símbolos y frases del símil del sol, símil de la línea y del mito de la

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SÍMBOLOS Y FRASES DEL SÍMIL DEL SOL, SÍMIL DE LA LÍNEA Y DEL
MITO DE LA CAVERNA. PLATÓN. SELECTIVIDAD 2011-2012
1- INTERPRETACIÓN DE EXPRESIONES Y TÉRMINOS DEL LIBRO VI. SÍMIL DEL
SOL Y SÍMIL DE LA LINEA.
- El Bien, en el ámbito inteligible, como causa de la inteligencia y de lo
que se intelige. Esta expresión hace referencia a la función epistemológica Y
ontológica del Bien (ver definición de Bien, y ver recuadro de la guía de lectura
de la República) como realidad suprema del mundo inteligible (ver definición).
Esta expresión se encuentra en el símil del sol: el Bien es la causa de la
inteligencia (la nóesis. -Ver definición- que lleva a cabo el nous) y de lo que se
intelige (lo cognoscible, en el mundo inteligible, es lo que produce la ciencia), al
igual que el sol es la causa de la vista y de lo que se ve.
- Mirada del alma. Hace referencia a la acción de conocer de la razón (órgano
de conocimiento de la parte racional del alma- ver definición). Dependiendo de
hacia dónde se dirija (hacia qué tipo de realidad: la inteligible o la sensible),
obtiene un resultado distinto: conocimiento si se orienta hacia el mundo
inteligible, un resultado claro; y opinión si se orienta hacia el sensible, un
resultado que hace al alma ir de aquí para allá, de forma confusa, dubitativa. El
alma es la encargada de recorrer los distintos grados de conocimiento, que
supone acceder a niveles de realidad con distinta verdad. Platón habla de la
mirada del alma en el símil del sol, comparándola con la mirada de los ojos,
que puede dirigirse hacia lo iluminado por el sol, viendo con nitidez, o hacia lo
que está oscuro, viendo débilmente, como si no tuviera vista.
Ya que Platón tiene una visión innatista del conocimiento, la mirada del
alma orientada hacia la realidad inteligible sería el ejercicio del recuerdo de la
verdad contemplada. Este ejercicio del recuerdo se puede realizar a través de
un proceso racional ( tal como aparece en el libro VI y VII de la República, en el
símil de la línea y el mito de la caverna), pero también a través del impulso
amoroso ( el Eros- ver definición).
-Mirada del alma dirigida a objetos en los cuales brilla la verdad y lo que
es, por lo que el alma intelige, conoce y parece tener inteligencia. En esta
frase Platón pone en relación ontología y epistemología: el conocimiento
inteligible, el tener inteligencia ( facultad dialéctica, nóesis, y conocimiento
superior, nóesis-ver definición) es resultado de orientar la acción de conocer de
la razón ( la mirada del alma) hacia los objetos en los cuales brilla la verdad ( la
inteligibilidad-ver definición de verdad) y lo que es ( el ser, lo permanente, lo
estable, lo auténtico, lo esencial), es decir, los objetos del mundo inteligible (ver
definición). Ya que Platón tiene una visión innatista del conocimiento, la mirada
del alma dirigida hacia lo inteligible es el ejercicio del recuerdo.
Esta expresión está puesta en contraposición con la que le sigue: la
mirada del alma puesta hacia lo sumergido en la oscuridad, que nace y perece,
lo cual hace que el alma opine, perciba débilmente con opiniones que hacen
cambiar al alma de parecer, y ésta parece no tener inteligencia. Al estar en
contraposición con esta otra expresión, se contraponen los dos ámbitos de
realidad (aquello en lo que brilla la verdad y lo que es // lo sumergido en la
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oscuridad, que nace y perece) y su consecuencia epistemológica : el
conocimiento ( la inteligencia) y la Opinión.
- Mirada del alma puesta hacia lo sumergido en la oscuridad, que nace y
perece, lo cual hace que el alma opine, perciba débilmente con opiniones
que hacen cambiar al alma de parecer, y ésta parece no tener inteligencia.
En esta expresión Platón pone en relación ontología y epistemología
refiriéndose al ámbito sensible y a la opinión (en oposición al ámbito inteligible
y al conocimiento, expresados en la frase anterior). Lo sumergido en la
oscuridad es lo opuesto a los objetos en los cuales brilla la verdad. Si la verdad
es la inteligibilidad (una característica de la realidad), la oscuridad es la falta de
verdad, de inteligibilidad, y como tal, es propia del mundo sensible. Como el
mundo sensible no es en-sí, ni por-sí, sino por participar de las Ideas, el mundo
sensible no tiene en sí mismo inteligibilidad. Que nace y perece es la expresión
equivalente al devenir, característica propia del mundo sensible, porque es
material (lo material es corruptible, perecedero, imperfecto). El devenir es lo
opuesto al ser permanente, eterno, perfecto (lo que es). Con “lo sumergido en
la oscuridad”, “que nace y perece”, Platón se está refiriendo al mundo sensible,
opuesto al inteligible (dualismo ontológico). Ya que las características de la
realidad determinan las características del conocimiento, el alma vuelta hacia el
mundo sensible obtiene el conocimiento opuesto a si el alma se volviera hacia
el inteligible (dualismo epistemológico): Opinión, no conocimiento (captación de
lo esencial, lo necesario, lo objetivo). No da la impresión de tener inteligencia
(de tener facultad dialéctica, nous, ni de tener un proceso racional de
conocimiento de las Ideas, nóesis), sino de percibir débilmente, de ser
“zarandeada” por opiniones.
- La Idea de Bien aporta la verdad a las cosas cognoscibles y otorga al
que conoce el poder de conocer. Esta frase hace alusión al papel
epistemológico de la Idea de Bien con respecto al mundo inteligible y al alma:
a las realidades del mundo inteligible las hace cognoscibles porque les aporta
verdad (inteligibilidad), y lo que tiene verdad puede ser conocido (lo inteligible
es cognoscible). Al alma le aporta el poder de conocer, el conocimiento, pues
aunque el alma tiene el órgano para conocer (a razón) y la capacidad para
conocer (la capacidad de usar la razón de manera discursiva o de manera
dialéctica), no tiene el poder de conocer si no se la orienta hacia realidades
verdaderas (el mundo sensible, por ser material, copia del inteligible, carece de
inteligibilidad, de verdad, y no da al alma el poder de conocer). Ya que conocer
es recordar las verdades contempladas previamente a la caída del alma al
cuerpo, y la Idea de Bien aporta la verdad a las cosas cognoscibles y al alma
que conoce el poder de conocer, la Idea de Bien aporta al alma el poder de
recordar. Aunque en el diálogo La República Platón insiste en el proceso
racional en el cual consiste el conocer, también existe para Platón otro modo
de conocer las Ideas: el Eros o impulso amoroso, que nos remonta hasta la
Belleza en sí y al Bien en sí. Ya que la Idea de Bien aporta el poder de conocer
al alma, y hay dos modos de acceder al Bien (el proceso dialéctico y el Erosver definición), también debería decirse que el Bien aporta al alma el poder de
amar.
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- La Idea de Bien, aunque la verdad y la ciencia son afines a ella, no es la
verdad y la ciencia, sino algo mucho más digna de estima. Con esta frase
Platón quiere remarcar la absoluta superioridad de la Idea de Bien en el mundo
inteligible (la verdad en sí es una Idea superior, y la ciencia es el conocimiento
de las Ideas, entre las que está el Bien). Si la verdad es digna de ser conocida,
y la ciencia (conocimiento de lo inteligible) digna de ser obtenida, la Idea de
Bien, que es la causa de ambas, no es ninguna de las dos cosas, está por
encima de ellas, y en el orden del conocimiento está al final del todo (por
encima de la verdad), sería la culminación de la ciencia (la ciencia es
conocimiento de lo inteligible, pero no todo lo inteligible es la Idea de Bien).
- La Idea de Bien es la causa de la esencia y de la existencia de las cosas
cognoscibles, aunque el Bien no sea una esencia, está más allá de la
esencia. Con esta frase Platón quiere señalar la superioridad ontológica del
Bien en el ámbito inteligible. Platón lo hace continuando con la interpretación
del símil del sol: igual que el sol es la causa de la aparición de las cosas, de su
crecimiento, sin que el sol mismo sea esa aparición y ese crecimiento, así la
Idea de Bien es la causa de la esencia y de la existencia de las cosas
cognoscibles (de los objetos del mundo inteligible) sin que él se pueda
identificar con ninguna de ellos.
-Los dos que reinan: uno, el del género y ámbito inteligible; otro, el del
visible. Platón hace referencia al Bien (la realidad que reina en el género o
ámbito inteligible, el mundo inteligible, en el plano epistemológico y ontológico)
y el sol (la realidad que reina en el mundo sensible, en el plano epistemológico
y ontológico). Estos dos referentes (Bien en el mundo inteligible, sol en el
mundo sensible), van a servir a Platón para a continuación pasar a otro símil en
el cual explicar los 4 niveles de realidad en correspondencia con los 4 niveles
de conocimiento: el símil de la línea. Pero no olvidemos que estos cuatro
niveles se obtienen de una primera división que marca dos ámbitos de realidad
y de conocimiento: el ámbito visible, al que le corresponde la Opinión, y el
ámbito inteligible, al que le corresponde la Ciencia. Aunque el alma tenga que
pasar por todos los niveles de conocimiento para llegar al Bien, la diferencia
ontológica entre mundo sensible e inteligible es clara (el primero es copia o
imitación del segundo, carece de entidad propia), y la diferencia epistemológica
entre Opinión y Ciencia también ( la Opinión no es auténtico conocimiento,
porque no se refiere a la auténtica realidad, la Ciencia sí).
-Partes desiguales de la línea, con distinta oscuridad y claridad relativas.
Platón establece partir una línea (que representa la realidad y el conocimiento)
en partes desiguales. La desigualdad representa la diferencia ontológica (y la
diferencia epistemológica correspondiente): cuanta más verdad tiene una
realidad, más grande es su porción en la línea y en el conocimiento (realidad
con más verdad se corresponde con conocimiento más claro). Las
proporciones con distintos tamaños son indicativas de la verdad de la realidad y
de la claridad de su conocimiento. Platón establecerá 4 niveles de realidad (en
relación con su verdad), y en correspondencia con 4 niveles de conocimiento
(en relación con su claridad): de las Ideas, inteligencia, de los objetos
matemáticos, dianoia, de las cosas, creencia; y de las imágenes, conjetura.
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-Sección de imágenes. Parte de la línea que representa la realidad que se
corresponde con las representaciones duplicadas de la realidad dentro del
mundo sensible. Son los reflejos. Platón también considera como imágenes a
las sombras, no sólo a las sombras de los objetos, sino a las representaciones
mentales confusas y borrosas que muchas personas tienen. Este sentido de
sombras es el que aparece también en el mito de la caverna. Platón parece
señalar todos aquellos estados mentales que el sujeto toma por verdaderos: lo
que le han dicho y contado, sin ningún tipo de prueba. Este nivel de realidad se
corresponde con el nivel más bajo de conocimiento: la conjetura o imaginación.
- Sección que se corresponde con los animales en nuestro derredor, todo
lo que crece, el género íntegro de cosas fabricadas por el hombre. Parte
de la línea que representa la realidad que se corresponde con los objetos
naturales dentro del mundo sensible: animales, todos los seres vivos en
general, y los objetos obtenidos por la técnica. Este nivel de realidad, copiado
por el anterior, tiene más verdad, si entendemos que es más auténtico que el
anterior, y es causa del anterior (si no hubiera objetos, no habría imágenes de
los objetos). Pero en sentido estricto, la verdad sólo es poseída por la realidad
inteligible. Aquí deberíamos hablar de un sentido relativo de verdad, y de un
sentido relativo de claridad en su conocimiento: la Opinión, en sí, es un
conocimiento confuso, engañoso, pues no se refiere a lo inteligible, sino a lo
sensible, que es cambiante, pero la creencia es más “clara” que la conjetura.
En el nivel de conocimiento de la creencia se encuentran la Física (para Platón,
los presocráticos estarían en este nivel de conocimiento, y no en el de la
Ciencia) y el conocimiento técnico. La creencia es un conocimiento más claro
que la conjetura, pero más confuso que el pensamiento discursivo, el nivel
superior a la creencia.
- En la línea, en cuanto a su verdad y no verdad, lo opinable es a lo
cognoscible como la copia es a aquello que es copiado. Con esta frase
Platón quiere dejar claro qué criterio es lo que divide lo que será fruto de la
opinión como nivel de conocimiento, y lo que será fruto de la cognición como
nivel de conocimiento: la verdad. Aparece el dualismo ontológico en relación
con el dualismo epistemológico, a partir de la presencia o no de verdad en la
realidad: aquello en lo que está presente la verdad es lo cognoscible; aquello
en lo que no está presente la verdad es lo opinable. Aunque en párrafos
anteriores habla de distinta oscuridad (distinta ausencia de verdad), parece que
aquí vuelve al sentido estricto de verdad: la inteligibilidad, que no está en el
mundo sensible y sí en el inteligible. Además, identifica lo opinable con la
copia, y lo cognoscible con aquello que es copiado. Es decir, hace referencia a
la dependencia ontológica del mundo sensible con respecto al inteligible.
Parece ser que esta intención de diferenciar entre ambos niveles de
realidad es porque a continuación va a dividir la sección de lo inteligible, y
quiere señalar que, aunque las matemáticas usen figuras (elementos sensibles)
para el razonamiento, lo hacen no para dirigirse al mundo sensible, sino a las
Ideas matemáticas (Cuadrado en sí, Diagonal en sí…) a través de la razón y
no a través de los sentidos, como es propio de la Opinión).
- Los que se ocupan de geometría y de cálculo…la geometría y las artes
afines. Con esta expresión hace referencia a los matemáticos, cuyo proceder
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describe a continuación (ver definición de dianoia), y que quiere contraponer al
proceder del dialéctico. La geometría y las artes afines hacen referencia a las
matemáticas: aritmética, geometría plana y espacial, astronomía, armonía. Son
“artes” porque consisten en un cierto proceder según reglas (ver definición de
dianoia)
- Lo impar y lo par, las figuras y tres clases de ángulos y cosas afines.
Con estas expresiones hace referencia a los objetos matemáticos, entidades
del mundo inteligible, copias de las Ideas matemáticas (ver definición). Platón
señala en el texto que estos objetos son supuestos como si fueran evidentes,
pero no son explicados nunca, y los matemáticos se apoyan en estos objetos
matemáticos para concluir lo mismo que proponían examinar, no se remontan a
un principio no supuesto.
- Las figuras visibles de los matemáticos y el Cuadrado en sí, la Diagonal
en sí. Platón explica que las figuras que dibujan los matemáticos no tienen por
objeto dirigir a la razón hacia el mundo sensible, sino al mundo inteligible, en
concreto, a las Ideas matemáticas (el Cuadrado en sí, la Diagonal en
sí…aquellas cosas en sí que no podrían divisar de otro modo que con el
pensamiento). Pero sí que dice que los matemáticos las usan como si fueran
imágenes de lo que buscan (lo en sí). Más adelante, en el texto, dice que estas
figuras, que son objetos artificiales (aquello que abajo, en el ámbito visible,
eran imitados, estimados como claros con respecto a sus imitaciones), en las
matemáticas se usan como imágenes de una realidad más verdadera y clara:
las Ideas matemáticas. Por eso Platón dirá que los objetos matemáticos son
entidades intermedias entre las cosas y las Ideas: se sirven de figuras como
imágenes para llegar a las Ideas matemáticas. Por eso también, más adelante
en el texto, Glaucón, cuando hace un resumen de la explicación de Sócrates,
dice que el pensamiento discursivo es algo intermedio entre la opinión y la
inteligencia.
- Facultad dialéctica. Hace referencia a la inteligencia como facultad de intuir
las Ideas, el nous (ver definición de inteligencia)
- La razón misma aprehende. Con esto Platón quiere señalar que en esta
sección de lo inteligible (el mundo de las Ideas), sólo contamos con la razón,
sin apoyo en imágenes, y aprehende las Ideas, es decir, las capta en su
totalidad. La facultad dialéctica (el nous) es la facultad que permite realizar este
proceso de aprehensión (nóesis, conocimiento intuitivo, inteligencia pura), en
su fase ascendente ( desde los supuestos como peldaños y trampolines
hasta el principio del todo , que es no supuesto) y descendente ( tras
aferrarse a este principio del todo, que no es supuesto, sin servirse de lo
sensible, descender a una conclusión sirviéndose de Ideas, a través de
Ideas, en dirección a Ideas hasta concluir en Ideas). Aunque en La
República Platón desarrolla una teoría del conocimiento basada en el proceso
racional del alma, no olvidemos que para Platón hay otra manera de que el
alma aprehenda las Ideas: el impulso amoroso o Eros (ver definición)
- Supuestos como peldaños y trampolines hasta el principio del todo, que
es no supuesto. Con esta expresión Platón hace referencia a las Ideas como
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hipótesis para ascender hasta el principio del todo (para realizar la fase
ascendente del proceso dialéctico, de la nóesis). Este principio del todo es el
Bien, un principio incondicionado (que es no supuesto, sino la condición de
cualquier supuesto). Platón marca la diferencia entre los supuestos de la
dianoia (dados por conocidos, como evidentes a cualquiera) y los supuestos de
la nóesis. Este punto de partida metodológico de un proceso racional y otro
hará que la dianoia no pueda elevarse hasta el principio incondicionado, llegue
a conclusiones que no son verdades necesarias, y que la noesis sí pueda
hacerlo (cuando realice su fase descendente), pues la nóesis llega al principio
incondicionado y desde él se derivan conclusiones absolutamente verdaderas.
- Tras aferrarse a este principio del todo, que no es supuesto, sin servirse
de lo sensible, descender a una conclusión sirviéndose de Ideas, a través
de Ideas, en dirección a Ideas hasta concluir en Ideas. Con esta frase
Platón quiere también marcar muy claramente la diferencia entre el proceder de
la dianoia y el de la nóesis (en su fase descendente). Mientras que la dianoia
se sirve de figuras dibujadas como si fueran imágenes de los objetos
matemáticos para sus deducciones, la nóesis no se sirve de ninguna realidad
sensible, sólo de Ideas. Todo el proceso de la nóesis queda referido al mundo
de las Ideas, tanto por el punto de partida (sirviéndose de las Ideas para
iniciar el proceso), como el recorrido (a través de Ideas), como el punto de
llegada (en dirección a Ideas hasta llegar al principio incondicionado en la
fase ascendente, hasta concluir en Ideas en su fase descendente).
- Cuatro afecciones que se generan en el alma. Platón hace referencia con
el término afección al estado mental (y proceso mental) que se produce en el
alma cuando capta los distintos niveles de realidad, y que se puede establecer
en correspondencia con las cuatro secciones que habían establecido en la
línea. El criterio que establece Platón para ordenar de forma proporcionada
(que ocupen según proporciones establecidas al principio, cuando se presenta
el símil de la línea) los estados mentales, como dice en el texto, es la verdad:
cuanto más participa una realidad de la verdad, más participa de la claridad el
conocimiento correspondiente, y deberá ocupar un segmento de mayor tamaño
que otra que participe menos de la verdad. Por eso, la afección suprema (la
más clara) y que ocupa la mayor porción de la línea es la inteligencia ( que se
corresponde a las Ideas), le sigue en segundo lugar el pensamiento discursivo (
que se corresponde con los objetos matemáticos), en tercer lugar la creencia (
que se corresponde con los objetos físicos); y en último lugar, la porción más
pequeña, porque trata sobre los objetos más oscuros ( menos verdaderos): las
imágenes, y le corresponde el conocimiento más confuso ( menos claro): la
conjetura.
2- INTERPRETACIÓN DE LOS SÍMBOLOS DEL MITO DE LA CAVERNA Y DE
ALGUNAS EXPRESIONES DESDE LA FILOSOFÍA PLATÓNICA.
-Interior de la caverna. Representa el mundo sensible, copia o imitación del
mundo Inteligible. Ha sido modelado por el Demiurgo o causa inteligente del
cosmos a partir de la materia caótica, tomando como modelos las realidades
inteligibles. A nivel de conocimiento, del mundo sensible tenemos opinión,
pero no conocimiento en sentido estricto. En el interior de la caverna, metáfora
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del mundo sensible, se encuentra el prisionero, metáfora del alma tras su caída
del mundo inteligible, pues el alma se ocupa de un cuerpo y el cuerpo es parte
del mundo sensible. Así pues la vida humana transcurre en el mundo sensible,
tanto a nivel individual como a nivel colectivo, por lo que es en el interior de la
caverna, en el mundo sensible, donde el individuo debe intentar obtener la
virtud o perfección moral de su alma, para que el interior de la caverna como
metáfora del Estado o polis sea también virtuoso, justo. Es especialmente
importante que el que vaya a ser gobernante se libere del interior de la caverna
como mundo de la opinión, llegue el auténtico conocimiento (el exterior de la
caverna) y regrese al mundo humano para intentar que otros abandonen
también la caverna (la opinión).
- Sombras en el fondo de la caverna. Dentro del nivel de realidad del mundo
sensible, son las sombras de los objetos, la copia más imperfecta de los
modelos esenciales. Las sombras son objeto de imaginación o conjetura, el
nivel más bajo de opinión, alejado del conocimiento verdadero. Quien centre su
atención en las sombras impide que su alma se ejercite en la virtud de la
sabiduría o prudencia, lo cual haría imposible, en el caso de que estuviera
capacitado para ello, que sea justo moralmente y actúe políticamente con
justicia, pues tendrá su inteligencia dirigida hacia “sombras de justicia y de
bien”, es decir, hacia copias muy imperfectas de la verdadera realidad, y no
hacia la Justicia en sí o el Bien en sí, únicos valores que nos permiten el buen
ejercicio del poder.
- Los objetos de la caverna. Dentro del nivel de realidad del mundo sensible,
son los objetos captables sensorialmente, copias de la auténtica realidad.
Son objetos de creencia, del segundo nivel de opinión, pero no de
conocimiento. Al igual que sucede con las sombras de la caverna (sombras de
los objetos), quien no se desprende de estos objetos como objeto de
conocimiento y como valores para la acción no puede acceder a la auténtica
realidad ( las Ideas) que perfecciona al alma a nivel moral y la capacita para
actuar con sabiduría dentro del Estado. Pueden obstaculizar esa ascensión en
el saber porque la realidad física ofrece todo aquello que le resulta atractivo al
alma concupiscible, y si ésta es la que domina la conducta, impedirá que
quien está capacitado para el conocimiento y la práctica del Bien los pueda
realizar.
- Los ecos en el fondo de la caverna. Como “sombras” de la voz,
representan el nivel de ignorancia al que está sometido quien no ha liberado
su alma de las opiniones que les transmiten aquellos que no conocen la
verdad (los ecos son ecos de los discursos de los portadores). Aquí podrían
incluirse los filósofos presocráticos (centrados en la naturaleza), pero también
los sofistas, los políticos demagogos, los poetas. Quienes consideran reales
estos discursos, igual que los prisioneros consideran que los ecos provienen de
las sombras que ven en la pared de la caverna, viven en la mentira, y nunca
podrán actuar de manera justa ni en los asuntos particulares ni en la política.
- La luz del fuego de la caverna. Representa a la luz del sol del mundo
sensible, del mundo de las cosas. El sol, en nuestro mundo, emana luz, y
ella es causa de la vista, de la visibilidad del mundo físico, y de su generación.
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Pero no permite ver la auténtica realidad (las Ideas), sólo permite obtener
información sensorial del mundo, lo cual solo constituye opinión. Además, no
es más que una causa intermedia de la existencia del mundo, pues la causa
última de la realidad, sea inteligible o sensible, es la idea de Bien. Por lo tanto,
y como sucede con los otros elementos del interior de la caverna (del mundo
sensible), es una realidad que por sí misma no proporciona sabiduría a quien
centra su atención en ella. A la luz del fuego de la caverna, Platón contrapone
la luz del exterior, es decir, la verdad o inteligibilidad generada por la Idea
de Bien.
- Los portadores de los objetos. No están atados como los prisioneros en el
fondo de la caverna, pero también son almas prisioneras de algún modo,
puesto que no abandonan el mundo de la opinión que representa la caverna.
Son engañadores, pues no liberan de su ignorancia a quienes consideran que
la auténtica realidad son tanto las sombras de los objetos como los ecos que
escuchan de sus discursos. Representan a las almas de aquellos que sólo
pueden ofrecer a otros copias inexactas de la realidad auténtica ¿Quiénes
podrían ser? Tal vez los presocráticos, o los sofistas, políticos demagogos,
poetas...Son los educadores de la caverna en tanto que sociedad ateniense,
adoctrinando a los prisioneros (las almas no educadas en la verdadera ciencia),
alimentando sus prejuicios y sus errores, pues premian sus aciertos,
distribuyen honores cuando reconocen las sombras de la realidad. Pero
también viven engañados, al no conocer la realidad auténtica. Por eso, el
gobierno de los ignorantes en la polis, como el modo de vida implantado por los
portadores en la caverna, no es un gobierno justo.
- Prisioneros. Son las almas que no han sido liberadas de la falsa realidad a
la que están sometidas (las sombras, las “copias de las copias” de la
auténtica realidad), sometidas desde la infancia a la imaginación o conjetura
que forman a partir de la información sensorial como único modo de
conocimiento, privadas de su propio reconocimiento como almas capaces de
tener un conocimiento verdadero, alimentadas con discursos que otros les
proporcionan y con realidades que otros les proporcionan. El prisionero es el
alma doblemente prisionera: está encerrada en el cuerpo, en el mundo
sensible ( el interior de la caverna), y está atada a las pasiones y los
sentidos, que sólo proporcionan opinión ( las cadenas) desde la infancia, de
manera que no puede orientar el alma racional ( la cabeza del prisionero) y
dirigir su razón ( los ojos del prisionero) hacia la verdad ( hacia la luz del
exterior de la caverna), no puede iniciar el ascenso en el conocimiento (
salir de la caverna como mundo de la opinión, y llegar hasta el exterior de la
caverna como mundo del conocimiento). Cuando Glaucón dice que la escena
es extraña y los prisioneros también, Sócrates dice que son como nosotros.
Los prisioneros encadenados representan a la mayoría de la humanidad,
prisionera de las costumbres y prejuicios de siempre. El prisionero que es
liberado, y acompañado tanto al salir como al volver al interior de la caverna,
representa al alma que puede ser educada por el Estado para conocer el Bien
y ponerlo en práctica en el Estado ( la caverna).
- Cadenas. Representan aquello que tiene atada al alma al mundo de la
opinión en el mundo sensible, los sentidos como fuente de conocimiento
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y las pasiones como fuente de acción moral. En cierta manera, si el
prisionero ha sido encadenado desde niño estas cadenas podrían ser el
símbolo de una mala educación, tanto la tradicional basada en mitos que
presentan a los dioses como seres sometidos a todo tipo de pasiones y
bajezas, como la presocrática, centrada en la naturaleza (solo una copia de la
realidad), y la sofista, que niega la existencia de una verdad objetiva y alimenta
la ambición de fama, poder, riquezas, éxito. Las "cadenas" no permiten al alma
en su totalidad (al prisionero) salir de su situación de ignorancia de la verdad y
de imperfección moral. En particular, las cadenas del cuello del prisionero no
le permiten girar la cabeza hacia la luz, y le obligan a fijar sus ojos en las
sombras: los sentidos y pasiones impiden a la parte racional del alma
orientarse hacia la verdad, y le obligan a fijar su capacidad de conocer en
la realidad más inauténtica. Quien está sometido a esta situación de
encadenamiento y tiene la vista aguda (tiene una capacidad de conocimiento
aguda) no puede alcanzar ni la virtud ni la felicidad, e incluso, dice Platón,
podría resultar inútil y nocivo para el Estado.
- Consideración de uno mismo como mera sombra. Identificación de la
realidad humana con el cuerpo y no con el alma. Esto impide que el ser
humano se dé cuenta de cuál es la auténtica felicidad humana (la
autorrealización virtuosa de nuestra alma) y cómo conseguirla (a través de un
proceso de conocimiento de las Ideas que perfecciona al alma, dominando
especialmente la parte concupiscible). ¿Qué consecuencias tendría esto a nivel
personal? El alma es juzgada por el tipo de vida que ha llevado a cabo en el
mundo sensible. Si el alma es la verdadera realidad humana y es ignorada,
debemos hacernos responsables de esta insensatez. A nivel social también
tiene sus consecuencias, pues impide que el Estado en el que vivir sea un
Estado justo, pues sus ciudadanos no lo son.
- Pérdida de las cadenas y ascensión hacia el exterior. Supone el
abandono de la información obtenida por los órganos sensoriales, es
decir, abandono de la opinión; control de las pasiones (especialmente las
de la parte concupiscible del alma), y ascenso hacia el conocimiento
auténtico que conduce a las ideas (el exterior de la caverna). Esto supone
para el alma una purificación de todo aquello que supone ignorancia o pérdida
de control por parte de la razón. La ascensión hacia el mundo inteligible
permite al alma racional mirar hacia donde debe, con lo cual se hace virtuosa
tanto a nivel individual como a nivel político.
- Recorrer la áspera y escarpada cuesta. Representa la dificultad del
ascenso en el conocimiento, de pasar por los grados de conocimiento,
antes de estar en disposición de poder afrontar el conocimiento de la
realidad Inteligible. El ser humano ha estado sometido desde su infancia a
una situación de casi ignorancia, dirigiendo su conocimiento solo a realidades
faltas de verdad, viendo sólo deformaciones de la realidad, las imágenes de los
objetos físicos, los prejuicios (el prisionero encadenado ha estado expuesto
desde niño solo a la falta de luz, a las tinieblas de la caverna, viendo solo
sombras) sin que se haya tomado cuidado sobre su alma, arrastrado por sus
pasiones. El ascenso en el conocimiento no solo es áspero y escarpado porque
esté lleno de dificultades para la razón abandonar la seguridad de los
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prejuicios, las conjeturas sobre las sombras, y esforzarse después en obtener
creencias mejor fundadas sobre la realidad física (el ascenso por el interior de
la caverna supone para el prisionero enfrentarse a una mayor cantidad de luz
para sus ojos). También lo es porque tiene que controlar sus pasiones, y
porque el educador no le “allana” el camino, sino que le expone a las
dificultades. Por eso no es un proceso que cualquiera pueda hacer.
- Liberación ayudada del prisionero. Representa la educación llevada a
cabo por los fundadores del Estado ideal de Platón. El alma sometida al
mundo de la opinión no puede desprenderse ella sola de la imaginación y de la
conjetura, o de aquello que el mundo sensible ofrece al alma apetitiva.
Necesita la ayuda de un alma ya liberada, es decir, que haya conocido las
Ideas, que conozca el proceso de educación y la obligue a recorrerlo ( es decir,
de un sabio). La educación es un proceso que debe hacer el alma ella misma
pero no sola. La figura de Sócrates como educador está presente en Platón, y
su idea de que la verdad se descubre en el ejercicio del diálogo. En el diseño
de Estado justo de Platón, la educación de los futuros gobernantes es una
educación guiada y diseñada para que cada uno cumpla la función que le
corresponde dentro del Estado. Como la educación no es sólo un proceso de
aprendizaje teórico, sino que supone una educación moral, la” liberación” se
ve apoyada también por un régimen de vida especial ( el comunismo de
bienes y de mujeres y niños para los futuros gobernantes) para aquellos que
puedan practicar la dialéctica.
- Exterior de la caverna. Representa el Mundo Inteligible, las realidades
perfectas que constituyen la esencia y modelo del mundo sensible pero que
existen de manera separada. El conocimiento del Mundo Inteligible supone la
adquisición del verdadero conocimiento: la ciencia. En el mundo Inteligible se
inspiró el Demiurgo para diseñar el Mundo Sensible, por lo que éste es solo
una copia o imitación del Inteligible (igual que en el mito, los objetos del interior
de la caverna eran imitaciones de los objetos del exterior). El exterior de la
caverna tiene distintos elementos que representan la jerarquía existente en el
Mundo Inteligible; las sombras y reflejos de los objetos del exterior simbolizan
los objetos matemáticos (copias de las Ideas matemáticas), objetos
inteligibles e inmutables, pero menos perfectos que las Ideas. Después
están los objetos físicos del exterior, es decir, las Ideas matemáticas (como la
idea de Circularidad), Más arriba (en un nivel más alto de realidad) está el
cielo, con los objetos celestes (las Ideas superiores, como los valores
estéticos y éticos). Finalmente el sol (la Idea de Bien, la Idea suprema). A
este mundo llega el alma en la que domina su parte racional, liberada de la
opinión y habiendo dominado las pasiones (el prisionero liberado de las
cadenas que sale de la caverna). En el mundo inteligible (el exterior) es donde
el alma encuentra la verdad para que, al tener que poner en práctica lo
conocido (al volver el prisionero a la caverna) gobierne con sabiduría (vea
con más claridad que los otros prisioneros).
- Las sombras y reflejos en el agua de los objetos exteriores. Representan
los objetos matemáticos, realidades inmateriales perfectas que forman parte
del mundo inteligible. Su conocimiento constituye un ejercicio de pensamiento
discursivo o dianoia, consistente en deducir conclusiones a partir de
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hipótesis, utilizando imágenes en la demostración. Este tipo de conocimiento es
propio de las Matemáticas. Se trata de un conocimiento que prepara al alma
para afrontar la la inteligencia pura o conocimiento intuitivo de las Ideas, y
obtener así la ciencia suprema: la Dialéctica. Igual que el prisionero recién
salido de la caverna no puede aguantar la luz del sol y mirar los objetos tal
como son en sí mismos, la razón en el uso de sus capacidades, tras
abandonar la opinión, no puede todavía comprender la verdad del Mundo
Inteligible y conocer las Ideas tal como son en sí mismas. El prisionero
tiene que ver la realidad del exterior apoyándose en las copias que son sus
reflejos, la razón tiene primero que ejercitarse en el conocimiento de los
objetos matemáticos inteligibles apoyándose en imágenes que se
asemejen a ellos. Las sombras y reflejos en el agua de los objetos exteriores
son mucho más claros que el interior de la caverna, es decir, los objetos
matemáticos son más reales que el Mundo Sensible, y por tanto más
comprensibles. Pero son menos claros que los objetos mismos del exterior,
es decir, son menos reales que las Ideas matemáticas. Poder realizar este
nivel de conocimiento es indicativo de que no es la parte concupiscible la que
domina en el individuo, sino la racional, garantía para ser un buen gobernante.
En su utopía política, Platón establece que, los mejores de entre los
guardianes, pasen 10 años estudiando Matemáticas (aritmética, geometría
plana y especial, astronomía y armonía).
- Las cosas del exterior, la luna y los objetos celestes. Representan las
Ideas, en su organización jerárquica: las Ideas matemáticas (como la
Circularidad, la Unidad…), valores morales y estéticos objetivos y
universales (como la Justicia en sí, la Belleza en sí) que existen como
realidades inteligibles fuera de la mente, y que forman parte del mundo
Inteligible. Su conocimiento constituye el ejercicio de la razón en su uso
dialéctico, una vez superada la etapa anterior (la dianoia). Se trata de un
proceso racional en el que la razón prescinde de cualquier imagen sensible. En
el proceso de intuición de la Idea Suprema, la Idea de Bien, las Ideas sirve de
hipótesis, es decir, de “peldaños” para ascender al principio incondicionado que
es el Bien. Las Ideas deben ser contempladas por quien quiera ser un
gobernante justo. El sistema educativo de la utopía platónica establece que,
tras los 10 años de estudios matemáticos, aquellos que muestren mayor
inteligencia, porque en ellos domina la parte racional del alma, deben dedicar
cinco años al estudio de la dialéctica, la ciencia suprema (el prisionero liberado
debe mirar primero las sombras y reflejos de los objetos de la exterior de la
caverna antes de poder mirar los objetos mismos). Ya que el alma nace con
verdades innatas, pues estuvo contemplando las Ideas antes de caer al mundo
sensible, conocer las Ideas (contemplar las cosas del exterior, la luna y los
objetos celestes) no es más que recordarlas. Las Ideas son el modelo de las
cosas (igual que los objetos del exterior de la caverna son el modelo de las
cosas de la caverna), con lo cual su conocimiento capacitará al alma para
comprender el mundo en el que se encuentra el ser humano. La comprensión
total de las Ideas, de su orden, estructura y jerarquía, y la comprensión del
mundo sensible, se produce de manera completa cuando el alma llega al
conocimiento de la Idea de Bien (el prisionero llega a conocer el origen y
naturaleza de lo que hay en el exterior y en el interior de la caverna cuando
contempla el sol).
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-El Sol del exterior de la caverna. Es la Idea de Bien, la Idea suprema dentro
del mundo inteligible. Igual que el Sol en el exterior de la caverna es la causa
de la visibilidad y de la realidad de todas las cosas fuera y dentro de la caverna,
el Bien es la causa de que el resto de las Ideas puedan ser comprendidas
y de su propia esencia y existencia (todas las Ideas son un tipo de Bien), y
por tanto, de la esencia y existencia del mundo sensible. La contemplación de
la Idea de Bien es el grado máximo del conocimiento dialéctico. La dialéctica
tiene un momento ascendente, de intuición del Bien (cuando el prisionero,
después de mirar los objetos y el cielo de noche, puede mirar directamente al
Sol), y otro descendente, de deducción comprensiva de toda realidad inteligible
y sensible (el prisionero deduce que el Sol es la causa del exterior e interior de
la caverna). El conocimiento del Bien es el final de la parte teórica de la
educación de quienes serán futuros gobernantes, un ejercicio constante de
su alma racional que les capacita para después poner en práctica en el Estado
(la caverna) lo que han aprendido, pues el conocimiento del Bien hace al alma
sabia, prudente.
- Bajada de nuevo del prisionero liberado al mundo de la caverna. Es la
fase práctica de la educación del futuro gobernante. La preparación de
quien será gobernante en la utopía platónica no se queda en la adquisición del
conocimiento del Bien (la contemplación del Sol en el exterior de la caverna),
sino que requiere su puesta en práctica, durante 15 años, para demostrar
que, efectivamente, es su parte racional del alma la que dirige su vida. La
caverna, como mundo humano, es el lugar donde transcurre la existencia de
los hombres, y es allí donde el conocimiento del Bien resulta útil y ventajoso.
Igual que la subida desde la caverna al exterior, desde la opinión al
conocimiento, fue costosa y guiada por un alma ya liberada, la bajada del
exterior a la caverna, del conocimiento de la realidad inteligible a la realidad
humana donde reina la opinión, también lo es. Bajar a la caverna, aplicar lo
conocido a la dirección de la vida personal y social es un deber de quien ha
sido liberado de la ignorancia.
- La ceguera al ascender hacia la salida de la caverna (encandilamiento,
los ojos llenos de fulgores). Representa la falta de conocimiento claro
según asciende el alma en la contemplación de niveles cada vez más
superiores de realidad, la incapacidad de la razón para reconocer la
verdad a la que es expuesta. Si la vista del prisionero es el conocimiento que
ya posee el alma, la ceguera que va sufriendo el prisionero según pasa de las
tinieblas de la caverna a la luz del exterior es la ignorancia o incapacidad de
reconocer de momento la nueva realidad a la que se enfrenta el alma racional
cada vez que supera un nivel de conocimiento, cuando la imaginación, las
conjeturas, las creencias no sirven para comprender la nueva realidad, lo cual
requiere de una adaptación de la razón a un nuevo tipo de ejercicio racional.
Esta ceguera es vivida por el prisionero como desconcertante y penosa, es
decir, la experiencia del desconcierto que experimenta quien, en el proceso
educativo, debe abandonar la opinión y enfrentarse a un ejercicio racional que
ignora hacia dónde le lleva, porque todavía no ha visto con claridad su objetivo
(todavía está deslumbrado). Este tipo de ceguera, dice Platón, debe producir
compasión en quien acompaña al prisionero, pues supone aún algún grado de
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ignorancia. Esta ceguera recuerda a la experiencia de quienes se sometían a la
mayéutica socrática: decían de Sócrates que era como una víbora (a juicio de
Alcibíades) cuando iniciaba el diálogo con alguien, que emponzoña y no suelta
a la presa, que obliga a "hacer o decir cualquier cosa"(la confusión hasta llegar
al reconocimiento de la propia ignorancia). El desconcierto de quien se sometía
al interrogatorio de Sócrates llevó también a comparar a Sócrates al pez
torpedo, que da descargas eléctricas a quien se le acerca. Sócrates decía de él
mismo que actuaba como una partera del saber, ayudando a que la verdad
saliera a la luz, y para eso, era necesario actuar como un tábano para los
ciudadanos atenienses, y como tal” despertándoos, persuadiéndoos,
reprochándoos uno a uno no cesaré durante todo el día de posarme en
todas partes” ( Apología de Sócrates)
- La ceguera al descender a la caverna después de llegar repentinamente
del sol. Representa la falta de práctica que tiene el alma que ya ha conocido
la auténtica realidad ( la Idea de Bien) para reconocer inmediatamente en el
mundo humano ( la caverna) los valores morales objetivos y universales que
ha conocido tras el ejercicio dialéctico y poderlos aplicar. Quien ha sido
educado para actuar como gobernante, tiene, tras la fase teórica de
preparación, ocuparse de asuntos prácticos que pongan a prueba su firmeza y
su sabiduría. En esta situación tiene que volver a “compartir” su vida con
almas sin educación en la sociedad, almas que sólo conocen “sombras de
justicia” pero no saben lo que es la Justicia en sí ni el Bien. Mientras que en el
exterior de la caverna todo era claro y luminoso, en el interior de la caverna
todo es confuso y oscuro, es decir, mientras que en el Mundo Inteligible
todo era cognoscible, comprensible y verdadero, en el Mundo sensible,
donde reina la opinión, todo es falto de verdad y de realidad. Esta ceguera
no es ignorancia, y por eso dice Platón que hay que alegrarse de que esto
ocurra, pues significa en el fondo que el alma ha alcanzado el conocimiento,
que es sabia y prudente, aunque inexperta aún.
- Persecución y asesinato del prisionero liberado por parte de sus
compañeros. Representa la persecución y muerte de Sócrates por parte de
sus conciudadanos atenienses. Platón consideraba que Sócrates era el
prototipo de hombre sabio, el hombre más justo de toda Atenas, considerado
un estorbo, condenado por quienes, sin conocimiento de la Justicia ni del Bien,
y guiados por la opinión (los prisioneros sin liberar de la caverna), creyeron que
Sócrates era un corruptor de la juventud, un impío.
3- SENTIDO DE FRASES IMPORTANTES DEL MITO DE LA CAVERNA
- "La caverna tiene la entrada abierta, en toda su extensión, a la luz del
exterior".
La metáfora de la luz aparece en varios símiles de Platón para hacer
referencia a la acción de la Idea de Bien como causa del ser y de
inteligibilidad de toda la realidad. La luz, como en el símil del sol del libro
VI es la inteligibilidad de la realidad, la verdad (la entidad por la
participación en el Bien). Con esta frase Platón indica que el mundo
sensible, aunque es distinto del mundo inteligible y existe de forma
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separada, guarda una relación, una comunicación con el mundo
inteligible pues toda la realidad participa de la Idea de Bien. El Demiurgo o
inteligencia divina que forma el mundo, ordenó la materia caótica para formar el
cosmos inspirándose en las Ideas como modelos de la realidad. Por otra
parte, asimismo hace referencia a que el mundo sensible tiene la razón de
su inteligibilidad no en él mismo, sino en el Mundo inteligible. Además,
indica también que existe la posibilidad de ”transitar” de una dimensión
a otra de la realidad (son dimensiones separadas pero no incomunicadas
entre sí): Platón considera que el alma, afín a las Ideas, aunque esté
encerrada en el mundo físico puede volver al Mundo Inteligible a través del
ejercicio del recuerdo de la verdad contemplada antes de caer al Mundo
físico, pues el contacto con el mundo sensible permite al alma que ha
contemplado la verdad ejercer el recuerdo de lo que ya había contemplado.
- "Los prisioneros están forzados, desde niños, a no mover las cabezas"
Las almas sin educar en el conocimiento del Bien (los prisioneros) se
hallan desde el principio de su unión con el cuerpo (desde niños) forzadas
a no poder ejercer su función de conocimiento de las Ideas con su parte
racional (la cabeza del prisionero), debido a que la información proveniente de
los sentidos y las pasiones (las cadenas) proporcionan un mundo que se tiene
por real, pero que no lo es de forma auténtica, y nadie se ha preocupado de
sacarlos de esta situación de ignorancia. Es una situación forzada porque, por
su naturaleza, el alma está destinada a poder contemplar la verdad (es de
naturaleza afín a las Ideas, no al mundo sensible)
- "La liberación de las cadenas y una curación de su ignorancia".
Expresa lo que supone la educación en cuanto adquisición de
conocimiento y perfeccionamiento moral:
- la liberación de la cadenas es el abandono de la información sensorial
como fuente de conocimiento, (lo cual tiene al alma “atada” a la opinión) y una
liberación también de lo que ata a la parte concupiscible del alma al mundo
sensible, hacia el cual tiende. Sin esta liberación de los apetitos irracionales no
se puede ascender en el conocimiento y en la perfección moral.
- una curación de la ignorancia, pues el conocimiento que va a conseguir
el alma supondrá una purificación de ésta al liberarla del contacto con los
sentidos corporales, y la ignorancia del Bien es vista como una enfermedad
para el alma que impide que ésta lleve una vida moralmente sana (sabia y
prudente: el intelectualismo moral es claro). Curarse de la ignorancia
perfecciona al alma, la hace virtuosa, al permitir que la parte racional sea la que
dirija la acción, y no la parte irascible o la concupiscible.
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- (Al prisionero liberado dentro de la caverna) "Si se le fuerza la mirada
hacia la luz misma, le dolerán los ojos, y se apartará, volviéndose hacia
las cosas que podía contemplar".
Al alma, una vez liberada de la imaginación y la conjetura, si se la obliga
a pasar a un nivel de conocimiento más verdadero, de realidad superior, la
creencia, experimentará este nuevo nivel de conocimiento como algo forzoso.
Por costumbre, la facultad de conocer se ha empleado en imaginar, conjeturar.
Lo habitual, aunque sea dañino para el alma, se ve como natural. Y lo natural
en el alma, que es razonar, se experimenta como forzoso. Ante esta situación
de exponerse a un nivel de conocimiento superior pero incómodo, la razón (los
ojos) intentará volver a centrar su atención en aquello que le resulta cómodo
reconocer: las sombras. Todo conocimiento supone esfuerzo.
- "El prisionero es llevado a la fuerza, obligado a recorrer la áspera y
escarpada subida, hasta arrastrarle a la luz del sol, por lo cual sufriría y se
indignaría del trato recibido".
La educación como camino de ascensión del alma hacia la Idea de Bien,
abandonando la opinión, es un proceso difícil y vivido con indignación por parte
de quien es educado, pues no es algo que el alma haría por sí misma, ya que
está acostumbrada a la comodidad de la opinión (en el interior de la caverna,
cuando el prisionero "adivinaba" la sombra que iba a pasar era premiado y
elogiado), y no a la incomodidad de esforzarse en abandonar conocimientos
falsos y adquirir los verdaderos. (Recuerda a la confusión, perplejidad, rabia de
quien se enfrenta al Sócrates víbora, pez torpedo y tábano.” Sócrates-Platón”
partera del conocimiento nos diría: para el dolor del aprendizaje no hay
anestesia epidural que lo anule)
- "El prisionero vería el sol y no sus imágenes en la aguas o en otro lugar,
el sol mismo en su propio dominio y tal cual es lo que podría mirar y ver".
Esta frase hace referencia a la contemplación directa de la Idea de
Bien, en la fase ascendente de la dialéctica como ciencia suprema. El
alma, con el ejercicio previo de su razón en el conocimiento matemático y en el
conocimiento de las Ideas, realiza el proceso ascendente de la dialéctica
llegando a la intuición del Bien, sin apoyarse en imágenes, es decir, a la
contemplación directa de la Idea de Bien tal cual es.
Bien ( Principio incondicionado)
Ideas ( Hipótesis)
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-"El prisionero que contempla el sol concluye que el sol produce las
estaciones y los años y rige las cosas del mundo visible y, en cierto
modo, es la causa de todas las cosas que ellos veían en la caverna".
El alma liberada de la opinión, que ha superado la dianoia y ha pasado
el primer momento ascendente de la dialéctica, lleva a cabo con su razón el
segundo momento de la ciencia de la dialéctica: el momento
descendente de la dialéctica: deducir a partir de la Idea de Bien intuida la
organización de todas las Ideas, y la organización del mundo sensible, puesto
que reconoce que la Idea de Bien es la causa de inteligibilidad y existencia
tanto de las Ideas como del mundo sensible.
Bien ( Principio incondicionado)
Ideas
Mundo sensible
-" la Idea de Bien es la causa de todas las cosas rectas y bellas, que en el
ámbito visible ha engendrado la luz y al señor de ésta, y en el ámbito
inteligible es la señora y productora de la verdad y de la inteligencia, y
que es necesario tenerla en vista para poder obrar con sabiduría tanto en
lo privado como en lo público".
La Idea de Bien es la causa de todas las cosas rectas (justas) y bellas,
es la causa de exista el mundo sensible, cuyo astro principal es el sol. En el
ámbito inteligible, en el mundo de las Ideas, es la causa de la inteligibilidad de
las Ideas, de la verdad que son las Ideas (todas las Ideas son un tipo de bien,
una realidad perfecta). Gracias a la Idea de Bien todo es inteligible, el Bien es
causa de inteligencia (comprensión, conocimiento intuitivo), pues una vez que
se ha captado la idea de Bien, se comprenden plenamente las otras Ideas y el
mundo sensible como copia, participación o imitación del mundo inteligible. La
Idea de Bien no sólo es la causa de la realidad y del conocimiento, sino que
también es la causa de la virtud: quien tiene a la vista el Bien actúa con
sabiduría en el ámbito de la acción moral y de la acción política.
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