un primer ministro, Al-Mansur, que pronto se hizo famoso por sus aceifas en territorio cristiano. Fue la última etapa de esplendor de Al-Andalus. 2.3. Los reinos taifas Al-Mansur moría en el 1002 y sus hijos pretendían sucederle con el título de califa, lo que provocó revueltas en Córdoba que llevaron a la muerte de éstos (dinastía de los amiríes) en el 1009. Los últimos años del califato fueron de auténtica guerra civil que terminaba en 1031 cuando las distintas coras se hacían reinos independientes de Córdoba. El califato desaparecía y comenzaban los reinos taifas. De estos reinos destacaron por su superficie los de las marcas: Toledo, Zaragoza y Mérida; Otros importantes fueron los de Sevilla, Cordoba, Granada, Almería, Denia y Badajoz. La debilidad política y militar de las taifas les obligó a pagar tributos (parias) a los reyes cristianos para evitar sus ataque. No obstante, aunque con gran lentitud en algunos momentos, los reinos cristianos (Castilla, Navarra, Aragón) seguirán su avance de reconquista hacia el sur. 2.4. Crisis del siglo XI: los imperios norteafricanos Desde mediados del siglo XI, distintas tribus bereberes se unieron en el Sahara Occidental en un movimiento religioso-militar donde, con la guerra santa, llevaron sus conquistas por el norte de África fijando en Marraquesh la capital. Eran los almorávides. Ante el avance cristiano los reyes taifas del sur les pidieron ayuda. Alfonso VI de Catilla era derrotado en Sagrajas y Uclés (1108) y los almorávides ocupaban todo el territorio taifa, devolviendo la unidad política a Al-Andalus y fijando en Granada la capital. Pero en los años 40 de este siglo XII su poderío empieza a decaer: cae Zaragoza (1118) y fracasan en su intento de tomar Toledo (en manos cristianas desde 1085). Entre tanto, en el norte de África, otro grupo bereber, más fanático en religión han ido conquistando los territorios almorávides. Eran los almohades, que pasarán a la península y de harán con los territorios de los almorávides, fijando la capital en Sevilla. Tampoco éstos fueron capaces de detener el avance cristiano. Su derrota en Las Navas de Tolosa (Jaén) en 1212 marcaría el final de su poder. Se volvían a independizar los territorios musulmanes y a lo largo de los siglos XIII al XV serían conquistados por los reinos de Aragón y Castilla. 2.5. Organización económica y social en Al-Andalus 1.- Economía - Base económica en la agricultura, que conoció un notable desarrollo. Hubo un notable aumento de las áreas de regadío, incorporando avances como norias y acequias. Esto permitió el desarrollo agrícola de zonas los valles del Ebro y Guadalquivir, levante o vega de Granada. Se introdujeron nuevos cultivos, traídos desde Mesopotamia, Persia e India, como frutales (cítricos, granada, albaricoque…), hortalizas, plantas textiles (seda y algodón) - La artesanía se desarrolló de modo muy importante, lo que contribuyó a un destacado crecimiento urbano; fabricaban productos para clases altas (sedas, perfumes, porcelanas), textiles de lana y algodón; trabajaron metales, curtido de pieles e introdujeron el papel. - El comercio: fue muy floreciente y la circulación monetaria contó con monedas muy apreciadas como el dinar de oro y el dirham de plata. Para facilitar el comercio interior mejoraron las calzadas romanas y construyeron un buen número de puertos en el Mediterráneo. - Las ciudades experimentaron un gran florecimiento gracias al comercio y la artesanía. Estaba amurallada y contaba con su medina, o centro urbano, en la que destacaba la mezquita principal o alhama, la zona fortificada (alcazaba, el mercado (zoco) y los almacenes (alhóndigas). Alrededor de la medina estaban los barrios residenciales (con calles estrechas, sinuosas y callejones sin salida) y fuera de las murallas los arrabales, donde vivían las minorías religiosas (mozárabes y judíos). 2.- La sociedad de Al-Andalus: Encontramos una sociedad muy diversa por motivos económicos, étnicos y religiosos: a) Población musulmana: con notables diferencias entre los árabes (aristocracia económica y dirigente pero minoritaria) y los bereberes (mucho más numerosos, de menor condición social y dedicados al ejército, al campo, la artesanía y el pequeño comercio. Los muladíes, cristianos convertidos al Islam, fueron integrándose con rapidez en la vida social y política del Al-Andalus. b) Minorías religiosas: los mozárabes, cristianos en territorio islámico que fueron perdiendo presencia partir del siglo X por emigración hacia los reinos cristianos del norte. Los judíos se integraron mejor en la vida islámica y se dedicaron a actividades comerciales, financieras y liberales (médicos, juristas…). c) Los esclavos: eran la base de la estructura social y lo formaban los eslavos (prisioneros de guerra del este de Europa, empleados en el ejército) y los negros (de origen sudanés, empleados en el campo y en el servicio doméstico). 2.6. El pensamiento y las letras en Al-Andalus La cultura andalusí alcanzó cotas muy altas dentro del panorama medieval europeo cristiano y del propio mundo árabe. Recogió las diversas influencias de culturas orientales (persa) como occidentales (grecorromana y cristiana). Ciudades como Córdoba y Sevilla se convirtieron en centros del saber que compitieron con las grandes ciudades del Imperio musulmán (Damasco, Bagdad). La cultura andalusí tuvo una gran influencia en la Europa cristiana debido al gran desarrollo en disciplinas muy variadas, tanto científicas como humanísticas: Filosofía: destacaron pensadores del siglo XII como Maimónides, Avempace (introductor en Al-Andalus de la filosofía de Aristóteles) y Averroes (el de mayor influencia en la Europa cristiana desde la Baja Edad Media. Historia: tuvo en Ibn Jaldun al más distinguido representante (s.XIV) Geografía: Al-Idrisi vivió en el siglo XII y nos dejó una “Geografía Universal”. Literatura: destacaron en la poesía, especialmente Ibn Hazm, con su obra “El collar de la paloma” e Ibn Zaidun. Medicina: destacaron el judío Maimónides (s.XII) y Abulcasis. Astronomía: Azarquiel fue el más importante astrónomo, contando Córdoba con un notable observatorio astronómico. 2.7. La mezquita y el palacio en el arte hispano-musulmán En general, las construcciones islámicas tienden a una gran sobriedad en el exterior que contrasta con la exhuberancia ornamental de los interiores. Los materiales suelen ser ligeros y de escasa calidad, que se recubren y ocultan con profusa decoración. Destacan los pilares y columnas rematadas con capiteles corintios, cúbicos y mocárabes, que sostienen arcos de herradura, lobulados o mixtilíneos. Aparecen bóvedas de crucería dando lugar a formas poligonales, cúpulas para cubrir los espacios interiores y elevados minaretes. Las principales edificaciones son la mezquita y el palacio. Mezquita de Córdoba: Fue edificada sobre el solar de la antigua iglesia visigótica de San Vicente, aprovechando parte de sus muros, columnas y capiteles. Al tener las columnas poca altura, se dispusieron sobre ellas unos pilares de base rectangular, apoyando sobre estos los arcos que sostienen el tejado, constituyendo un sistema de arcos dobles de herradura en la zona inferior y de medio punto en la superior. Originalmente tenía once naves perpendiculares al muro de la quibla y al mihrab, pero Abd al-Rahmán II ordenó derribar la quibla y alargar las naves ocho arcadas hacia el Sur (833-848). Durante el siglo X, con el califa Abd al-Rahmán III, se construyó el actual alminar y se amplió el patio de la mezquita. Su sucesor, Al Hakan II amplió la sala de oración, prolongó las once naves en doce arcadas y construyó la quibla orientada hacia el sur y no hacia La Meca. La última ampliación se debe a Almanzor, que aumentó en ocho el número de naves. La Alhambra: Su origen se remonta a 1060, cuando el visir Ibn Habus edificó una residencia en una colina roja, de la cual se conserva la fuente del patio de los Leones. Con Muhammad I, conquistador de Granada y fundador de la dinastía nazarí, y Muhammad II se construyeron las murallas y varias torres. El conjunto se estructura en dos zonas diferenciadas: alcazaba (zona fortificada) y dependencias palaciegas del soberano y su harén particular. la muralla circundante mide 1400 metros y tiene 5 puertas, 25 torres. Los cuartos de Machuca, Dorado y Comares, la zona del patio de los Leones y las salas de las Dos Hermanas y Abencerrajes, son lugares destacados. La decoración interior cuenta con motivos epigráficos (textos poéticos, religiosos), vegetales y geométricos (matemática y racionalidad definen el concepto islámico de la belleza). Frente a la Alhambra se encuentra el Generalife, con jardines, estanques y huertas.